domingo, 14 de diciembre de 2025

SUBSIDIAR A LOS RICOS SI; A LOS POBRES, NO: MARÍA FERNANDA CABAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Lo revelado por Daniel Coronell en su columna titulada Agro Ingreso Cabal desenmascara la hipócrita narrativa de la senadora Cabal con la que señala que los subsidios que se entregan a campesinos y a otros colombianos de bajos recursos económicos constituyen una perversidad y una irresponsabilidad política y fiscal. He aquí un par de opiniones de la señora Cabal: “Un subsidio jamás va a sacar a una persona de la pobreza. Pensemos en créditos para que puedan emprender con interés cero o incluso condonable. El subsidio solo beneficia al político y deja al pobre en una pobreza permanente.

Todo lo espetado recientemente por la precandidata presidencial del Centro Democrático en contra de la entrega de subsidios para los más pobres rechina hoy cuando se descubre que a su hijo “le desembolsaron un crédito de redescuento por 400 millones de pesos. Es decir, con fondos que Finagro, el fondo de desarrollo del campo colombiano, les entrega a los bancos para financiar a campesinos. El doctor Lafaurie Cabal también pidió que el Fondo Agropecuario de Garantías (FAG) fuera el que garantizara el 80 por ciento de su deuda. Es decir, su fiador es el propio Estado. El dinero estaría destinado a la siembra de palma de aceite en el lote 3 de la Hacienda Guadalajara que, de acuerdo con la matrícula inmobiliaria, pertenece a Inversiones Lafaurie Cabal S.A.S. que le compró esa propiedad a José Félix Lafaurie”.

La conclusión es evidente: hay subsidios buenos y malos. Más claro: políticos como María Fernanda Cabal y todos los de la derecha uribizada le apuestan a llegar al Estado para privatizar los recursos, incluidos los subsidios para entregarlos de manera amañada entre los miembros de su cerrado círculo social y político.  La columna de Coronell termina con esta perla que confirma que efectivamente hay “subsidios buenos y malos”: “No contento con el crédito de redescuento y la garantía FAG, el pequeño productor Juan José Lafaurie Cabal pidió un Incentivo de Capitalización Rural (ICR), es decir, un subsidio, plata regalada, de Finagro por el valor máximo posible”. 

Esa misma perversa lógica ya el país la conoció con Agro Ingreso Seguro, política pública y programa con millonarios recursos que los usó el entonces presidente Uribe Vélez para pagar los favores electorales a empresarios[1] y familias ricas que aportaron sumas importantes a su campaña reeleccionista.

Fiel a la tradición familiar, el hijo de la senadora Cabal le apuesta al monocultivo de palma africana, práctica sobre la que ojalá las autoridades ambientales ejerzan reales controles por los efectos negativos que suelen generar monocultivos como la palma de aceite y la caña de azúcar, sector en el que la precandidata tiene intereses empresariales.

María Fernanda Cabal quiere ser la primera mujer presidente de Colombia para hacer lo mismo que hizo Uribe en sus años de gobierno: acabar física y simbólicamente con el campesinado, concentrar la tierra en pocas manos para dedicarla a ganadería extensiva de baja producción para fines de especulación inmobiliaria; extender los monocultivos de caña de azúcar y palma aceitera más allá de la Orinoquia y por esa vía acabar con ecosistemas naturales valiosos, como sucedió con cientos de humedales en el Valle Geográfico del Río Cauca, sacrificados por la imposición de la caña de azúcar como cultivo predominante, con todo y sus negativos efectos ecosistémicos y socio identitarios.


Imagen tomada de  AGRO INGRESO CABAL | Cambio

[1] “9 ingenios azucareros aportaron a la campaña presidencial de 2002, 193 millones de pesos; igualmente, estas mismas empresas desembolsaron 76 millones de pesos a la campaña del referendo reeleccionista. Entre tanto, la respuesta del Gobierno de Uribe Vélez se dio a través de la entrega de millonarios recursos, a través de la política Agro Ingreso Seguro (AIS). El total de recursos estatales entregados para riego y drenaje ascendió a 10, 426, 099,008, así como una línea especial de crédito, que sumó los 7,545 millones de pesos”. Tomado de: https://red.uao.edu.co/entities/publication/56d47fb7-c775-479e-806b-6aa09af91688

 

sábado, 13 de diciembre de 2025

¿ES POSIBLE OTRO MODELO DE NEGOCIACIÓN CON LAS “GUERRILLAS”?

 

Por Germán Ayala Osorio

Convertidas las “guerrillas” en grupos mafiosos o en traquetos de camuflado como los llama el presidente Petro hace casi imposible sostener en el tiempo la campaña militar pensada exclusivamente en derrotarlas militarmente. Ni con el Plan Colombia y su naturalización en la política de seguridad democrática se pudo acabar de fondo con las guerrillas del ELN y las Farc-Ep.

La negociación política con las Farc-Ep, fruto de parciales y contundentes victorias militares del Ejército colombiano, resultó costosa en términos sistémicos para comunidades que viven en selvas y en entornos rurales en donde se siembra la coca: desplazamientos forzados, muertos, heridos y mutilados en la población civil y en las filas de los combatientes, violaciones de los DDHH y del DIH y afectaciones ecológicas y socioambientales en ecosistemas naturales históricos.

La presencia de las disidencias de las disidencias es un indicador irrefutable de que las economías ilegales terminaron por someter o erosionar el sentido político de cualquier negociación, transformaron a esos grupos en traquetos con brazaletes y por supuesto hicieron inviable presupuestal y humanamente mantener en el tiempo las operaciones militares adelantadas por las fuerzas del Estado.

La pérdida del carácter político de esas estructuras armadas obligaría a los negociadores del próximo gobierno a consolidar unas agendas diferentes pensadas más con criterios económicos, institucionales, sociales y territoriales que permitan proponer salidas novedosas como la conversión de esos grupos en ejércitos convencionales que legitimados por el Estado, cumplirían con labores policiales y el cuidado de selvas y otros ecosistemas estratégicos, entre otras actividades que se puedan pensar y proponer. Por supuesto que esa transformación vendría de la mano de procesos de capacitación y de aceptación social, jurídica y política de ese nuevo rol. Igualmente, serviría como una forma de responder judicialmente a la sociedad por los delitos cometidos y los daños generados por su accionar criminal.

En lo que respecta al negocio de la cocaína, el Estado asumiría el control de todas las etapas de producción, mientras se consolidan los programas de sustitución de los cultivos de uso ilícito. Los monocultivos de amapola, coca y marihuana pasarían a control estatal y privado para la producción de medicamentos y otros usos posibles en beneficio de la humanidad. 

En el mundo hay experiencias similares en las que grupos irregulares terminaron fusionándose a las fuerzas legítimas de los Estados que le apostaron a superar graves conflictos internos. Quizás sea tiempo en Colombia de apostarle a salidas diferentes a los procesos de paz de los que siempre salen disidencias o a la salida militar que podría extender el conflicto por otros 50 años de una guerra absurda que hace rato dejó de ser política en los términos tradicionales atados a cambiar las correlaciones de fuerza y las formas en las que se ejerce el poder. Es una guerra económica, financiera y territorial que deviene ancorada al lenguaje mafioso propio de los carteles de la droga.

Así las cosas, los eventuales procesos de negociación a establecer con el próximo gobierno deberían de servir para revisar el sentido político con el que suelen establecerse las mesas de diálogo, normalmente asociadas a procesos de desmovilización, entrega de curules para comandantes y la puesta en marcha de proyectos productivos para los reinsertados. En varias ocasiones los comandantes del ELN han dicho que no les interesan las curules y mucho menos adelantar proyectos productivos. Y a juzgar por el comportamiento mafioso de las disidencias farianas, lo mejor es revisar lo que tradicionalmente los gobiernos, en nombre del Estado, han ofrecido y aplicado para poner fin a las hostilidades.

Esa ha sido la tradición en un país con una larga historia de negociaciones de paz entre el Estado y los grupos irregulares; unas fallidas y otras con aciertos y resultados positivos, pero con amenazas de generar el colapso de lo acordado. Quizás es tiempo de jugársela por salidas políticas diferentes atadas a dos objetivos paralelos: evitar más víctimas civiles y uniformadas y afectar los intereses de los Señores de la Guerra, locales e internacionales que se benefician de la existencia de lo que se conoce como el conflicto armado interno.

disidencias de las farc y cocaina - Búsqueda Imágenes

miércoles, 10 de diciembre de 2025

LA NOVELADA LLEGADA A OSLO DE LA PREMIO NOBEL DE PAZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La llegada de María Corina Machado a Oslo (Noruega) a recibir el Premio Nobel de Paz contó con un cubrimiento periodístico con visos novelescos que podrían servir para que su salida de Venezuela y el haber burlado al régimen de Maduro Moros lleguen al cine como una forma de inmortalizar semejante aventura. En particular, el registro noticioso de Caracol Noticias se movió entre la propaganda política, la información y la confrontación ideológica.

Más allá de las vicisitudes por las que pasó la Premio Nobel de Paz 2025 en su travesía para llegar al país europeo, la ceremonia de entrega del galardón a su hija Ana Corina Sosa Machado, las palabras del presidente del Comité Noruego del Premio Nobel de Paz y el "balconazo" de María Corina confirmaron el carácter político del Premio, con dos nuevos ingredientes: el primero, la alineación de las directivas del Comité del Nobel con la doctrina político-militar con la que  el gobierno del convicto y pederasta presidente de los Estados Unidos amenaza a Venezuela e incluso a Colombia con ataques militares; y el segundo, la confusión conceptual entre “luchar por la paz”, acción que suele asociarse con la promoción de procesos de paz, la abolición de ejércitos y la búsqueda de la fraternidad entre los países y “promover intervenciones militares en nombre de la paz”. Se trata sin duda alguna de dos escenarios políticos distintos. El craso error del Comité del Nobel está en haber premiado el segundo, con todo y lo que ello significa en medio de la presión psicológica y las intimidaciones del Tío Sam. Por supuesto que ese error no es nuevo, de ahí la naturaleza política del Premio Nobel de Paz. 

Las críticas del Premio Nobel de Paz, Adolfo Pérez Esquivel sirven para advertir del error conceptual en el que cayeron los miembros del Comité del señalado galardón. En su misiva, Pérez Esquivel le dijo a María Corina Machado: “Me sorprende cómo te aferras a los Estados Unidos: debes saber que no tiene aliados, ni amigos, sólo tiene intereses. Las dictaduras impuestas en América Latina fueron instrumentadas por sus intereses de dominación y destruyeron la vida y la organización social, cultural y política de los pueblos que luchan por su libertad y autodeterminación. Los pueblos resistimos y luchamos por el derecho a ser libres y soberanos y no colonia de los Estados Unidos”.

Las acciones promovidas por Machado realmente no son las actividades propias de una persona que “lucha por la paz”. Su legítima oposición al oprobioso régimen venezolano es en sí misma una lucha por la democracia en Venezuela en los términos propios de una democracia liberal golpeada o remplazada por la particular democracia popular que desde los tiempos de Hugo Chávez Frías se impuso como una forma de reivindicación étnica de un pueblo mestizo dominado por la élite “blanca” de la que hacen parte Guaidó, Capriles y María Corina Machado. Al final no construyeron ningún socialismo; más bien, impusieron una suerte de estatismo. 

Después de la muerte de Chávez, Maduro Moros consolidó un régimen violento que desconoce los mínimos institucionales de la democracia liberal. Incluso, diría que la democracia popular de la que llevan haciendo alarde más de 25 años deviene en un proceso de fracturación, a juzgar por el éxodo venezolano y por aquellos chavistas de tradición que en las pasadas elecciones apoyaron con sus votos  a Edmundo González. El mundo sabe lo que pasó con aquellas elecciones en las que Maduró fue proclamado presidente reelecto, en medio de un escandaloso fraude electoral.





martes, 9 de diciembre de 2025

FAJARDO, DIRECTO A PRIMERA VUELTA PRESIDENCIAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Con la negativa de Sergio Fajardo de presentarse a las consultas interpartidistas para definir candidaturas presidenciales, la derecha va decantándose en una centro derecha que de todas maneras será efímera, llegue o no a la Casa de Nariño el reconocido político antioqueño y gestor turístico para el avistamiento de ballenas. No existe en Colombia la cultura política y mucho menos la tradición de un centro político por culpa de la hegemonía de los partidos Liberal y Conservador en los tiempos del Frente Nacional; y recientemente, por la irrupción de Uribe y Petro, líderes populistas de derecha e izquierda convertidos en grandes electores. 

Con su decisión de ir directamente a la primera vuelta presidencial, el exgobernador de Antioquia envía un mensaje de independencia y toma de distancia del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, representante de la derecha neoliberal, retardataria, violenta y premoderna que con su influencia gobernó al país durante 20 años. Se trata de una jugada política, más no electoral, de quien siempre fue un cercano admirador de Uribe. Si la campaña de Juan Carlos Pinzón Bueno no despega, entonces el uribismo terminará apoyando al profesor y matemático, lo que evitará la consagración del fantasmal centro que dice representar Fajardo.  

Sergio Fajardo Valderrama, con la ayuda de varias empresas mediáticas, está buscando posicionar la narrativa que señala que el país deviene polarizado entre dos extremos irreconciliables que promueven odio en medio de incertidumbres y problemas sociales y económicos por resolver. Y lo que es peor: no ofrecen soluciones reales. De esa manera, el exalcalde de Medellín se presenta como el líder capaz de superar no solo la crispación ideológica y la violencia política, sino las históricas dificultades de una República que deviene en “obra negra”. ¿Realmente Fajardo conoce el país, pero sobre todo será capaz de reconocer que más allá de la evidente polarización política lo que hace rato emergió en el país es un movimiento social y popular que ya no le come cuento al tenebroso e injusto proyecto de país que siempre propuso y ejecutó la derecha?

La existencia de los extremos ideológicos suele verse como un grave problema político, cuando claramente habla de dos ideas de país: la aplicación a rajatabla de la amplia receta neoliberal de parte de la derecha terminó por darle vida a una izquierda progresista que, sin romper con los agentes económicos y financieros internacionales y nacionales responsables del diseño de la señalada fórmula, está intentando mejorar las condiciones de vida de los trabajadores asalariados y del campesinado desde la idea romántica del Estado de Bienestar europeo.

Fajardo deberá luchar contra sí mismo, esto es, contra la imagen que él mismo generó con célebres frases como “yo no inspiró nada” y por supuesto contra el remoquete de “tibio” que se ganó con creces en la campaña presidencial de 2018 cuando se fue a ver ballenas, a lo que se suma su débil carácter para criticar a los agentes privados  que se robaron los billonarios recursos de la salud y  tomar distancia del uribismo, sector de poder en gran medida responsable de los problemas que arrastramos como sociedad. 

Fajardo debe saber que en Colombia hay más de un pueblo: el pueblo de la derecha y el de la izquierda. Pensar que hay una sólida unidad es pensar en la posibilidad de unas comunidades rurales y urbanas bien informadas de sus derechos y formadas para sostener diálogos respetuosos sustentados en el dominio de conceptos claves como democracia, Estado social de derecho, progresismo, liberalismo y neoliberalismo, entre otros más. No es despreciable el negativo impacto que por años generaron las empresas mediáticas, instrumentos ideológicos del Establecimiento que Fajardo defiende a dentelladas. 

He aquí varias frases espetadas por Fajardo Valderrama que resultan indescifrables para un pueblo que poco lee y que es muy dado a dejarse llevar por las emociones y que en los últimos años se ha movido entre los discursos populistas de Petro y Uribe. 

Yo no soy un caudillo, yo no inspiro odio ni miedo, yo inspiro confianza.” ¿Se tratará exclusivamente de la confianza inversionista, uno de los tres huevitos de Uribe? “Yo no grito, yo no polarizo, yo no soy el mesías que viene a salvarlos.” Yo no levanto masas, yo levanto ideas.” “No soy el líder que los va a llevar de la mano, soy el que les va a dar herramientas para que caminen solos.” Yo no genero emociones fuertes, genero confianza a largo plazo.”. ¿Caminar solos bajo un régimen presidencialista y en medio de un débil aparato productivo?; ¿Caminar solos cuando la política es un negocio para los más ricos que financian campañas para privatizar el Estado, mientras que los más pobres y la clase media intentan arañar ganancias cada cuatro años a través de contratos de prestación de servicios?




FAJARDO DICE NO A LAS CONSULTAS - Búsqueda Imágenes

lunes, 8 de diciembre de 2025

LAS PRECANDIDATAS QUE QUIEREN “SACAR ADELANTE A COLOMBIA”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

“Sacar adelante a Colombia” es una promesa de campaña usada y compartida por Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Vicky Dávila de Gnecco y Claudia López, representantes de la ultraderecha.

Más allá del sentido electorero de la frase, el tácito reconocimiento de que el país vive en un estado de postración, abandono, atraso, dejadez y subdesarrollo debería de concitar en cada una de las precandidatas presidenciales una revisión de los proyectos políticos que han defendido a lo largo de sus carreras políticas; para el particular caso de Vicky Dávila, de su ejercicio del periodismo durante más de 30 años en los medios.

Miremos lo que han espetado las precandidatas presidenciales. La exalcaldesa de Bogotá dijo en su momento que "Nos vamos a inscribir, vamos a competir y a ganar, porque las mujeres y las familias de este país queremos enderezar el cambio y sacar adelante a Colombia." Y finalmente, la periodista-periodista, Vicky Dávila de Gnecco, señaló que "con los colombianos valientes, berracos y trabajadores vamos a sacar adelante a Colombia."

Paloma Valencia por ejemplo dijo "Si gano, uniré a todos los que defienden nuestro país para sacar adelante a Colombia. No se trata solo de ganar las elecciones, se trata de hacer un buen gobierno." Su compañera María Fernanda Cabal usó la expresión en respuesta a un tuitero: "Contar con amigos como tú en todo el país es la clave para sacar adelante a Colombia."

Los casos de Valencia y Cabal resultan emblemáticos porque han hecho parte de lo que se conoce como el uribismo, una fuerza política y social retardataria, premoderna y violenta que le apuesta a la concentración del poder económico en pocas manos, la privatización del Estado y la aplicación a rajatabla de la receta neoliberal, extendida al campo societal fomentando la insolidaridad y el individualismo. Por lo anterior, eso de “sacar adelante a Colombia” resulta poco creíble y falaz por cuanto desde sus curules hicieron ingentes esfuerzos para evitar que el país avanzara hacia estadios de modernidad.

En cuanto a Claudia López Hernández, la exalcaldesa de Bogotá tiene una menor responsabilidad política frente a Cabal y Valencia en la medida en que su llegada a la política es reciente. Eso sí, llama la atención el sustancial cambio entre la López Hernández investigadora y académica y la López Hernández oficiando como política. Por supuesto que se trata de una transformación negativa pues se volvió, de acuerdo con Carlos Carrillo, como el río Cauca: “unas veces tira a la izquierda y otras a la derecha.”. 

López cometió demasiados errores durante su administración de la capital del país: insistir en el colapsado sistema de transporte masivo (Transmilenio) y apostarle a un “métrico”, la puso en el radar de los agentes económicos y políticos a los que jamás les importó aquello de “sacar adelante a Bogotá y a Colombia” porque siempre estuvieron interesados en extender sus intereses de clase. Por el contrario, mantener los estados de cosas inconstitucionales y por ese camino las condiciones de abandono y subdesarrollo de Bogotá ha sido su norte. 

Y en lo que respecta a la periodista Vicky Dávila de Gnecco, sus responsabilidades frente a las realidades que se esconden detrás de la frase “sacar adelante a Colombia” están atadas al propósito con el que hizo periodismo durante 30 años: servir de caja de resonancia a los sectores de poder a los que les vienen sirviendo Cabal, Valencia y López. Dávila de Gnecco siempre fue una ficha del Establecimiento colombiano. Defendió y defiende aún al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, uno de los más eficaces agentes de todas las formas de atraso social, político, cultural y económico que han impedido que Colombia salga adelante.


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domingo, 7 de diciembre de 2025

LA FETIDEZ DE LA PAZ

Por Germán Ayala Osorio

La paz, en su sentido más universal, deviene históricamente manoseada por los Señores de la Guerra, atados inexorablemente a un perverso orden internacional y a gobiernos imperiales que, como en la novela 1984 de Orwell, creen a pie juntillas en la sentencia del autor: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”.  A través de ministerios de la Verdad y de empresas mediáticas funcionales a los objetivos de manipular los hechos y las realidades se han construido y reconstruido enemigos. Al final, las guerras y los conflictos armados irregulares se eternizan de la mano de la búsqueda de una paz que jamás llegará por cuenta de las engañosas narrativas con las que unos y otros defienden las salidas armadas y otros, las negociadas, en las que lo único que logra probarse es la perversidad de la condición humana.

Recientemente, el Comité Noruego del Premio Nobel de Paz y la FIFA dejaron aún más ajada, deslucida, marchita, opaca y avejentada esa esperanza universal que se singulariza en países y regiones que soportan perennes conflictos armados en los que, como diría Orwell, la guerra es paz.

Los responsables de otorgar el perfumado Premio Nobel de Paz cometieron el garrafal error de entregárselo a la líder de la oposición venezolana, María Corina Machado; la misma que propuso en varias ocasiones que Estados Unidos, en cabeza del matoncito y convicto Donald Trump, invada a Venezuela y derroque al ilegítimo gobierno de Nicolás Maduro Moros. Se trataría de una intervención militar para hacerse con la riqueza petrolera del país suramericano, eso sí, en nombre de la fallida e hipócrita lucha o guerra contra las drogas liderada por la corrupta DEA, de la mano del deseo de los Estados Unidos de someter a sus deseos a los países que componen su patio trasero.

Entre tanto, la FIFA, en manos de su infantil y ridículo presidente, creó el Premio FIFA de la Paz y en su primera versión se lo entregó al pendenciero pederasta, Donald Trump. Sin duda alguna, un infame autogol institucional que deslegitima a la poderosa organización que controla el negocio del fútbol a nivel global.

Parece que, a Infantino, el regente de la FIFA le pareció gracioso y acertado entregarle ese espurio reconocimiento al matoncito norteamericano que amenaza con atacar a Venezuela y Colombia, mientras la ONU, la OEA y la “comunidad internacional” guardan un penoso silencio frente a las amenazas y la arbitrariedad del presidente de los Estados Unidos.

Parafraseando a Orwell, la fuerza de la ignorancia terminará por legitimar las aventuras militares del carcamal gringo, el mismo al que políticos como Bernardo Moreno (congresista republicano), Juan Carlos Pinzón, María Fernanda Cabal, Álvaro Uribe Vélez y Abelardo de la Espriella están dispuestos a hincarse e incluso a “consentirlo", como dijo Vicky Dávila de Gnecco, con tal que les permita seguir siendo sus naturalizados súbditos.

La FIFA y el Comité Noruego del Nobel de Paz golpearon con fuerza a un anhelo universal que, al venir atado a la aviesa condición humana, termina siendo un mal chiste y una burla para los millones de víctimas de guerras y conflictos irregulares. Glosando a Orwell, señalo que la paz es fútbol. Y el fútbol se juega a las patadas.





sábado, 6 de diciembre de 2025

MILITARES Y GUERRILLEROS: ¿ENEMIGOS O SOCIOS?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El caso de las posibles relaciones del general Juan Miguel Huertas con las disidencias farianas de Iván Mordisco hace parte de una larga historia de probadas conexiones mafiosas entre oficiales, suboficiales y soldados con miembros de las “guerrillas”. Ya veremos si el alto oficial tuvo o no negocitos con los ilegales. Si se logra probar su responsabilidad en el ilícito, el presidente Petro deberá asumir la responsabilidad política por haberlo devuelto al servicio activo; así mismo, los líderes de la inteligencia y contrainteligencia deberán hacer lo propio por no haberle advertido al jefe del Estado de las andanzas del oficial durante su retiro.

Esos probados vínculos entre militares y “guerrilleros” confirman una incontrastable degradación moral al interior de las fuerzas militares en particular en el Ejército, fuerza sobre la que recae la lucha contra esas estructuras armadas ilegales agrupadas en la categoría enemigo interno” con la que se han justificado jurídica y políticamente procesos de paz como el de La Habana y feroces y sostenidos ataques para buscar su sometimiento o su eliminación física, durante la aplicación del Plan Colombia y la política de seguridad democrática.

Por supuesto que el envilecimiento y la inmoralidad también tocaron a las “guerrillas” que siempre se presentaron como “salvadores de la Patria y revolucionarios honestos”, cuando sus comandantes y mandos medios hacían negocios con militares, sus “eternos enemigos”.

A pesar de varias purgas ordenadas en anteriores gobiernos y las propias del presidente Petro, si el próximo gobierno le apuesta a reiniciar diálogos de paz con esas estructuras armadas ilegales tendrá que poner en la agenda y sobre la mesa la exposición de pasadas y presentes relaciones entabladas con miembros de las fuerzas armadas. No tiene sentido hablar de desmovilizaciones, curules, entrega de armas y procesos de justicia restaurativa mientras existan las tenebrosas conexiones comerciales entre subversivos y miembros de la fuerza pública.

Así las cosas, antes de reestablecer conversaciones de paz con el ELN o las disidencias de las disidencias, el próximo presidente de la República deberá liderar procesos de limpieza al interior del Ejército para evitar filtraciones, pero sobre todo frenar los negociados con los que pierden legitimidad social y política nomenclaturas como paz, diálogos y conflicto armado interno. Y como muestra de una real voluntad de paz, los comandantes “guerrilleros” estarán obligados a reconocer y entregar a quienes desde sus propias mesnadas andan en negocios con uniformados.

Sería importante también que desde la Casa de Nariño se ordene la tarea de exponer a quienes suelen llamarse los Señores de la Guerra, esto es, empresarios locales y empresas internacionales que de manera legal o ilegal obtienen millonarias ganancias de la extensión en el tiempo de las dinámicas de un “conflicto armado interno” que se degradó militar y políticamente, hasta convertirse en un escenario de mutuas conveniencias entre militares, guerrilleros, empresarios y políticos. Ya el país entendió que las señaladas “guerrillas” están más interesadas en sacar provecho de la minería, el contrabando y la comercialización de la cocaína, que en tomarse en serio los diálogos de paz e incluso, de hacerse con la Casa de Nariño. Para qué el poder político, si controlan rutas del narcotráfico,  amplios territorios, participan de las rentas de la minería, lavan dinero con la ayuda de agentes estatales a través de la ganadería extensiva, entre otras actividades. Al final, hay que preguntarles: ¿son enemigos o socios?

 




el negocio de la guerra en colombia - Búsqueda Imágenes

viernes, 5 de diciembre de 2025

EL FÉTIDO OLOR DEL “PREMIO FIFA DE LA PAZ” PARA TRUMP

Por Germán Ayala Osorio

 

La entrega del Premio FIFA de la Paz al convicto presidente de los Estados Unidos, Donald Trump confirma no solo la naturaleza política de la Federación Internacional de Fútbol Asociación, sino el uso del deporte espectáculo como herramienta ideológica para lavarle la imagen a Trump y a todos aquellos agentes de la derecha internacional que les provoque, como el presidente estadounidense, amenazar con atacar o invadir países y autorizar ejecuciones extrajudiciales en alta mar como lo viene haciendo en el Atlántico. A lo mejor Trump y la propia FIFA estarán esperando a que inicie el Mundial de 2026 para pasar de la guerra psicológica contra de Venezuela, a una operación quirúrgica para sacar de Miraflores al ilegítimo presidente Nicolás Maduro Moros.

Lo hecho por Gianni Infantino, presidente de la multinacional del fútbol es a todas luces grotesco lo que lo convierte en un bufón de talla mundial. Si el balompié y la propia FIFA ya arrastraban una mala imagen por cuenta de los actos de corrupción al interior de la poderosa organización, con el reconocimiento hecho al gran Sheriff anaranjado la organización del fútbol en adelante será usada política y electoralmente para encubrir masacres, invasiones, guerras y conflictos armados regionales. Y por supuesto, para continuar naturalizando el carácter esclavista con el que funcionan las millonarias transacciones de jugadores: se exhiben y se negocian como en la época de la esclavitud en la que a los negros africanos se les revisaba la condición física y el estado de la dentadura. Por supuesto que ahora los exámenes médicos a los que son sometidos los jugadores y las extenuantes ligas y competencias internacionales hacen parte del trabajo de (en) cubrimiento que hacen las empresas mediáticas autorizadas por la FIFA para transmitir las grandes competencias, incluidas los Mundiales.

El Premio FIFA de la Paz nació fétido y con una carga ideológica que podría ser usada en contra de los jugadores que, como Maradona, alcancen un nivel de notoriedad no solo por sus goles y malabares con el balón, sino por atreverse a cuestionar los manejos de los asuntos del deporte espectáculo tal y como lo hizo el crack argentino;  y así como opinar de conflictos, eventos electorales en sus países de origen, sobre guerras e invasiones y en particular en torno a las actividades ilegales e ilegítimas adelantadas por el matoncito del Salón Oval de la Casa Blanca. Que sirva de consuelo decir que el recién creado Premio FIFA de la Paz nació tan politizado, interesado, fastuoso, oscuro, pestilente e ideologizado como el Premio Nobel de Paz.




Imagen tomada de Sorteo Mundial 2026: Trump recibe el 'Premio de la Paz' de la FIFA en medio del sorteo del Mundial por "unir a personas de todo el mundo" | Noticias Univision Política | Univision


jueves, 4 de diciembre de 2025

UN ÁLVARO PREOCUPADO POR LAS GUEVAS DE SERGIO FAJARDO

 





Por Germán Ayala Osorio

El video en el que aparece el precandidato presidencial Sergio Fajardo contestándole a un fulano llamado Álvaro que lo cuestionó por “no tener guevas” fue usado por los periodistas y analistas de Blu radio para dejar claro que el exgobernador de Antioquia es del gusto editorial y político de la cadena radial. El suceso ocurrió en una hacienda en Galapa, Atlántico.

La respuesta de Fajardo fue también recogida por los panelistas de Mañanas Blu radio: “que, si tengo o no guevas, le voy a contestar al señor que está preocupado por las guevas mías. Para ser valiente, para tener carácter hay que gritar, maltratar, hay que agredir, atropellar al que no piensa como usted…En Colombia lo que necesitamos es todo lo contrario: reivindicar la decencia, el respeto, la transparencia, la condición humana, la empatía para transformar este país.  Cuántos corruptos gritan, son valientes y son unos ladrones; esos valientes no los queremos en Colombia: tengo la valentía de la transparencia, la valentía de los principios”.

Tengo dudas de si la aparición de ese Álvaro fue realmente espontánea o si se trató de una puesta en escena, estrategia muy común en los actuales escenarios electorales afectados por las dinámicas de los likes y los videos que se vuelven virales. Pero más allá de eso, hay que reconocer que Fajardo fue hábil en voltear el sentido del reclamo machista con el que un Álvaro le dijo que no tenía la suficiente capacidad, berraquera, carácter y decisión para asumir la desgastante y desafiante tarea de gobernar a un país complejo como Colombia.

Esto de “no tener guevas” para gobernar a los colombianos se suma al señalamiento de “tibio” que acompaña a Fajardo por haberse ido a ver ballenas en la segunda vuelta presidencial en la campaña de 2018 en la que un sector del país esperaba que asumiera una postura política clara en momentos en los que un poderoso y bien conocido Álvaro iba a poner en la Casa de Nariño a Iván Duque Márquez. El desastroso gobierno del “títere” de Uribe terminó por naturalizar el mote de “tibio” con el que hoy se reconoce a Sergio Fajardo Valderrama. Un motete que le calza muy bien.

Aquí el problema no es si el exalcalde de Medellín tiene o no las gónadas suficientes para gobernar al país. Lo que se le cuestiona a Fajardo es que, en dos columnas de opinión publicadas en El Colombiano, periódico uribista, haya expresado su admiración por el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez. El gobernador Uribe es el título de uno de los textos de opinión en los que Fajardo le echa flores al político, hacendado y domador de bestias.

El asunto de fondo es que Fajardo no confronta a los agentes privados (empresariales) responsables de la corrupción en el sistema de salud; Fajardo Valderrama se presenta como un político conciliador y decente, pero la verdad es que su cercanía con los agentes económicos del Establecimiento, lo convierten en una ficha e instrumento con el que, de llegar a convertirse en presidente de la República, estará obligado a extender en el tiempo la captura el Estado lograda de tiempo atrás por miembros de la élite empresarial y bancaria.

Haberse reunido con Álvaro Uribe Vélez es otra razón para dudar de su independencia y de su capacidad para gobernar, llegado el caso, sin la injerencia del expresidente y expresidiario. Esto dijo cuando se le confrontó por ese encuentro con el cuestionado expresidente: “Estoy conversando con muchos líderes de distintas orillas. ¿Saben a qué me reúno? A escuchar, a entender diferentes miradas. Este país tiene que aprender a dialogar de verdad”.

El no tomar distancia del expresidente Uribe y el estar en su radar para aquello de un frente amplio que “va desde el doctor Abelardo de la Espriella hasta el doctor Fajardo” confirma que de resultar electo presidente en el 2026 no tendrá las guevas suficientes para gobernar sin el uribismo. Así las cosas, el Álvaro que supuestamente le cuestionó sus testículos habrá tenido la razón. Llegado ese momento, el país entero sabrá que además de tibio y falto de guevas, sería por cuatro años el segundo títere del vulgar y ladino hacendado, expresidente, expresidiario y domador de bestias que anda muy orondo con tres envejecidos huevitos. 



miércoles, 3 de diciembre de 2025

LAS COSTOSAS AMBIVALENCIAS DE JUAN MANUEL GALÁN

  


Por Germán Ayala Osorio

 

El precandidato presidencial Juan Manuel Galán, hijo del inmolado Luis Carlos Galán Sarmiento, por varios minutos legitimó la amenaza que lanzó contra Colombia el convicto presidente de los Estados Unidos. En una actitud cipaya compartida por los presidentes de las altas cortes, periodistas, partidos políticos y agentes económicos de la sociedad civil que aún no rechazan la peligrosa intimidación de Trump, Galán se acercó al talante de la premio Nobel de Paz, María Corina Machado, quien en el pasado exhortó a las autoridades de Estados Unidos a intervenir militarmente en Venezuela para sacar del poder al ilegítimo presidente Nicolás Maduro Moros.

En su cuenta de X, el político bogotano dijo lo siguiente: “Colombia no puede seguir negando lo evidente: los cultivos de coca están disparados y el país sigue en riesgo. El presidente Donald Trump vuelve a evidenciar un problema que este gobierno nunca logró controlar: el crecimiento desbordado de los cultivos de coca…”.

La inmediata y violenta reacción que generó lo dicho en esa red social obligó a Galán a borrar el trino. Su eliminación no apaciguó a sus detractores y críticos. Por el contrario, la nueva andanada llegó acompañada de epítetos como cobarde y cipayo. Sin dar explicaciones por el sentido del primer trino y su posterior eliminación, el precandidato presidencial por el Nuevo Liberalismo publicó otro diametralmente distinto: “¡Colombia no se bombardea! Rechazamos con toda la fuerza cualquier ataque de EE. UU. en nuestro territorio. La soberanía se respeta, la vida se defiende y la dignidad no se negocia”.

La pregunta que pueden estarse haciendo sus seguidores y posibles electores es: ¿Hay un Galán cipayo y hay otro igual de contestatario al presidente Petro? ¿Por cuál de los dos Galán hay que votar? Esa ambivalencia del precandidato presidencial terminará por enterrar su aspiración presidencial, ancorada en el buen nombre que aún conserva la memoria de su padre.

Esa ambigüedad en los criterios y posturas políticas terminará por hundirlo en las encuestas. En la más reciente, publicada por Invamer, marcó el 1,6%, negativo guarismo que se explica por su total desconexión con las realidades del país y de los colombianos, su nulo carisma, pero sobre todo porque su condición de hijo de Luis Carlos Galán una parte del electorado le exige que recoja las ideas progresistas de su padre, visto en su momento como el líder político capaz de lograr los cambios y las reformas que hoy intenta consolidar el gobierno Petro.

Llevar el apellido Galán es una pesada carga que muy seguramente Juan Manuel no podrá sobrellevar. Quizás por cobardía, Juan Manuel ha preferido acercarse a la derecha tradicional e incluso al uribismo para intentar cumplir el sueño de gobernar a Colombia. Haberse acercado a la campaña del corrupto Rodolfo Hernández, en lugar de apoyar a Petro fue un error electoral y político que cientos de miles de colombianos jamás le perdonarán. Estos no son tiempos para asumir posturas pro-gringa. Por el contrario, defender la soberanía y la dignidad de la Nación puede resultar electoralmente beneficioso siempre y cuando esa defensa se haga sin ambages, pero, sobre todo, sin la ambivalencia que dejó ver en el primer trino.


Nota: imagen tomada de Semana.com

EL PERIODISTA FELIPE ZULETA APOYA IDEA DE TRUMP DE ATACAR MILITARMENTE A COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Felipe Zuleta Lleras, nieto del expresidente Alberto Lleras Camargo, hace parte del equipo periodístico de Blu radio, medio de comunicación que le hace oposición política al gobierno Petro y funge como uno más de los actores políticos que por estos días participan del caldeado ambiente electoral en el que el objetivo central es deslegitimar al actual gobierno nacional.

Zuleta Lleras es reconocido por la opinión pública como un periodista que no se mide a la hora de expresar su incontrastable animadversión hacia el presidente Petro. Ese visceral odio lo llevó recientemente a estar de acuerdo con una intervención militar de los Estados Unidos en Colombia, lo que no solo confirma su actitud cipaya frente al “imperio” norteamericano, sino que constituye una extralimitación de las libertades de prensa y de opinión que a pesar de estar atadas a su condición de periodista, lo llevan como ciudadano a un escenario político e ideológico en el que su ejercicio periodístico se torna ilegítimo, ideologizado, violento, irresponsable, irracional, provocador y malsano.

Al decir al aire que apoya “totalmente” las inconsultas operaciones militares gringas en el país con las que sueña el convicto presidente de los Estados Unidos, Zuleta Lleras actúa contrario a la defensa que de la soberanía y la independencia de Colombia debería hacer todo ciudadano nacido en el territorio. Una actitud contraria es propia de “vendepatrias” que desdicen de su nacionalidad y lo que es peor del mestizaje del que son hijos.

A pesar del “rechazo” de varios de sus compañeros de la “Mesa de Trabajo” de Blu radio, el espíritu lacayo de Zuleta ameritaría un llamado de atención de parte de las directivas de Caracol e incluso contemplar su retiro en la medida en que lo dicho por el periodista pro-Trump ensucia la vocación democrática y el respeto a las instituciones, incluida la soberanía, que la opinión pública espera que de forma natural inspire el ejercicio del periodismo. El Espectador, periódico en el que tiene una tribuna de opinión, debería de cancelar ese espacio por las mismas razones expuestas. Por supuesto que no se trataría de una acción de censura propiamente dicha. Bajo el ambiente de polarización política y crispación ideológica que se respira el país, voces como las de Zuleta Lleras atizan las confrontaciones y alientan a que aparezcan y se reproduzcan disímiles formas de violencia discursiva (simbólica) en una sociedad como la colombiana que gracias a Uribe Vélez y al uribismo se acostumbró a vivir bajo la doctrina “quien no está conmigo es mi enemigo”.

Felipe Zuleta Lleras es un agente periodístico de la ultraderecha colombiana. En el mes de agosto del año en curso calificó de “plaga” a la congresista María José Pizarro, hija del asesinado comandante del M-19, Carlos Pizarro León-Gómez. Todos sabemos que a la plaga se fumiga, se les vierte un plaguicida; y cuando la “plaga” participa de la política, entonces se les “destripa” o se les da “bala”.




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martes, 2 de diciembre de 2025

TRUMP AMENAZA A COLOMBIA Y EL ÚNICO QUE RESPONDE ES PETRO




Por Germán Ayala Osorio 


El presidente de los Estados Unidos amenaza con violar la soberanía colombiana y la prensa hegemónica registra semejante exabrupto como si se tratara de un asunto cotidiano o menor.  Y lo que es peor es que esa misma prensa, en particular Caracol Noticias, presenta la respuesta dada por el presidente Petro al inminente ataque militar contra los laboratorios de producción de cocaína como una indebida provocación del jefe del Estado. “El presidente Donald Trump dice que Colombia puede ser sujeto de ataques por la producción de cocaína, en medio del temor creciente por una intervención terrestre en Venezuela. Así tradujo Última Hora Caracol lo que espetó el temerario e irresponsable presidente norteamericano: “He oído que Colombia produce cocaína. Tienen plantas de fabricación de cocaína y luego nos la venden (...) Cualquiera que haga eso y la venda en nuestro país está expuesto a ataques".

Ante semejante ultimátum, la prensa está obligada editorialmente a asumir una postura política frente a la amenaza lanzada por el convicto presidente Trump y de paso, exigirles a los presidentes de las altas cortes, al Congreso, a las universidades, fuerzas armadas, partidos políticos y a los agentes económicos más visibles de la sociedad civil a que salgan a defender la soberanía y la institucionalidad que tanto dicen defender en asuntos domésticos. Lo dicho por el Sheriff anaranjado no puede simplemente registrarse en titulares y textos noticiosos, sin advertir la gravedad de semejante anuncio del presidente Trump interesado en actuar como una especie de sicario internacional al que le urge atacar y ver correr la sangre en su patio trasero.

La respuesta de Petro se mueve entre un tono diplomático y el de un jefe de Estado convencido de que ante un escenario de esa naturaleza dará las órdenes que sean necesarias para defender la dignidad y la soberanía de una nación que históricamente se hincó ante el poder norteamericano, de ahí los silencios de las instituciones estatales y privadas frente a semejante intimidación. Esto dijo Petro:

Venga señor Trump a Colombia, lo invito, para que participe en la destrucción de los 9 laboratorios diarios que hacemos para que no llegue cocaína a EEUU. Sin misiles he destruido en mi gobierno 18.400 laboratorios, venga conmigo y le enseño como se destruyen, un laboratorio cada 40 minutos, pero no amenace nuestra soberanía, porque despertará el Jaguar. Atacar nuestra soberanía es declarar guerra, no dañe dos siglos de relaciones diplomáticas. Ya me calumnió, no continúe por ahí. Si un país ha ayudado a detener miles de toneladas de cocaína para que no la consuman los norteamericanos, es Colombia”.

¿A qué está jugando Trump? Para el caso de la amenaza proferida contra el país, el convicto mandatario norteamericano está “tanteando” al presidente Petro en su calidad de comandante supremo de las FFAA y a los propios comandantes militares frente a un ataque terrestre de tropas gringas en las condiciones unilaterales planteadas por Trump. Ya Petro le devolvió la amenaza con la sugestiva e indescifrable frase que, en respuesta a la violación de la soberanía, habla del eventual “despertar del Jaguar”.

 El perverso e intimidante juego político-militar y psicológico de Trump tiene un componente ideológico-electoral que alimentaron congresistas, precandidatos presidenciales como Vicky Dávila, Juan Carlos Pinzón y Abelardo de la Espriella y el congresista republicano, de origen colombiano, Bernie Moreno, quienes en una actitud cipaya alentaron al gobierno norteamericano a que descertificara a Colombia e incluyera a Petro en la Lista Clinton. No se descarta que la posibilidad de una intervención militar gringa en el país haya sido idea de alguno de los emisarios de la derecha colombiana que viajaron a USA a refrendar el carácter lacayo con el que siempre entendieron el concepto de soberanía.

Por cuenta de los complacientes y medrosos tratamientos periodísticos de la prensa colombiana que le hace oposición a Petro, defender la soberanía es un asunto ideológico propio de “comunistas y socialistas” porque lo dicho por Trump no debe considerarse como una amenaza sino como una desinteresada colaboración unilateral de los Estados Unidos.

Ya veremos cómo reaccionan la ONU, China, Rusia, la Unión Europea y otros países de América Latina ante la intención de Trump de someter a Venezuela, Colombia y a México a sus caprichos imperiales atados al espíritu sicarial de un presidente convicto que se cree el amo del mundo.



¿JUAN CARLOS PINZÓN SERÁ EL UNGIDO DE DONALD TRUMP?

 


Por Germán Ayala Osorio

 

El indulto dado por Trump al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico y corrupción en su país y su denodado apoyo al virtual ganador de las elecciones en el país centroamericano, Nasry Asfura naturaliza la intrusión de USA y exhibe sin pudor la doble moral y el interés en poner en las casas de gobierno de los países de América Latina a juiciosos mandaderos y ejecutores de la particular política antidrogas diseñada por los Estados Unidos caracterizada por el control del negocio, esto es, la no persecución a los empresarios y políticos proamericanos que hagan ingentes esfuerzos por mantener sometidos a sus países a los intereses gringos que van más allá de la producción de la droga: explotación de oro y otros minerales; para el caso de Colombia,  extender en el tiempo las dinámicas del “conflicto armado interno” en beneficio de los Señores de la Guerra, exploración y  producción de hidrocarburos y  conservación de ecosistemas naturales para fines de investigación genética, entre otras actividades.

Para el caso del escenario electoral que se avecina en Colombia se espera que Trump haga lo mismo señalando a quien le gustaría que llegara a la Casa de Nariño. Juan Carlos Pinzón Bueno podría ser el ungido de Trump, decisión que, consultada o no con el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, confirmaría al presidente norteamericano como una variable electoral a tener en cuenta en las elecciones de 2026. El tío de Pinzón Bueno, Jorge Bueno Sierra, condenado a cadena perpetua por narcotráfico en los Estados Unidos y la actitud cipaya del precandidato presidencial pueden ayudar a que Trump le diga a la derecha colombiana que ese es su candidato preferido. ¿Estará de por medio la propuesta de indultar al tío de Pinzón?

Abelardo de la Espriella parece no contar con la total simpatía del gobierno gringo por sus relaciones con Alex Saab y por esa vía con el régimen de Nicolás Maduro Moros. En la actual campaña electoral en Colombia, precandidatos presidenciales como Abelardo de la Espriella, Juan Carlos Pinzón y Vicky Dávila han dejado ver una incontrastable actitud cipaya que termina legitimando y naturalizando la intromisión de USA en nuestros asuntos internos. Recordemos que Pinzón Bueno dijo que en una "sentada" - Petro le preguntó si en una "arrodillada"- arregla las relaciones con Washington. 

Eso sí, ese virtual “dedazo” de Trump hace parte de un proceso injerencista en Colombia del que hacen parte decisiones como la descertificación y la inclusión del presidente Petro en la Lista Clinton. Se trata de disposiciones jurídico-políticas ambientadas por los agrios enfrentamientos entre Trump y el mandatario colombiano.  La llamada “guerra contra las drogas” es la fachada con la que se encubren los procesos de intervención americana en Colombia con los que se pretende controlar la llegada de millones de dólares al país por cuenta de la venta de la cocaína en el enorme mercado norteamericano, así como la producción y distribución del alcaloide en manos de agentes locales (políticos y traquetos) que cuentan con el aval de la CIA y por ende de la Casa Blanca.

Las finas relaciones entre la derecha colombiana con el gobierno republicano en cabeza de Donald Trump están atadas a la vieja agenda narcotizada con una variación reciente: la llegada por primera vez a la Casa de Nariño de una fuerza progresista es vista por el uribismo, congresistas gringos de origen colombiano y el propio Trump como un riesgo castrochavista o neocomunista al que hay que enfrentar política y electoralmente. Lo anterior permite concretar acciones injerencistas que para el caso colombiano se han movido entre los esfuerzos de la prensa local hegemónica por deslegitimar al gobierno Petro, descertificar al país y calificar al presidente colombiano como “líder de organizaciones del narcotráfico”.

Las acciones injerencistas de los Estados Unidos en los procesos electorales y en la política interna de los países de América Latina son de vieja data. Con la CIA, por ejemplo, planearon el derrocamiento de Salvador Allende y el inicio de la dictadura militar al mando de Augusto Pinochet Ugarte. Los Contras en Nicaragua y los intentos de golpes contra Chávez en Venezuela y diversos planes político-militares en Colombia confirman el poder injerencista de los gringos en las dinámicas domésticas de los países que componen su “patio trasero”. La Alianza para el Progreso, el Plan Laso y el Plan Colombia son formas de intrusión aprobadas por las élites locales y presidentes en ejercicio que disfrutan de los beneficios de haber entregado la soberanía estatal al Tío Sam y por esa vía extender en el tiempo la dependencia económica y política frente a lo que hagan y digan los gringos. De esa manera, se garantiza las condiciones de un sistémico subdesarrollo provocado por los Estados Unidos y aceptado por el Establecimiento colombiano. 



lunes, 1 de diciembre de 2025

ATACAR A PETRO NO PARECE SEDUCIR AL ELECTORADO

 



Por Germán Ayala Osorio

 

Los resultados de la reciente encuesta de Invamer sobre la intención de voto de los colombianos manda un mensaje claro a las campañas y precandidatos presidenciales que insisten en la narrativa en la que sobresalen ataques personales contra el presidente Petro y las consignas ideologizadas con las que se afirma que el “país va mal por cuenta de la llegada del comunismo”, cuando el DANE informa que baja el desempleo, crece el consumo en los hogares, se tiene controlada la inflación y el dólar, y los bancos reportan billonarias ganancias.

El primer lugar de Iván Cepeda (31,9%) en la intención de voto y el rezago de las candidaturas de Vicky Dávila (3,7%), Miguel Uribe Londoño(4,2), Claudia López(4,1%), Juan Carlos Pinzón (2,9), Vargas Lleras (2,1); e incluso los alejados resultados alcanzados por  Sergio Fajardo (8,4%)  y de Abelardo de la Espriella (18,2%) soportan la validez del llamado de atención a quienes desde la derecha y la ultraderecha insisten en hablar  mal del gobierno Petro en lugar de presentar propuestas que superen los avances logrados por la actual administración en materia de reforma agraria, mejoramiento de condiciones laborales, dignificación de la vida de policías y militares, aumento significativo de la producción agrícola, recuperación del sistema férreo y las intervenciones en vías secundarias y terciarias, entre otros.

Pinzón, De la Espriella, Fajardo y Vicky Dávila han dedicado sus campañas a atacar al presidente y en particular a insistir en el fracaso de la Paz Total. Por ser los tres cercanos a las mesnadas uribistas, la seguridad es el principal tema con el que intentan seducir a un electorado que asume con preocupación actividades como el secuestro y los ataques de los grupos armados ilegales, sin que ello sirva para negar o invalidar los significativos avances alcanzados por el gobierno Petro en las materias y asuntos señalados líneas atrás.

Abelardo de la Espriella, por ejemplo, espetó que “la Fuerza Pública está al servicio de narcos”, conclusión que sacó del informe periodístico publicado por Noticias Caracol, el mismo que poco a poco viene siendo desmentido por el propio presidente Petro y la Fiscalía. Si el señalamiento contra los miembros de la Fuerza Pública es real, es con ellos mismos que deberá cumplir su promesa de “destripar” a los grupos al margen de la ley. Reducir el tamaño del Estado, ley de punto final para superar la crisis del sistema de salud y salvar la democracia realmente no son propuestas que apunten a superar lo hecho por el actual gobierno y mucho menos mejorar las condiciones de vida de los colombianos más vulnerables.

En lo que respecta a lo dicho por Pinzón Bueno, el candidato que realmente convence a Uribe y que finalmente reciba la bendición de Donald Trump, dijo que en una “sentada” arregla las relaciones con los Estados Unidos. También dijo que Petro tiene una “estrategia calculada para destruir la economía". Este último señalamiento resulta falso a juzgar por los buenos resultados financieros de las empresas más grandes y las billonarias ganancias reportadas por los bancos. Entre sus “propuestas” más sobresalientes está en seguir luchando contra el narcotráfico. “Puño de hierro" contra el crimen y derrotar el narcotráfico hace parte de la retórica uribista progringa.

En cuanto al eterno candidato presidencial, Sergio Fajardo Valderrama también ha dedicado su campaña a atacar a Petro, sin presentar propuestas consistentes y serias que superen lo hecho por el actual gobierno en los temas señalados líneas arriba. En el tema de la salud, el exgobernador de Antioquia prometió que establecería un “Puesto de Mando Presidencial con actores (pacientes, EPS, IPS, médicos); recalcular UPC, aclarar deudas, proveer medicamentos esenciales, reabrir servicios clausurados, auditorías externas a EPS intervenidas”. Todo el país sabe que Fajardo es cercano a los dueños de las EPS y que su interés no estaría realmente en hacerle ajustes estructurales al corrupto sistema de aseguramiento en salud, sino en mantener la intermediación financiera de las EPS, responsable en gran medida de los billonarios desfalcos reconocidos por la propia Contraloría General de la República.

Finalmente, Vicky Dávila es la precandidata que menos propuestas coherentes y novedosas ha presentado al país por su odio visceral hacia el presidente Petro. Su candidatura se estancó por su nulo conocimiento de cómo funciona el Estado, su debilidad conceptual y por su postura cipaya que supera a las asumidas por De la Espriella, Pinzón y Fajardo.


Nota: imagen tomada de Infobae. 

domingo, 30 de noviembre de 2025

ALBORADAS DE CALI Y MEDELLÍN: ESTÚPIDA Y VIOLENTA TRADICIÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Cali y Medellín, urbes en las que las culturas traqueta y paraca se naturalizaron, vivirán en pocas horas la tradicional fiesta de la alborada con la que se da la “bienvenida” al mes de diciembre. Disímiles formas de violencia hacen parte de las alboradas de las señaladas ciudades capitales, cunas del ethos mafioso con el que se confirma la debilidad e incluso la alcahuetería de instituciones estatales que operan como testigos mudos de una fiesta  en la que reaparecen los comportamientos de los “lavaperros y traquetos” de los carteles de Cali y Medellín y de las estructuras paramilitares que operaron en particular en la capital antioqueña, tierra paramilitar por excelencia: tiros al aire, licor, riñas, matoneo y pólvora que aunque prohibida y regulada completa el escenario en el que afloran la patanería y la estupidez de quienes llevan 11 meses esperando ese momento para dejar salir esas conductas nocivas e incivilizadas propias de matoncitos. 

Para el caso particular de Medellín, Juan Mosquera nos recuerda el origen de la estúpida celebración: “Después de que el Bloque Cacique se desmovilizara el 1 de diciembre del 2003. Don Berna dio la orden de llenar de pólvora la ciudad. Aquí no llega la navidad, aquí estalla. En Medellín el comienzo del último mes del año truena como el estruendo del final de todas las cosas. Esto que se vive aquí no es una Noche de Paz como invita el villancico, las detonaciones en la ciudad encuentran, justo por ser un valle entre montañas, la caja de resonancia perfecta para el desasosiego. A esto ahora le llaman La Alborada. Pero no es la alborada del pacífico y otras regiones que reciben con cantos y fiestas el cambio de tiempo religioso, sino una alborada que incluso se roba esa palabra para disfrazar de tradición lo que realmente no es más que una mala costumbre”.

Hacia la medianoche de hoy 30 de noviembre, Cali y Medellín y otras ciudades vivirán las alboradas en las que las autoridades poco o nada pueden hacer frente a un comportamiento colectivo que arrastra las masculinidades violentas y primitivas de los traquetos y patrones que en los años 80 y 90 hacían en las dos ciudades lo que les venía en gana.

Las alboradas en dichas urbes son expresiones y formas de resistencia al cambio cultural que urge hacer en los sectores societales en los que se mantiene viva la admiración hacia traquetos, paracos y a las conductas violentas de unos “nuevos machitos” dispuestos a echar plomo, tirar pólvora y espuma, pero sobre todo a consolidar el imaginario colectivo que nos identifica como un pueblo ignorante, violento, estúpido e incivilizado.

La fauna silvestre y las familias multi especie sentirán los rigores de la estupidez humana encubierta de un “espíritu navideño” que de todas maneras deviene atado a la violenta historia que construyeron los carteles de Medellín y Cali y los paracos. Perros y gatos sufrirán por la pólvora. Se espera también los tradicionales reportes de menores de edad quemados que demandarán servicios médicos en plena crisis del sistema de salud y el inicio de procesos de responsabilidad sobre los padres de los niños víctimas de los fuegos artificiales. Los medios masivos harán el registro noticioso de los quemados. Una historia sin fin, un eterno y vergonzante déja vu.





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PETRO Y LA DICTADURA DEL ESTABLECIMIENTO

 





Por Germán Ayala Osorio

 

Varios de los precandidatos presidenciales de la derecha llamaron “dictador” al presidente Petro; hablaron inclusive de que Colombia vivía bajo un régimen dictatorial. María Fernanda Cabal, Vicky Dávila de Gnecco y hasta el finado Miguel Uribe Turbay usaron el calificativo para denunciar una falsedad. Cabal, por ejemplo, lo llamó “pichón de dictador”; Miguel Uribe, usó la expresión “aprendiz de dictador”; y Vicky Dávila espetó frases como “estrategia de un dictador", "en su camino como dictador" y "se convierte en dictador".

En el final del mandato de Petro y a juzgar por varios hechos jurídico-políticos lo que se vive en el país obedece a una “dictadura” que, en lugar de originarse en la Casa de Nariño, deviene atada al “señorío” del viejo Establecimiento que a toda costa se opone a las transformaciones sociales que en campaña prometió el Pacto Histórico y que la sociedad reclama. Más claro: quienes ejercen un férreo contrapoder, con visos dictatoriales son agentes institucionales que están cooptados o sus miembros más visibles simpatizan con actores económicos y políticos que hacen parte del Establecimiento y claramente son enemigos de los cambios institucionales y culturales que necesita Colombia para empezar a recorrer los caminos de una tardía Modernidad.

Lo que vienen haciendo el Consejo Nacional Electoral con sus ideologizadas decisiones, el magistrado Ibáñez de la Corte Constitucional que frenó la reforma pensional, así como varios fallos de esa Corte de cierre y del Consejo de Estado, a lo que suma el sabotaje de las bancadas de la oposición en el Congreso hace parte de lo que aquí llamo la Dictadura del Establecimiento. Esa realidad política e institucional traspasó los límites de lo que se conoce como los pesos y contrapesos de la democracia, para dar vida a un régimen dictatorial no presidencial que le da la razón al presidente Petro cuando dijo que “eran gobierno, pero no tenemos el poder”.

La precariedad de la democracia colombiana no obedece únicamente a su carácter procedimental; por el contrario, es fruto de la operación sincronizada de específicos e históricos agentes del Establecimiento que logran capturar el Estado para ponerlo al servicio de sus mezquinos intereses con el concurso de operadores judiciales (magistrados) y políticos (congresistas) que por simpatía o patrocinio les hacen el juego para extender en el tiempo la operación de la única dictadura que existe en Colombia: la del Establecimiento.

Para que ese oprobioso régimen opere se requiere del concurso de la prensa tradicional, cuyas empresas mediáticas fungen como actores políticos que le vienen haciendo oposición al gobierno Petro escudándose en el derecho a informar y en las libertades de prensa y opinión para deslegitimarlo. Medios como El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, Semana y los canales de televisión y radio de Caracol y RCN están al servicio de esa dictadura que desde el 7 de agosto de 2022 afinó sus procedimientos institucionales para impedir las anheladas transformaciones sociales.

Adenda: en todo caso, la "dictadura de Petro" es extraña porque las garantías constitucionales se mantienen vigentes. Aunque todo el tiempo desmiente y confronta a la prensa por sus amañados tratamientos noticiosos, jamás ordenó su cierre o la persecución a los periodistas. La oposición uribizada ha podido manifestarse en las calles y los participantes de las movilizaciones regresaron sanos y salvos a sus hogares. La policía no les sacó los ojos, ni hubo violaciones. Qué dictadura más extraña. 

jueves, 27 de noviembre de 2025

ANTONELLA PETRO, BLANCO DE UN SUCIO PERIODISMO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los estudiosos de la historia del periodismo colombiano darán cuenta de la conversión del interés periodístico por la vida de los miembros de la familia presidencial en hostigamiento ideológico y político investido erróneamente de un inexistente carácter noticioso.

Lo que la prensa hegemónica viene haciendo desde el 7 de agosto de 2022 a la fecha con las hijas y la esposa del presidente de la República consolida el surgimiento de lo que aquí llamo hostigamiento ideológico y político, definido como una práctica inmoral en la que incurrieron periodistas, en particular mujeres, que por decisión propia o siguiendo instrucciones editoriales de sus empresas mediáticas desecharon la sororidad, los criterios tradicionales de qué es noticia y por esa vía a la ética periodística para entrar en las turbias actividades del acoso, seguimiento y persecución de las hijas  del presidente de la República, en particular de Antonella Petro, convertida por los comunicadores en un blanco o “presa” que debía, sí o sí, ser acorralada con el único objetivo de golpear moral y políticamente al presidente Petro, víctima de un generalizado odio, originado en el clasismo, el racismo y los efectos políticos, periodísticos y económicos que generó la pérdida de la Casa de Nariño para los agentes del Establecimiento que guardan una relación de correspondencia con los tratamientos periodísticos de los hechos relacionados con la vida privada del presidente y la de los miembros de la familia presidencial.

Los periódicos y noticieros de radio y televisión y los periodistas-bodegueros que participaron del hostigamiento ideológico y político en contra de la familia del jefe del Estado se olvidaron de los principios básicos del oficio periodístico y de esa manera convirtieron las salas de redacción y sus cuentas en X en hogueras en donde escaldaron la intimidad del presidente con el fuego de la homofobia y la transfobia, así como la apariencia física de las hijas de Petro.

La explicación que dio Petro en su cuenta de X en torno al desplazamiento de Antonella le da vida política y un lugar en la historia del periodismo al hostigamiento ideológico y político que viene sufriendo su hija Antonella:

“Qué pasó en Estocolmo con mi familia.1. Envié mi hija Antonella, acompañada para que visitará a su mamá hace dos días. 3. Mi hija que es menor de edad, fué seguida desde Colombia por su itinario. 4. En el aeropuerto donde llegó, comenzaron a seguirla hasta donde vive su madre. 5. En los videos que grabaron los periodistas suecos, aperece mi hija menor de edad. No salían de una tienda de lujo, salían donde se aloja mi hija menor que recién acaba de llegar de Bogotá. Así va la persecusión a mi familia, hasta a menores de edad en un país democrático”.[1]

Frente a la gestión del presidente puede haber todos los reparos posibles, pero lo que los colegas periodistas han hecho con su vida íntima, pero sobre todo con la corta existencia de su hija Antonella no se puede llamar periodismo. Aquí lo llamo hostigamiento ideológico y político, pero seguramente habrá otros nombres para calificar a esa nociva, vergonzosa, sucia y rastrera práctica que enloda la historia del periodismo y deslegitima el “oficio más bello del mundo”, como lo llamó en su momento Gabriel García Márquez.







[1] Se cita tal cual se publicó, por ello los errores de ortografía y de “tipiado”.

SUBSIDIAR A LOS RICOS SI; A LOS POBRES, NO: MARÍA FERNANDA CABAL

  Por Germán Ayala Osorio   Lo revelado por Daniel Coronell en su columna titulada Agro Ingreso Cabal desenmascara la hipócrita narrat...