domingo, 2 de noviembre de 2025

HOLOCAUSTO DEL PALACIO DE JUSTICIA Y EXTERMINIO DE LA UP: ¿PODREMOS PASAR LA PÁGINA?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hay hechos de la violencia política de Colombia que parecen ser los mayores obstáculos para que como sociedad allanemos el camino en aras de consolidar relaciones sociales y políticas respetuosas en medio de las diferencias en el ya caldeado ambiente electoral de cara a las elecciones de 2026.

La toma y retoma del Palacio de Justicia y el casi exterminio de la Unión Patriótica (UP) sirven por estos días para discurrir  alrededor de  si esos dos particulares y dolorosos hechos políticos y prepolíticos en sí mismos impiden que podamos como sociedad “pasar la página” o si son las interpretaciones jurídico-políticas que todavía circulan sobre ambos sucesos las que hacen prácticamente imposible allanar esa ruta que nos lleve como colectivo a perdonar a todos los responsables y a tratar de entender a quienes pretenden reivindicarlos por representar las luchas políticas que daban cuenta de una realidad superior: la existencia de un conflicto armado interno que terminó degradándose  y evitando la discusión sensata y argumentada en torno a su naturaleza social, económica y política y por supuesto sus dinámicas.

Los enfrentamientos políticos, discursivos e incluso los choques entre el presidente Petro y miembros de la familia Gaona, víctimas del Holocausto del Palacio de Justicia; y por supuesto, la grosería con la que María Fernanda Cabal trató al sumiso periodista Daniel Pacheco en reciente entrevista a propósito de la responsabilidad del Estado colombiano en el genocidio político de la UP hacen pensar en que los hechos en sí mismos no impiden el entendimiento y el diálogo respetuoso, y que más bien el pétreo obstáculo está atado a la concepción que cada uno tiene de la Verdad y de la Memoria, elementos que al devenir contaminados por intereses e ideologías, facilitan y promueven la irritabilidad, la construcción de nuevos enemigos, la negación comunicativa del Otro como un interlocutor válido, los deseos de reescribir la historia negando los fallos de la justicia e incluso el aplauso del saldo trágico de víctimas fatales aludiendo al “bien superior del Estado”, forma de dominación que arrastra graves problemas de legitimidad.

En este discurrir hay que señalar que como animal simbólico el presidente Petro ha exagerado en la exhibición de la bandera del M-19 y en la reivindicación de su lucha como guerrillero y revolucionario en una sociedad que a pesar de procesos de paz fallidos y otros exitosos, sigue viendo su consecución como un desgaste innecesario no solo por los elevados costos económicos de los diálogos de paz, la rebaja de penas y las desmovilizaciones de los grupos al margen de la ley, sino porque al no producirse la eliminación física de los excombatientes se asume como una derrota social y política de aquellos que defienden la institucionalidad estatal sin el más mínimo asomo de responsabilidad política por haber evitado la construcción de una verdadera República.

Por todo lo que representa para el país el presidente de la República, al agitar en varias ocasiones la bandera del M-19 reabre heridas, alimenta los reduccionismos conceptuales que al final evitan la comprensión de las lógicas de los llamados “revolucionarios” y las propias de los “contrarrevolucionarios y la circulación de versiones oficiales y no oficiales que extienden en el tiempo las dudas sobre la Verdad y la Memoria en torno a los dos hechos que provocaron la escritura de esta reflexión.

Lo mejor que podemos hacer como sociedad es dejar que “hablen” las historias, las memorias y las verdades, judiciales y las versiones populares construidas sobre los vergonzosos hechos de la toma y retoma del Palacio de Justicia y la eliminación de los militantes de la UP. No es necesario estar de acuerdo alrededor de quiénes fueron los responsables directos e indirectos; bastaría con sentirnos avergonzados por esos dos episodios que dicen mucho de lo que somos como ciudadanos y colectivo. Quizás a partir de ese momento estemos listos para “pasar estas dos y otras páginas de nuestra vergonzante historia como pueblo aparentemente civilizado.


 


petro, los gaona y el palacio de justicia - Búsqueda Imágenes


SERGIO FAJARDO, EL CANDIDATO INDEPENDIENTE QUE “HABLA MUCHO CON URIBE”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Sergio Fajardo Valderrama es un político carismático, apocado, mesurado, tibio, posudo y políticamente farsante. Esto último porque siempre ha negado su cercanía con el uribismo y en particular con el expresidente Uribe Vélez a pesar de sendas columnas que hace años publicó en El Colombiano en las que exaltaba al político antioqueño que fungía como gobernador de Antioquia: Uribe, el hombre (1994) tituló la columna Fajardo y señaló en el texto de opinión que aquel era “uno de los pocos políticos que en la historia reciente del país ha dignificado la actividad política".

El país recuerda cuando señaló que él se consideraba de “extremo centro” y, por lo tanto, "ni uribista ni anti uribista". Sin duda alguna una postura medrosa y cándida para quien, de acuerdo con Ingrid Betancur “habla mucho con Uribe”. Betancur dijo exactamente: “sé que Fajardo habla mucho con Uribe”.

El comentario de Ingrid Betancur se produjo después de haberse reunido con el caudillo antioqueño para cuadrar la candidatura presidencial de Juan Carlos Pinzón Bueno quien recibió el aval del movimiento Oxígeno Verde, la microempresa electoral de la ciudadana colombo-francesa que volvió al país como lo hace cada cuatro años para jugar electoral y políticamente. Lo dicho por Betancur no es por supuesto un simple comentario al margen y menos una infidencia. Por el contrario, intenta golpear la imagen de independiente de Fajardo con el claro interés de posicionar a Pinzón Bueno el precandidato presidencial que más le gusta al Señor de El Ubérrimo.

El Tiempo le preguntó a Fajardo por la cumbre Gaviria-Uribe y esto respondió el timorato candidato presidencial del inexistente “extremo centro político”: “Nosotros tenemos una propuesta, estamos siguiendo un camino y vamos concentrados. Nuestro reto son los extremos y Adelante con Fajardo, ese es el camino que estamos recorriendo. Yo soy respetuoso; he dicho una y otra vez que podemos ser diferentes sin ser enemigos, pero yo estoy concentrado en lo que estamos haciendo”.

Fajardo Valderrama confunde el respeto con la complacencia y el miedo a confrontar a quienes como Uribe le han hecho daño al país y a las instituciones. Jamás el profesor y matemático confrontó a las mafias enquistadas en el sistema de salud. Eso sí, ha preferido atacar al gobierno Petro señalando que “el desgobierno de Petro está destruyendo el sistema de salud. Están jugando con la vida de la gente para defender una ideología, cuando lo que necesitamos es un método para poner orden y dar soluciones reales”.

El silencio de Fajardo frente a un problema estructural que afronta el sistema de aseguramiento en salud confirma su perfil cobarde y acomodado porque sabe que detrás de las EPS hay agentes económicos, potenciales patrocinadores de su campaña presidencial. Gracias a Betancur ya sabemos que, a Fajardo, además de disfrutar irse a ver ballenas, le encanta hablar con Uribe sobre su posible candidatura presidencial.

En el 2020, Kevin Ríos Aguirre, en el portal las  2 Orillas escribió esto de Sergio Fajardo: “Un hombre que dice ser un candidato alternativo que se preocupa por el pueblo; cuando toda su vida ha estado rodeada de los lujos que brinda pertenecer a una clase acomodada gracias a su padre que hacía negocios con la oligarquía antioqueña”.




fajardo y uribe - Búsqueda Imágenes

sábado, 1 de noviembre de 2025

CUMBRE URIBE -GAVIRIA: DEL PACTO HISTÓRICO AL PACTO PREHISTÓRICO

 

Por Germán Ayala Osorio 


La unión - re-unión- entre los expresidentes César Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez representa el regreso al pasado y es en sí misma una forma de negarse a superar la concepción mafiosa del desarrollo económico con la que se ha impulsado el bienestar de unas minorías que convirtieron la política en una transacción, en un negocio y por esa vía les negaron la ventura a las grandes mayorías en el país. De esa manera, la política perdió su carácter público y su sentido colectivo para quedar reducida a un arreglo o a un cruce entre perfumados politicastros.

Esa idea mafiosa del desarrollo está amparada en una economía de enclave pensada para que el valor agregado de la explotación de materias primas no se quede en el país. Y ello incluye, claro está, a la producción de la cocaína que bajo la misma lógica de los modelos exportador primario y el de gran plantación garantiza que el valor agregado y las ganancias se quedan en el exterior y en el sistema financiero  internacional. Y por supuesto que esa idea mafiosa del desarrollo está asociada y atada a la operación de castas políticas, casas y clanes políticos, gobernantes locales, regionales, presidentes de la República, generales de la República y comandantes paramilitares y guerrilleros. Todos juntos aportando su grano de arena para mantener y extender en el tiempo las precarias condiciones sociales y económicas propias de un país subdesarrollado. 

Veamos el caso del expresidente Uribe Vélez. Es un vulgar capataz, ordinario, apocado, marrullero y violento, con una visión reducida del desarrollo por su misma condición de ganadero y latifundista, de la que se desprende su carácter premoderno, incivilizado y feudatario.

El procesado y condenado en primera instancia por delitos no políticos jamás se atrevió a impulsar en sus ocho años de gobierno un desarrollo superlativo por una sola razón: solo le interesó sacar adelante a sus hijos ayudándoles con negocios como el de la zona franca de Mosquera (Cundinamarca) y la construcción de centros comerciales apalancados con el negocio de las pensiones tal y como lo reconoció Thomas Uribe[1], uno de los vástagos del expresidente antioqueño. Y claro, devolver los recursos económicos y políticos a los agentes que apoyaron la compra de su reelección presidencial inmediata a través de Agro Ingreso Seguro.  Y jugar a la guerra en el país, para beneficiar a los War Lord de los Estados Unidos e Israel y a sus amigos ganaderos y latifundistas, en particular a los señores de los proyectos agroindustriales que empezaron a instalarse en la Orinoquia y a copar los territorios que dejaron las desmovilizadas Farc-Ep y en los jamás hizo presencia el Estado. 

Así las cosas, al exdirector de la Aerocivil y exgobernador de Antioquia jamás le interesó reindustrializar al país. Él, como a otros políticos y poderosos actores económicos les interesa mantenerse como rentistas, esto es, vivir de la teta del Estado. Por ello insisto en que se autodenominan capitalistas y creen que pueden desarrollar el país con peajes caros y sin trenes. Son rentistas. No les gusta competir, les fascina concentrar el poder económico y político. Su apuesta es privatizar el Estado. Por eso somo lo que somos: un platanal con bandera.

Entre tanto, César Gaviria Trujillo deviene como el sepulturero del Partido Liberal, en especial del ala progresista y de izquierda de esa colectividad con la que en el pasado se lograron avances en un país como Colombia que aún está lejos de ser una República. Gaviria Trujillo es un iliberal y comerciante de puestos al que solo le interesa asegurarle a su hijo Simón un lugar en la política. A lo mejor en lo hablado con Uribe acordó el lugar que él cree que se merece su vástago. El país no olvida que Simón Gaviria siendo “presidente de la Cámara de Representantes, firmó la conciliación de la reforma a la Justicia sin revisarla artículo por artículo. Esto incluyó "micos" (cláusulas polémicas) que no detectó, lo que llevó a que la ley fuera calificada como un "engendro" por la prensa. En declaraciones a medios como Semana y La W Radio, admitió: "Acepto el error y le pongo la cara al país por esto. Reconozco que leí la conciliación 'por encima' antes de firmarla" y "No vi la minucia de la ley ni revisé la ley artículo por artículo".

La cumbre entre estos personajes constituye un retroceso para el país. Los 20 años de uribismo y los cuatro años de Gaviria sumieron a Colombia en un profundo subdesarrollo y en una insana premodernidad. Quienes hoy aplauden la reunión entre dos carcamales que huelen a gladiolo mustio lo hacen porque son igualmente rentistas o porque comparten su visión mafiosa y empobrecida del desarrollo económico y de la política. Nuevamente el futuro del país queda comprometido por estos dos politicastros. Así las cosas, bienvenidos al pasado. El país podría pasar en el 2026 del Pacto Histórico al Pacto Prehistórico (Vladdo).





Imagen tomada del perfil de Vladdo, en X. 

[1] Según Grok, tienen cinco centros comerciales: Nuestro Montería Montería, Córdoba, 2017, con una inversión de $120.000 millones; Nuestro Apartadó Apartadó, Antioquia 2017, $61.000 millones; Nuestro Soledad Soledad, Atlántico 2017, $91.000 millones. Nuestro Cartago, Cartago, Valle del Cauca, 2019, $100.000 millones, Nuestro Bogotá, Bogotá, D.C.,2021 $650.000 millones.

 

 

viernes, 31 de octubre de 2025

MARTHA LUCÍA RAMÍREZ Y SU DESAFORTUNADO TRINO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El ofrecimiento de bala para Petro y Quintero que volvió famosa a la entonces Señorita Antioquia hizo reaccionar a las huestes de la derecha que vieron en lo dicho por Laura Gallego Solís como una especie de reivindicación de las mujeres colombianas sometidas por la ya entronizada cultura machista. Cientos de colombianos le compraron el confuso discurso con el que Gallego dio a conocer su renuncia irrevocable a representar a su departamento en el Reinado Nacional de la Belleza. Al final, vieron en la modelo a una “mujer empoderada” y digna representante de la “mujer antioqueña”.

En apoyo a la vociferante “abogada” (al parecer, aún no se gradúa, pero se presenta como tal) salió la exvicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien en su cuenta de X se atrevió a decir que Gallego Solís es una “colombiana empoderada. Nunca más las lindas como decoración y su criterio silenciado por órdenes superiores”. Sin duda alguna, la curtida política conservadora le compró todito el vago discurso con el que dimitió la reina.

El trino resultó tan desafortunado que Ramírez, política conservadora, lo borró sin explicación alguna. Sin embargo, lo expresado por la vicepresidenta de Iván Duque y ministra de defensa de Uribe entre 2002 y 2003 sirve para señalar que la violencia verbal y la apología a cometer un homicidio de la Señorita Antioquia es bien vista por la derecha tradicional de la que hace parte Martha Lucía Ramírez por una única razón: iba dirigida exclusivamente hacia Petro y Daniel Quintero, los dos grandes enemigos del uribismo y de las mesnadas godas de las que hace parte la exministra de Defensa del primer gobierno de Uribe Vélez. Más claro: al decir Ramírez que la reina es una “mujer empoderada” desestimó la gravedad de la amenaza de muerte contra el presidente de la República y el exalcalde de Medellín.

Por haber sido ministra en varios gobiernos y vicepresidenta del homúnculo de Iván Duque, Martha Lucía Ramírez está obligada a defender la institucionalidad y en particular la dignidad presidencial a la que Gallego Solís amenazó con el ofrecimiento de una bala. A Ramírez y a la destronada reina las une el odio y la animadversión hacia todo lo que huela a izquierda y progresismo.

Haber borrado el trino confirma el carácter ladino y los acomodaticios valores éticos y morales de Martha Lucía Ramírez, la flamante exvicepresidenta de la República. Ramírez no puede hablar de mujeres empoderadas porque su llegada a esos cargos obedece a transacciones políticas (burocráticas) lideradas por hombres acostumbrados a minimizar a las féminas. Ramírez jamás fue y será una mujer empoderada. Siempre será una ficha del sistema político, correlato del sistema patriarcal y del machismo que las usa y las exhibe en los reinados de belleza, y de la mano de la publicidad sexista como si se tratara de “semovientes” en cualquier feria agrícola. Y en la política las pone siempre de segundonas o de adornos para simular que se cumple con la política de paridad de género.




EL “FUTURO" DE COLOMBIA EN MANOS DE URIBE Y GAVIRIA

 





Por Germán Ayala Osorio

 

La cumbre de los expresidentes César Gaviria Trujillo y Álvaro Uribe Vélez es el resultado de la enorme preocupación que produjo en el Establecimiento la positiva votación que obtuvo la consulta del Pacto Histórico el pasado 26 de octubre, en una fecha electoralmente “fría”.

De ahí la necesidad de estos dos carcamales de reunirse para consolidar el TCP (Todos Contra Petro o el Petrismo) de la mano de aquellos que compartan el desespero de recuperar la Casa de Nari en el 2026, convertida por ellos mismos en la guarida desde la cual el uribismo completó 20 años privatizando el Estado para el beneficio de unas cuantas familias. La pobreza que pactaron erradicar en la sonada reunión es el resultado de esos 20 años de uribismo a los que por supuesto hay que sumar las medidas neoliberales aplicadas previamente por los irresponsables de César Gaviria y Andrés Pastrana.

La prensa hegemónica llamó a lo acordado entre estos dos valedutinarios como la “coalición por el futuro de Colombia”, una especie de eslogan que nos recuerda aquella frase con la que asumió la presidencia Gaviria Trujillo, “bienvenidos al futuro”. El país recuerda que futuro no hubo porque vino el apagón, la “hora Gaviria”, las barcazas inservibles, el centro de operaciones y veraneo del criminal Pablo Escobar Gaviria y su posterior “fuga”; y por supuesto, el kínder de Palacio con el que impusieron las recetas neoliberales con las que se naturalizaron la pobreza, la inequidad, la informalidad y la precariedad laborales y su posterior explotación electoral por el populismo de izquierda y derecha. El diseño mafioso del sistema de salud es también “obra” de la derecha y el uribismo.

La señalada cumbre es el mejor ejemplo para explicar el pragmatismo moral y ético-político con el que suele actuar la derecha colombiana. Atrás quedaron los gritos de “Uribe mentiroso, Uribe mentiroso” del expresidente nacido en la ciudad de Pereira. Justamente, esa actitud pragmática con la que siempre asumieron el ejercicio del poder político les permite a sus más notables animadores y militantes olvidarse de las denuncias de corrupción público-privada, consideradas como un incómodo relato solo superable con acuerdos burocráticos, la entrega contratos millonarios y ministerios.  

El expresidente, exdirector de la Aerocivil y domador de bestias, Álvaro Uribe previa a la reunión con Gaviria, hizo lo propio con Ingrid Betancur quien como ya es costumbre,  cada cuatro años aparece para ver qué logra pescar de un Establecimiento que ve con preocupación una eventual continuidad del proyecto progresista a pesar de la mala prensa, los escándalos de corrupción, la fallida Paz Total y los errores cometidos por el presidente Petro en el manejo de las relaciones con los Estados Unidos. Con eso y todo se logró desaparecer el fantasma del castrochavismo y el miedo a “convertirnos en Venezuela”.

Tras el aval de Oxígeno Verde a Juan Carlos Pinzón Bueno, la reunión con Uribe Vélez era inevitable por una razón fundamental:  el expresidente antioqueño ya dejó ver su complacencia y preferencia por el exministro Pinzón para que sea el candidato único de la derecha para enfrentar a Iván Cepeda Castro si el CNE y el Consejo de Estado determinan que no podrá participar del frente amplio en marzo de 2026 por tratarse de dos consultas interpartidistas.  Oxígeno Verde es la microempresa electoral que cada cuatro años Ingrid Betancur activa para sacar réditos políticos, económicos y electorales.

Es claro que Uribe Vélez no confía en ninguna de sus cuatro “tigresas” (Cabal, Holguín, Paloma Valencia y Vicky Dávila), por su condición de mujeres. Uribe necesita poner en el Solio de Bolívar a un hombre para lidiar con él bajo la relación “macho a macho” en la que se siente cómodo el zafio latifundista, ganadero y caballista. El sistema patriarcal y el machismo aún no exhiben las grietas culturales suficientes para permitir que una mujer llegue a la Casa de Nariño.

El encuentro Gaviria-Uribe da cuenta del incontrastable cinismo con el que opera el poder político en Colombia. No habrá jamás renovación política en la derecha y mucho menos espacio para la consolidación de un verdadero centro mientras que politicastros como estos dos vejestorios sigan representando los intereses de los más poderosos agentes económicos del viejo Establecimiento colombiano que siguen asumiendo al país como un platanal con bandera.




jueves, 30 de octubre de 2025

MARÍA FERNANDA CABAL: NEGACIONISTA, INTOLERANTE Y GROSERA CON LA PRENSA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Negar la responsabilidad del Estado colombiano en las ejecuciones extrajudiciales mal llamadas falsos positivos y en el exterminio de la Unión Patriótica (UP) es parte fundamental de la narrativa de los uribistas. Son, además, negacionistas de la naturaleza política del conflicto armado interno y del cambio climático. El país recordará que en la política de seguridad democrática de Uribe se afirma que en el país no había en ese momento un conflicto armado sino una amenaza terrorista.

María Fernanda Cabal Molina, una de las “tigresas” del expresidente Álvaro Uribe Vélez se hizo viral en las últimas horas porque negó la responsabilidad del Estado en el genocidio político de la UP. Lo hizo en un tenso diálogo con el periodista Daniel Pacheco a quien además ofendió al decirle que “tenía cemento en el cerebro” por recoger la versión oficial e incluso la propia sentencia de la CIDH[1] (2023) por el asesinato de por lo menos 4153 militantes de la Unión a manos de miembros de las AUC, los Pepes, los 12 Apóstoles y el MAS (Muerte a Secuestradores), en connivencia de actores estatales, en particular de agentes del temido y ya desaparecido DAS.

La actitud grosera de la senadora Cabal Molina hacia el periodista y su reiterada intención de invalidar los tozudos hechos de la violencia política y desconocer las sentencias de los jueces hacen pensar en los riesgos que correrían los periodistas en una eventual presidencia de la señora Cabal. El país pasaría de “otra pregunta amigo”, como decía Uribe, a “Usted no le contesto porque tiene cemento en el cerebro”. Incluso, de llegarse a presentar nuevos hechos criminales en los que estuviesen comprometidos agentes estatales, lo más probable es que desde la Casa de Nariño se ordenaría torpedear las investigaciones de la justicia.

En el referido rifirrafe con el periodista, Cabal espetó: “No me diga jamás que el Estado aniquiló a la Unión Patriótica, a la Unión Patriótica la aniquiló…”. El periodista, con evidente timidez, dijo que fue el Estado. En ese preciso momento la precandidata presidencial de la derecha montó en cólera y le dijo a su interlocutor que “es muy difícil conversar con personas con cemento en el cerebro, de verdad”.

Llama la atención la reacción de Daniel Pacheco quien trató de defenderse de la patanería de la senadora uribista. Lo hizo en un tono timorato que terminó por agrandar la ya evidente intolerancia de Cabal Molina frente a quienes no comparten su versión de unos hechos criminales probados por la justicia colombiana y la internacional. Esto dijo Pacheco: “pero tampoco, no tiene por qué decir eso, podemos estar de acuerdo…”.

En su andanada en contra del reportero, Cabal Molina continuó en estos términos: “no, no, ese es el problema cuando a usted le capturan las fuentes de la historia y las vuelven memoria, la Unión Patriótica tuvo una tragedia porque le mataron mucha de su militancia y gente que no tenía nada que ver…”. Aunque el gremio periodística se caracteriza por su desunión, la actitud arrogante, estólida, displicente, sobradora, altanera, grosera e intimidante de María Fernanda Cabal debe asumirse como una afrenta contra la prensa en general. Pacheco hoy sufrió los embates de la intransigente precandidata presidencial, mañana puede ser cualquier otro periodista. Eso sí, no se espera una reacción colectiva de las empresas mediáticas en defensa del reportero ofendido, pues dentro de aquellas hay colegas uribizados que se rinden a los pies de la señora Cabal y a los de su mentor, el caballista, expresidente antioqueño y exdirector de la Aerocivil. ¿Se atreverá la FLIP a decir algo?

Detengámonos un instante en algunos términos que usa la senadora. Dice que la UP “tuvo una tragedia”. De manera sinuosa la precandidata presidencial elude hablar de exterminio o de genocidio político. Su intención es clara: minimizar la naturaleza política de la persecución y el aniquilamiento de los militantes de la UP. Hay tragedias aéreas y familias que sufren la pérdida de varios familiares en masacres, accidentes de tránsito. Lo que vivieron las familias de los militantes de la UP asesinados fue más que una tragedia: fueron estigmatizados, perseguidos y sintieron el terror de un Estado que los convirtió que los buscó para "cazarlos" como si se tratara de animales. 

A renglón seguido, con la expresión “le mataron mucha gente” pretende borrar cualquier responsabilidad penal y política de los agentes estatales y no estatales que de manera coordinada perpetraron los crímenes. Se puede matar sin querer a otra persona, en un accidente, por ejemplo.

Si hay algo que a la señora Cabal y al propio expresidente Uribe les molesta es que el país conozca la verdad en relación con las dinámicas del conflicto armado interno y los hechos del Palacio de Justicia, los falsos positivos y el exterminio de la UP. Por ello siempre se opusieron al tratado de paz de La Habana y a la operación de la JEP. Su actitud negacionista se explica porque creen ciegamente en aquella doctrina de la “violencia legítima del Estado”, pues la convirtieron entre 2002 y 2010 en la patente de corso para perseguir y estigmatizar a periodistas y a otros que se atrevieron a cuestionar sus decisiones.

 



[1] “En la mañana del lunes 30 de enero de 2023, tras casi tres décadas de espera, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), en un fallo histórico, condenó al Estado colombiano por el exterminio de la Unión Patriótica por las múltiples violaciones a los Derechos Humanos, entre ellos, los derechos políticos. La sentencia leída por el presidente de la Corte, juez Ricardo Pérez, señaló, entre otras cosas, que el Estado violó los derechos a la vida, honra, libertad de expresión, circulación y residencia, así como el derecho a conocer la verdad de lo que sucedió con el exterminio desatado en 1984 en contra de este partido político. La Corte también ordenó que, en un plazo no mayor a dos años, “el Estado debe iniciar, impulsar, reabrir y continuar, y concluir, en un plazo razonable y con la mayor diligencia, las investigaciones, con el fin de establecer la verdad de los hechos relativos a graves violaciones a los derechos humanos y determinar las responsabilidades penales que pudieran existir, y remover todos los obstáculos de facto y de jure que mantienen en la impunidad los hechos relacionados con este caso”. Tomado de https://corporacionreiniciar.org/caso-up/caso-up-sistema-interamericano/sentencia-de-la-corte-interamericana-de-derechos-humanos-sobre-el-caso-up/

 

miércoles, 29 de octubre de 2025

LAURA GALLEGO Y LOS EUFEMISMOS DE LA PRENSA

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los eufemismos suelen servirles a los periodistas de los medios hegemónicos para defender a personajes públicos que por alguna razón resultan expuestos y apaleados en las redes sociales o investigados por la Fiscalía. Cuando se trata de narcos con finas relaciones con el poder social, económico y político, entonces hablan de “polémico empresario”.

Dichas acciones eufemísticas suelen soportarse y explicarse por afinidades ideológicas y políticas. No se descarta que también se hagan por razones de clase social, muy propias de una sociedad clasista como la colombiana en la que los periodistas y las empresas mediáticas suelen ponerse del lado de la “gente de bien” que ocupa las páginas sociales de los medios impresos y las secciones de farándula de los noticieros radiales y televisión.

He aquí dos definiciones del término eufemismo encontradas rápidamente en internet: 1. “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. 2. “Un eufemismo es una expresión utilizada para sustituir una palabra que socialmente se considera ofensiva o de mal gusto. Pueden sustituir términos de diversos tipos, por ejemplo, palabras que pueden resultar groseras, escatológicas u obscenas”.

El caso de la Señorita Antioquia, Laura Gallego Solís y sus apologéticos actos de habla en los que pide bala para el presidente Petro y Daniel Quintero confirma la intención manifiesta de varios presentadoras de televisión, periodistas y editores de medios impresos y conductores radiales de minimizar la gravedad de lo expresado por “Miss Bala”, como ya fue “bautizada” en la red X. Entonces, hablan de “polémicos videos” y “comentario violento”.

Uno de los medios que usó el curioso vocablo de “polémico” fue la W Radio.  Renunció la señorita Antioquia tras polémico video sobre Gustavo Petro y Daniel Quintero” escribieron en su cuenta de X los señores de la @WradioColombia. Además, no hacen referencia a la bala o al cachazo con el que debían ser atacados o “castigados” Petro y Quintero. El Universal hizo lo mismo que La W: “Renunció la señorita Antioquia al CNB tras polémicos videos con políticos”.

No se trata de “polémicos videos”. Estamos hablando de una incitación a cometer un crimen. Estamos ante un claro hostigamiento y una invitación a eliminar a los personajes públicos que la Señorita Antioquia quiere “castigar” porque los considera nefastos y “dañinos” para el país.

Veamos otros titulares y alusiones al mediático caso en el que claramente se incita a cometer un homicidio. Semana, medio opositor al gobierno Petro tituló así la decisión adoptada por la joven Gallego: “Señorita Antioquia renunció a la corona tras violento comentario contra Gustavo Petro y Daniel Quintero”.  La publicación hebdomadaria omite de manera deliberada el ofrecimiento de bala para los políticos que la modelo y abogada parece odiar con toda su alma.

El Heraldo tituló “Renunció la Señorita Antioquia, Laura Gallego Solís, tras polémica declaración contra Petro y Quintero: “Me niego a permanecer callada”. El Tiempo, otro medio que le hace oposición a Petro tituló: “Renunció Laura Gallego, Señorita Antioquia, tras polémica en redes por comentario sobre 'dar bala' a candidatos: 'Me niego a quedarme callada'”.

Entre tanto, La FM publicó el siguiente titular: “Laura Gallego renuncia como señorita Antioquia tras comentarios reprobables de “dar bala” a políticos”. El Colombiano, medio uribista que hace parte de la cofradía mediática que ataca al presidente Petro, tituló: “No estaba pidiendo bala para ningún candidato”: las justificaciones de Laura Gallego, Señorita Antioquia, antes de renunciar al título”.  Miremos en detalle el titular de El Colombiano. “No estaba pidiendo bala para ningún candidato”. El título deviene engañoso en la medida en que el único candidato elegido para recibir una bala es Daniel Quintero. El otro es nadie menos y nadie más que el presidente de la República.

Y, por último, en su página web, RCN, otro medio uribista y crítico de la actual administración optó por este registro: “Me niego a permanecer callada”: Señorita Antioquia renuncia tras polémica por videos.

De otro lado, el uso de la frase “me niego a permanecer callada” cumple la función de distraer a los lectores en la medida en que se insinúa que de verdad existe una simple polémica entre la modelo y los dos políticos. Incluso, se puede pensar que detrás hay una acción de censura en contra de la reina. De esa manera, se ambienta una realidad paralela y se insiste en validar la situación comunicativa creada y recreada por la reina con la que insiste en que solo hizo uso de su libertad de expresión y dio a conocer su punto de vista político.

Casi todos los titulares aquí reseñados pretenden minimizar la gravedad de lo expresado por la referida modelo reduciendo la amenaza y la incitación a la comisión de un homicidio a un simple “comentario”. La FM recoge la frase “dar bala” y cuestiona el uso que hizo Gallego Solís de la frase para dar rienda suelta a la animadversión que parece sentir hacia Petro y Quintero. Eso sí, evita referirse al presidente de la República porque el querer que le den bala al jefe del Estado connota una mayor gravedad. Al hablar de políticos, tanto El Colombiano como La FM tratan de menguar el riesgo en el que estarían el exalcalde de Medellín y el presidente de la República por cuenta de los deseos compartidos entre Laura Gallego y el precandidato presidencial Santiago Botero de eliminarlos; tanto Gallego como Botero fuero demandados penalmente por Daniel Quintero.

El uso de los eufemismos termina en una práctica periodística con la que las audiencias resultan engañadas. El odio que dejó ver Laura Gallego en sus dos videos no puede minimizarse o reducirse a una “salida en falso” o a un simple comentario; y mucho menos puede aceptarse que hacer apología a un delito haga parte de la libertad de expresión de una ciudadana que tiene el derecho a pensar lo que quiera de Petro y de Quintero, pero la obligación de reconocer el valor de sus vidas, a pesar de la rabia, el odio y la inquina que le genera su existencia.



martes, 28 de octubre de 2025

ANTIOQUIA SE QUEDA SIN REINA: LAURA SE FUE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La renuncia de la Señorita Antioquia, Laura Gallego Solís a representar a su departamento en el Reinado Nacional de la Belleza obedece claramente a la presión en las redes sociales que soportó por haber incitado, deseado y propuesto que le dieran bala y cachazos al presidente Petro y al exalcalde de Medellín, Daniel Quintero.

En lugar de ofrecer disculpas por el irresponsable y apologético acto de habla que publicó en dos videos que se hicieron virales, Gallego Solís convirtió su animadversión hacia todo lo que representan social y políticamente Petro y Quintero en una causa legítima amparada en su derecho a la libertad de expresión. Así las cosas, la exseñorita Antioquia confunde la actividad política y su derecho a expresar sus ideas, con la exaltación que hizo de la “necesidad” de que los dos políticos fueran eliminados.

Desde una perspectiva comunicacional, Laura Gallego se negó a reconocer a los dos políticos como actores con los que es posible sostener una confrontación de ideas políticas, así sea en medio del clima de polarización política y crispación ideológica por el que atraviesa el país y que se vive con intensidad en las redes sociales, convertidas en fétidas trincheras ideológicas. Al proponer silenciarlos a bala, Gallego Solís se puso por encima de los derechos que les asisten a Petro y a Quintero a defenderse en una deseada situación de comunicación que la modelo se negó a sostener, al acudir a las redes sociales para usar un lenguaje violento con el que hizo apología a la comisión del delito de homicidio.

Leamos la carta de renuncia a su condición de Señorita Antioquia: “Hace unos días fui elegida Señorita Antioquia, un honor que recibí con profunda gratitud y con la ilusión genuina de representar a la tierra que amo. Sin embargo, también soy una mujer con criterio, con una trayectoria de activismo cívico y con una voz política que jamás he ocultado ni ocultaré. Se han señalado mis posturas políticas como si pensar, opinar y defender principios fuera incompatible con ser reina. Pretenden que la participación de una Señorita Antioquia en la vida pública sea un adorno pasivo, un cuerpo silencioso destinado a complacer el espectáculo”.

En este pasaje de su misiva, Laura Gallego establece una conexión amañada de dos escenarios públicos: el de la opinión y el que cobija a los certámenes de belleza. Y cae en una falacia argumentativa con la que crea una inexistente acción de censura. De esa manera se niega a reconocer que se equivocó y que su apología a la comisión del delito de homicidio está muy lejos de lo que ella llama “defender principios, pensar y opinar”.

Parece olvidar la modelo y abogada que el “éxito” de la sociedad patriarcal y de su correlato el machismo está fundado en los reinados de belleza, escenarios perfectos para cosificar a las mujeres, convertirlas en objetos sexuales y consolidar el imaginario colectivo que señala que las “reinas de belleza son brutas”. Ese tipo de certámenes, concentrados en la “autoridad” del Concurso Nacional de la Belleza (CNB) sirvieron además para alejar a las aspirantes a Señorita Colombia de la política proscribiendo su libertad de expresión.

Los reinados son instrumentos de dominación física y simbólica en los que las mujeres aceptan las condiciones propias en las que deben modelar sus cuerpos y guardar prudente silencio frente a hechos y situaciones propias de la política. A pesar del tibio comunicado del CNB, en este le recordaron a la Señorita Antioquia que “el Concurso Nacional de la Belleza no participa, ni en su nombre ni en el de las aspirantes a Señorita Colombia en política. Por lo tanto, rechaza cualquier pronunciamiento de las participantes en torno a la actividad política… y conmina respetuosamente a las candidatas a abstenerse de participar en política mientras ostenten la representación de sus municipios, departamentos o regiones”.

Sigamos con otros apartes de la mencionada carta. “Incluso, se han emitido ataques públicos provenientes de figuras como Daniel Quintero y Gustavo Petro, a quienes he cuestionado abiertamente desde la ciudadanía por sus actuaciones y discursos que considero dañinos para Colombia. Ante esta realidad, me niego a permanecer callada”.

En el citado párrafo, de manera sinuosa Gallego Solís se victimiza para negar que su actuación en los ya referidos videos niega la posibilidad de discutir con Petro y Quintero alrededor de sus “dañinos discursos”. ¿Por qué sugerir eliminarlos a bala si se tiene la posibilidad de cuestionarlos verbalmente en un encuentro dialógico? Las respuestas del presidente de la República y del exalcalde fueron proporcionales a la violenta insinuación o deseo de la joven abogada.

Me niego a ser parte de un sistema que exige obediencia en lugar de pensamiento propio. Me niego a que una corona se convierta en mordaza. Por lo anterior, presento de manera irrevocable mi renuncia como Señorita Antioquia 2025”.  ¿A qué sistema se referirá la dimitente y agraciada modelo? El CNB en sí mismo es un sistema que le impone a las candidatas participantes y a las reinas, virreinas y princesas específicas condiciones que suelen acatar por todos los beneficios que reciben de la organización de esos certámenes de belleza. Tardíamente comprendió que llevar una corona constituye una mordaza. Lo llamativo es que esa constatación deviene contaminada de la rabia que muy seguramente le produjo las reacciones que en su contra circularon en las redes sociales y la animadversión que la llevó a sugerir la eliminación del presidente de la República y al exalcalde de Medellín.

La epístola de Laura Gallego Solís termina así: “La libertad de expresión no puede ser privilegio de unos pocos, ni mucho menos un instrumento para callar a quienes piensan distinto. No renuncio a mis sueños, no renuncio a mi voz, no renuncio a mi compromiso con Antioquia y con Colombia. Esta decisión es personal y definitiva, pero mi lucha por una Colombia libre y pensante continúa. ¡Gracias a todos los que me han apoyado en este camino! Seguiré adelante con la frente en alto”.

Gallego Solís exhibe una evidente confusión conceptual entre la libertad de expresión y el hacer apología a un delito. Ella tiene derecho a decir todo lo que quiera mientras que no calumnie, injurie o desee la muerte a Petro y Quintero o la de otras figuras públicas que ella considera que le están haciendo daño al país. Los dos políticos están dentro de la legalidad y están actuando de acuerdo con las reglas del sistema democrático colombiano. Y en cuanto a su lucha por una Colombia libre y pensante, parece ser que la abogada y modelo vive en una realidad paralela porque hasta donde se sabe, no estamos viviendo los colombianos en una dictadura o bajo las condiciones del Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala e incluso la Seguridad Democrática, políticas públicas con las que se restringieron derechos a opinar, a reunirse, a pensar y a criticar a los gobiernos que las aplicaron.




LAURA GALLEGO: LA “REINA DE LA BALA”

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Después de hacerse viral el video en el que aparece la Señorita Antioquia 2025, Laura Gallego Solís “ofreciendo bala o balín” a Daniel Quintero y al presidente Petro, el Concurso Nacional de la Belleza publicó un tibio comunicado en el que no rechaza de manera enfática y directa la incitación a que sean asesinados los dos políticos. En el documento se lee lo siguiente: “El Concurso Nacional de la Belleza no participa, ni en su nombre ni en el de las aspirantes a Señorita Colombia en política. Por lo tanto, rechaza cualquier pronunciamiento de las participantes en torno a la actividad política… y conmina respetuosamente a las candidatas a abstenerse de participar en política mientras ostenten la representación de sus municipios, departamentos o regiones”.

El acto de habla de la “angelical y peligrosa” candidata no es precisamente una acción política en la que exprese su apoyo por algún candidato en particular, aunque sus más recientes aspiraciones las hizo al lado de los más violentos precandidatos presidenciales de la ultraderecha que están en la contienda electoral: Abelardo de la Espriella y Santiago Botero, quienes en su orden ofrecen “destripar a la izquierda” y “balín para bandidos”. Lo dicho por Laura Gallego es a todas luces una expresión de odio y un acto prepolítico atado a la invitación a que Quintero y Petro sean eliminados a balazos. Es, claramente, una apología al delito, en este caso a que sean asesinados el exalcalde de Medellín y el presidente de la República.

Así las cosas, el comunicado de la entidad resulta tibio, desacertado, medroso e insulso en la medida en que la incitación a cometer homicidios hace parte de la violencia política que por años el país ha sufrido. Por culpa del odio político fueron asesinados más de tres mil militantes de la UP y tres candidatos presidenciales en los años 90.

¿Por qué no excluir a la participante del certamen de la belleza a celebrarse en Cartagena el 11 de noviembre? ¿No les pareció grave a los miembros del Comité? ¿O no la retiraron por tratarse de la Señorita Antioquia? Como estamos en Colombia, un país en el que todo se vuelve risa y mamadera de gallo no vaya a ser que la violenta candidata termine elegida como la “Reina de la Bala” y se convierta en el símbolo del uribismo. Me imagino que la Señorita Antioquia cree en Dios como De la Espriella y Botero. Y pues en nombre de Dios todo se vale, gritan por ahí los señores de la derecha colombiana. ¿Se atreverá a desfilar con una canana la Señorita Antioquia?

Quizás es necesario recordarle a los Señores del Concurso Nacional de la Belleza lo dicho por Laura Gallego: “¿Bala para Petro o para Daniel Quintero?”, a lo que De la Espriella responde: “No, esos manes no valen ni una bala”. Y en el segundo video, esta vez con Santiago Botero, esto le dice al violento precandidato presidencial: “Usted está en el desierto, tiene una pistola con una sola bala y salen a correr Petro y Quintero, ¿a quién le da la bala?”. Botero responde entre risas: “A Quintero”, y la candidata replica: “Pero al menos un cachazo a Petro”.


Nota: a eso de las cinco de la tarde del 28 de octubre de 2025, Laura Gallego Solís renunció a través de una carta pública. En la misiva no hay asomo de arrepentimiento por haber incitado a la violencia política  en contra del presidente Petro y el exalcalde Medellín, Daniel Quintero. Por el contrario, Gallego Solís deja entrever en la misiva que su apologético acto de habla está atado a un ejercicio de libertad de expresión, fruto de sus firmes convicciones políticas.  "Me niego a permanecer callada. Me niego a ser parte de un sistema que exige obediencia en lugar de pensamiento propio. Me niego a que una corona se convierta en mordaza". Ojalá la joven entienda que en democracia lo mejor es discutir con argumentos, en un diálogo horizontal y respetuoso. Espero, también, que supere la animadversión que entre líneas deja ver en su renuncia hacia los que no piensan como ella. 



lunes, 27 de octubre de 2025

OCHO "AGENTES DEL ODIO"

 

Por Germán Ayala Osorio

 





La extensión social de la doctrina castrense del enemigo interno hacia aquellos que pensaran diferente y fueran físicamente distintos sirvió a los innobles propósitos de la política de Seguridad Democrática aplicada entre el 2002 y el 2010. Después de 20 años de uribismo y de la llegada de Petro a la Casa de Nariño la aporofobia, el clasismo, el racismo y el odio a todo lo que huela a izquierda y progresismo consolidaron la narrativa electoral con la que la derecha afrontará las elecciones de 2026.

Dentro del espectro de la derecha y sin menoscabo de otros instrumentos ideológicos diseñados para lograr el propósito de derrotar al petrismo en la próxima jornada electoral aparecen lo que en esta columna llamo los Agentes del Odio. Entre estos sobresalen hombres y mujeres como Abelardo de la Espriella y Vicky Dávila, precandidatos presidenciales uribizados que destilan odio y confirman la efectiva la extensión social de la señalada doctrina castrense.

El primero parece que quiere imitar a Jack El Destripador. “Destripar a la izquierda” espetó con toda la fuerza de ese violento y peligroso acto ilocutivo. Mientras tanto, la señora Dávila, una de las “tigresas” de Uribe, después de conocer la elección de Iván Cepeda Castro como el candidato presidencial del Pacto Histórico montó en cólera y dijo en la W radio que Cepeda es “un peligro, una amenaza para Colombia”, razón suficiente para “unirnos para derrotar el mal”. En su cuenta de X, la clasista periodista-periodista volvió a decirlo: “Sí, tenemos que UNIRNOS para derrotar el mal…”. Por tratarse de una mujer conservadora, goda y creyente en Dios es posible pensar que está dispuesta a liderar una especie de “cruzada político-electoral” que devendrá en forma de cóctel con tres ingredientes fundamentales: religión, odio y política.

Previo a la jornada electoral del domingo 26 de octubre, circuló un video en el que aparecen en un restaurante cinco mujeres, íconos claros de lo que se conoce como “gente de bien”. Las féminas, todas “monas”, “blancas” “atractivas” y “bien vestidas y maquilladas” hablan de la consulta del Pacto Histórico. La conversación entre las damas discurre alrededor de la idea de no salir a votar el domingo en la atípica jornada electoral porque “toca” dedicarse a la familia, a los hijos, ir a cine, hacer de “todo, menos salir a votar la consulta del pacto histórico”. El desprecio hacia el partido de Gobierno y a la gente que  apoya a dicha colectividad lo deja claro una de las protagonistas al decir que  “cada voto que se le dé el domingo a esa gente es validarles todo lo que han hecho, la destrucción del país.

En otra pieza audiovisual que también circuló en la red X aparece la Señorita Antioquia 2025, quien participará en el próximo Reinado Nacional de la Belleza en Cartagena incitando a la violencia. La "angelical y bella mujer” le dice y pregunta a su interlocutor, el precandidato presidencial Santiago Botero: “en el desierto tenés una pistola con una bala te sueltan a correr a Petro y a Daniel Quintero a quién le das la bala?

El periodista Jorge Gómez Pinilla reaccionó así a lo dicho por la representante de la belleza antioqueña: “Podemos estar en desacuerdo con Quintero o con Petro, pero no se le ve bien a una mujer joven y de corte angelical pronunciar palabras que solo caben en la boca de un ser maléfico, perverso, ruin. El video es tomado de la cuenta de @n.i.c.o_co en Instagram. ¿Esto no constituye acaso un poderoso atenuante de peso para iniciar un proceso legal por incitar a cometer un homicidio? Solo pregunto”.

Si juntamos las expresiones espetadas por cada uno de estos ocho “Agentes del Odio” podría fácilmente dar vida al siguiente acto ilocutivo: “Los buenos somos más y por ello, hay que destripar o darle bala a esa gente porque son el mal”.

Bajo diversos lenguajes, corporal y verbal, el país se va acercando a vivir- quizás a sufrir- una jornada electoral en la que millones de “Agentes del Odio” como los aquí reseñados saldrán a votar “emberracados”, bejucos, furibundos o rabiosos para “salvar al país” de ese mal que llama izquierda o progresismo. Muy seguramente, una vez cumplido el propósito electoral, gritarán extasiados, “Ajúa” o el conocido estribillo uribista "bala es lo que hay, bala es lo que viene". 






La imagen fue tomada de vicky davila y abelardo de la espriella - Búsqueda Imágenes

domingo, 26 de octubre de 2025

IVÁN CEPEDA CASTRO, CANDIDATO PRESIDENCIAL DEL PACTO HISTÓRICO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

De la jornada electoral del 26 de octubre, quedan varios hechos para destacar de cara a las elecciones presidenciales de 2026. El primero y quizás el más significativo es que la consulta interna del Pacto Histórico para definir el candidato presidencial y los aspirantes a llegar a la Cámara de Representantes y al Senado constituye un verdadero ejercicio democrático y un ejemplo para los otros partidos políticos que acostumbraron a sus seguidores y militantes a que ese tipo de decisiones las tomaban a puerta cerrada y bolígrafo en mano sus directores y los barones electorales en un claro desprecio de la opinión de los sufragantes.

El segundo hecho es que la votación supera los 2.742.000 votos que puede ser leída como positiva si se tiene en cuenta que se dio en un momento electoral “frío” incomparable con las jornadas electorales llamadas definitivas para el conjunto de la Nación como lo son las presidenciales y las votaciones para el Congreso. Varios agentes mediáticos y políticos de la derecha vaticinaron que la consulta no superaría el millón de votos.

Y el tercer hecho es que los resultados de la consulta del Pacto Histórico dejan a Iván Cepeda Castro como el candidato presidencial único de la colectividad que enfrentará a los otros candidatos que acuerden llegar a la consulta de lo que se conoce como el frente amplio. Con una votación superior al millón quinientos mil votos (1.534.687), Cepeda llegará pisando fuerte a la consulta interpartidista de marzo de 2026.

Al fungir desde ya como candidato presidencial de la izquierda democrática, los sectores de la derecha, en particular el uribismo, empiezan a vivir la angustia por definir un candidato (no creo que sea una mujer) con la suficiente capacidad discursiva para enfrentar en debates a Cepeda Castro.

En medio de la crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia, la candidatura presidencial de Cepeda Castro despierta desde ya preocupaciones en las huestes de Donald Trump por lo que sería la continuidad del proyecto progresista, asumido por la derecha norteamericana como un riesgo latente para sus intereses políticos y económicos, atados profundamente al deseo al interior de las mesnadas “trumpistas” de que el uribismo regrese a la Casa de Nariño. Desde la Casa Blanca podrían activarse amenazas económicas contra el país si una vez surtida la etapa del frente amplio, la candidatura presidencial de Cepeda Castro y el proyecto que representa siguen en pie.

Queda pendiente hacer el análisis en torno al origen de los votos alcanzados en la consulta y los que definieron el triunfo de Iván Cepeda y por supuesto los que le permitieron a Carolina Corcho Mejía erigirse, con 676.738 votos en una interesante opción de poder, pero sobre todo como figura política capaz de renovar la política en la Colombia mafiosa, machista y misógina. El comportamiento electoral en ciudades capitales, intermedias y en sectores rurales o semi rurales será clave para entender cuál es la real fuerza política-electoral de Cepeda Castro.

Hay aún mucho camino por recorrer. Por ahora, hay que leer con cuidado las propuestas de Cepeda. El candidato presidencial habla de tres revoluciones: una Pacífica, soportada en la no-violencia y el diálogo; otra Participativa, esto es, democrática y no el resultado de imposiciones; y la tercera de carácter Profunda, es decir, que transforme de verdad las estructuras y la mentalidad que por tantos años han sumido al país en el atraso, la violencia, la pobreza y la desigualdad. Esas tres revoluciones tendrán implicaciones éticas, económicas, sociales y políticas.

Adenda: para revisar los 247.307 votos no marcados que se pueden entender como una forma de protesta de quienes recibieron los tarjetones, pero decidieron no marcar  ninguno de los candidatos. Igualmente, preocupante los 138.960 votos nulos que pueden entenderse como una forma de saboteo de los votantes o una supina ignorancia de cómo votar. Los 144.916 votos que obtuvo Daniel Quintero, candidato que renunció después de haberse impreso el tarjetón presidencial, pueden dar cuenta de altos niveles de desinformación de los sufragantes que no se dieron cuenta de la renuncia del exalcalde de Medellín o un decidido apoyo de aquellos que, a pesar de su retiro de la contienda, quisieron dejar claro su respaldo. Las cifras citadas las entregó la Registraduría en su avance número 59, escrutadas 19.808 mesas.



Imagen tomada de El Espectador. com


EL TIEMPO RESPALDA A TRUMP; EL ESPECTADOR, LO FUSTIGA



Foto: El Espectador


Por Germán Ayala Osorio

Aunque por estos tiempos las posturas editoriales de los grandes medios escritos ya no tienen la fuerza política con la que en otras épocas hicieron tambalear gobiernos y ministros, los recientes editoriales de El Tiempo y El Espectador dan cuenta de dos interpretaciones distintas de la decisión de los gringos de incluir en la Lista Clinton al presidente Petro.

Mientras que el diario capitalino en manos del banquero Sarmiento Angulo legitima los calificativos de líder mafioso y matón que usó Trump para referirse al presidente Petro, El Espectador, de la familia Santo domingo, pero manejado periodísticamente por miembros de la familia Cano, considera desproporcionado y una insensatez llamar a Petro líder y defensor de narcotraficantes.

Se trata de dos posturas editoriales (políticas) que explican que la enemistad de Petro con el poderoso banquero le impide a la dirección de El Tiempo contradecir o fustigar los señalamientos de los Estados Unidos que claramente ponen en tela de juicio la honorabilidad del presidente Petro y por esa vía se intenta debilitar su gobernabilidad. Veamos apartes de los textos editoriales. Empecemos por los titulares.

El Tiempo tituló Por el país, desescalar. Antes de adentrarse en la lectura de la nota editorial el lector puede imaginar que se hará referencia a conceptos claves que están detrás del conflicto entre Trump y Petro: soberanías, popular y estatal e incluso la dignidad presidencial. Pero no. “Luego de las sucesivas provocaciones del presidente Gustavo Petro, entre ellas la de salir a una calle de Nueva York a incitar a la sedición a militares estadounidenses pidiéndoles desobedecer al presidente Donald Trump, este último no solo respondió calificando al mandatario colombiano como “líder del narcotráfico” y “matón”, sino que ordenó el recorte total de la ayuda a nuestro país y la continuidad de su ofensiva militar contra embarcaciones señaladas de transportar cocaína”.

Fustigar a Petro por lo dicho en Nueva York es válido política y periodísticamente en la medida en que se trató de un garrafal error el haber exhortado a los militares gringos a desobedecer a su comandante en jefe, el presidente Trump. Al referirse a la inclusión en la Lista Clinton, el editorial de El Tiempo se abstiene de cuestionar la decisión. “Es la primera vez que un mandatario colombiano queda sujeto a unas sanciones que tienen consecuencias en el sistema financiero global e implican la existencia de una presunta vinculación a empresas, gobiernos o personas relacionadas con el narcotráfico o el lavado de activos. Reconociendo lo que representa esta severa medida, debe decirse que el Presidente colombiano tiene el derecho de defenderse en todas las instancias judiciales y diplomáticas disponibles, como en su momento lo han hecho empresas y personas que han sido incluidas en este registro. Conocer con claridad todas las evidencias que sustentan la decisión es un asunto que requiere el máximo tacto y rigor en el tratamiento”. El mencionado texto termina con esta idea: “Lo que está en juego no es solo la honra de un mandatario, sino la estabilidad de una relación binacional que ha sido columna vertebral del desarrollo del país”.

Ahora revisemos el editorial de El Espectador. Desde el título, el editorial del diario de los Cano expone en gran medida cuál será el sentido de la nota: Incluir al presidente Petro en la lista Clinton es una insensatez es el titular. En los primeros apartes del texto de opinión institucional se lee con claridad el rechazo del diario bogotano a la irresponsable, grosero e insultante señalamiento en contra de Petro, que golpea la imagen del país.

El anuncio del viernes pasado, en el que se incluye al presidente de la República, Gustavo Petro, a miembros de su familia y al ministro del Interior en la llamada lista Clinton es confuso, incomprensible y solo puede entenderse como un paso más en el conflicto de egos que emprendió el presidente estadounidense con el colombiano. Sin que esto signifique que validamos las muchas irresponsabilidades retóricas que ha cometido nuestro mandatario, es notable que no se presentó prueba alguna por el gobierno estadounidense para esa decisión. Estamos presenciando una agresión contra un país entero por decisiones tomadas democráticamente”.

Las diferencias entre las dos posturas son claras y se explican porque El Tiempo es un actor político que le hace oposición al gobierno siguiendo instrucciones de su propietario, el banquero Sarmiento Angulo. El Tiempo lidera la cofradía de empresas mediáticas que de manera artera atacan al gobierno Petro con fines desestabilizadores de la mano de las fuentes que consultan a diario, casi todas asumidas como detractoras y enemigas del presidente de la República.

Aunque en precisos momentos El Espectador también hizo parte de esa perversa y peligrosa congregación mediática, el editorial en mención puede entenderse como una breve toma de distancia de esa congregación política que ya generó una profunda crisis de credibilidad en la prensa nacional.

El Espectador insiste en los cuestionamientos iniciales a la medida desproporcionada adoptada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos: “La designación de alguien como protector del narcotráfico no puede ocurrir por el intercambio de adjetivos entre presidentes en redes sociales. Entonces, ¿hay evidencias de que el presidente ha sido cómplice de los grupos criminales en el país? El periodismo colombiano no ha encontrado algo así. Mucho menos la justicia. Sí, la producción de cocaína está disparada, pero no es que el Estado colombiano se haya quedado cruzado de brazos. El aumento del número de hectáreas cultivadas comenzó en gobiernos anteriores, lo cual solo muestra que es un problema complejo. Decir que la “paz total” -por muchas críticas que le puedan caber en su concepción- es un esfuerzo criminal significaría que los gobiernos nacionales no pueden buscar acuerdos que lleven a desmovilizaciones y que ayuden a bajar las tasas de violencia. Si Estados Unidos tiene información que no conocemos en Colombia, haría bien en compartirla. Mientras tanto, este acto se siente como un abuso de poder más y una falta de respeto a la democracia colombiana. En vísperas de elecciones, ningún país debe buscar intervenir en la autonomía de nuestro proceso electoral. ¿Dónde están las voces sensatas dentro de la diplomacia de la Casa Blanca?

Estamos frente a dos disímiles posturas editoriales. La de El Tiempo se puede calificar de cipaya, muy en la línea del banquero, sancionado económicamente por las autoridades americanas por los actos de corrupción en la construcción de la ruta del sol 2; mientras que la de El Espectador deviene con un tono cargado de dignidad política y periodística frente al poder intimidante del convicto presidente de los Estados Unidos.


PETRO EN LA LISTA CLINTON Y OTRAS TRAGEDIAS FAMILIARES

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Queda claro que la inclusión de Petro en la Lista Clinton obedece a un capricho del convicto presidente de los Estados Unidos, quien molesto con Petro por haber exhortado a los militares gringos a desobedecer a Trump y aupado por la derecha colombiana, decidió golpearlo de la peor manera posible que encontró. Reitero que Petro se equivocó al hacer esa incitación a delinquir en una calle de Nueva York.

 Los defensores de Petro y los críticos de la medida adoptada por el Departamento del Tesoro, siguiendo instrucciones del cubano vendepatria, Marco Rubio y por el inmoral huésped del salón Oval de la Casa Blanca  invalidan y cuestiona la decisión recordándole a la derecha local las condenas por narcotráfico de familiares de cipayos colombianos como Martha Lucía Ramírez y Juan Carlos Pinzón Bueno y por supuesto, la aparición de Álvaro Uribe Vélez como el número 82 en un listado de gente con vínculos con narcotraficantes. También recuerdan que un cuñado del secretario de Estado de los Estados Unidos fue condenado por traficar cocaína.

Los tuiteros de la derecha colombiana de inmediato replican que “no hay delitos de sangre”, argumento que, si bien deviene legalmente válido, política y moralmente resulta acomodaticio y con visos de invalidez por las motivaciones y las actitudes cipayas a las que se comprometen a mantener los familiares de los políticos colombianos condenados por narcotráfico. Más claro: Ramírez, Uribe y Pinzón están obligados a aceptar sin chistar las intromisiones gringas en los asuntos internos del país, guardar cómplice silencio frente a las cruzadas militares emprendidas por el Pentágono con las que se violan los derechos humanos y el DIH. El más reciente mutismo de los tres señalados politicastros frente al genocidio en Gaza perpetrado por Israel y avalado por la Casa Blanca hace parte de los compromisos políticos adquiridos por haber conseguido el “perdón” de las autoridades americanas.

Recordemos esos casos para insistir en que el ingreso a la Lista Clinton está mediado por valoraciones morales y los intereses políticos de los Estados Unidos expuestos a través de la ya naturalizada intromisión en los asuntos internos de Colombia, asumida por Uribe, Ramírez y Pinzón, entre otros más, como actividades normales y propias de las narcotizadas relaciones bilaterales.

Los casos de Ramírez, Pinzón, Uribe y el de Marco Rubio confirman lo acomodaticias que resultan las evaluaciones de las autoridades norteamericanas en el momento de elegir a quiénes incluir o no en la famosa Lista Clinton. Miremos también lo que aconteció con los líderes del Cartel de Cali, Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y sus familias.

Bernardo Ramírez Blanco es hermano de la exministra Martha Lucía Ramírez, consagrada ficha del Establecimiento colombiano. “Fue condenado en 1998 en EE.UU. a 4 años y 9 meses de prisión por conspiración para traficar heroína. Arrestado en 1997 en Miami por reclutar "mulas" para transportar la droga desde Aruba. Cumplió la pena y fue liberado tras fianza pagada por Ramírez y su esposo”.

Entre tanto, el tío materno del precandidato presidencial del uribismo, Juan Carlos Pinzón, resultó “condenado en 1995 en EE.UU. a cadena perpetua por importación y distribución de cocaína (media tonelada vía puerto de Miami). Arrestado en 1993; la sentencia fue ratificada en apelación. Cumple pena en prisión federal de Atlanta”.  Se trata de Jorge Eliécer Bueno Sierra. Pinzón podría ser el candidato presidencial del uribismo, pues prometió que en una “sentada” recompone las relaciones diplomáticas entre USA y Colombia. Es decir, volverá Colombia a operar como si fuera una colonia más de los Estados Unidos.

El caso de Uribe Vélez, señalado por la Agencia de Inteligencia de la Defensa de Estados Unidos, DIA, por sus siglas en inglés, de ser el narcotraficante número 82, resulta llamativo porque dicho señalamiento se dio mucho antes de que se convirtiera en presidente de la República y en el gran defendido por la derecha gringa que presionó a la justicia colombiana durante el reciente juicio penal que se adelantó en contra del exmandatario colombiano. Ya sabemos que Uribe Vélez fue un consagrado lacayo de los gringos en sus dos aciagos periodos presidenciales. De esa manera “pagó sus deudas” con los norteamericanos.

En cuanto a los hermanos Rodríguez Orejuela el país recordará que “28 familiares de los capos del Cartel de Cali, específicamente de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, fueron incluidos en la Lista Clinton (también conocida como la Lista de Narcotraficantes Especialmente Designados o SDN de la OFAC”.

Y termina este corto recorrido por las emblemáticas tragedias familiares con el caso de Marco Rubio. Su cuñado, Orlando Cicilia, esposo de su Barbara Rubio, fue “condenado en 1988 en EE.UU. a 35 años (cumplió 12) por conspiración para traficar cocaína, lavado de dinero, soborno y vínculos con homicidio”.

¿Si efectivamente no hay delitos de sangre, por qué incluyeron en la Lista Clinton a Verónica Alcocer, pareja de Petro (o expareja)? ¿Por qué Martha Lucía Ramírez y Juan Carlos Pinzón jamás fueron incluidos en aquel listado? En cuanto a los hechos que ensucian los nombres de Marco Rubio y Uribe Vélez no es posible hacerse la misma pregunta por cuanto para el caso del político antioqueño estamos hablando de eventuales arreglos políticos y prepolíticos entre el Establecimiento colombiano y las autoridades americanas en la coyuntura electoral que llevó a la Casa de Nariño al exgobernador de Antioquia y exdirector de la Aerocivil. En lo que toca al secretario de Estado de los Estados Unidos su condición de vendepatria borra cualquier sospecha de haberse beneficiado de las andanzas de su cuñado.



veronica alcocer y petro en la lista clinton - Búsqueda Imágenes

HOLOCAUSTO DEL PALACIO DE JUSTICIA Y EXTERMINIO DE LA UP: ¿PODREMOS PASAR LA PÁGINA?

  Por Germán Ayala Osorio   Hay hechos de la violencia política de Colombia que parecen ser los mayores obstáculos para que como sociedad al...