viernes, 20 de diciembre de 2024

BAJÓ LA NATALIDAD EN COLOMBIA POR “CULPA DE PETRO”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los periodistas uribizados, Luis Carlos Vélez y Juan Lozano culparon al presidente Petro de la disminución en la tasa de nacimientos en el país que viene consolidándose desde varios años atrás. Señalan los estafetas del establecimiento que el actual jefe del Estado “les quitó la esperanza a los jóvenes”, razón por la que estos no quieren tener hijos. De estos dos periodistas hay que decir que representan los intereses de la godarria más recalcitrante del país. Son elitistas, racistas y clasistas. Vélez es fatuo y ligero en sus “análisis”. Lozano, antes que periodista, es un político que suele comportarse como un verdadero “lagarto”.

Por decir majaderías similares Vélez fue echado de la conducción de La FM (RCN) en los tiempos en los que Cali se preparaba para ser sede de la COP16. El enorme éxito de esa cumbre ambiental confirmó que la decisión de los dueños de la cadena obedeció a las simplezas con las que abordó el señor Vélez el sentido de esa reunión. Lozano remplazó al defenestrado conductor del señalado programa radial, sin que la Petrofobia, como política editorial haya sido morigerada a pesar de la condición de exministro que ostenta el señor Juan Lozano, de quien muchos esperaban que asumiera con seriedad la conducción de La FM y de esa manera llegar a hacer verdaderos análisis noticiosos y superar los tratamientos amañados y tendenciosos que suelen hacer todas las mañanas.

Según el Dane, entre enero y octubre de este año se han reportado 14,4 % menos nacimientos que en el mismo periodo de 2023. El Dane informó que entre enero y octubre de 2024 se registraron 371.777 nacimientos en Colombia, unos 60 mil menos que en el mismo periodo del año anterior.

Vélez y Lozano olvidaron señalar que el bajonazo en la tasa de natalidad en el país hace parte de la tendencia mundial que consolida al decrecimiento poblacional como un fenómeno sociocultural con efectos en el sistema mundo capitalista y en particular en los sectores económicos por la disminución del consumo y la producción de bienes y servicios. Su evidente animadversión hacia todo lo que haga, imagine, o deja hacer el gobierno los enceguece de tal manera que la decisión autónoma de jóvenes de no traer hijos al mundo es culpa de Petro.

La resistencia global a dejar descendencia amerita un análisis más responsable. Quizás sea tiempo de mirar asuntos como el genocidio en Gaza perpetrado por Israel y consentido por los Estados Unidos; y asociado a ese comportamiento criminal del Estado israelí los riesgos de una tercera guerra mundial. También puede ser posible que la negativa de los jóvenes se puede explicar por la entrada de millones de mujeres al mercado laboral, lo que representa el debilitamiento de la narrativa católica que por largos años les obligaba moralmente a cumplir el papel reproductivo y a cuidar de los maridos. La irrupción del feminismo como respuesta a las conductas machistas y misóginas de iglesias, Estados y culturas alrededor del mundo podría explicar en parte la reducción de la tasa de natalidad.

Hay, sin duda alguna, una toma de conciencia en las nuevas generaciones alrededor del sentido de la vida tradicionalmente asociado a que los seres humanos “se realizan” casándose, trabajar toda la vida en una misma empresa hasta jubilarse y tener hartos hijos. La preferencia por viajar, vivir con gatos o perros, dormir hasta tarde, o quizás el “miedo” a asumir la responsabilidad que representa tener hijos pueden ser razones válidas para negarse a dejar descendencia.

Ojalá que dentro de las razones para no traer hijos al mundo los jóvenes tengan el carácter disruptivo de la especie humana  y la condición de "plaga" que adquirió por las formas en las que logró modificar los ecosistemas naturales de tal manera que hoy se habla del Antropoceno como una nueva época geológica. "Los humanos alteraron grandes porciones del paisaje e intervinieron en el acervo genético natural mediante el cultivo de plantas para cosechas y la domesticación de animales y dejó huellas detectables en el registro geológico”. 

Las circunstancias en las que el sistema mundo capitalista se reproduce pueden también estar incidiendo en la decisión de los y las muchachas de negarse a tener hijos. La crisis climática como asunto global quizás esté aportando su grano de arena a dicha negativa. Es posible que aparezcan otras razones, pero no, Lozano y Vélez seguirán insistiendo en que Petro es el culpable. Imagino que los legrados presentados desde el 7 de agosto de 2022 también son responsabilidad del presidente de la República.

Si hay jóvenes que se niegan a tener hijos por miedo a que sus vástagos puedan resultar en sus vidas adultas clasistas, racistas, homofóbicos, aporofóbicos, misóginos, arrogantes, irresponsables, mentirosos y “lambones”, lo mejor es que se mantengan en la negativa de reproducirse pues en el país son millones los adultos que se comportan de esas indeseables maneras.


luis carlos vélez y juan lozano - Búsqueda Imágenes

jueves, 19 de diciembre de 2024

2022-2024: LA PRENSA HEGEMÓNICA HACIENDO MAL PERIODISMO

 Por Germán Ayala Osorio

 

Dos años es suficiente tiempo para evaluar el trabajo realizado por los medios masivos colombianos. Los tratamientos periodísticos dados a los hechos noticiosos relacionados con el ejercicio gubernamental de parte de las empresas mediáticas que optaron por hacerle oposición política al actual gobierno son negativos. Ese balance recae sobre los medios escritos como El Tiempo, El Colombiano, El País de Cali y la revista Semana; igualmente para los noticieros de televisión de RCN y Caracol y sus órganos de difusión radial y para Blu radio.

Veamos algunas circunstancias y hechos puntuales que permiten evaluar de manera negativa estos dos años de ejercicio periodístico de las señaladas empresas informativas. Esos medios le apostaron a generar un clima de incertidumbre y miedo en las audiencias a partir de exageraciones o lecturas catastrofistas de hechos económicos y políticos.

Veamos varios ejemplos: desde antes de la posesión del presidente Petro el 7 de agosto de 2022 casi al unísono la señalada prensa hegemónica le apostó a generar un ambiente económico desfavorable que sobrevendría por la llegada por primera vez de un gobernante con ideas progresistas u asociadas a las operaciones de los Estados de Bienestar europeos. Varios periodistas afirmaron que el dólar llegaría a los 5 mil pesos y podría llegar hasta los 7 mil; además, que habría una estampida de colombianos, incluido el éxodo de empresarios por la llegada del “socialismo/comunismo”. Algunas figuras de la “farsándula” criolla anunciaron públicamente que abandonarían el país porque había llegado el maldito comunismo. La senadora Cabal y Marbel dijeron que se irían del país si ganaba Petro. Dos años después y las maletas siguen listas.

Con el caso de los pasaportes, armaron una cruel novela. Al final, no se dejaron de entregar los documentos, esto es, no se paralizó el sistema. Lo mismo hicieron con el suministro de gas. Malinterpretaron un comunicado oficial para señalar que habría desabastecimiento cuando se trataba de actividades de mantenimiento. Les alcanzó la “mala leche” para ocultar que el país importa gas desde hace varios años, exaltando de manera negativa que sería con el gobierno de Petro que se darían las primeras importaciones. También llegaron a informar- sinónimo de asustar en este caso- con el racionamiento de energía. Recordaron el apagón y la “hora Gaviria” en los tiempos en los que gobernó César Gaviria, el neoliberal que inauguró el proceso de privatización del Estado, permitió el aumento de la concentración de la riqueza en pocas manos y la naturalización de la pobreza y la consolidación de la informalidad laboral.

Producir pánico económico fue el objetivo que se plantearon los propietarios de esos medios. Esa parece ser que fue la instrucción editorial dada a sus periodistas, en particular a sus más reconocidas “vedettes”. Con el pasar del tiempo iniciaron actividades de indagación y filtración de información que pudiera dañar la imagen del presidente Petro, la de los miembros de la familia presidencial y las de sus más cercanos colaboradores. Primera conclusión: nunca en la historia reciente del periodismo se vio el interés de desestabilizar a un gobierno usando los medios masivos como arma política.

Minimizar los logros del gobierno en materia de entrega de tierras, control de la inflación, decomiso de cocaína y captura de narcos invisibles y el manejo responsable de la economía, incluido el respeto por la regla fiscal hizo parte de esa apuesta desestabilizadora y deslegitimante. Por el contrario, exaltaron yerros en la forma como se concibió la Paz Total y el diseño de los criterios para elegir Gestores de Paz. “El país quedó en manos del hampa” se impuso como verdad, para asegurar el regreso de los amigos de la miedosa Seguridad Democrática.

El festín noticioso corrió por cuenta de dos escándalos: el caso en el que está involucrado Nicolás Petro y que tocó la campaña Petro presidente y el escándalo de corrupción en la Unidad de Riesgo al que intentan aún darle la dimensión jurídico-política del proceso 8.000 buscando como sea responderse la pregunta clave: el presidente Petro sí sabía del entramado de corrupción en esa entidad.

Aunque el proceso político-periodístico le apuntó a desestabilizar al gobierno a través de la generación de incertidumbres sociales, ese propósito se fue desvaneciendo gracias a las acciones de gobierno, pero en gran medida a que el presidente Petro desde su cuenta de X los contraatacó de tal manera que las mentiras, exageraciones, medias verdades y la “mala leche” de las empresas mediáticas quedaron en evidencia. Haberles reducido la pauta oficial también ayudó. Expuestas de esa manera por el propio jefe del Estado, ayudado en parte por los youtubers, influenciadores y por el trabajo de RCTV, abandonaron esa tarea. La interpretación exagerada o no del golpe blando por parte del presidente de la República, lo cierto es que, desde el Congreso, el Consejo de Estado, la Corte Constitucional y el Consejo Nacional Electoral le han apostado, cada uno desde sus competencias y decisiones, afectar la ejecución del programa de gobierno, así como la legitimidad del presidente.

Mientras institucionalmente específicos agentes del establecimiento colombiano aseguraban el enfrentamiento con el Ejecutivo, las mismas empresas mediáticas se dedicaron a cubrir los rifirrafes y las reacciones de Petro en contra de cada una de las entidades bajo criterios ideológicos. Al final, medios y periodistas apelaron al clasismo, al racismo, al pasado guerrillero de Petro, su origen popular e incluso a asuntos de su fuero personal(intimidad) para imponer esa narrativa con la que se insiste en la pugna y el odio entre ricos y pobres, entre dignos e indignos; entre gente fina (los de bien) y los ordinarios, esto es, el pueblo que representa Gustavo Petro. Segunda y última conclusión: los medios hegemónicos colombianos además de ser actores políticos son agentes ideologizadores e ideologizantes al servicio de una élite que a pesar de las evidencias que señala que actúan guiados por un ethos mafioso, sigue presentándose como infinito faro moral.

Faltan menos de dos años para que Petro entregue la Casa de Nariño. Lo más probable es que las empresas mediáticas aquí señaladas sigan haciendo los mismos tratamientos periodístico-noticioso de los hechos acaecidos. Están cumpliendo un mandato de sus dueños. Si la derecha vuelve al poder en el 2026, volveremos a ver a la misma prensa que se hincó ante el poder intimidante de Uribe, la misma que fue dócil con Santos y cómplice con el fatuo del Iván Duque, el eterno aprendiz y títere del 1087985.



Imagen tomada de nestor morales, vicky davila - Búsqueda Imágenes

miércoles, 18 de diciembre de 2024

KATHERINE JUVINAO PILLADA EN UNA “COLOMBIANADA”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La pillada a la congresista Katherine Juvinao “vapeando” tiene todos los ingredientes para ser considerada una “colombianada”, que no es otra cosa que la práctica muy común en el país de violar las normas a pesar de saber de su existencia.

Las trasgresiones casi siempre se hacen desde lugares de privilegio. La señora Juvinao sabía de la existencia de la norma que prohíbe fumar y vapear en recintos cerrados por cuanto dicha ley fue aprobada estando ella en el Congreso. Es decir, se legisla para que sean otros los que estén obligados a cumplir las normas. Los y las congresistas estarían exentos de acatar las medidas por su condición privilegiada.

La monumental trastada de Juvinao se dio en medio de la discusión del proyecto de reforma al colapsado sistema de salud (Ley 100 de 1993) por cuenta de la avaricia de presidentes y miembros de juntas directivas de las EPS y el silencio cómplice de gobiernos y ministros de salud anteriores que al darse cuenta de la corrupción en el manejo de los millonarios recursos públicos girados por el Estado, prefirieron mantener las apariencias de un sistema pensado para beneficiar exclusivamente a agentes privados y por esa vía afectar los derechos de los pacientes. Lo curioso es que en el pasado, Juvinao criticaba fuertemente a las EPS y al sistema de salud. En algún momento, en un trino, lo calificó de "asesino". Hoy defiende a dentelladas ese mismo sistema y a las prestadoras de salud que en el pasado se prestaron para el desvío de millonarias sumas de dinero que terminaron invertidas en condominios y clubes privados. 

A pesar de estar dentro de un espacio cerrado y en medio de semejante discusión vapeó y al verse pillada por la cámara de televisión intentó esconder el vapeador. Sin duda alguna, una “colombianada” que, además de infantil da cuenta del perfil taimado de la congresista que se confirma políticamente porque se hizo elegir con las banderas del progresismo, pero luego, como veleta ideológica, terminó defendiendo las ideas de la derecha y optó por oponerse a las reformas sociales que el país demanda en materias de salud y trabajo.

En las redes sociales la imagen sirvió para que las bodegas y algunos perfiles petristas aprovecharan la oportunidad para cobrarle el “error”. Entonces, vinieron los memes y juegos de palabras con su apellido Juvinao: la llaman ahora Katherine “Fuminao” a raíz de la cómica escena de la que fue protagonista. El matoneo durará posiblemente otras 24 horas, hasta que aparezca un nuevo hecho, cómico o no, que ponga de nuevo de presente que estamos en medio de una insondable crispación ideológica y política. Lo que posiblemente no se olvide es que la “colombianada” que protagonizó la congresista no solo dice mucho de ella, sino de lo que somos como sociedad.

Creo que la señora Juvinao sufrió una confusión temporal, esto es, se adelantó en el tiempo a su legítimo sueño de irse a vivir a una isla, después de “hacer 2 Cámaras y 2 Senados” como lo dijo en un video privado que se hizo público. Una vez cumpla su sueño, en aquella imaginada isla, podrá vapear todo lo que quiera, así termine desconociendo el artículo 49 de la Constitución Política que en un aparte dice que “toda persona tiene el deber de procurar el cuidado integral de su salud y la de su comunidad”. Se trata, sin duda alguna, de una ética del autocuidado que Juvinao parece no practicar. 

Adenda: en las disculpas públicas que ofreció Juvinao evitó hablar de la vapeada. “Me disculpo con la ciudadanía por lo sucedido ayer en plenaria". Ese acto de habla también dice mucho de su talante, pues bien pudo dar explicaciones de su conducta.  



Imagen tomada de:

(Video) Pillan a la representante Catherine Juvinao usando un vapeador en pleno debate de la reforma a la salud


martes, 17 de diciembre de 2024

EFRAÍN CEPEDA: EL QUE JAMÁS EMPUÑÓ UN ARMA, PERO…

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el enfrentamiento político, institucional y personal que por estos días sostienen el presidente del Senado, Efraín Cepeda y el presidente de la República, Gustavo Petro nuevamente sirvió para exponer el pasado guerrillero del jefe del Estado como un factor que lo inhabilita ética y moralmente para criticar las actuaciones de los congresistas, incluidas por supuesto las de los miembros de las comisiones y las juntas directivas de Senado y Cámara, así como los fallos de las altas cortes (Consejo de Estado y Corte Constitucional).

Para el presidente de la República, Efraín Cepeda representa al típico politicastro colombiano, esto es, a aquel político mañoso, rastrero, malintencionado, inhábil y que apunta de hechos obscuros desea conseguir sus objetivos. Los fines turbios que le endilga Petro tienen que ver con su participación en un eventual “golpe parlamentario”, que sería una etapa más del llamado “golpe de Estado blando” que de manera temprana advirtió el jefe del Estado que le querían dar.

De manera directa Petro le dijo al más representativo godo que defiende la tradición y los intereses de los agentes más poderosos del establecimiento colombiano que frena el debate democrático. “Espero no termines tu vida parlamentaria como rémora de la historia. Si quieres ser presidente, no lo busques a través del golpe de estado: te odiaría el pueblo colombiano”.

La reacción de Cepeda se dio en estos términos: “jamás he empuñado un arma…”. En su respuesta, el ladino congresista no pudo dejar de enrostrarle al presidente su pasado subversivo, asumido por una parte importante de la sociedad como un acto imperdonable e injustificable a pesar de todos los procesos de paz, la dejación de armas, las peticiones de perdón y la reincorporación a la vida social, económica y política del país tal y como sucedió con el M-19, grupo armado ilegal en el que militó Gustavo Petro.

A pesar de su origen conservador,  Efraín Cepeda parece olvidar que fue el propio presidente Belisario Betancur Cuartas quien reconoció que había “unas causas objetivas” que en su momento legitimaron el levantamiento armado de las guerrillas en los años 60 y 70. La Comisión de la Verdad interpretó así la apuesta por la paz de Betancur Cuartas: “para él, las causas del conflicto armado se centraban en la pobreza y la desigualdad social y política, tal como lo había señalado desde finales de los años cincuenta la Comisión Investigadora de las Causas de la Violencia. Su gobierno se proponía ampliar la democracia y pagar la deuda social”.

Así como se asume que todo lo que diga Petro no se puede separar de su investidura y de lo que representa la figura presidencial dentro de un régimen presidencialista como el colombiano, lo dicho por Efraín Cepeda no se puede separar de su condición de presidente del Senado. Así las cosas, el máximo vocero del legislativo colombiano, en donde se legitimó el acuerdo de paz firmado en La Habana, sigue atado a la valoración inmoral a la que están atados millones de colombianos contra aquellos que en el pasado optaron por tomarse el poder a tiros. Esa apreciación de Cepeda hace pensar en que, de mantenerse esa línea moralizante, esa corporación no estaría dispuesta a tramitar normas conducentes a facilitar venideros procesos de paz. Y lo peor de todo es que esa tasación inmoral que hace Cepeda se extiende a todas las formas de arrepentimiento y peticiones de perdón e incluso a todas las actuaciones y decisiones que hayan tomado los exguerrilleros una vez reincorporados a la vida política, social y económica del país.

El hecho de “no haber empuñado un arma” le sirve a Cepeda para ocultar las causas objetivas que reconoció Betancur y para desestimar que justamente la responsabilidad política de los levantamientos armados en Colombia recae en políticos como él que se acostumbraron a legislar a favor de una élite mezquina a cuyos miembros jamás les interesó consolidar una democracia social, política y económicamente moderna y mucho menos, una República.

La inmoralidad de los grupos armados ilegales que se levantaron contra el Estado debería de asumirse como fenecida a partir del momento en el que se entregan las armas y se aceptan las reglas de la democracia. Por el contrario, y de acuerdo con lo dicho por Cepeda, insistir en que la impudicia de los guerrilleros del M-19 es insuperable, confirma que los tratados de paz terminan siendo insulsos documentos para congresistas y otros cientos de miles de colombianos que jamás estuvieron dispuestos a perdonar. “No haber empuñado un arma” es un acto de habla que exhibe rabia, incomprensión de la historia, pero sobre todo la nula empatía hacia los millones de colombianos víctimas de la República oligárquica que defiende Efraín Cepeda. Parece ser que la única violencia que acepta Cepeda es la política y económica que viene ejerciendo el establecimiento colombiano contra millones de colombianos. 



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lunes, 16 de diciembre de 2024

CRISPACIÓN IDEOLÓGICA, INTELECTUALES Y PROSPECTIVA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

A menos de dos años de terminar su mandato, el presidente Petro se atrinchera más en la Casa de Nariño para desafiar a la clase política que optó por hacer oposición de la peor manera: sin discutir las propuestas y aportando a la consolidación de un peligroso clima de odios ideológicos cuyo origen se remonta al pírrico triunfo del No en el plebiscito por la paz.

Ya no hay tiempo para hacer acuerdos y mucho menos hay voluntad en las partes para pactar unos mínimos de convivencia política entre el Ejecutivo y el Legislativo, convertido este último, por cuenta de la obtusa y férrea oposición, en un enemigo de las reformas que el país necesita. A ese mal ambiente se suman las decisiones de altas cortes como el Consejo de Estado y la propia Corte Constitucional cuyos fallos claramente devienen politizados y exhiben una toma de partido que evita que haya un diálogo armónico entre los tres poderes públicos.

Con la frase “maldito el parlamentario que a través de las leyes destruye la prosperidad de su propia tierra, de su propio pueblo”, Gustavo Petro expuso a los congresistas opositores ante sus seguidores a la espera de que en el 2026 sea posible renovarlo. Justamente, esa es una de las tantas quimeras que arrastramos como sociedad: renovar el Congreso. Remozar esa corporación, junto a lograr la paz en el país y acabar con la prostitución en el mundo son sueños tan inveterados que se van tornando en unas verdaderas utopías.

Por más que la izquierda y el progresismo hagan pedagogía electoral con el pueblo que sus voceros y principales figuras creen que los sigue, la clase empresarial y los banqueros seguirán poniendo en el Congreso a sus fichas para evitar que se legisle en contra de sus intereses, muchos de ellos pérfidos y contrarios al objetivo de profundizar la democracia en los términos planteados por Chantal Mouffe. Realmente, no son congresistas los que ponen en esas curules. Son lobistas con fuero.

Una vez termine este gobierno  vendrán las desafiantes campañas políticas con las que nuevamente el marketing político hará de las suyas para que todos los candidatos presidenciales, en particular los de la derecha y el medroso “centro” se dediquen a vender humo, evitando así exponer con franqueza que hay asuntos de fondo que como país debemos discutir para ver si algún día logramos dejar atrás las taras civilizatorias que nos identifican como una sociedad premoderna, clasista, racista y con tendencias fascistas; y lo que es peor, con unas élites rentistas a las que solo les interesa concentrar más y más riqueza y poder y por esa vía entorpecer los ya débiles procesos civilizatorios de los que hacemos parte.

Lo peor de todo es que los llamados intelectuales no aparecen para llamar la atención del peligroso ambiente sociopolítico y electoral que venimos naturalizando por cuenta de un ejercicio periodístico ideologizado, impulsivo, mentiroso y mediocre que terminó develando la verdadera naturaleza política de las empresas mediáticas. Los más reconocidos escritores, pensadores, académicos, investigadores, científicos y filósofos, entre otros, parecen estar en “modo avión” para no atender llamados y mucho menos para intentar explicaciones y exponer posibles salidas a tanta animadversión y violencia discursiva expuestas en redes sociales, en las relaciones entre los tres poderes públicos y en las propias emisiones de los noticieros.

El presidente Petro debería de convocar a la Comisión de Sabios para que sus miembros le hablen al país. O quizás haga falta un ejercicio de prospectiva como el que Destino Colombia planteó con sus 4 escenarios posibles de los cuales por lo menos se cumplió aquel que llamaron “Todos a marchar”, cuyos efectos de la anhelada “mano firme” aún estamos lamentando.




cuatro escenarios para Colombia Destino colombia - Búsqueda Imágenes

domingo, 15 de diciembre de 2024

JAIME ANDRÉS BELTRÁN: EL “TIGRE” QUE NECESITA URIBE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Jaime Andrés Beltrán podría ayudarle al expresidente Uribe a resolver el dilema electoral que enfrentará cuando deba tomar la decisión de quién llevará la bandera del Centro Democrático en el 2026: si Vicky Dávila, Claudia López o María Fernanda Cabal.

Por cuenta de la anulación de la elección como alcalde de Bucaramanga, Beltrán lanzó una llamativa “amenaza” contra los jueces del Tribunal Administrativo de Santander que anularon su elección como alcalde de la ciudad de los parques: “Si querían tumbar a un alcalde, les nace un presidente de la República”, espetó el político que admira a Nayib Bukele, presidente de El Salvador. Su emotiva y tempranera pretensión de llegar a la presidencia puede ser asumida por la derecha como una oportunidad única para superar la disyuntiva en las que están metidos los Machos de ese espectro ideológico por las molestias que les generan las aspiraciones presidenciales de Dávila de Gnecco, López Hernández y Cabal de Lafourie. Uribe y otros machitos de la derecha no se sienten seguros y mucho menos cómodos al tener que entregarle la responsabilidad de dirigir los destinos del país a una mujer.

Beltrán tiene todo para ser el ungido de Uribe: cree en Dios y asegura que por la voluntad de este llegó a la alcaldía de Bucaramanga; es cristiano y le encanta todo lo que tenga que ver con brindar seguridad. Habla duro y explosivo como le gusta al gran hacendado. Esto dijo el “Bukele” santandereano en reacción a la decisión que deberá revisar el Consejo de Estado: “A mí me pusieron aquí más de 90.000 personas. A mí no me eligió Petro ni la izquierda ni los politiqueros. Me eligió el pueblo y me puso Dios, quien es el que pone y quita reyes. Por lo tanto, vamos a estar aquí hasta que Dios lo determine. Si querían tumbar a un alcalde, les nace un presidente de la República (...). La manera como han venido difamando a mi familia, a mi fe, a mi casa no tiene precedentes. Nunca había visto a la clase politiquera y a la izquierda junta para tumbar a un gobierno”.

Algunos analistas asumen lo expresado por Beltrán como una manera de distraer la atención por el sentido del fallo proferido por el Tribunal Administrativo de Santander. Quizás el anulado alcalde de Bucaramanga sea el “tigre” que Uribe esté necesitando para salir del encarte en el que está por cuenta de las aspiraciones de las tres “tigresas” que lo idolatran, pero que para él no son garantía para que el país vuelva a los tiempos de la “mano dura y el corazón grande”, esto es, el regreso a la Seguridad Democrática, la misma que dejó 6402 falsos positivos, millones de desplazados y la operación del Ejército nacional como una fuerza al servicio de intereses privados.

Ya veremos si en El Ubérrimo le copian a Beltrán la “pataleta electoral”. El expresidente y expresidiario ya tiene entre sus zarpas la camiseta del Atlético Bucaramanga que le regaló el propio alcalde de Bucaramanga. No creo que le disguste tener entre su espolón a quien podría ser en el 2026 el “Bukele” colombiano.



Imagen tomada de Expresidente Uribe suma una nueva camiseta de fútbol, la del Atlético Bucaramanga - Infobae

sábado, 14 de diciembre de 2024

DANIEL MENDOZA: EL EMBAJADOR QUE TUMBÓ LA DOBLE MORAL

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El fallido nombramiento como embajador en Tailandia del creador de la exitosa y premiada serie Matarife, Daniel Mendoza Leal deja varios asuntos claros que bien vale la pena revisar:

1.       1. Colombia sigue y seguirá por largo tiempo siendo una sociedad simuladora, farisea, melindrosa, hipócrita, rezandera, camandulera, puritana, devota y timorata. Así las cosas, la doble moral seguirá aplicándose especialmente a quienes hayan cometido el grave error de criticar o develar las andanzas criminales de uno o de varios de los agentes del establecimiento colombiano.

2.       2. Aquellos que, habiendo disfrutado de las “buenas maneras” de la élite tradicional en clubes, de un momento a otro hayan decidido romper el pacto de silencio firmado sobre finas mesas de nogal, serán perseguidos por la PMM (Policía Moral y Mediática).

3.       3. Atada a esa doble moral están elementos de clase que hacen posible que las relaciones con menores de edad, consumo de drogas o prácticas homosexuales que sostengan algunos de sus más connotados miembros siempre serán asumidos como “deslices recreativos”, pero jamás como crímenes. Queda más que claro que son muy pocos los que se pueden dar esos gusticos: curas, políticos, empresarios y rectores de prestigiosas universidades.

4.       4. Quien haga las veces de presidente de la República está obligado a cogobernar con los agentes cercanos al establecimiento. Cualquier decisión contraria será atacada con furia por los agentes mediáticos, sociales y políticos dispuestos en la arena pública para defender la tradición. Por lo tanto, las embajadas y consulados deben seguir entregándose exclusivamente a amigos del establecimiento sin que importe que sobre los designados embajadores o cónsules sobrevengan investigaciones por crímenes y tráfico de cocaína. Ante todo, la defensa de los altos intereses de la Patria.

5.      5.  Las condiciones que impone vivir bajo el embrujo macondiano hacen plausible confundir la realidad con la ficción. Los párrafos obscenos que aparecen en la novela de Mendoza Leal no son aptos para los castos oídos de las feministas y oscurantistas respetuosas del establecimiento colombiano. Las finas y reputadas revistas con mujeres desnudas, así como la publicidad sexista sirven para exaltar la belleza del cuerpo de la mujer, incluidas por supuesto la simpática letra de la canción “mamacitas desde los 14”. Jamás pueden entenderse como formas de instrumentalización de la mujer y mucho menos consideradas como sexualmente apologéticas.

 

Adenda: se aplaude la decisión de Daniel Mendoza Leal de declinar el nombramiento como embajador en Tailandia, a pesar del visto bueno del gobierno de ese país. Las discrepancias al interior de los progresistas alrededor de la designación de Mendoza como diplomático deben permanecer en el tiempo porque es una de las tantas formas de diferenciarse de la derecha, de la tradición y de la doble moral establecida.




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viernes, 13 de diciembre de 2024

PETRO, SIMÓN BOLÍVAR Y LOS MALDITOS CONGRESISTAS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La férrea, absurda, indolente, irresponsable, infantil y mezquina oposición política que la derecha le viene haciendo en el Congreso a las iniciativas legislativas presentadas por el gobierno de Petro están radicalizando de tal forma al presidente de la República que en sus trinos después de hundido el proyecto de la ley de financiamiento, parece estarse acercando al espíritu libertador de Simón Bolívar.

Con la sentencia “maldito el parlamentario que a través de las leyes destruye la prosperidad de su propia tierra, de su propio pueblo”, Gustavo Petro dejó ver su rabia por lo acontecido en el legislativo. La historia recogerá la señalada locución para explicar que en el siglo XXI hubo un presidente que quiso “liberar al país del yugo de la derecha neoliberal que privatizó el Estado” por más de 30 años, sometiendo al pueblo a vivir en medio de la pobreza y la desigualdad, la informalidad laboral y a los designios de unos pocos que siempre gozaron de beneficios sociales, políticos y económicos propios de una democracia tan imperfecta, como procedimental como la colombiana. La llamativa y fuerte expresión presidencial hizo recordar la célebre frase atribuida a Simón Bolívar: “maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo".

Aunque las dos frases hacen parte de contextos bastante disímiles, comparten el sentido emancipador, libertario, disruptivo y subversivo con el que Petro quiere ser recordado. Aunque deje avances en materia de entrega de tierras, la gran reforma agraria no la logrará porque los grandes terratenientes seguirán apostándole a la producción de “comida para los carros” (bioetanol), a la ganadería extensiva, así como al crecimiento urbanístico insostenible que ya tiene hoy a la capital del país padeciendo racionamiento de agua.

Al ser la prensa hegemónica el notario de la historia, los titulares que recogieron la expresión presidencial ayudarán a los historiadores y a los analistas políticos a explicar lo que sucedió un día de diciembre de 2024. El Universal tituló Petro trató de “malditos” a congresistas que hundieron reforma tributaria. Entre tanto, Blu radio, La FM y W radio, todos medios que le hacen oposición política al gobierno, titularon de manera parecida.

Ante semejante coyuntura y al reconocer que a pesar de ser gobierno no tienen el poder, a Petro le quedan dos caminos: el primero, radicalizarse aún más y gobernar por decreto y el segundo, posicionar la narrativa que señala que por culpa de unos “malditos congresistas” su obra de gobierno no se pudo ejecutar. Lo más probable es que extienda la descalificación a la oligarquía que patrocina a los congresistas para que legislen a favor de los intereses de sus poderosos miembros.

Al tratar a los congresistas de “malditos”, el jefe del Estado rompe cualquier posibilidad que desde el ministerio del Interior se intenten acciones conducentes a recomponer las maltrechas relaciones entre los dos poderes públicos. Al llamarlos de esa manera, Petro busca “echarle encima al pueblo” que él cree que lo sigue y que está dispuesto a movilizarse para defender el proyecto político que la derecha congresional está decidida a frenar con el único objetivo que los mueve: evitar a toda costa que al gobierno y al país le vayan bien porque ello le allanaría el camino al petrismo para volver a triunfar en las urnas en el 2026.

El malestar social que puede estarse incubando por cuenta de las confrontaciones políticas alimentadas desde el Congreso y desde la propia Casa de Nariño y el visible odio visceral que se respira en las redes sociales pondrán a prueba tanto a ese pueblo, como a la misma derecha cuando en algún momento se presente un nuevo estallido social. 




Petro se descompuso, llamó ´malditos´ a los parlamentarios - HOY DIARIO DEL MAGDALENA


jueves, 12 de diciembre de 2024

DANIEL MENDOZA: UN LEAL EMBAJADOR EN TAILANDIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Todos los presidentes electos en Colombia y quizás los de todos los países del mundo están obligados a pagar con puestos y contratos los apoyos económicos y políticos recibidos durante las campañas. Esos últimos están asociados a políticos profesionales y a partidos, pero también a las diversas formas de activismo en las redes sociales.

Si se acepta esa realidad cultural, el presidente Petro no podría ser la excepción. Y por supuesto que no lo es. Una de las maneras de devolver los favores recibidos durante la campaña electoral de 2022 es nombrar embajadores o cónsules a quienes se destacaron en la promoción y defensa del proyecto político que encarna Gustavo Petro. No hay duda alguna de que se trata de una burla a quienes se han preparado a través del estudio de la diplomacia y las relaciones internacionales en espera de llegar a ocupar esos cargos diplomáticos. Pero así es la política. Es bajo esas circunstancias que se debe entender el nombramiento de Daniel Mendoza Leal como embajador en Tailandia.

La polémica desatada en redes sociales en torno al nombramiento del abogado, criminalista, activista  y creador de la exitosa serie El Matarife está fundada en señalamientos morales propios de una sociedad mojigata como la colombiana que pidió a gritos que el asesino y violador de niños Luis Alfredo Garavito fuera ahorcado o pagara cadena perpetua por los crímenes que cometió, pero que ha sabido guardar silencio y dejado ver apoyos diplomáticos, sociales y políticos frente a curas católicos pederastas y pedófilos que usaron su investidura para violar y manosear monaguillos y estudiantes. Desde el propio Vaticano se exhiben silenciosos actos con los que se legitima la pederastia y la pedofilia.

Es la misma sociedad que ha preferido guardar silencio frente a los casos de miembros de familias oligárquicas que comparten los mismos deseos por los menores de edad. Esos casos no saldrán jamás a la luz pública, pero circulan socialmente; y también frente a las prácticas homosexuales de políticos que en público rechazan con inusitada vehemencia el matrimonio igualitario y aborrecen los desfiles del orgullo gay, a sabiendas de que dentro de sus núcleos familiares hijos, tíos y padres continúan dentro de los closets en donde guardan sus verdaderas identidades y gustos sexuales. Una doble moral que confirma que somos una sociedad simuladora, farisea, melindrosa, rezandera, camandulera, puritana y timorata.

Volvamos al caso Mendoza Leal. Que se sepa, el realizador de la serie Matarife no tiene cargos o condenas por haber violado mujeres o menores de edad. Circulan sí, apartes de una novela que escribió en la que sus personajes hablan de manera “desvergonzada”. Mendoza Leal se ganó esa embajada por su activismo y defensa de las ideas progresistas y porque se cree que con la serie Matarife, que expuso la atormentada y cuestionada vida privada y pública de Álvaro Uribe Vélez, logró impactar en cientos de miles de jóvenes que alguna vez simpatizaron con las ideas del hacendado y caballista. Recordemos que la serie se publicó en plena pandemia y que sus innegables impactos sociales y políticos llevaron al propio expresidente Uribe a solicitarle a los jueces que protegieran su “buen nombre”, mancillado según sus propios abogados por lo señalado en la premiada producción audiovisual. Esa partida legal se la ganó el hoy flamante embajador en Tailandia.

Cuando el entonces presidente Álvaro Uribe nombró en la embajada de Chile a Salvador Arana Sus, los mismos sectores sociales que hoy están aterrados por el nombramiento de Mendoza en la embajada de Tailandia, muy seguramente guardaron silencio a pesar de que al momento de llegar al país austral ya pesaban sobre él señalamientos por graves crímenes. “Arana Sus fue gobernador de Sucre entre los años 2001 y 2003 y fue embajador de Colombia en Chile entre 2002 y 2004. Fue procesado por la Corte Suprema de Justicia por la desaparición forzada y homicidio de Eudaldo León Díaz, alcalde de El Roble, Sucre. También se le imputó el delito de concierto para delinquir agravado por colaborar con el Bloque Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y peculado por apropiación y falsedad ideológica por desviar fondos de las regalías del departamento de Sucre a grupos armados al margen de la ley “.

El nombramiento de Mendoza Leal sirve para darnos cuenta de la doble moral y de la aplicación selectiva que como sociedad solemos hacer de los valores y principios que acompañan a un colectivo premoderno, católico, rezandero, conservador, godo y muy dado a hacer plausibles disímiles delitos dependiendo de quién y en qué condiciones se cometen. Es preferible poner de embajador a un deslenguado por Daniel Mendoza y no a un político que el día de mañana sea noticia porque en su finca encontraron un laboratorio para el procesamiento de cocaína. ¿Recuerdan el caso del embajador en el Uruguay, un tal Fernando Sanclemente?; u otro encontrado responsable de execrables crímenes, como el señor Arana Sus. 

Adenda: en los orígenes de la palabra Tailandia aparece la raíz Thai que significa libre o libertad. Y Bangkok, su capital, significa <<aldea de la ciruela silvestre>>. Así como Uribe tuvo la libertad y la desfachatez de regalarle una embajada a Salvador Arana, el presidente Petro tiene la misma libertad y quizás la intención de provocar a la caverna colombiana, haciendo lo propio con Mendoza Leal. Quizás Petro valore en demasía, aún por encima de lo que digan las feministas y los demás sectores societales, la valentía de Daniel Mendoza de haber enfrentado al poderoso y temido Álvaro Uribe Vélez. Queda claro que Petro y Mendoza asumen al expresidente y expresidiario antioqueño como un “enemigo político” en común y el gusto por incomodarlo.



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miércoles, 11 de diciembre de 2024

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañas o estribillos que van calando en los sectores de opinión afines a los partidos o agentes políticos responsables de esas locuciones. Son las mismas expresiones que los “expertos” en marketing político recogen sin mayor discusión para el diseño de las campañas y la imagen salvadora de los candidatos. Para el caso que nos ocupa en esta columna se aludirá a varias expresiones lanzadas por la derecha, que mas parecían profecías apocalípticas capaces de arruinar cualquier idea de futuro, que sugerentes e inquietantes ideas políticas.

Antes de que Gustavo Petro Urrego se convirtiera en presidente de la República, la porfiada derecha colombiana lanzó varias alocuciones con las que buscaron asustar a los electores con el fantasma del “castrochavismo”, expresión acuñada por el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez en los tiempos del plebiscito por la paz. Asumido el Señor Acusado como el “muro de contención” que ha evitado que el “comunismo llegue al país”, sus más fieles seguidores hicieron uso de otras sentencias como “nos vamos a convertir en Venezuela”, “seremos la segunda Venezuela”; otras con pretensiones de silogismos como el “socialismo es hambre, por lo tanto, Petro es hambre”; “Petro expropiará fincas y casas”.

A dos años de abandonar la Casa de Nariño, ninguna de las temerarias profecías de la derecha se cumplió. El gobierno del exguerrillero no expropió haciendas ni viviendas y mucho menos nacionalizó empresas o bancos. Por el contrario, a poderosos hacendados, incluido el propio Uribe Vélez, les ofreció comprarle sus tierras a precio comercial para darle vida a su proyecto de reforma agraria. Huelga recordar que el expresidente antioqueño fue quien se apropió de manera irregular del baldío el Laguito 2, el mismo que se vio obligado a devolver por presiones políticas e institucionales.  Y de acuerdo con un informe de la Contraloría General de la República, en los tiempos de Sandra Morelli, varios ingenios azucareros del Valle del Cauca estarían apropiándose también de manera irregular de baldíos en la altillanura. Para qué hablar de los procesos “legítimos”, pero ilegales de extinción de dominio que echaron a andar hacendados de la mano de los grupos paramilitares.

 

Los indicadores macroeconómicos dan cuenta de que la economía va mejorando. Se tiene controlada la inflación y se viene respetando la regla fiscal. Pasados los dos años, lo único cierto y fácil de probar es que no “nos convertimos en Venezuela” y mucho menos llegó el “castrochavismo”.  

A los sectores de la derecha desesperados por la falta de contratos y ministerios solo les queda el tema de la salud para insistir en el fantasma del “comunismo”. Entonces, hablan de la estatización del aseguramiento en salud y por lo tanto del colapso total del sistema por cuenta de las intervenciones a las EPS que, de acuerdo con los informes y procesos abiertos por la Superintendencia de Salud, desviaron millonarios recursos públicos a través de sospechosos movimientos financieros como los que incurrió, según la misma fuente, la EPS Coosalud de cuya junta directiva hacen parte hermanos de los expresidentes Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos. Sobre este asunto hay que reconocer dos cosas: la primera, que al entrar a esculcarles los libros contables a las EPS, el gobierno Petro no estaba preparado para responder a la reacción de varias de estas de acogerse voluntariamente a ser intervenidas; y el segundo, que los congresistas que vienen negándose a aprobar la reforma a la salud están articulados a los intereses de los propietarios de las EPS que buscan afanosamente que el gobierno se eche para atrás y les devuelva la “minita” de oro que venían explotando con tranquilidad durante más de 30 años.

En total consonancia con esos intereses económicos, políticos y de clase, y ante la desaparición del fantasma del castrochavismo, solo les queda hablar de “vamos a recuperar el país”. Aunque mantienen el tono apocalíptico, la exageración y la mentira, con esta alocución apelan a la memoria de los incautos, ignaros e insulsos ciudadanos que se atreven a confirmar en redes sociales que efectivamente llegó el comunismo al país.  

Y el único objetivo que hay detrás de la frase  Vamos a recuperar el país” está asociado a regresar a la Casa de Nariño, hacerse nuevamente con el Palacio, para desde ahí continuar ejecutando el proyecto social, económico y político que Petro les interrumpió: mantener la concentración de la tierra y de la riqueza en los puntos más altos del indicador de Gini; seguir con los negociados en el sector salud y la educación, porque como dijo la intelectual del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, ni la  educación ni la salud son derechos fundamentales. Finalmente, “Vamos a recuperar el país” significa que van a volver a los tiempos aquellos en los que el criminal Pedro Antonio López, alias Job, entraba a hurtadillas a la casa de gobierno, a la que de manera jocosa él llamó la Casa de Nari.



LA EDUCACIÓN NO ES UN DERECHO MARIA FERNANDA CABAL - Búsqueda Imágenes

BETTY LA FEA, ECOMODA Y LA CORRUPCIÓN EN LAS EPS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La novela Betty la fea es un ícono para la sociedad colombiana porque representó con lujo de detalles lo que como sociedad hemos construido. Las principales características sociales representadas en esa producción audiovisual fueron el machismo, instrumentalización sexual de la mujer, la homofobia y la corrupción. Así las cosas, Betty La Fea fue y sigue siendo el espejo en el que aún nos podemos mirar como sociedad para concluir que no hemos cambiado mucho.

La corrupción público-privada sigue siendo el principal problema que arrastramos como colectivo. Es ya una marca social indeleble que va camino a consolidarse como una tara civilizatoria.

La crisis de las EPS en el país en gran medida se produjo por los manejos discrecionales y dolosos que muchas de estas entidades hicieron con los millonarios recursos girados por el Estado para que prestaran un servicio de salud de calidad. Desviaron recursos, invirtieron en negocios inmobiliarios y construyeron sus propias clínicas para consolidar el negocio, prestando deficientes servicios de salud.

Se dedicaron varios de los gerentes de las EPS intervenidas e investigadas a hacer piruetas financieras como lo hizo en su momento Betty para salvar a Ecomoda. Mientras que don Armando, el flamante presidente de la empresa de moda les bajaba la calidad a las telas y compraba de contrabando otros insumos, en nuestra realidad, gerentes de las EPS, con la anuencia de sus Juntas Directivas, negaban procedimientos clínicos, medicamentos o aplazaban cirugías, convirtiendo el acceso a los servicios de salud en un verdadero infierno para sus afiliados. Las maniobras financieras que encontró la Superintendencia de Salud en el caso reciente de Coosalud hacen pensar en que el “espíritu” de Betty, la gran economista, se les coló y los miembros de su Junta Directiva, según la propia Supersalud, sabían que estaban poseídos por ese “malévolo” hálito.

El emblemático caso de corrupción de Saludcoop y las recurrentes prácticas dolosas que lograron hacer por más de 30 años les hizo pensar que jamás llegaría un gobierno a ponerle coto a semejantes irregularidades. Por tres décadas asumieron que los ministros  y superintendentes de salud siempre serían las “Patricias Fernández”, esto es, figuras decorativas y poco formadas e incapaces de reconocer entuertos financieros.  Y ahora que llegó el gobierno de Petro a poner orden, pero sobre todo a sacudirles sus libros contables, tanto los defensores de oficio del modelo de salud, entre ellos exministros del ramo, como los actuales gerentes de las EPS, se siguen haciendo los “Hugo Lombardis” con los recursos desviados y hurtados.

Betty La Fea seguirá siendo el arquetipo de la novela colombiana por haber representado de manera genuina eso de ser colombiano. La trampa, el machismo y la instrumentalización sexual de las mujeres, los hombres puteros, las mujeres sumisas, el maltrato laboral y la corrupción representados en la exitosa novela nunca se parecieron tanto a la realidad. Por ello, Betty La Fea y lo acaecido en Ecomoda seguirán metidas en los corazones de los televidentes, y en las dinámicas financieras de muchas empresas. Y cuando los jueces y otras autoridades, requieran a gerentes, presidentes y miembros de juntas directivas para dar explicaciones, seguirán haciéndose “los no heterosexuales”, es decir, los “maricas”.



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martes, 10 de diciembre de 2024

GRUPOS DE PODER Y SILENCIOS FRENTE A LA CORRUPCIÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hay consenso académico, social y político alrededor de dos realidades que suelen estar conectadas: la primera, que en Colombia hay una élite oligárquica y que el principal problema que arrastra la nación es la corrupción público-privada.

De acuerdo con Pearce y Velasco (2022), “la élite oligárquica aparece conformada por 46 personas que disponen de la mayoría accionaria o la propiedad de los principales conglomerados o grupos financieros: Grupo Aval, Grupo Empresarial Antiqueño (Sura, Nutresa, Argos y Bancolombia), Grupo Bolívar, Grupo Empresarial Olímpica, Grupo Santo Domingo, Grupo Mercantil Colpatria, Grupo Gilinski y Organización Ardila Lülle. Estas personas inciden en la opinión pública a través de la adquisición de medios de comunicación de alcance nacional (El Tiempo, Semana, Caracol, RCN, etc.)”.

Los grupos de poder económico y político en Colombia suelen no cuestionar públicamente hechos de corrupción en los que estén involucrados miembros de familias políticas tradicionales o de aquellos que hacen parte de lo que se conoce como los “cacaos”, esto es, la élite oligárquica referida líneas atrás. Así entonces, “cubrirse las espaldas” es una práctica común que deja en claro que no les interesa erigirse como referentes de moralidad y eticidad en un sistema mundo capitalista que de manera natural deviene inmoral y éticamente acomodaticio.

Cuando se supo de la millonaria multa que debió pagar el Grupo Aval en los Estados Unidos por el caso de los sobornos pagados por Odebrecht, de otros clanes y familias “de bien” y mucho menos de los otros miembros de esa élite oligárquica se emitió un comunicado público cuestionando el ilegal comportamiento corporativo. Lo mismo pasó con la sanción de 20 millones de dólares que debió asumir el clan Gilinski recientemente en el Reino Unido porque su banco Metro Bank no hizo lo suficiente para evitar el lavado de activos. Expresidentes de la República y directores de partidos políticos guardaron sepulcral silencio porque siguen la misma huella conductual: tampoco están pensando en convertirse en faros morales en un mundo y un país como Colombia cuya sociedad desde hace más de 50 años arrastra visos de vivir en medio de una inocultable confusión moral y una laxa eticidad.

Entre tanto, el presidente de la República, Gustavo Petro, asumió una postura crítica frente al reconocimiento que hizo ante las autoridades americanas el Grupo Aval de los dolosos hechos de Odebrecht: “El hecho de que el principal grupo económico del país haya confesado ante la justicia extranjera estar incurso en la red de corrupción y sobornos a políticos y funcionarios del Estado colombiano, es causa suficiente para presentar una reforma a la justicia, que debe tener como prioridad su fortalecimiento e independencia, la cercanía a la ciudadanía y la lucha contra la corrupción”.

Con los hallazgos de corrupción en el sector salud que viene exponiendo públicamente la Superintendencia de Salud los miembros de esa élite oligárquica que no opera de manera cohesionada, también guardaron silencio. Lo mismo hicieron otros actores quizás menos poderosos desde la perspectiva económica, pero que suelen ser consultados por los medios corporativos. Hablo de exministros de Salud que defienden a dentelladas la ley 100 de 1993, el sistema de aseguramiento en salud y la operación dolosa de aquellas EPS que la misma Supersalud ha cuestionado, investigado e intervenido.

El ensordecedor silencio del profesor uribista Alejandro Gaviria, exministro de educación de Petro y exministro de Salud durante los 8 años del gobierno de Juan Manuel Santos ante las sospechosas maniobras financieras de la EPS Coosalud, hace pensar que agentes académicos y políticos como Gaviria operan como “pararrayos” al servicio de esa élite oligárquica de la que saldrían recursos económicos para financiar su posible candidatura presidencial para el 2026. De acuerdo con lo expresado por el presidente Gustavo Petro, la Junta Directiva de la que hacen parte hermanos de los expresidentes Juan Manuel Santos y Andrés Pastrana validó los movimientos financieros que la Supersalud está cuestionando.

Gaviria, por haber sido ministro los 8 años de Santos, no podría salir a los medios a cuestionar a los miembros de esa Junta Directiva por tres razones fundamentales: por simpatías ideológicas, por agradecimiento con la familia Santos y porque él, junto a otros tantos actores políticos al unísono están obligados a defender el sistema de salud y las prácticas de las EPS privadas que optaron por hacer negocios con los dineros públicos girados por el Estado, antes de asumir como prioridad atender con eficiencia, eficacia y calidad las necesidades de sus afiliados (pacientes).

Por todo lo anterior, no hay manera de que en Colombia supere el ethos mafioso en el que se soportan los hechos de corrupción público-privada. Toda lucha que se proponga en esa dirección fracasará porque tanto la élite oligárquica, como los políticos están en función de enriquecerse y concentrar poder económico y político. No hay nada qué hacer.




alejandro gaviria defiende las EPS - Búsqueda Imágenes

lunes, 9 de diciembre de 2024

RAZONES PARA NO VOLVER AL ESTADIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El fútbol, como deporte espectáculo, es una actividad en la que suelen confluir los deseos y las pasiones que despierta en la hinchada, así como las contradicciones, los conflictos morales, civilizatorios y ético-políticos que se crean y se recrean al interior de la sociedad en la que se asume como el deporte nacional. En Colombia se suele asumir el fútbol como el deporte nacional a pesar de que a nivel de clubes y seleccionados de mayores (hombres), los triunfos internacionales son más bien modestos.

Sobre el balompié colombiano, en particular confluyen las taras culturales de una sociedad violenta, clasista, racista y misógina, a lo que se suma que deviene confundida moralmente. De ahí las disímiles formas de violencia que se presentan dentro y fuera de los estadios. Al final, a la liga colombiana se le asume como una válvula de escape para esos sectores de la sociedad que afrontan y exhiben graves problemas en sus procesos civilizatorios. Más evidentes en los estratos bajos, pero igualmente visibles en los sectores de clase media, aunque que se manifiestan de manera distinta.

 A los estadios, entonces, se suelen llevar amarguras, frustraciones, animadversiones, intereses económicos y pasiones que suelen afectar la imagen del fútbol, así como las propias dinámicas institucionales (deportivas) desplegadas para asegurar la operación de la industria futbolera. Hace más de 30 años ir al estadio era un plan familiar. Ahora constituye un riesgo latente por la cantidad de desadaptados que entran a los estadios.

Desde los tiempos aquellos en los que el país supo de la connivencia de las autoridades del fútbol y de los dirigentes de varios equipos del rentado con agentes del narcotráfico, sobre el torneo recaen señalamientos de compra de árbitros y arreglo de partidos. El episodio de la reventa de boletas para los partidos de la Selección y la mala imagen de los dirigentes del fútbol colombiano me hacen pensar en que lo mejor es no volver al estadio. Como tampoco ver los partidos por televisión.

En el presente y a pesar de que las figuras mafiosas de los carteles de Bogotá, Cali y Medellín ya salieron de circulación, aquellos señalamientos y cuestionamientos siguen vigentes porque la sociedad colombiana de tiempo atrás validó el ethos mafioso que acompaña a los ejercicios de la política, de la economía y del periodismo deportivo. No es necesario recordar a aquellos periodistas deportivos que cohonestaron y se beneficiaron económicamente de la vida ostentosa de los mafiosos de antaño.

Justamente, el periodismo deportivo de hoy casi todos los fines de semana registra hechos turbios alrededor de los partidos. Penales y fueras de lugar dejados de sancionar que hacen pensar en que la turbiedad y la opacidad moral del pasado se mantienen como marcas indelebles. La llegada del VAR, por ejemplo, en lugar de asegurar los máximos de justicia deportiva, ya genera suspicacias en periodistas y aficionados, especialmente cuando la Dimayor no autoriza la publicación de los audios de las discusiones de jugadas polémicas. De igual manera, la llegada de las apuestas y el patrocinio mismo de la liga de una casa de apuestas se presta para la llegada de dudas sobre si los resultados en las canchas obedecen a una sana competencia o a posibles arreglos de los partidos o a la aparición de inconcebibles “errores” arbitrales.

Todo lo anterior es el marco en el que suele darse la competición en una liga profesional como la colombiana que deportivamente está muy lejos de ofrecer los espectáculos deportivos que exhiben ligas como la inglesa y la española, para nombrar a las dos mejores del planeta.

Mientras que el fútbol europeo en general ofrece velocidad, gran técnica en sus jugadores, profesionalismo y por esa vía aseguran un espectáculo digno de apreciar, el torneo colombiano suele ofrecer lo contrario: lentitud, jugadores marrulleros, violencia excesiva, equipos que parecen de segunda división, partidos cortados y canchas en mal estado, entre otros. De esa manera no se asegura un espectáculo que valga la pena. Si no fuera por el registro periodístico-noticioso de las jornadas y las exageraciones en las que incurren comentaristas y narradores, apreciar el fútbol colombiano se volvería más tedioso de lo que ya es. Sería un verdadero soporífero. Por todo lo anterior, hace ya varios años dejé de ver fútbol.


polemica en el futbol colombiano por penales el arriero herrera con el Once Caldas - Búsqueda Imágenes


domingo, 8 de diciembre de 2024

PETRO, COOSALUD Y LOS MEDIOS HEGEMÓNICOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Desde el 7 de agosto de 2022, las relaciones entre el presidente Petro y los grandes medios de comunicación no son buenas porque de manera temprana el país supo de la cofradía que armaron las más grandes empresas mediáticas con el propósito de hacerle oposición política al gobierno.

Llevamos dos años de una relación hostil que compromete la ética periodística y la resistencia de un presidente diariamente atacado con noticias falsas, tergiversaciones, medias verdades y tratamientos noticiosos cargados de mala leche. Desde su cuenta de X, Petro contraataca a los periodistas que, de acuerdo con el presidente, mienten o hacen lecturas amañadas de los hechos.

A esa tensa relación se suma otro hecho que sin duda alguna aumentará la crispación ideológica y política alimentada en gran medida desde los medios hegemónicos, que vienen actuando como incisivos actores políticos. Ese hecho tiene que ver con la EPS Coosalud.

Frente a los graves hallazgos de corrupción que recién acaba de informarle al país la Superintendencia de Salud en la EPS Coosalud hay que señalar que el silencio mediático es aturdidor. Los medios hegemónicos que le vienen haciendo oposición política al actual gobierno se abstuvieron de cubrir los graves hechos a pesar de que estos ofrecían todos los ingredientes para ser convertidos en noticia. He aquí los más importantes y visibles: se embolataron 221.000 millones del erario, la denuncia la hizo la Supersalud y el presidente de la República en su cuenta de X informó que en la junta directiva de Coosalud tenían asientos familiares de los expresidentes Pastrana y Santos. Esas tres circunstancias son suficientes para que todas las empresas se volcaran a informar sobre semejante situación.

El caso de Coosalud, como mínimo, debió cubrirse de la misma manera como las empresas mediáticas abordaron los hechos de corrupción en los que estuvo involucrado y está siendo procesado Nicolás Petro, hijo del presidente de la República.

Los grandes medios de información esperaron más de 24 horas a que los miembros de esa junta directiva que fueron expuestos por el jefe del Estado emitieran un comunicado exigiéndole que se retractara de “esos injuriosos y calumniosos señalamientos”. La respuesta de Petro no se hizo esperar. Dijo que no se retractaría y que buscaría que la justicia reconozca al Estado como víctima en ese entramado de corrupción denunciado por la Supersalud. Aun así, dos días después de lo expuesto por el superintendente de Salud, Noticias Caracol, entre otros medios, guardan silencio.

El asunto es de tal relevancia política que el presidente Petro no dejó pasar el momento para develar la razón que explicaría la autocensura, los silencios o lo tímidos cubrimientos de un hecho noticioso que sí o sí debe cubrirse periodísticamente. En un mensaje desde su cuenta de X, Petro les dijo: “entiendo los lazos de los dueños de medios comunicación con los representantes políticos de esa oligarquía. Pero no es calumniando el gobierno como deben esconder este tipo de negociados”.

El reclamo de Petro a la prensa continúa en estos términos: “Ahora entiendo el porqué de tanto silencio ante la pérdida de 221.000 millones de pesos del erario, cuando sí hacen el mayor de los estruendos cuando se trata de un funcionario del gobierno, porque me pueden golpear.  A todos hay que perseguirlos, pero no silenciarse cuando se trata de la cleptocracia oligárquica del país. No señores de los grandes medios, incluido El Espectador, no fue ningún funcionario del actual gobierno quien se llevó los 221.000 millones de pesos que mi gobierno giró a Coosalud EPS para atender a sus afiliados, fue el gerente de una empresa dirigida por sus socios de club y con quienes, ustedes toman whisky”.

Lo que hace Petro en este mensaje es develar una recurrente práctica periodística en Colombia: cuando se trata de hijos de la oligarquía bogotana o de poderosos clanes políticos regionales se suele guardar prudencia y silencio a la hora de informar sobre crímenes, actos de corrupción o denuncias de otra índole. Ante todo, hay que conservar las “buenas relaciones” y salvaguardar el nombre de la “gente de bien”.

He dicho en varias columnas que los criterios con los que los medios tradicionales aplican a los hechos que convierten en noticia no son universales como se suele enseñar en las escuelas de periodismo. Que no sean universales significa que cada empresa mediática de acuerdo con los intereses políticos y económicos de sus propietarios e incluso de sus editores, decide ocultar información sensible, minimizar su impacto o simplemente abstenerse de cubrir esos hechos que por su misma naturaleza deberían de ser expuestos públicamente. Los tímidos y nulos tratamientos a los hechos que rodean a Coosalud constituyen una prueba más de que la universalidad de los criterios de noticiabilidad es una de las más grandes mentiras que se enseñan en las escuelas de periodismo.


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sábado, 7 de diciembre de 2024

ATENTADO DINAMITERO EN JAMUNDÍ: ¿ATAQUE KAMIKAZE?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El atentado dinamitero con el que la columna Jaime Martínez de las disidencias de las Farc atacó a miembros de la fuerza pública apostados en un reten a las afueras del municipio de Jamundí (Valle del Cauca) deja como resultado un guerrillero muerto, siete policías heridos e igual número de civiles. De acuerdo con la versión oficial, el bandido iba en una moto y ante la señal de pare de los uniformados activó el explosivo.

La acción temeraria y criminal del guerrillero bien podría asociarse al perfil suicida de los kamikazes japoneses que durante el ataque a la base americana de Pearl Harbor estrellaban sus aviones contra dicho objetivo militar. La hipótesis de que las disidencias de las Farc estarían apelando a sus propios kamikazes para atacar blancos militares no resulta del todo descabellada. Un largo conflicto armado interno como el colombiano va dejando huellas en la psiquis de los combatientes, en particular en los ilegales cuando al percatarse de que el objetivo de tomarse el poder político se diluye en el tiempo, solo les queda apelar a prácticas suicidas para generar miedo en la población civil con el fin minar la confianza en las fuerzas del orden y por esa vía afectar la legitimidad del gobierno Petro; estas acciones criminales suelen resultar de procesos de formación interna guiados por comandantes que apoyan las conductas dementes de milicianos y guerrilleros convencidos de estar defendiendo una causa justa.

Si las autoridades o los propios voceros de la Jaime Martínez confirman que efectivamente se trató de un ataque kamikaze, estaríamos llegando a unos niveles máximos de degradación y de insania en los combatientes. Así las cosas, las estrategias de vigilancia y control desplegadas en el Cauca, y en especial en Jamundí tendrían que cambiar ostensiblemente para evitar nuevos ataques. Por lo tanto, los retenes - combinados o no de policía y ejército-, no serían la mejor opción de cara a evitar más atentados dinamiteros en el municipio. En lo corrido de este 2024 ya van 7 ataques con explosivos en diferentes lugares del casco urbano y zona rural del municipio de Jamundí.

Al margen de la consistencia de la hipótesis, el orden público en el Cauca y esta parte del sur del Valle del Cauca afecta la vida económica y social de las comunidades circundantes. El miedo y la zozobra se toman a la población civil que ya no se siente tranquila ni siquiera con la presencia y mucho menos con los operativos de la fuerza pública.

En la zona de Villa Colombia, hasta un punto conocido como Mesetas, en donde operó hace años atrás una base militar, los miembros de la “Jaime Martínez” se pasean como “Pedro por su casa”, entreverados en la población civil. Mesetas está ubicada en las estribaciones de los Farallones de Cali. Su paisaje es hermoso. El refulgente bosque de niebla invita a hacer la paz con la naturaleza.

El ataque demencial del día de las “Velitas” en Jamundí hace recordar que, en Chalán, Sucre, en el año de 1996, el frente 35 de las Farc cargó con dinamita a un burro y lo hizo estallar. El saldo: 11 policías asesinados. Apelar a kamikaze o a burros para asesinar policías o soldados es propio de orates que se creen patriotas y salvadores. Al final, solo queda confirmar que la guerra es el mayor síntoma de desprecio por la propia condición humana.


Atentado con moto bomba en Jamundí deja 14 heridos y un policía en grave estado


viernes, 6 de diciembre de 2024

PETRO Y OTRA VEZ LA BANDERA DEL M-19

  

Por Germán Ayala Osorio

 

Como animal simbólico, el presidente Petro nuevamente alborota a la derecha y en particular a sus enemigos ideológicos y políticos con la bandera del M-19. En esta oportunidad, aunque un poco confusa la exhibición del lábaro indicado, lo hizo en medio de la entrega de la Cruz de Boyacá, en territorio del Uruguay, al expresidente Pepe Mujica, quien, como Petro, se alzó en armas contra el Estado. Mujica hizo parte de la guerrilla de los Tupamaros (MLN-T), mientras que Petro militó en la guerrilla urbana del M-19.

Lo curioso es que las reacciones de los “ofendidos” se limitan a decir que Petro revictimiza a quienes sufrieron y fueron víctimas de los funestos hechos ocurridos dentro del Palacio de Justicia en 1985. No se les ocurre nada más porque su condición de animales simbólicos parece devenir atrofiada por las comodidades que les ofreció siempre el ser hijos de una élite privilegiada que jamás intentó comprender las razones históricas que legitimaron el levantamiento armado en los turbulentos años 60 en América Latina.  

Hasta donde se sabe, no fue por cuenta directa de la toma del edificio por parte de un piquete del M-19 que se produjeron las víctimas civiles y los desaparecidos. Por el contrario, los hechos violatorios de los derechos humanos estuvieron a cargo de los militares que lideraron el operativo de retoma de la edificación. En cualquier caso, el acto simbólico siempre resultará provocador e indeseable para quienes a pesar de no ser víctimas directas del M-19, aprovechan cada gesto simbólico del presidente Petro para exponer lo que corresponde realmente a un fastidio personal y no a la comprensión real del dolor de las familias que perdieron a sus seres queridos durante el holocausto del Palacio de Justicia.

Pocos o casi ninguno de los “ofendidos” se atrevió a responderle a Petro con un acto simbólico similar. Por ejemplo, izando la bandera de Colombia para exaltar la pluralidad, la diversidad cultural y el orgullo de venir todos de un proceso de mestizaje en el que aparecen como dominantes los genes de negros e indígenas. Por desconocer ese mestizaje, los exaltados ciudadanos solo pueden apelar a ese restringido sentido patriótico que les despierta la Selección de fútbol.

Provocador o no, Petro es un hombre simbólico que parece comprender muy bien lo dicho por Ernest Cassirer: “[el hombre] no encuentra un mundo de objetos físicos sino un universo simbólico, un mundo de símbolos. Debe aprender, antes que nada, a leerlos, pues todo hecho histórico, por muy simple que parezca, no se determina y comprende más que mediante un análisis previo de símbolos”.

Lo cierto es que Petro vive aún en ese universo simbólico del que jamás se desprenderá porque es el que le da sentido a su vida: la lucha armada, su pasado revolucionario y sus luchas contra la desigualdad, la pobreza y especialmente contra aquellas características de la oligarquía colombiana: el racismo y el clasismo.

Bien podrían los detractores de la entrega de la bandera del M-19 a Pepe Mujica intentar comprender las conductas y los actos simbólicos del presidente Petro, en lugar de desgastarse de esa manera. Es más, podrían sentarse a escribir columnas para tramitar de esa manera las molestias provocadas por este acto simbólico, por los anteriores y por los que muy seguramente vendrán de aquí al 7 de agosto de 2026 cuando abandone la Casa de Nariño. Recordemos que, durante la conmemoración del día del trabajo, el primero de Mayo del año en curso, prácticamente las banderas de Colombia y del M-19 se “fusionaron” con la complicidad del viento.  Posteriormente, fue el reconocimiento al sombrero de Pizarro como símbolo de paz por parte del Ministerio de Cultura. O ese 7 de agosto de 2022 cuando ordenó a la Guardia Presidencial, en su primer acto como jefe del Estado, traer la espada de Bolívar, la misma que el M-19 había hurtado y devuelto al país. 

No se les haga extraño que el simbólico y provocador presidente de la República le dé por hacer un acto público por el hallazgo de los restos del exguerrillero del M-19 Guillermo Elvencio Ruiz quien dirigió la toma del Palacio de Justicia y murió durante la retoma. No olviden que Petro anda en "modo de lucha simbólica contra la historia oficial-castrense" con la que se busca desprestigiar a esa guerrilla. Eso sí, no se puede negar que los entonces comandantes del M-19 se equivocaron en las formas y en el objetivo trazado al momento de planear la toma del edificio del Palacio de Justicia. Al parecer no contaron con que la cúpula tropera de la época estaba harta de sus actos simbólicos. A lo mejor ese odio visceral les hizo obviar la versión que indicaba que el M-19 estaba planeando semanas atrás tomarse la edificación, para actuar de la manera como actuaron al recuperar el edificio: a sangre y fuego, asesinando magistrados, empleados de la cafetería y por supuesto, a los subversivos. 

Adenda: pareciera que Petro es el único guerrillero “malo” del M-19, a juzgar por la militancia de varios de sus compañeros en las inmorales mesnadas del Centro Democrático. 




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  Por Germán Ayala Osorio   Los periodistas uribizados, Luis Carlos Vélez y Juan Lozano culparon al presidente Petro de la disminución e...