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domingo, 2 de noviembre de 2025

SERGIO FAJARDO, EL CANDIDATO INDEPENDIENTE QUE “HABLA MUCHO CON URIBE”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Sergio Fajardo Valderrama es un político carismático, apocado, mesurado, tibio, posudo y políticamente farsante. Esto último porque siempre ha negado su cercanía con el uribismo y en particular con el expresidente Uribe Vélez a pesar de sendas columnas que hace años publicó en El Colombiano en las que exaltaba al político antioqueño que fungía como gobernador de Antioquia: Uribe, el hombre (1994) tituló la columna Fajardo y señaló en el texto de opinión que aquel era “uno de los pocos políticos que en la historia reciente del país ha dignificado la actividad política".

El país recuerda cuando señaló que él se consideraba de “extremo centro” y, por lo tanto, "ni uribista ni anti uribista". Sin duda alguna una postura medrosa y cándida para quien, de acuerdo con Ingrid Betancur “habla mucho con Uribe”. Betancur dijo exactamente: “sé que Fajardo habla mucho con Uribe”.

El comentario de Ingrid Betancur se produjo después de haberse reunido con el caudillo antioqueño para cuadrar la candidatura presidencial de Juan Carlos Pinzón Bueno quien recibió el aval del movimiento Oxígeno Verde, la microempresa electoral de la ciudadana colombo-francesa que volvió al país como lo hace cada cuatro años para jugar electoral y políticamente. Lo dicho por Betancur no es por supuesto un simple comentario al margen y menos una infidencia. Por el contrario, intenta golpear la imagen de independiente de Fajardo con el claro interés de posicionar a Pinzón Bueno el precandidato presidencial que más le gusta al Señor de El Ubérrimo.

El Tiempo le preguntó a Fajardo por la cumbre Gaviria-Uribe y esto respondió el timorato candidato presidencial del inexistente “extremo centro político”: “Nosotros tenemos una propuesta, estamos siguiendo un camino y vamos concentrados. Nuestro reto son los extremos y Adelante con Fajardo, ese es el camino que estamos recorriendo. Yo soy respetuoso; he dicho una y otra vez que podemos ser diferentes sin ser enemigos, pero yo estoy concentrado en lo que estamos haciendo”.

Fajardo Valderrama confunde el respeto con la complacencia y el miedo a confrontar a quienes como Uribe le han hecho daño al país y a las instituciones. Jamás el profesor y matemático confrontó a las mafias enquistadas en el sistema de salud. Eso sí, ha preferido atacar al gobierno Petro señalando que “el desgobierno de Petro está destruyendo el sistema de salud. Están jugando con la vida de la gente para defender una ideología, cuando lo que necesitamos es un método para poner orden y dar soluciones reales”.

El silencio de Fajardo frente a un problema estructural que afronta el sistema de aseguramiento en salud confirma su perfil cobarde y acomodado porque sabe que detrás de las EPS hay agentes económicos, potenciales patrocinadores de su campaña presidencial. Gracias a Betancur ya sabemos que, a Fajardo, además de disfrutar irse a ver ballenas, le encanta hablar con Uribe sobre su posible candidatura presidencial.

En el 2020, Kevin Ríos Aguirre, en el portal las  2 Orillas escribió esto de Sergio Fajardo: “Un hombre que dice ser un candidato alternativo que se preocupa por el pueblo; cuando toda su vida ha estado rodeada de los lujos que brinda pertenecer a una clase acomodada gracias a su padre que hacía negocios con la oligarquía antioqueña”.




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viernes, 31 de octubre de 2025

EL “FUTURO" DE COLOMBIA EN MANOS DE URIBE Y GAVIRIA

 





Por Germán Ayala Osorio

 

La cumbre de los expresidentes César Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez es el resultado de la enorme preocupación que produjo en el Establecimiento la positiva votación que obtuvo la consulta del Pacto Histórico el pasado 26 de octubre, en una fecha electoralmente “fría”.

De ahí la necesidad de estos dos carcamales de reunirse para consolidar el TCP (Todos Contra Petro o el Petrismo) de la mano de aquellos que compartan el desespero de recuperar la Casa de Nari en el 2026, convertida por ellos mismos en la guarida desde la cual el uribismo completó 20 años privatizando el Estado para el beneficio de unas cuantas familias. La pobreza que pactaron erradicar en la sonada reunión es el resultado de esos 20 años de uribismo a los que por supuesto hay que sumar las medidas neoliberales aplicadas previamente por los irresponsables de César Gaviria y Andrés Pastrana.

La prensa hegemónica llamó a lo acordado entre estos dos valedutinarios como la “coalición por el futuro de Colombia”, una especie de eslogan que nos recuerda aquella frase con la que asumió la presidencia Gaviria Trujillo, “bienvenidos al futuro”. El país recuerda que futuro no hubo porque vino el apagón, la “hora Gaviria”, las barcazas inservibles, el centro de operaciones y veraneo del criminal Pablo Escobar Gaviria y su posterior “fuga”; y por supuesto, el kínder de Palacio con el que impusieron las recetas neoliberales con las que se naturalizaron la pobreza, la inequidad, la informalidad y la precariedad laborales y su posterior explotación electoral por el populismo de izquierda y derecha. El diseño mafioso del sistema de salud es también “obra” de la derecha y el uribismo.

La señalada cumbre es el mejor ejemplo para explicar el pragmatismo moral y ético-político con el que suele actuar la derecha colombiana. Atrás quedaron los gritos de “Uribe mentiroso, Uribe mentiroso” del expresidente nacido en la ciudad de Pereira. Justamente, esa actitud pragmática con la que siempre asumieron el ejercicio del poder político les permite a sus más notables animadores y militantes olvidarse de las denuncias de corrupción público-privada, consideradas como un incómodo relato solo superable con acuerdos burocráticos, la entrega contratos millonarios y ministerios.  

El expresidente, exdirector de la Aerocivil y domador de bestias, Álvaro Uribe previa a la reunión con Gaviria, hizo lo propio con Ingrid Betancur quien como ya es costumbre,  cada cuatro años aparece para ver qué logra pescar de un Establecimiento que ve con preocupación una eventual continuidad del proyecto progresista a pesar de la mala prensa, los escándalos de corrupción, la fallida Paz Total y los errores cometidos por el presidente Petro en el manejo de las relaciones con los Estados Unidos. Con eso y todo se logró desaparecer el fantasma del castrochavismo y el miedo a “convertirnos en Venezuela”.

Tras el aval de Oxígeno Verde a Juan Carlos Pinzón Bueno, la reunión con Uribe Vélez era inevitable por una razón fundamental:  el expresidente antioqueño ya dejó ver su complacencia y preferencia por el exministro Pinzón para que sea el candidato único de la derecha para enfrentar a Iván Cepeda Castro si el CNE y el Consejo de Estado determinan que no podrá participar del frente amplio en marzo de 2026 por tratarse de dos consultas interpartidistas.  Oxígeno Verde es la microempresa electoral que cada cuatro años Ingrid Betancur activa para sacar réditos políticos, económicos y electorales.

Es claro que Uribe Vélez no confía en ninguna de sus cuatro “tigresas” (Cabal, Holguín, Paloma Valencia y Vicky Dávila), por su condición de mujeres. Uribe necesita poner en el Solio de Bolívar a un hombre para lidiar con él bajo la relación “macho a macho” en la que se siente cómodo el zafio latifundista, ganadero y caballista. El sistema patriarcal y el machismo aún no exhiben las grietas culturales suficientes para permitir que una mujer llegue a la Casa de Nariño.

El encuentro Gaviria-Uribe da cuenta del incontrastable cinismo con el que opera el poder político en Colombia. No habrá jamás renovación política en la derecha y mucho menos espacio para la consolidación de un verdadero centro mientras que politicastros como estos dos vejestorios sigan representando los intereses de los más poderosos agentes económicos del viejo Establecimiento colombiano que siguen asumiendo al país como un platanal con bandera.




sábado, 17 de mayo de 2025

HUMBERTO DE LA CALLE: PETRO ERA NECESARIO, PERO…

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Humberto de la Calle Lombana es el típico defensor del Establecimiento. Una especie de protector de las “buenas costumbres y la tradición en el ejercicio del poder”. De esa manera, él y otras figuras políticas ayudan a impedir o negar transiciones o cambios en las correlaciones de fuerza, a pesar de las evidencias que dan cuenta de la lumpenización de las familias, clanes y los miembros de las élites tradicionales en Colombia. De la Calle, exvicepresidente de Ernesto Samper Pizano defiende con la habilidad y las sutilezas propias de un político que supo negociar la paz con las Farc-Ep, cumpliendo con la instrucción que le dieron de hacerlo sin ceder un centímetro de poder.

Su defensa a ultranza de las instituciones y de las institucionalidades derivadas de cada unas de estas lo hacen proclive a evitar críticas profundas a quienes desde los privilegios de clase y un incontrastable poder económico son en gran medida responsables de que Colombia sea uno de los países más desiguales y corruptos del mundo. En su más reciente “reflexión”, De la Calle hizo referencia a lo que en poco tiempo constituirá una realidad histórica y política: la llegada y el paso de Petro por la Casa de Nariño. Lo hizo en su cuenta de X.

Un Petro era necesario. E inevitable (1). Era impracticable continuar sobre la vergonzosa desigualdad y la política entregada a la corrupción sistémica. Petro quedará en deuda, no porque no lo dejaron sino porque cayó en la tentación pragmática de buscar un cambio utilizando los mismos instrumentos (2). Pero aún deja una ilusión al 30%. ¿Qué sigue? Ojalá una sólida gobernanza que recorra el camino de la ingeniería social progresiva. Sin clausurar el cambio, pero sin la consigna de tomarse la sociedad para unos olvidando a los otros. Ni el camino es el regreso a la vieja torta ni voltear la torta para asumir un nuevo poder excluyente. No a una nueva oligarquía(3).

Trataré de “desmenuzar” lo dicho por el exconstituyente y exsenador de la República. El planteamiento número 1 del político conservador me hizo recordar lo que en su momento dijo el profesor Malcom Deas sobre Uribe:Uribe era un presidente que necesitaba Colombia. Después de él hay un antes y un después…sí, yo creo que hay momentos para la guerra y para la paz. En 2002 el momento era para una política como la seguridad democrática, ahora el país vive otro momento”.

Cuidado. No estoy comparando a Uribe con Petro. Hay por lo menos 6402 diferencias entre los dos caudillos. Simplemente, los dos crearon coyunturas políticas, sociales y culturales, con disímiles resultados. El primero es la más inconveniente invención mediática en una sociedad con visos de fascismo; y el segundo, un outsider que le mostró al país y a sus élites los caminos hacia la modernidad a la que le vienen huyendo de tiempo atrás.

Académicos como Deas y políticos como De la Calle suelen explicar ese tipo de coyunturas políticas cuidándose de señalar a los más visibles agentes del poder económico como responsables de las taras civilizatorias que como sociedad arrastramos. Muy atrás quedó el espíritu nadaísta de Humberto de la Calle Lombana.

Sigamos con la segunda idea lanzada por el entonces negociador de paz de Santos. De la Calle reconoce que la desigualdad y la corrupción en el país son vergonzosas, pero se cuida de poner su dedo índice en perspectiva histórica para nominar a los responsables. De la Calle entiende que debe actuar con fina diplomacia pues se vienen las elecciones presidenciales, lo que podría significar un ministerio, un contrato millonario, la creación de una fundación, o de pronto ser invitado nuevamente a ser fórmula vicepresidencial.

Detengámonos en esta parte de lo dicho: “Petro quedará en deuda, no porque no lo dejaron sino porque cayó en la tentación pragmática de buscar un cambio utilizando los mismos instrumentos”. De manera ladina, De la Calle invalida los señalamientos del presidente de la República, exagerados o no, de un golpe blando o de un bloqueo institucional orquestado desde el Congreso de la República y otras instancias de poder legal e incluso, ilegal.

En lo que respecta al planteamiento número tres, el excongresista del partido Oxígeno Verde vuelve a hacer una lectura parcializada – de clase- de la coyuntura política. Veamos: “Ni el camino es el regreso a la vieja torta ni voltear la torta para asumir un nuevo poder excluyente. No a una nueva oligarquía”.

De la Calle termina su “reflexión” como le corresponde a un defensor a ultranza del Establecimiento colombiano. Resulta inviable pensar en el surgimiento de una “nueva oligarquía”. Para qué si ya el país cuenta con una lo suficientemente robusta, excluyente, legítima y decente, parece preguntarse y responderse el político caldense, nacido en Manzanares.



Imagen tomada de Infobae. Petro respondió a Humberto de la Calle en pelea por la reforma pensional: “Hacer esclavos es odio de clases, y emancipar es lucha de clases” - Infobae


SERGIO FAJARDO, EL CANDIDATO INDEPENDIENTE QUE “HABLA MUCHO CON URIBE”

  Por Germán Ayala Osorio   Sergio Fajardo Valderrama es un político carismático , apocado, mesurado , tibio, posudo y políticamente fa...