sábado, 12 de julio de 2025

MARGARITA ROSA DE FRANCISCO, VICKY DÁVILA Y DIOS EN LA MITAD

 

Por Germán Ayala Osorio

Bastó que Margarita Rosa de Francisco soltara un trino referido a la fe y a la existencia de Dios para que la candidata presidencial Vicky Dávila, de los clanes Gilinski y Gnecco y en general de la ultraderecha colombiana, montara en cólera en contra de la “Gaviota”, la misma que la inspiró a grabarse cantando en medio de cafetales como parte de su efectista, pero poco clara campaña presidencial de la que aún no se conocen propuestas serias. Lo único que hasta ahora se le ha escuchado decir es “Petro, Petro, Petro”.

Esto posteó la “niña mencha”: “Dios es el peor político que hay, por eso está bajando en las encuestas”. Y esto espetó la periodista-candidata: “Margarita, respetable que no creas en Dios. Nadie debe hostigarte por ello. Pero respeta a quienes creemos, que somos millones. Tu insolencia, cuando presumes de ser una intelectual, contrasta con tu provocación innecesaria, dañina, lesiva, en un país creyente como Colombia…Pero es claro que no tienes límites y que tu Dios es Petro, a quien defiendes con fe ciega, haga lo que haga…A tu Dios y a su gente los vamos a derrotar en primera vuelta el 31 de mayo del 26”.

Tratemos de escudriñar qué hay detrás de lo dicho por Vicky Dávila. Es claro que la candidata presidencial del uribismo funge desde ya como una defensora de la fe católica, lo que constituye un peligro para el ejercicio del poder en la medida en que con ella en la Casa de Nariño la población atea y agnóstica y los furtivos “blasfemos y pecadores” como Margarita Rosa de Francisco, podrían resultar ignorados e incluso atacados desde la presidencia de la República. Das miedo, Vicky.

La respuesta dada por Dávila al provocador trino de la recién graduada en Filosofía de la UNAD deviene con un tufillo anti academicista muy propio de periodistas que aborrecen a quienes, desde el pensamiento crítico, confrontan las narrativas y los valores de una derecha que cree en Dios pero que disfruta violar los DDHH y restringir libertades, como la de opinar sobre cualquier tema o asunto público como este de creer o no creer en una deidad.

Dávila de Gnecco apela a los universales “somos millones” y “Colombia es un país creyente” para presentarse como la única líder espiritual capaz de derrotar al “Dios Petro” de Margarita. Según concluyó la candidata periodista, los que votaron por Petro lo veneran tanto como ella lo hace con su amado Dios.

Resulta muy fácil sacar de casillas a la señora candidata presidencial por varias razones: es intemperante como cualquier otro uribista recalcitrante que cree tener siempre la razón; es obstinada y poco dada a discutir con argumentos pues durante sus 30 años de ejercicio periodístico Dávila se acostumbró a difundir versiones oficiales, negándose a pensar con rigor, usando categorías políticas o filosóficas. Sus vagas ideas políticas sobresalen en modo “amarillista” como lo fue el periodismo que practicó por tanto tiempo.

Vicky Dávila no es una mujer formada para discutir asuntos públicos. Su cuadriculada mente está en función de las discusiones acaloradas pensadas más para montar espectáculos mediáticos, que para encontrar consensos y soluciones a los sempiternos problemas de un país complejo como Colombia.  Le pediré a mi Dios que jamás llegues a la presidencia, estimada Vicky. Y si me toca ir de rodillas hasta Buga, lo haré. 

 


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viernes, 11 de julio de 2025

BAJA LA TASA DE NATALIDAD EN COLOMBIA: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

Por Germán Ayala Osorio

Nacimientos en Colombia cayeron más del 13 % en 2024, según el DANE” fue el titular de una nota publicada por el diario El Espectador el 10 de julio el año en curso. Ya en el pasado inmediato, los periodistas Luis Carlos Vélez y Juan Lozano culparon a Petro del “bajonazo” en la tasa de natalidad en el país.

Lo cierto es que estamos ante una realidad sistémica que toca a un conjunto de variables con disímiles impactos. En esta columna expondré 7 elementos que podrían servir para explicar la aparición de semejante fenómeno. El primero de esos elementos tiene que ver con la crisis de la narrativa religiosa que presionaba y obligaba socialmente a las mujeres a reproducirse, lo que permitió el surgimiento de familias numerosas de 5, 8 y más hijos por núcleo familiar.  Ese relato de la iglesia católica venía ancorado a los principios y las exigencias mismas de una sociedad machista y patriarcal que le impuso a la mujer el único rol que podía desempeñar: ser madre, atender al marido y criar los hijos.

El segundo elemento está atado a la globalización como realidad que hizo posible conocer las decisiones adoptadas en países del viejo continente en los que fue disminuyendo la reproducción humana, lo que motivó que dichas naciones formularan políticas migratorias que atrajeran a parejas de países del Sur global, con hijos o en edad de reproducirse, para repoblar dichos países. Por supuesto que la globalización facilitó la circulación de ideas y discursos que les permitieron a las mujeres cuestionar el rol impuesto por aquella multinacional de la fe, de la mano de sociedades machistas en las que el macho proveedor de todo en el hogar mantuviera su rol dominante.

Luego vendría la entrada de la mujer al mercado laboral circunstancia que fue animando a más mujeres a aplazar esa forma de “realización en la vida”. Fue tan fuerte esa narrativa religiosa que aquellas mujeres que, en los años 50, 60 y 70 optaron por no tener hijos fueron cuestionadas. No es necesario repetir aquí los epítetos usados para descalificar semejante “actitud desafiante” de quienes llevan la carga social y natural (biológica) de tener que reproducirse por el bien de la especie.

Luego vendrían otros elementos. El tercero bien podría ser los cambios en las concepciones de la institución familia y el ingreso de los animales no humanos (llamados mascotas) a la ecuación, lo que significó que estos seres sintientes fueran asumidos como “hijos” contrariando a la iglesia católica que niega y rechaza que perros y gatos sean considerados como parte de la familia. Y ni para qué hablar de la insistencia del Vaticano en la idea de que la familia está únicamente compuesta por papá, mamá e hijos.

Un cuarto elemento podría estar relacionado con el sentido de la vida más allá del cumplimiento de los roles de padre y madre. El individualismo como características de las nuevas generaciones y el interés en vivir sin ataduras como las que representa traer hijos al mundo, están asociadas a esas nuevas maneras de asumir la vida, cuya finitud, por supuesto, seguirá siendo un factor de reflexión especialmente para aquellos que no están dispuestos a asumir semejante responsabilidad.

Como un quinto elemento podría mirarse lo que llamo aquí la sobre estetización del cuerpo femenino, muy de la mano por supuesto del “invencible” machismo y la cosificación de la mujer como objeto sexual para exhibir en público. Los cambios físicos (estéticos) que generan los embarazos bien pueden ser alimentar la resistencia de las mujeres a tener hijos o a no tenerlos en la cantidad deseada por quienes ven en el descenso de la natalidad problemas futuros para la sostenibilidad fiscal del sistema de aseguramiento (pensional).

Un sexto elemento se pueda asociar a las guerras y a las condiciones internas de un país como Colombia, en particular los problemas que aún exhibimos como sociedad: disímiles formas de violencia, prácticas primitivas que nos atan a un pasado premoderno e incivilizado que parece insuperable.

Y quizás el séptimo elemento esté asociado a todo lo que se desprende de la consolidación del feminismo como discurso y las formas estéticas y éticas de estar en el mundo que se desprenden de ese movimiento o las que algunas mujeres ven en este sin que necesariamente militen y compartan sus luchas. La confrontación y el rechazo a las formas de dominación masculina bien pueden estar impulsando a las jóvenes, feministas o no, a no repetir el rol jugado por sus madres: traer hijos, criarlos y seguir atendiendo a los maridos.



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jueves, 10 de julio de 2025

“GUERRA” ARANCELARIA: TRUMP AMENAZA A BRASIL; BERNIE MORENO, A COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Dos recientes hechos políticos sirven para caracterizar como rabiosa, irrespetuosa, alevosa e intervencionista a la derecha americana: de un lado, la amenaza proferida por Donald Trump contra el gobierno del Brasil, consistente en un arancel del 50% a las importaciones de ese país por el proceso judicial que se lleva en contra del expresidente Jair Bolsonaro. Y del otro lado, la intimidación que lanzó el congresista republicano Bernie Moreno contra del aparato de justicia de Colombia y en particular contra la jueza 44 Sandra Heredia, quien el 28 de julio dará a conocer el sentido de su fallo por el juicio en contra del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.  

Más claro: si en Brasil resulta condenado Bolsonaro y en Colombia Uribe Vélez, los dos países podrían verse afectados por el incremento de aranceles. Es decir, el convicto presidente gringo, con más de 30 cargos penales sobre sus hombros, salió a defender al expresidente brasilero y un congresista republicano al expresidente y expresidiario colombiano Álvaro Uribe Vélez; ambos exmandatarios procesados por graves delitos.

Así se registró mediáticamente lo que sin duda constituye una intervención indebida del gobierno de Trump y del congresista republicano en los asuntos internos de Brasil y Colombia. La agencia EFE señala que “el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la aplicación de un arancel del 50 % a las importaciones de Brasil en represalia por el proceso judicial contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro (2019-2023)”. En su red social, el convicto presidente de los Estados Unidos dijo que "debido en parte a los ataques insidiosos de Brasil a las elecciones libres y a los derechos fundamentales de la libertad de expresión de los estadounidenses (...) cobraremos a Brasil un arancel del 50% sobre todos y cada uno de los productos brasileños enviados a Estados Unidos".

La revista Semana, órgano oficial de la ultraderecha colombiana, registró así lo dicho por Bernie Moreno: “Colombia necesita detener el uso de su sistema judicial como arma contra el expresidente Álvaro Uribe. Es un camino muy peligroso para quien debería ser uno de los principales aliados de Estados Unidos en Latinoamérica”. El titular de la revista hebdomadaria recoge la amenaza del congresista americano de origen colombiano: “Bernie Moreno pone el espejo de Brasil y advierte a Colombia sobre usar la justicia como arma en el proceso de Álvaro Uribe”.  La opinión de Bernie Moreno llega apenas horas después de que la cancillería colombiana diera por superada la segunda tensión diplomática entre Washington y Bogotá, a raíz de los señalamientos que hizo el presidente Petro en torno al eventual apoyo del gobierno de Trump a los devaneos golpistas de Leyva Durán, quien, en unos audios revelados por El País de España, expresó su deseo de defenestrar al presidente Colombia: “hay que sacar a ese tipo” en directa referencia a Gustavo Petro.

Mientras que el presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva respondió a su homólogo americano, aún no se conoce reacción alguna del presidente colombiano frente a la intimidación lanzada por el congresista republicano o en relación con la desobligante amenaza de Donald Trump.

El mandatario brasilero dijo: “Cualquier medida de elevación de aranceles de forma unilateral será respondida a la luz de la Ley brasileña de Reciprocidad Económica”, señaló el mandatario en la red social X. El proceso judicial contra quienes planearon el golpe de Estado es de exclusiva responsabilidad de la justicia brasileña y, por tanto, no está sujeto a ningún tipo de interferencia o amenaza que viole la independencia de las instituciones nacionales”.

Tanto la amenaza de Trump como la “advertencia” de Bernie Moreno dan cuenta de hasta dónde la derecha americana está dispuesta a estirar los límites de la ética y la moral para defender a sus aliados o fieles sirvientes de la política exterior de los Estados Unidos. Estamos ante una vulgar intervención política en asuntos internos de Brasil y Colombia por parte de una nación decadente que insiste en que puede seguir fungiendo como el Gran Sheriff que le ordena a los jueces de Brasil y Colombia cómo deben de fallar en los casos en los que están procesados Uribe y Bolsonaro. Violando la soberanía judicial de los países vecinos no “hará nuevamente grande a América”. Por el contrario, solo servirá para confirmar la inmoralidad y la estupidez de la derecha americana.

Adenda: Bernie Moreno es hermano de Luis Alberto Moreno quien fuera presidente del BID y embajador de Colombia en los Estados Unidos.



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FRENTE A LAS DEUDAS DE LAS EPS #CARACOLMIENTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En la ya evidente, estructural, histórica y al parecer insuperable crisis del sistema de salud en Colombia la gran prensa bogotana ha jugado un papel clave en favor del ocultamiento de los manejos enrarecidos y turbios de las reservas técnicas, así como de los abusos cometidos por varias EPS con aquello que se conoce como la integración vertical; de igual manera, esas mismas empresas mediáticas le han apostado a tergiversar las intenciones del actual gobierno de frenar la corrupción en el manejo de los recursos públicos que reciben las Entidades Prestadoras de Salud (EPS).

Han dicho varias veces que la pretensión es “estatizar los servicios de salud” lo que significa sacar de la ecuación a los privados que durante más de 30 años manejaron a discreción los billonarios recursos, sin la adecuada vigilancia de los ministros de salud y los superintendentes que en anteriores gobiernos advirtieron de la crisis y de la corrupción al interior del sistema, pero siguieron inyectándole recursos a un sistema que opera realmente como un enorme  saco roto” por donde se esfuman millones y millones de pesos del erario.

Sobre el proyecto de reforma a la salud que la bancada de oposición hundió en el Congreso, la gran prensa, incluido por supuesto el noticiero Noticias Caracol, han tergiversado su sentido de ponerle freno no solo al desangre financiero, sino a las crisis ética y moral que se advierte en las maneras como las EPS tratan a sus pacientes, negándoles las medicinas, dilatando intervenciones quirúrgicas y tratamientos médicos. En el fondo, la gran prensa privada está defendiendo a dentelladas el negocio de unos privados que le hicieron creer al país que “lo privado” es sinónimo de probidad, cuando en más de 30 años de operación del modelo de aseguramiento en salud, se ha demostrado lo contrario.

Recientemente, Noticias Caracol informó en una de sus emisiones centrales que “el gobierno Petro “adeudaba 32,9 billones de pesos a las EP, de acuerdo con un informe de la Contraloría General de la República”, hecho económico y político que resultó ser falso. Antes de reconocer el “error”, dicho noticiero fue sometido en las redes sociales, en especial en X o Twitter, a un “linchamiento” con el numeral #CaracolMiente que se hizo tendencia y que presionó el reconocimiento del error, aunque lo que verdad se dio fue una tímida retractactaciòn del señalado informativo que hace parte de la cofradía de medios que le hace oposición política al actual gobierno. Lo correcto, desde la ética periodística era que el noticiero abriera la emisión exponiendo la retractación en las mismas condiciones en las que de manera tendenciosa tergiversaron el sentido del informe de la Contraloría General.

Al aire y con la presencia de la precandidata presidencial Carolina Corcho, en la sección El Radar de la Política, el noticiero, a través de su periodista Eduardo Hernández, dijo: “coincide esta invitación doctora Carolina Corcho con lo que podíamos denominar un error de noticias Caracol que rápidamente subsanamos y que tiene que ver con información que se dio de manera errónea el fin de semana en el sentido en el que había una deuda de 32,9 billones, según la Contraloría, dijimos nosotros que era una deuda del gobierno con las EPS, pero en realidad era una deuda de las EPS con clínicas y hospitales”.

Después de escuchar al periodista reconociendo el “error”, la precandidata presidencial Carolina Corcho dijo: “lo primero que hay que decir es que le hago un reconocimiento a noticias Caracol por hacer la rectificación porque el derecho a la información es muy importante para la democracia y el equilibrio y la ecuanimidad es fundamental sobre todo de un tema del cual depende la vida de los colombianos”.

Al final, la médica y precandidata presidencial Carolina Corcho dio una corta pero efectiva lección de ética periodística tanto al director del noticiero y a su equipo de trabajo. Eso sí, al operar como un actor político, lo más probable es que Noticias Caracol vuelva a cometer esa clase de “errores”, lo que revivirá el efectista #CaracolMiente.

Adenda: al parecer, por el "error" cometido, el director de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas fue retirado del cargo. 


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martes, 8 de julio de 2025

FIN DEL JUICIO CONTRA URIBE: ¿CULPABLE O INOCENTE?

  

Por Germán Ayala Osorio

 

Concluyó el juicio contra el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. Llamado por un sector de la prensa como el “juicio del siglo”, llegó a su fin un proceso penal lleno de acciones dilatorias por parre de la defensa, recusaciones y cubrimientos periodísticos que dejaron ver a periodistas fungiendo como defensores de oficio de este “ilustre” hijo de Salgar (Antioquia).

El próximo 28 de julio la jueza Sandra Heredia fallará en derecho, bien para declarar al exmandatario culpable de los delitos de fraude procesal, soborno a testigos y soborno en actuación penal, o en su defecto, eximirlo de toda responsabilidad. En cualquier caso, la decisión de la jueza podría ser revisada en una segunda instancia, si así lo considera la parte procesal que sienta lesionados sus intereses.

El proceso penal que enfrentó el temido político antioqueño sirvió para profundizar las diferencias éticas, morales y políticas entre los sectores de la opinión y de la sociedad que entienden el enjuiciamiento de Uribe Vélez como una “persecución política” y otros que asumen el juicio como una demostración clara de que “nadie puede estar por encima de la ley”.

Si la jueza 44 declara culpable a Uribe, los efectos sociopolíticos y electorales de ese fallo se podrían ver reflejados en las elecciones de 2026 y por esa vía aportar a la desaparición definitiva del “teflón” que por largos años protegió la “imagen impoluta” del “Gran Colombiano”. Por ser Uribe Vélez una invención mediática, muy seguramente los tratamientos periodísticos serán diferentes si el exdirector de la Aerocivil y gobernador de Antioquia es encontrado culpable o declarado inocente. En un país leguleyo y reaccionario en lo político como el nuestro, un fallo en contra de un expresidente como Uribe podría ser determinante para sepultar las aspiraciones del expresidente de seguir siendo el gran elector o por el contrario, para que continúe poniendo en la Casa de Nariño a ungidos como lo fueron en su momento Juan Manuel Santos Calderón e Iván Duque Márquez.

Si es condenado, la gran prensa, en gran medida responsable de su vigencia política, se cuidará de publicar titulares celebrativos por todo lo que aún representa Uribe para esos sectores de poder económico y político que devienen confundidos moralmente e incluso guiados por el pérfido ethos que encontró años atrás la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia y sobre el que ordenó la captura del entonces senador de la República. De ese mismo alevoso ethos se percató la Fiscalía de Luz Adriana Camargo. Huelga recordar que la Fiscalía en los tiempos de Barbosa protegió los intereses de Uribe Vélez, una vez renunció a su curul para que su proceso lo llevara la justicia ordinaria. Esa actitud cobarde de salir corriendo, buscando la benevolencia de la Fiscalía de su amigo Francisco Barbosa contradijo la actitud frentera que Uribe posicionó en la opinión pública.

Por el contrario, si Uribe Vélez es declarado inocente, la prensa bogotana y en particular los periodistas vedettes que lo apoyan de tiempo atrás, estarán prestos a escuchar al expresidente, felicitarlo y ayudarle a que se recupere del "daño moral" que en sus alegatos finales del juicio el expresidiario dijo que le causaron.

Ya veremos este 28 de julio si la gran prensa bogotana opta por celebrar un posible fallo absolutorio o decide minimizar un también posible fallo condenatorio contra el expresidente que más procesos penales tiene en su contra en la Comisión de Absoluciones de la Cámara de Representes (llamada también Comisión de Acusaciones) y en la propia Corte Suprema de Justicia. En 2020, la revista Semana informó que “uno de los procesos más viejos tiene que ver con el de varios crímenes que los paramilitares cometieron en Antioquia a finales de los 90, cuando Uribe era gobernador. Se trata de las masacres de El Aro, La Granja y San Roque, así como del asesinado del defensor de derechos humanos Jesús María Valle Jaramillo, quien denunció esos hechos atroces y el avance paramilitar en ese departamento”.  

¿Culpable o inocente? Lo importante es que la jueza falle en derecho. Eso sí, este juicio y los casos judiciales que lo persiguen ya son suficientes para dudar de la cacareada honorabilidad del Señor Procesado. 



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lunes, 7 de julio de 2025

PRESIDENTE PETRO RECULÓ Y ENVIÓ CARTA A DONALD TRUMP

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La carta que  envió el presidente Petro al gobierno de los Estados Unidos el 23 de junio constituye sin lugar a duda una monumental reculada a todas luces responsable y a tiempo de acuerdo con la gravedad que supone el llamado a consultas de ambos embajadores, fruto de las destempladas insinuaciones del jefe del Estado de Colombia alrededor de la connivencia del gobierno de Donald Trump a los devaneos golpistas del excanciller Álvaro Leyva Durán. Pero también por los deseos de sectores de la derecha nacional de que este segundo rifirrafe termine en un rompimiento de las relaciones, en una descertificación e incluso en sanciones económicas. Ese escenario les convendría electoralmente a los candidatos presidenciales del uribismo que tendrían cómo atacar al progresismo ante el no cumplimiento de la ya manida sentencia de que “nos íbamos a convertir en un país comunista”.

En la misiva se lee: “deseo aclarar que cualquier expresión mía que haya sido interpretada como una acusación directa sobre la participación en un supuesto golpe de Estado en Colombia, no tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos”.

Quizás el país jamás conozca las circunstancias que obligaron a Petro a retirar lo espetado contra Marco Rubio y los congresistas republicanos que de manera desobligante se han referido al presidente colombiano. Lo cierto es que Petro le sirvió a la oposición local y a sus enemigos apostados en la Casa Blanca y el Departamento de Estado una enorme “papaya” a partir de la cual seguirán insistiendo en la narrativa que indica que el jefe del Estado, por cuenta de su pasado en el M-19, sigue agitando las banderas antiyanqui y antimperialismo como si aún estuviéramos en plena guerra fría o en los tiempos de la Alianza para el Progreso. Convendría que Petro sacara tiempo para leer el libro Imperio, de Michael Hardt y Toni Negri en el que el viejo concepto de imperialismo queda superado por la tesis planteada por los autores. En caso de que lo hubiera leído, resulta oportuno que le dé una repasada.

Eso sí, la epístola presidencial va con “vainazo” incluido contra Marco Rubio, cabeza visible del Departamento de Estado que de manera irresponsable se alineó con la perversa tesis de la derecha colombiana que indica que detrás del atentado contra el senador uribista, Miguel Uribe Turbay, estaría el gobierno Petro. En la ya referida comunicación se lee lo siguiente: “En contraste, sí me preocupa profundamente que, tras el atentado criminal contra el senador Miguel Uribe Turbay, se haya insinuado públicamente que la “retórica violenta” de esta Presidencia fue un detonante del ataque”.  El Tiempo, diario uribista, publicó este titular: Estados Unidos atribuye atentado de Miguel Uribe a la 'violenta retórica izquierdista'

Es de imaginar las dificultades que afrontó el presidente Petro para escribir o dictar el mensaje contenido en esta nota diplomática a juzgar por su postura anti gringa que claramente lo diferencia de los anteriores presidentes de la República que desde siempre asumieron a los Estados Unidos como un ejemplo de democracia y libertad, lo que explica sus conductas de sometimiento o sostenida capitulación a las caprichosas  pretensiones de los representantes del Tío Sam, esto es,  republicanos y demócratas.

La reculada de Petro termina con una invitación a “pasar la página de los malentendidos y mirar hacia adelante… este no es un llamado a la confrontación, sino a la responsabilidad compartida. La historia nos mira, y el juicio más severo será el del porvenir. Ojalá podamos estar a la altura de este momento”.

Ya veremos si el también lenguaraz y supremacista blanco que está sentado en la Casa Blanca, a lo mejor aconsejado por Marco Rubio, decide contestar la misiva,  pesar del tiempo transcurrido a su homólogo colombiano o si prefiere obviarla por considerarla tardía e inoportuna o porque viene firmada por un  “insignificante suramericano, exguerrillero y terrorista”. Que la carta no aparece, señalan desde USA. Lo más probable es que jamás respondan. No sería nada raro: Estados Unidos jamás responde, jamás asume responsabilidades porque a pesar de su evidente decadencia, siguen creyéndose los Amos del Mundo.  



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MIGUEL URIBE TURBAY: EL “PRESIDENTE MILAGRO” QUE NECESITA LA DERECHA

  

Por Germán Ayala Osorio

 

El atentado sicarial perpetrado contra Miguel Uribe Turbay viene siendo aprovechado política y moralmente por la derecha para culpar al gobierno Petro y consolidar la narrativa que indica que el ataque armado tiene una indiscutible connotación política asociada por supuesto a un sentimiento de “venganza” de la izquierda y el progresismo por los ataques políticos que efectuaba el senador uribista contra la figura de Petro y sus reformas sociales como la reforma laboral, pensional y a la salud.  

Con el denodado apoyo de la prensa hegemónica ese sector del espectro ideológico viene construyendo una especie “protomártir” de nuevo cuño, ambientado por la fe de cientos de miles de orantes-votantes que llegan a la clínica Fundación Santa Fe para pedir por su pronta recuperación y el regreso a la “vida política y electoral” por aquello de que el país lo necesita.

La “Carrera por la vida” convocada para pedir a Dios que Miguel Uribe Turbay supere los efectos de las heridas recibidas fue ante todo una actividad política atada a los sentimientos de la comunidad de creyentes que, camándula en mano, rechazan la violencia política y creen a pie juntillas que en este caso habrá un milagro y la consecuente consagración de Uribe Turbay como un “bendecido” por la gracia divina, condición suficiente para convertirse en presidente de la República en el 2026.

La revista Semana registró así el hecho: “La Carrera por la Vida nació como una respuesta ciudadana al atentado que dejó herido al precandidato presidencial Miguel Uribe, quien actualmente permanece en proceso de recuperación en la Fundación Santa Fe. El ataque armado generó una ola de indignación en todo el país, al tiempo que encendió las alarmas sobre el nivel de violencia política en Colombia.

Los rezos, plegarias y la Caminata por la Vida son los mecanismos políticos y morales con los que la derecha y en particular el uribismo necesitaba para despejar el camino electoral que hasta antes del atentado estaba enredado al interior de las mesnadas uribistas por cuenta de las simpatías populares que viene despertando el gobierno Petro. A dichos mecanismos se suma ahora la encuesta realizada por las firmas Guarumo y EcoAnalítica, que muestra a Uribe Turbay, del partido Centro Democrático, en el primer lugar de las preferencias de los eventuales votantes con el 13,7 %.

Lo interesante de la situación es que Uribe Turbay ya no sería el candidato o el títere de Uribe como lo fue Iván Duque Márquez, sino el enviado de Dios para “salvar al país de las garras del castrochavismo”. En las huestes uribistas aspiran a que ningún creyente-votante, de los cientos de miles que oran todos los días por la pronta recuperación del precandidato presidencial, se atreva a contradecir la voluntad divina, lo que inexorablemente se traduciría en millones de votos que asegurarían el triunfo electoral a la derecha. Los riesgos de meter a Dios en la política gravitan alrededor de la ética, de la libertad de cultos y del Estado laico por cuenta del regreso milagroso de Uribe Turbay a pesar de la gravedad de las heridas producidas por una pistola 9mm accionada a poca distancia. El riesgo es mayúsculo cuando al invocarse la protección de Dios en el Preámbulo de la Constitución Política de Colombia, la salvación de Uribe Turbay motivaría el rechazo de los agnósticos y ateos, entre otros. Sería un país distinto: más a la derecha, intolerante, de la mano de renovados fanáticos religiosos.  




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sábado, 5 de julio de 2025

SILENCIOS POLÍTICOS Y PERIODÍSTICOS FRENTE A LOS DESEOS GOLPISTAS DE LEYVA DURÁN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La intentona golpista liderada por Álvaro Leyva Durán contra el presidente Petro deja notorios hechos políticos y periodísticos que dicen mucho del talante de los actores involucrados. Por ejemplo, resulta preocupante el silencio de los expresidentes Uribe, Gaviria, Duque y Pastrana frente a los audios publicados por El País de España en los que se escucha decir al excanciller Leyva que hay que sacar al presidente de la Casa de Nariño: “hay que sacar a ese tipo”.

El expresidente Ernesto Samper, por el contrario, rechazó la conspiración del señor Leyva Durán: “No es la primera vez que el exministro @AlvaroLeyva intenta armar una conspiración contra un gobierno legítimamente elegido. En mi caso también lo hizo tratando de fraguar una siniestra alianza entre: las FARC, el paramilitar Carlos Castaño, el esmeraldero Víctor Carranza, algunos militares, la ingenua bendición de tres expresidentes, algunos prelados de la iglesia y un vicepresidente. Se le olvidó que en Colombia los golpes no prosperan mientras no se involucren los Estados Unidos –que no lo hacen, al menos públicamente, desde el derrocamiento de Allende– y los militares en ejercicio que en este país son civilistas desde la independencia de la República”.

La misma actitud silente la asumieron gremios económicos y reconocidos agentes económicos y políticos de la sociedad civil colombiana, quienes, en lugar de salir en defensa de las instituciones y la institucionalidad, optaron por pasar de agache ante semejante deseo de desestabilizar al país, rompiendo el orden legal y constitucional. Eso sí, al unísono salieron a rechazar lo dicho por el jefe del Estado en el sentido en que hay un “complot internacional” para sacarlo del poder del que participa un “jefe gremial”.

Del mutismo de los expresidentes también se contagiaron empresas mediáticas como Blu radio, La FM, La W, El Colombiano, El Tiempo, El País de Cali y la revista Semana, así como los noticieros de televisión RCN y Caracol, entre otros medios corporativos que bien pudieron asumir una postura de rechazo frente a la propuesta golpista del exministro de Relaciones Exteriores, quien en reciente entrevista concedida a la revista Semana insistió en que el presidente Petro debe entregar el poder.

Aunque asumir posturas políticas a través de editoriales es propio de diarios como El Tiempo o El Espectador, publicaciones hebdomadarias como Semana e incluso noticieros de televisión y radio también pueden apelar a ese género periodístico para rechazar o legitimar acciones políticas. Los medios “suelen hablar” a través de los editoriales.

El Espectador es hasta el momento el único medio masivo que rechazó a través de un editorial los devaneos golpistas de Leyva Durán. El titular del editorial es contundente: Rechazo total al intento golpista de Álvaro Leyva.  

Con el nacimiento y consolidación de medios alternativos que le hacen contrapeso a la influencia social y política de los llamados medios hegemónicos, la pluralidad informativa en Colombia viene mejorando de la mano de nuevos medios, plataformas informativas en YouTube y los influencers que, aunque suelen defender la gestión gubernamental, constituyen ejercicios de contra discurso frente a las acciones desinformativas y de autocensura de los medios tradicionales.  

Dentro de esas nuevas opciones de periodismo informativo y análisis destaco a TEP (Todo es Política) por haber asumido recientemente una postura editorial frente a la propuesta y deseos de Leyva Durán y de otros actores políticos y mediáticos que le apuestan a la ruptura institucional que significaría impedir que el presidente Petro termine su mandato. Dicha postura la pueden escuchar dando clic en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=01BRAU2qz-g

Todo es Política” es una plataforma de periodismo narrativo que va más allá del hecho: investiga sus raíces. No entendemos la política como espectáculo electoral, sino como el sistema que regula la vida cotidiana, define derechos, distribuye silencios y moldea la dignidad. Nuestras historias desarman la apariencia de lo “normal” para revelar relaciones de poder, vacíos del Estado y mecanismos de exclusión. No informamos para contar qué pasó, sino para entender por qué pasó y quién se beneficia. Contamos con una mirada crítica, estructural y profundamente humana, porque lo realmente transformador es comprender los hilos invisibles que sostienen la realidad.


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REAPARECIÓ LEYVA DURÁN: INSISTE EN QUE PETRO SE TIENE QUE IR

 

Por Germán Ayala Osorio

Después de leer la entrevista que Álvaro Leyva Durán concedió a la revista Semana se advierten varias conductas, a saber: el tono agresivo que se intuye de las respuestas dadas por el excanciller a las preguntas del periodista, una evidente repulsión hacia la figura del presidente de la República, así como un desprecio de la persona que encarna esa dignidad. Y lo que quizás resulta peor: a Leyva Durán no le preocupa realmente el país, ni la democracia y mucho menos la división de poderes y el devenir de las instituciones como lo asegura en varios pasajes del diálogo con el director de la publicación hebdomadaria. Exagera cuando asegura que el país está “descuadernado”, cuando recientemente las mil empresas más representativas reportaron millonarias ganancias y lo que es mejor: no nos convertimos en Venezuela como el uribismo lo sentenció en la pasada campaña. 

Sus reiteradas exhortaciones a Petro para que abandone la Casa de Nariño hacen pensar en que estaría siguiendo instrucciones de específicos sectores de la sociedad o buscando el apoyo de aquellos dispuestos a apoyar la salida institucional del jefe del Estado o esperar su muerte, a pesar de los efectos económicos y políticos que podrían sobrevenir al momento de producirse una salida abrupta del jefe del Estado.

En la entrevista Leyva respondió que no necesariamente se violaría la constitución si Petro no termina su periodo presidencial porque “se puede enfermar, cualquier cosa le puede pasar a un presidente elegido, se puede morir, por ejemplo. Entonces, ¿eso qué quiere decir? ¿Qué hay que tener el cadáver hasta el último día de su mandato? No. Hay normas constitucionales, y no me voy a salir de esas normas”.

Su real preocupación e interés está en sacar a como dé lugar a Petro de la Casa de Nariño a quien considera indigno, moralmente cuestionable y dañino para la institución presidencial que, a pesar de devenir sobrevalorada por una sociedad confundida moralmente como la colombiana, a ella llegaron hombres cuestionados y poco virtuosos como Julio César Turbay Ayala, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano y Álvaro Uribe Vélez.

Al único que quisieron sacar de la Casa de Nariño fue a Samper Pizano por la probada entrada de dineros del cartel de Cali a la campaña que lo llevó a la primera magistratura (proceso 8.000). Sacar a Samper Pizano en ese momento fue el deseo de Leyva de acuerdo con lo consignado por Carlos Castaño en su libro Mi Confesión. También se señala a Santos como otro agente político interesado en ese momento en darle un golpe a Samper. 

Frente a los serios cuestionamientos morales y éticos que rodearon en su momento las actuaciones de Turbay Ayala[1], Gaviria y Uribe, el establecimiento del que ya hacía parte Leyva Durán jamás se sugirió que debían abandonar la Casa de Gobierno. Las versiones periodísticas y la confesión de alias Popeye que indican la complicidad de Uribe, entonces director de la Aerocivil, con la entrega de pistas y licencias para que el cartel de Medellín sacara avionetas fletadas con droga hacia el exterior jamás se asumieron como impedimentos morales y éticos para ejercer el poder presidencial; como tampoco la probada compra de su reelección presidencial inmediata y mucho menos su responsabilidad política por las 6402 víctimas que dejó la aplicación de su política de seguridad democrática; lo mismo sucedió con las versiones periodísticas y las que circulaban en otros sectores societales en las que se aludía a un Turbay Ayala[2] sufriendo de una cachondez desenfrenada por niñas y una cercanía con los mafiosos de Cali;  y mucho menos se pidió la renuncia o se exhortó a que lo hiciera César Gaviria por lo transado con Pablo Escobar para que pernoctara en la mal llamada “cárcel” de la Catedral[3].

Si Petro consume habitualmente cocaína y licor es un asunto que Leyva no ha logrado demostrar con videos y otras pruebas que demuestren incapacidad total para gobernar. Se trata de señalamientos atados a los correveidiles que siempre aparecen cuando se trata de afectar el buen nombre de los presidentes. Eso sí, la gravedad de la aún no probada “enfermedad mental” de Petro no se equipara a las inmorales conductas atribuidas a las figuras políticas arriba mencionadas.

Lo más sensato es dejar que el presidente termine su mandato y haya elecciones libres en el 2026. La viudez del poder es una mala consejera en estos tiempos de turbulencia política e ideológica y no se puede confundir con preocupaciones por el futuro de la democracia. En los tiempos de la Seguridad Democrática y el Estatuto de Seguridad el régimen democrático y la división de poderes estuvieron realmente comprometidas, así como el respeto a los derechos humanos. Y reitero: nadie se atrevió a pedir la renuncia de los mentores y ejecutores de esas dos nefastas y violentas políticas públicas.

Esos viajes de superioridad moral de Leyva Durán podrían tener sentido cuando algún día Colombia deje de ser una narcodemocracia y la sociedad entera proscriba el ethos mafioso que ha guiado el ejercicio del poder político en todas las esferas del Estado.



[1]El informe, presentado el 21 de julio de 1977 a López Michelsen por tres altos funcionarios estadounidenses, acusó al entonces candidato presidencial Julio César Turbay Ayala de lazos con narcotráfico. De hecho, la cadena CBS hizo un reportaje en 1978 al respecto. Anotaciones hechas por el expresidente Carter en los documentos dicen “no enviar helicópteros” militares prometidos por Estados Unidos a Colombia por esa supuesta vinculación del expresidente que se habría fortalecido durante su gobierno con algunos funcionarios”. https://www.elcolombiano.com/colombia/narcotrafico-en-la-dea-archivos-secretos-incriminan-a-funcionarios-lopez-michelsen-y-turbay-ayala-DD24271103

[3]El contrato que firmó Escobar con el gobierno Gaviria haría rodar actualmente la cabeza de cualquier presidente: “No tendrá acceso ninguna autoridad policial o militar a la parte interna del establecimiento carcelario”. La cárcel no estaba hecha para evitar que los presos se salieran, sino para que nadie entrara. Tenía un techo de acero para resistir un bombardeo. Eso le angustiaba mucho a Escobar, que sus enemigos decidieran atacarlo por el aire”. https://www.pares.com.co/post/cuando-c%C3%A9sar-gaviria-le-hizo-un-resort-a-su-medida-a-pablo-escobar

 




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viernes, 4 de julio de 2025

VISADOS Y CERTIFICACIONES MORALIZANTES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Retirar visados a presidentes, expresidentes, militares activos y en uso de buen retiro, así como a ministros y exfuncionarios es una infantil, pero efectista retaliación con la que sucesivos gobiernos de los Estados Unidos castigan a los gobiernos de países “aliados” que históricamente han operado como el “patio trasero” de los gringos. Colombia es el mejor ejemplo de la humillante relación bilateral y del castigo de visas canceladas.

Históricamente el suelo colombiano ha servido para que agencias americanas hagan y deshagan en el territorio nacional. Baste con recordar las violaciones a mujeres y los hijos que dejaron en Colombia los militares americanos que estuvieron en el país en el marco del Plan Colombia. Esa iniciativa político-militar permitió la injerencia directa de los Estados Unidos en las dinámicas del conflicto armado interno. Es más, dicho plan no se tramitó y mucho menos se discutió en el Congreso colombiano.

La acción moralizante de los gringos de cancelar o negar visados tiene la clara pretensión de “avergonzar” a quienes ya no podrán ir de paseo a la tierra del Tío Sam, bien para ir a conocer a Mickey Mouse, recorrer centros comerciales para comprar “ropa de marcas gringas” y disfrutar de las playas de Miami, entre otros atractivos turísticos. Tener la visa americana fue por muchos años un motivo de orgullo e incluso un diferenciador de clase social entre los colombianos.

En medio de una nueva tensión diplomática entre los gobiernos de Trump y Petro se anunció desde Washington que se cancelarán las visas a funcionarios de la administración Petro que hayan hecho parte del M-19, aunque no se descarta que la medida se extienda a ministros en ejercicio, esto es, al círculo de funcionarios más cercanos al presidente de la República. Se trataría de una especie de “juicio moral” contra aquellos que, en el pasado, junto a Petro, empuñaron las armas y se levantaron contra el Estado.

De los casos más emblemáticos de pérdidas de visados para entrar a los Estados Unidos hacen parte el entonces presidente Ernesto Samper Pizano, y a los generales retirados Mario Montoya y Jesús Armando Arias Cabrales. La lista es larga.

Convencidas las autoridades americanas de que no hay nada más en el mundo que valga la pena visitar que los Estados Unidos, los colombianos hemos no solo aceptado la vulgar intromisión en nuestros asuntos internos de sucesivos gobiernos republicanos y demócratas, sino el trato indigno que sufren los connacionales al pisar suelo americano y las formas desobligantes con las que se han referido al presidente Petro por no hincarse y asumir la actitud sumisa que Marco Rubio  y el propio Trump esperaban que asumiera el mandatario de los colombianos. Acostumbrados a ver la mansedumbre de Duque, Uribe, Santos, Pastrana y Gaviria, los gringos no aceptan que un exguerrillero se les haya plantado con la dignidad a las que los anteriores presidentes renunciaron durante sus mandatos.

La certificación que suelen entregar a los gobiernos colombianos por su efectiva lucha contra las drogas es otro mecanismo que naturaliza la intromisión en los asuntos internos y por esa vía excluye o borra las responsabilidades políticas que debería asumir los Estados Unidos por ser uno de los mayores consumidores de alcaloides, lo que supone la existencia de mecanismos institucionales y de grupos de poder que facilitan la entrada de toneladas de cocaína a los Estados Unidos provenientes de Colombia. Muy seguramente esta nueva crisis diplomática, generada en parte por las formas desobligantes en las que ambos gobiernos se han tratado, servirá para el Departamento de Estado descertifique al país por el crecimiento de las hectáreas de cultivos de uso ilícito, a pesar de los buenos resultados en materia de interdicción de cargamentos de cocaína.  Y pensar que esta guerra contra las drogas está justificada porque aún los gringos no logran producir el alcaloide en sus pisos térmicos.




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¿POR QUÉ INCOMODA TANTO GUSTAVO PETRO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Parece haber consenso académico, social y político alrededor de la idea de que Colombia es una nación compleja, de ahí que no resulte a veces fácil analizar y comprender asuntos y fenómenos como la violencia política en campos y ciudades que suelen agruparse bajo el nombre de conflicto armado interno y el actual escenario de confrontación política e ideológica entre la derecha y el progresismo.  Por lo anterior, todo ejercicio académico o periodístico que busque explicar las complejas realidades del país y de su sociedad siempre quedará incompleto.

En los últimos días dos hechos noticiosos han ocupado la atención de la opinión pública: el primero, la intentona golpista atribuida al excanciller Álvaro Leyva Durán por el diario El País de España, con una eventual aquiescencia de los Estados Unidos; y el segundo, la nueva tensión diplomática y política entre los gobiernos de Donald Trump y Gustavo Petro generada en buena parte por las insinuaciones del presidente de Colombia alrededor de la idea de que en Washington conocían los devaneos golpistas del exministro Leyva.

Más allá de si el gobierno de Trump vio en algún momento con buenos ojos los deseos golpistas del señor Leyva Durán, lo cierto es que el presidente Petro, desde su posesión el 7 de agosto de 2022 se convirtió para el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la derecha nacional e internacional y para la Junta del Narcotráfico y sus aliados en Colombia en una persona incómoda, en un agente político indeseable y por lo tanto susceptible de sufrir ataques políticos, deseos de defenestrarlo e incluso de asesinarlo. Como esto último aún no sucedió, las arremetidas contra el presidente colombiano se han movido entre el desprestigio moral y la búsqueda de declararlo indigno para gobernar por una atribuida condición homosexual y la más grave, por el consumo incontrolado de cocaína.

Sin embargo, en el fondo del rechazo social y político que genera en agentes de poder hegemónico, esto es, en la élite que por más de 200 años manejó a su antojo el país, hay por lo menos 4 factores, asuntos o temas a los que Petro viene haciendo referencia en sus discursos dentro y fuera del país. El primero, sus críticas al modelo de desarrollo económico extractivo sobre el que se fundaron ideas de progreso, modernización y crecimiento que han servido para que el Norte opulento sea asumido por el Sur empobrecido como un deseable estadio “civilizatorio”.

El segundo asunto tiene que ver con las pretensiones emancipatorias de un presidente “sudaca” que además de haber sido guerrillero, cree que puede hablarle de “tú a tú” a mandatarios de países desarrollados acostumbrados a tratar con presidentes colombianos que en su actuar público siempre se dejaron ver como cipayos. El tercer asunto es que para una sociedad premoderna y una élite conservadora, violenta y goda que odia el proceso de mestizaje del que son hijos el proyecto político progresista les parece disruptivo, brusco y hasta subversivo, a lo que se suma que los tomó por sorpresa. Y el cuarto asunto es que nunca, desde la perspectiva progresista, un presidente de la República confrontó las tradicionales concepciones que el poder hegemónico impuso alrededor de conceptos como soberanía popular, estatal y dignidad humana. Este último deviene atado a un sorprendente orgullo étnico y a un sentimiento patriótico no asociado a temas de seguridad (democrática) o al amor irracional de los símbolos patrios (patrioterismo).

Todo lo anterior, atravesado por lo que en esta tribuna llamé la “sionización y la cacería étnica” desatada en los Estados Unidos contra los inmigrantes del Sur empobrecido y en la franja de Gaza, contra el pueblo palestino.

 

ASUNTOS POR LOS QUE PETRO GENERA URTICARIA

1.         CRÍTICAS AL MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO EXTRACTIVO.

 

 

 

 

2.         PRETENSIONES EMANCIPATORIAS DE UN PRESIDENTE “SUDACA”.

3.         EL DISRUPTIVO PROYECTO POLÍTICO PROGRESISTA.

4.         SOBERANÍA POPULAR, ESTATAL Y DIGNIDAD.

 

 


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jueves, 3 de julio de 2025

A PROPÓSITO DE LA RENUNCIA DE LA CANCILLER LAURA SARABIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La renuncia de la canciller y una de las fieles escuderas del presidente Petro, Laura Sarabia se produce en medio del escándalo político y jurídico generado por cuenta de los deseos golpistas de Álvaro Leyva Durán, quien también se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores.

En su carta de retiro Sarabia señala que “he tenido el inmenso honor de acompañarlo desde distintos espacios: como jefa de gabinete, directora del Dapre, del DPS y ahora como canciller. Pero más allá de los cargos, lo hice como una servidora pública convencida de que transformar a Colombia exige decisiones valientes, diálogos honestos y una brújula ética clara”.

La razón de su dimisión la expuso en estos términos: "en los últimos días se han tomado decisiones" que ella no comparte. Por lo tanto, "por coherencia personal y respeto institucional, no puede acompañar".

Al parecer, Sarabia se refiere a las decisiones adoptadas por el presidente en lo que toca a la producción de los pasaportes, tarea que la empresa Thomas Greg & Sons cumplirá hasta septiembre de 2025; después ese compromiso lo sumirá la Imprenta Nacional. O también por la llegada al gobierno del Pastor Saade en calidad de jefe del gabinete. La socióloga y autora Sara Tufano se refirió así a la renuncia de Sarabia: “Con la salida de Sarabia, el gobierno de @petrogustavo queda en manos de Saade y Benedetti. A mí no me vengan a decir que esos personajes son imprescindibles. Así como Leyva, ellos también tienen sus propias agendas y traicionarán a Petro apenas tengan la oportunidad para hacerlo”.

Contrario a lo sucedido con otros ministros que también renunciaron, Sarabia parece irse del gobierno en buenos términos: “Le deseo un cierre de gobierno exitoso. Siempre encontrará en mí una interlocutora abierta al diálogo, al debate respetuoso y a la búsqueda de salidas para los grandes desafíos de nuestra sociedad".

La opinión pública recuerda que figuras como Alejandro Gaviria, Álvaro Leyva Durán y Mauricio Lizcano, quienes fungieron como ministros de salud, canciller y las Tics respectivamente, renunciaron y de manera temprana salieron a descalificar al gobierno y en particular al presidente Petro. Gaviria y Lizcano para aspirar a la presidencia ya expresaron fuertes críticas al gobierno con el que trabajaron; y en lo que toca a Leyva, y de acuerdo con los audios revelados por el diario El País de España, su accidentado paso por la cancillería lo llevó a convertirse en el enemigo número 1 del jefe del Estado, hasta el punto de quererlo tumbar.

En respuesta a la renuncia de su amiga y escudera, el presidente Petro señaló: “deseo a Laura Sarabia la mejor de las suertes. Creo que fue vital en la campaña por su orden y disciplina estuvo siempre y firme en el equipo de acción al que pertenecía, yo como orador y candidato, ella como hormiguita organizadora. Y luego en el gobierno descubrí, si escoge ese camino, que tiene la inteligencia que capta con rapidez. La mente rápida que se enriquece con mucho estudio”.

Ya veremos si Sarabia cae en la misma práctica de Gaviria, Leyva y Lizcano de salir a los medios corporativos a despotricar del presidente y del gobierno y de esa manera consolidar la narrativa mediática que indica que “el país va a la deriva” y que “no hay piloto”.



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EMBAJADORES A CONSULTAS: NUEVA TENSIÓN ENTRE WASHINGTON Y BOGOTÁ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las relaciones bilaterales entre Washington y Bogotá siempre estuvieron soportadas en el sometimiento de la soberanía, la dignidad nacional y nuestros intereses a las condiciones arbitrarias adoptadas por los presidentes de los Estados Unidos, fueran estos demócratas o republicanos en torno a las maneras como sucesivos gobiernos de Colombia deberían acatar y responder a los deseos del Departamento de Estado, de la CIA o de otras agencias americanas con injerencia y presencia en el país. Desde los tiempos del proceso 8.000 y la intrusión de los Estados Unidos en los asuntos internos del país y el acorralamiento al que fue sometido el presidente de entonces, Ernesto Samper Pizano, no se advertía una tensión diplomática entre los dos países.

La primera tensión diplomática y política se dio en enero del año en curso por cuenta de la negativa del presidente Petro de recibir dos aviones militares procedentes de USA con 160 colombianos deportados, lo que derivó en amenazas arancelarias de Donald Trump y en una respuesta similar por parte del presidente Petro. Es decir, hay un pulso personal, ideológico y político entre los dos mandatarios. Se trata un enfrentamiento entre dos líderes mundiales que dan cuenta de dos posturas irreconciliables. Mientras que el presidente gringo lidera procesos de “sionización y limpieza étnica” dentro y fuera de su territorio, el jefe del Estado colombiano confronta el orden mundial y le apuesta al respeto de los migrantes, un “nuevo” orden mundial  y un cambio drástico en las relaciones entre el ser humano y la naturaleza.

La nueva tirantez política y diplomática entre Trump y Petro se produce por las sospechas y las insinuaciones hechas por el mandatario colombiano alrededor de la posibilidad de que congresistas americanos conocieron de las intenciones golpistas del excanciller Álvaro Leyva Durán. Ante semejante insinuación, Marco Rubio llamó a consultas al embajador acreditado en Bogotá, para revisar ese asunto y quizás otros de la agenda bilateral, como la lucha contra el narcotráfico y la certificación que Estados Unidos pronto entregará a Colombia. La respuesta de Petro, cargada de dignidad, no se hizo esperar: también llamó a consultas a Daniel García-Peña, embajador colombiano en Washington.

Mientras que la decisión de hacer regresar al embajador John T. McNamara está basada en las graves insinuaciones y sospechas del presidente Petro en torno a los devaneos golpistas de Leyva Durán y de otros agentes políticos y económicos de la sociedad civil colombiana, el presidente Petro en cuenta de X dejó entrever que ese asunto en particular no le preocupa. Y es así porque expuso en su trino siete temas, a saber: “descarbonización de la economía y transición energética; revitalización de la selva Amazónica; ataque decidido a los capos del narcotráfico; tratado sobre la inmigración; colaboración del gobierno de los EE. UU. en la construcción de una reforma del sistema financiero mundial; juntar nuestros esfuerzos en la construcción de la paz regional, salidas políticas y dialogadas a los conflictos de Venezuela, Cuba y Haití y la realización de la cumbre EEUU/CELAC”.

Aunque no se cree que la tensión de ahora lleve a un rompimiento de las relaciones bilaterales, habrá muy seguramente consecuencias inmediatas como la descertificación o la certificación parcial de los Estados Unidos por la lucha contra los cultivos de uso ilícito y otras de largo plazo que tocarán el escenario electoral de 2026. Sobre estas últimas, la derecha local, dispuesta o no a apoyar los sueños golpistas de Leyva Durán, estará siempre dispuesta a jugársela por regresar a los tiempos en los que los presidentes colombianos viajaban a Washington con las “rodilleras puestas” para someterse sin chistar a las imposiciones “imperiales” de los representantes del Tío Sam. Muy seguramente, en el año electoral, Trump y Rubio y las bancadas demócratas y republicanas exigirán a los candidatos presidenciales colombianos a que se comprometan, por ejemplo, a echar para atrás todo lo concerniente con la presencia china en el marco de la Nueva Ruta de la Seda. Es decir, la dignidad y la soberanía nacionales serán temas electorales cruciales para los gringos y los agentes de la derecha que temen perder el infantil privilegio de poder visitar a Mickey Mouse.

Adenda: para acabar de caldear los ánimos, 30 congresistas colombianos de los partidos Comunes, Verde  y de la U enviaron una carta al Congreso de EE.UU solicitando investigar a tres representantes estadounidenses Mario Diaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Antonio Jiménez. 


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MARGARITA ROSA DE FRANCISCO, VICKY DÁVILA Y DIOS EN LA MITAD

  Por Germán Ayala Osorio Bastó que Margarita Rosa de Francisco soltara un trino referido a la fe y a la existencia de Dios para que la c...