martes, 21 de enero de 2025

VIOLENCIA EN EL CATATUMBO Y LA CRISIS DE LA CATEGORÍA CONFLICTO ARMADO INTERNO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los hechos acaecidos en el Catatumbo deben generar, además de la ya conocida reacción político y militar del Gobierno y la indignación social, una reflexión de la academia en torno a la validez, credibilidad y la legitimidad del concepto conflicto armado interno.

La consolidación del ELN como una estructura “narco armada” y la operación espuria y también mafiosa de las disidencias farianas obligan a la academia, centros de pensamiento, ONG defensoras de DDHH y aquellas dedicadas a interpretar las disímiles expresiones de la violencia que ejercen esos grupos armados ilegales en vastos territorios, a revisar el sentido de la nomenclatura conflicto armado interno, usada históricamente para legitimar políticamente la operación de las antiguas guerrillas.

Constituye a todas luces una afrenta y un engaño insistir en el uso de una pomposa categoría cuando lo que a diario ven y soportan las comunidades es la “lumpenización” de aquellas estructuras armadas que sectores privilegiados de la sociedad siguen llamando guerrillas cuando en los territorios actúan como fuerzas de sometimiento social, económico y político alejadas de los deseos de “liberar al pueblo” de la tiranía estatal y del modelo de desarrollo económico vigente.

Vengo insistiendo en la idea de que al mutar el ELN y las disidencias farianas a organizaciones narco armadas ya no tiene mayor sentido hablar de conflicto armado interno a pesar de la permanencia en el tiempo de aquellas circunstancias objetivas que legitimaron el levantamiento armado en los años 60. Así las cosas, urge revisar la validez jurídico-política, la legitimidad y la credibilidad de la nomenclatura conflicto armado interno como concepto y categoría explicativa, pues las guerrillas de entonces dejaron de existir o simplemente mutaron a organizaciones criminales sin arraigo sociopolítico.

Poner en cuestión dicha nomenclatura puede tener implicaciones en la dimensión jurídico-política de la paz, en la medida en que no tendría mayor sentido de realidad hablar de negociaciones políticas con unas organizaciones mafiosas que, como el ELN, no les interesa dejar las armas a cambio de curules y mucho menos les atrae reincorporarse a la vida social y económica del país a través de proyectos productivos como los que echaron a andar los firmantes de paz del proceso de paz de 2016. Así las cosas, no queda de otra que hablar de procesos de sometimiento a la justicia. Así entonces, la variable jurídica estaría por encima de la política y de la potestad del presidente de la República para sentarse a negociar condiciones generales y particulares de eventuales armisticios.

Si se acepta que por cuenta de la transformación de las guerrillas en narco estructuras armadas la categoría conflicto armado interno ya no tiene la validez, la legitimidad y la credibilidad suficientes para sentar en la mesa en condiciones de igualdad a los plenipotenciarios de un gobierno y a los líderes de esos ejércitos mafiosos, entonces el país político debe abandonar la idea romántica de esa paz que genera aplausos y motiva la entrega de reconocimientos internacionales como el Nobel de Paz, para empezar a pensar en que ya es tiempo de hablar de postguerrillas y de pacificación a las malas.

Pasar de la búsqueda de la Paz Total a la Guerra Total como escenario en el que ya el conflicto armado interno no existe como categoría explicativa, necesita de acciones de limpieza al interior de las fuerzas armadas, del empresariado y de la clase política. Lo anterior implica golpear con firmeza a todos los agentes sociales, político y económicos que se benefician de la comercialización de armas y pertrechos, esto es, de la guerra. Lo primero que hay que hacer es identificar y procesar penalmente a los Warlord que operan en Colombia, muchos de ellos amparados por partidos políticos y la dinámica electoral.

 

 


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lunes, 20 de enero de 2025

DONALD TRUMP, SEGUNDA PARTE

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En su discurso de posesión, Donald Trump habló desde la arrogancia, la amenaza y el negacionismo de la pluricrisis ambiental planetaria. En su alocución el condenado putero prometió “recuperar la dignidad y la grandeza de América” a partir del cambio educativo, la amenaza expansionista y el proteccionismo económico. En su intervención, aplaudida a rabiar por la derecha internacional, incluida la colombiana, puso el foco en México y Panamá.

En sus relaciones con los manitos, la porosa frontera lo llevó a declarar la emergencia en seguridad en un nuevo intento por frenar la entrada de ilegales de todas partes del mundo que van tras el “sueño” americano. En el plano interno deberá acabar con las mafias que de tiempo atrás se incrustaron en las autoridades migratorias que viven del negocio de la inmigración ilegal. Trump parece ignorar que al fisco le entran millones de dólares por cuenta de cientos de miles de migrantes que obtienen permisos de trabajo “chimbos” o de aquellos que adelantan costosos procesos de regulación en la paquidérmica institucionalidad migratoria americana. Los más afectados quizás serán los abogados de migración y por supuesto aquellos inmigrantes que están pendientes de ser llamados a las cortes para definir su estatus migratorio.

En lo que toca a Panamá, asegurar que ese país está incumpliendo el principio de neutralidad acordado en los tratados Torrijos-Carter constituye una forma de presión política y económica hacia el país canalero. De esa manera le envía un mensaje a China, país que con su “nueva ruta de la seda” viene inundando al mundo de mercancías, tecnología y maquinarias. Mientras los chinos consolidaban su imperio capitalista bajo el esquema político socialista, Estados Unidos perdía el tiempo en sus aventuras militares por todo el mundo y en particular en su “patio trasero”: América Latina. ¿Se atreverá a invadir el istmo? ¿Impondrá sanciones económicas a Panamá para buscar mejores tarifas para los barcos gringos que atraviesen el canal?

Frente al cambio climático, Trump vuelve a liderar el movimiento negacionista de la crisis climática. Habló de explorar más petróleo. Quizás por ello no aludió a Venezuela, país con el que las multinacionales gringas han negociado la compra del hidrocarburo. Asume Trump la industria automotriz como la oportunidad para recuperar la “grandeza” de los productos americanos de los años 60, 70 y 80, antes de que los japoneses empezaban a golpearla con sus vehículos compactos y con bajo consumo de combustible.

En cuatro años veremos si alcanzó a devolverle la “dignidad” a los americanos. Eso sí, su discurso no deja de producir miedo y llenar de incertidumbre el multilateralismo. Estamos ante un octogenario caprichoso, violento, creyente, fatuo y putero que en cualquier momento puede tomar una decisión que ponga en riesgo la vida en el planeta. Curiosamente, su consigna de ponerle fin a la decadencia de su pueblo se tropieza con su perfil de macho premoderno y decadente masculinidad.



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domingo, 19 de enero de 2025

LAS CUCHAS QUE ASPIRAN A SER PRESIDENTAS DE COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Ahora que el término “cucha” gana visibilidad política y mediática desprovista de su acepción despectiva y de cara a las elecciones de 2026, puede resultar interesante mirar los nombres de las cuchas que quieren ser presidentas de la Colombia machista y misógina. ¿Será que es tiempo de que llegue a la Casa de Nariño una cucha, esto es, una mujer, después de más de 200 años de gobiernos presididos por cuchos? Veamos.

María Fernanda Cabal es una cucha derechosa que aspira a ser presidenta de Colombia para reinstalar en el país las ideas de su mentor Álvaro Uribe Vélez. Cabal es una mujer de carácter fuerte, clasista y racista. En términos económicos defiende el neoliberalismo y la privatización del Estado. En términos ecológicos y ambientales es amiga del modelo de la gran plantación, de los monocultivos de caña de azúcar y palma africana y de la ganadería extensiva de baja producción. Niega el cambio climático y menosprecia el discurso ambiental.

Con ella en la presidencia la causa feminista no saldría favorecida por cuanto considera que las feministas son “locas, feas y horrorosas”. Cabal es una mujer “machista” que cree en la hegemonía masculina, lo que anula cualquier asociación de su aspiración presidencial con la conquista del poder por parte de las mujeres cercanas al feminismo.  

Paloma Valencia es, junto a Cabal, otra cucha que aspira a ser presidenta de la República. Ambas están pendientes del guiño del Gran Macho, el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. La cucha Valencia es clasista y racista como Cabal. Valencia es nieta del expresidente de Guillermo León Valencia (1962-1966). La historia lo señala como responsable de la Operación Lasso, acción militar que justificaría el nacimiento de las Farc. La Comisión de la Verdad dice que “el modelo de pacificación del segundo presidente del Frente Nacional, el conservador Guillermo León Valencia (1962-1966), se hizo con las armas. Las acciones militares contra los asentamientos comunistas de Marquetalia, El Pato, Guayabero y Riochiquito, con las que el Gobierno dio por terminadas las repúblicas independientes, son muestra de ello”. Hay que recordar que eso de los “asentamientos comunistas” fue una invención política.

Su abuelo también es recordado porque “le daba pereza leer y escribir”. Algo de esa flojera parece que sacó Paloma pues su paso por el Congreso deja ver a una mujer que solo sabe aprobar o desaprobar proyectos de acuerdo con lo que le dicten en su partido. Eso sí, gritar “viva el presidente Uribe” es su mayor logro político. El movimiento feminista tampoco estaría representado en esta cucha. Valencia es amiga de someter a la Naturaleza, de allí que esté bastante alejada de la causa ambientalista.

Otra cucha uribista como Paloma Valencia y María Fernanda Cabal es la periodista Vicky Dávila de Gnecco. La exdirectora de Semana es una cucha arribista que durante años ejerció un periodismo pro-establecimiento.  Defiende a dentelladas a Uribe Vélez, lo que la convierte en una uribista purasangre defensora de la temida política de seguridad democrática. La cucha Dávila es derechosa y por estos días se declara “libertaria” como el presidente de la Argentina, Javier Milei. Es una mujer poco leída, arrogante y le seduce el poder político y económico.

Otra cucha que aspira a llegar a la Casa de Nariño es Claudia López Hernández. El ser lesbiana en un país machista le da puntos importantes dentro de la comunidad LGTBQ+. Eso sí, la defensa de esa causa en particular no es suficiente para instalar a López como progresista o una mujer de izquierda. No. López Hernández es una cucha de centroderecha. Otra cosa es que hábilmente se acercó a la izquierda para sacar provecho político. Claudia López Hernández es una cucha que actúa como una veleta ideológica. Su cercanía a Peñalosa, pero sobre todo su visión de ciudad la convierte en una ficha de las constructoras, responsables en gran medida del crecimiento desordenado de Bogotá y los problemas de abastecimiento de agua que soportan los capitalinos. El desastroso sistema Transmilenio es la mácula que acompaña a esta veleidosa cucha.

Recientemente el cucho Julio Sánchez Cristo lanzó la candidatura presidencial de Elsa Noguera. Aunque parece que la “cuchita” (mide 1.45) negó tal aspiración, ella tampoco podría representar al movimiento feminista. Esta mujer es ficha del clan Char, lo que la convierte en una política de derecha, neoliberal y poco preocupada por las causas sociales y ambientales. Todas las anteriores cuchas hacen parte de lo que se conoce como el “uribismo”.

De parte del progresismo aparece la exministra de salud, Carolina Corcho Mejía. Esta cucha es médica psiquiatra, perfil que hace que su aspiración presidencial resulte interesante y llamativa en los momentos en los que el sistema de aseguramiento en salud está a punto de colapsar por la corrupción al interior de las EPS y a la captura mafiosa de billonarios recursos públicos. Conoce muy bien el sistema de salud. Aunque nació en Medellín, no militó jamás en el uribismo. La cucha Corcho Mejía es defensora de lo público, aspecto que la diferencia de todas las anteriores candidatas presidenciales. De todas, es la más joven, tiene 42. Aunque para los y las jóvenes de 18 años cualquiera que pase de los 30 ya es una cucha o un cucho, la ex ministra es una mujer joven. María Fernanda Cabal tiene 60. Claudia López Hernández, 54; Elsa Noguera y Vicky Dávila, 51 y Paloma Valencia, 47.



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2025: AÑO PREELECTORAL Y LA CRISPACIÓN IDEOLÓGICA

 

Por ser año preelectoral, este 2025 será el termómetro que advertirá sobre los niveles que alcanzará la “calentura” política en el 2026. La crispación ideológica entre derecha e izquierda podría exacerbar los ánimos en las calles, alentados, por supuesto, por lo que sucede en las redes sociales, los tratamientos tendenciosos de los medios de información hegemónicos y lo que trina el "agitador" presidente Petro y lo que le contestan los agentes de la Oposición.

Ya apareció el primer factor confrontacional: los cinco cuerpos que fueron exhumados de La Escombrera de la comuna 13 de Medellín y la lucha entre quienes insisten en fijar en la memoria urbana que “las cuchas tenían razón” y aquellos a los que les duele que se mancille el “buen nombre” de la operación Orión y el de Álvaro Uribe Vélez señalándolos responsables de esos crímenes. Si siguen apareciendo estructuras óseas en La Escombrera, este primer factor social y político podría resultar beneficiando al que candidato presidencial del petrismo por el  apoyo incondicional a los artistas urbanos y las madres buscadoras de sus hijos que viene expresando el presidente Petro.

Entre las acciones de borrar y volver a pintar la dolorosa proclama de las madres buscadoras de sus vástagos, emerge una realidad social y política que reduce los complejos problemas del país a la confrontación entre Uribe y Petro. El primero, quien fuera en el pasado un gran elector, camina de manera consistente hacia el declive de su ideario, lo que pone en riesgo la continuidad del uribismo como fuerza política. En lo que se refiere a Petro hay que señalar que le está apostando a convertirse en el líder absoluto del progresismo y muro de contención que evitaría el regreso de la derecha que representa Uribe, es decir, la de los falsos positivos, la de los enterrados en La Escombrera y la de la profundización del neoliberalismo y el ethos mafioso.

A la derecha uribizada le tocará por primera vez en 25 años enfrentar una elección presidencial sin el control que supone estar sentados en la Casa de Nariño. Bajo esa circunstancia, el desespero por recuperar la casa de gobierno es evidente en las huestes uribistas. Aunque la candidatura de Vicky Dávila de Gnecco hace ruido en esas mesnadas, el Gran Titiritero sabe que la exdirectora de Semana es el comodín de la derecha que representan los clanes Gilinski y Gnecco que apoyan económica y políticamente a la periodista candidata. Mientras tanto, el expresidente y expresidiario deshoja la margarita entre Miguel Uribe Turbay y María Fernanda Cabal, candidaturas que no convencen del todo al político antioqueño.

En lo que corresponde al orden público y la consecución de la paz, las “guerrillas” del ELN y las disidencias seguirán entregándole insumos a la prensa y a los opositores de Petro para que insistan en el fracaso de la Paz Total y la urgente necesidad de que regrese la seguridad democrática. Por estar cada vez más narcotizadas, esas agrupaciones armadas ilegales le apuestan al regreso de la derecha al poder porque con ello retornaría la política antidrogas gringa y la consecuente afectación del campesinado. Además, se lograría nuevamente la desviación misional al interior de las fuerzas militares y de policía. Las actividades de interdicción y el aumento de las toneladas de cocaína decomisada durante el actual gobierno y las purgas en los altos mandos de las fuerzas armadas las asumen el ELN, las disidencias y el Clan del Golfo, entre otras estructuras criminales, como hechos negativos en el control que cada grupo ejerce en sus territorios sobre la producción y comercialización del alcaloide, porque perdieron aliados dentro de la institucionalidad castrense. 

Entre tanto, el medroso centro se mueve entre las dudas éticas y morales que les produce seguir apoyando a Uribe y la necesidad de acercarse a los sectores de esa derecha no uribizada que intenta surgir porque entienden que la derrota electoral de 2022 en gran medida se debe a la mala imagen que arrastra lo que se conoce como el uribismo, por haber naturalizado el ethos mafioso y los “errores” cometidos en la aplicación a rajatabla de la política de seguridad democrática. Así las cosas, el 2026 pinta electoral y políticamente agresivo y violento. Ojalá la crispación ideológica se quede en pintar y despintar grafitis y murales y en las redes sociales y no trascienda a disputas callejeras. Ya veremos.




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sábado, 18 de enero de 2025

CRISIS EN EL CATATUMBO: ¿QUÉ HACER?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los cruentos enfrentamientos entre miembros del ELN y una de las tantas disidencias de las Farc en el Catatumbo sirven para constatar que la naturaleza política del conflicto armado interno se transformó: de aquel escenario en donde se dieron luchas y discusiones ideológicas y políticas alrededor del Estado y el modelo económico ya no queda absolutamente nada.

A lo que asiste el país es a ver por televisión que unos y otros se buscan, puerta a puerta, para asesinarse como vulgares matones. Lo único que les quedó de su pasado subversivo es el discurso de algunos de sus más viejos y táparos comandantes como Antonio García y Pablo Beltrán del ELN, su retórica barata, los brazaletes y los fusiles. Lo demás es el desespero con el que actúan por el control de las economías ilegales que convirtieron la zona del Catatumbo en un infernal polvorín. ¿Qué hacer es la pregunta recurrente que se hacen analistas, políticos, periodistas y líderes comunitarios?  Mientras aquellos buscan respuestas al interrogante, la Oposición celebra y grita alborozada que la Paz Total de Petro fracasó porque saben que en la campaña electoral de 2026 van a ofrecer bala, bala y bala, es decir, van a ofrecer el regreso de la temida seguridad democrática.

Si bien la suspensión de los diálogos con el ELN ordenada por el presidente Petro es una medida políticamente correcta, sigue siendo tímida frente al evidente desinterés de la dirigencia de esa “guerrilla” de avanzar en una negociación política cuyo objetivo final sea la desmovilización de esa estructura criminal. Se entiende y se aplaude la insistencia del jefe del Estado por mantener las conversaciones de paz en beneficio de las comunidades que en varios territorios sufren confinamientos y la violencia simbólica y física ejercida por los elenos, pero ya va siendo hora de revisar si la instalación de una mesa de diálogo nacional es la estrategia adecuada para enfrentar los desafíos que plantean la notable despolitización del ELN y su consecuente transformación en una estructura narco militar. Es más: ¿Valdrá la pena seguir dialogando cuando no les sirven curules en el Congreso y mucho menos están dispuestos a entregar las armas?

En cada territorio las dinámicas políticas, sociales, ambientales y económicas son diferentes así compartan la presencia de elenos y disidencias disputándose el control de las economías ilegales. Quizás, entonces, sea el momento de diseñar una estrategia para el Catatumbo consistente en reordenar el territorio en función de los intereses del Estado. De esa manera se le debilitaría el discurso comunitario y popular que suelen enarbolar esos neo mafiosos de camuflado para darle algún sentido político a su lucha por el control de las economías ilegales.

En estos momentos de crisis humanitaria y de desplazamiento masivo de habitantes de las zonas en las que se enfrentan elenos y disidencias hay que pensar en soluciones “novedosas”. Refundar veredas, corregimientos y pueblos puede servir para que el Estado construya nuevas relaciones con la población civil, al tiempo que ataca con artillería pesada a esas estructuras armadas narcotizadas. Hay que llevarlos hacia zonas despobladas para ver si aún recuerdan cómo se combate bajo las condiciones de una guerra irregular.

La presencia en el tiempo de esos “ejércitos del pueblo” obedece en gran medida a que los procesos civilizatorios echados a andar en territorios como el Catatumbo jamás el Estado tuvo total control. Esa circunstancia contextual facilitó la llegada y la naturalización de formas de poder paraestatal a las que cientos de miles de ciudadanos les rendieron y rinden aún pleitesía.

De allí que las mesas regionales de paz podrían funcionar para pacificar territorios, quitándole así el carácter nacional que imaginan que tienen los del ELN. Dos objetivos deben justificar las conversaciones locales: el primero, ceses bilaterales al fuego y el segundo, iniciar los procesos de refundación de las relaciones Estado-comunidad, bien sea a través de procesos de reubicación de pueblos y metiéndole la mano a las maneras como se conciben la construcción de civilidad en regiones en las que los referentes a seguir están representados por bandidos de cuello blanco y armados.

Ya quedó claro que el ELN no firmará ningún armisticio con el Estado colombiano. No es equivocado insistir en pacificar el país por las buenas. Quizás el error original que cometió Petro fue pensar que, por su pasado en el M-19, los elenos lo verían como un camarada que logró vencer a la República oligárquica. García y Beltrán son dos fósiles que deambulan por una realidad paralela en la que ondean triunfantes la hoz y el martillo.




viernes, 17 de enero de 2025

VICKY DÁVILA NO ES UNA OUTSIDER DE LA POLÍTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

Quienes consideran que Vicky Dávila de Gnecco es una outsider de la política pueden cometer un grave error conceptual o caer en una exageración. El columnista León Valencia cree que Dávila sí es una outsider. Valencia se equivoca.

Como se trata de un error conceptual, el vocablo outsider es polisémico y problemático. Propongo tener en cuenta los elementos que aparecen en la siguiente acepción para mirar desde ahí si realmente Dávila de Gnecco es una outsider o simplemente está vendiendo humo como candidata antisistema, de la mano de aquellos que le comen cuento a la ladina periodista.

Si se ve desde el punto de vista del origen del líder político (seminal), se refiere entonces a aquellos políticos que conquistan el poder sin experiencia previa de ningún tipo; si se analiza desde el discurso, se habla entonces de aquellos candidatos o líderes antisistema que están fuera de las convenciones tradicionales de la política y estructuran su liderazgo a partir de un discurso anti establecimiento; si se estudia desde las instituciones democráticas, un outsider es todo aquel que se enfrenta a las elecciones sin una etiqueta partidista y representa, incluso, una amenaza para el sistema de partidos; desde la teoría de las élites, el concepto puede verse como aquellos líderes que son la antítesis de la clase política”.

Vamos por partes, como diría Jack el Destripador. Lo primero que hay que señalar es que a Dávila no se le reconoce ningún liderazgo político, circunstancia que hace inaplicable la señalada categoría a su pasado como mujer periodista. Atado a esa realidad, Dávila no puede ser considerada una líder política y mucho menos como una antisistema. Por el contrario, al recibir el apoyo económico y político de los clanes Gnecco y Gilinski, Vicky Dávila se convierte en una ficha del establecimiento colombiano por cuanto los miembros de esas dos poderosas familias son en gran medida responsables de que el país haya funcionado por muchos años bajo las condiciones del viejo sistema feudal. En cuanto a su discurso, Dávila de Gnecco exhibe una reducida capacidad discursiva, muy propia de periodistas que jamás se interesaron por estudiar y comprender las dinámicas sociales, económicas y políticas asociadas a la operación del Estado. Su dominio conceptual es pobre.

Dávila llega a la arena política y electoral en medio de una crisis de los partidos políticos, convertidos de tiempo atrás en mafias burocráticas.  Por ello, la candidata no constituye ninguna amenaza al sistema de partidos. Es tal la crisis de las colectividades políticas existentes en Colombia que la democracia viene operando a pesar de su dañina presencia. Muy seguramente Dávila se presentará por firmas, estratagema muy usada por políticos que se “venden” como candidatos presidenciales “independientes” pero que durante la contienda electoral aceptan el apoyo de los partidos tradicionales y terminan negociando ministerios e institutos descentralizados. Es decir, se burlan del electorado.

El origen social, económico y político de la candidata presidencial del uribismo y de los clanes Gilinski y Gnecco no está atado a ninguna élite en particular. Los privilegios de los que hoy goza la exdirectora de Semana son el resultado de su arribismo y de haber practicado un periodismo al servicio de los poderosos.

Durante toda su vida como periodista la hoy candidata presidencial defendió a los más visibles agentes del establecimiento colombiano. Entre esos, al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez, a quien admira y defiende a dentelladas. Por haber practicado un periodismo oficialista en defensa del statu quo, la exdirectora de Semana siempre fue una estafeta de los gremios económicos y de la élite política tradicional. Es decir, su pasado como presentadora y periodista de noticieros de radio y televisión es la mácula que le impide presentarse hoy como “independiente, enemiga del sistema y anti-política”. Dávila es la versión femenina de Néstor Morales, el insigne defensor del régimen que sufrió derrota política y electoral en el 2022. 

En el caso hipotético en el que resulte convertida en presidenta de Colombia, Dávila cumpliría el mismo papel que cumplió a cabalidad Iván Duque Márquez: ser el títere de Uribe, de la derecha y de los más retardatarios agentes del uribismo. Sería, entonces, la muñeca de Uribe, de los Gilinski y de los Gnecco.

Hace unos días dejó conocer el grupo de “expertos” que la acompañarían. Está tan segura del triunfo electoral que de manera prematura conformó un equipo de asesores. Al revisar las hojas de vida y el pasado de cada uno de sus colaboradores se encuentra que varios de ellos son defensores del neoliberalismo. Andrés Bernal es uno de esos “expertos”. Resulta que “Bernal estuvo en la junta de EPM en el periodo de Fico, y al tiempo tenía un cargo directivo en Sura una de las reaseguradoras de Hidroituango. Bernal es el eslabón clave que muestra como el informe con las pruebas de cómo se bajó la calidad de los materiales que llevó al colapso de Hidroituango fue ocultado para que no se avanzara en demandas y procesos penales”.

Así las cosas, Vicky Dávila de Gnecco jamás podrá ser considerada como una outsider de la política. Fue y será siempre la estafeta de específicos agentes del establecimiento que necesitan poner en la Casa de Nariño a la versión femenina de Iván Duque Márquez, el títere de Uribe. Su admiración por Milei confirma que Dávila quiere consagrarse como una figura neoliberal cuya apuesta es privatizar el Estado, entregándole sectores estratégicos a los hijos de la élite que dicen representar al sector privado, considerado por ellos mismos como eficaz, eficiente y probo. La corrupción de las EPS, agentes privados, son la constatación de que el sector privado puede ser tan corrupto, ineficaz e ineficiente como el Estado. 

 

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jueves, 16 de enero de 2025

OTTY PATIÑO Y LA CARTA AL ELN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La misiva que Otty Patiño Hormaza les envió a los miembros del Comando Central del ELN es en sí misma una bofetada y una amable invitación a los comandantes elenos para que revisen su doctrina y el proyecto revolucionario que da vida al mesiánico nombre de Ejército de Liberación Nacional que dicen y creen orientar.

 Siguen con la tonta idea de que, con 3.500 hombres en armas, sin aviación y con un nulo respaldo popular van a “liberar” a los colombianos del yugo capitalista.

En su viaje al pasado, Patiño Hormaza recordó a Camilo Torres, el cura que con su Amor eficaz quiso reivindicar la condición humana y en particular, orientar una transformación social, cultural e institucional que jamás ocurrió en Colombia, de allí que como nación estemos condenados a vivir en medio de múltiples violencias que ya no tiene mayor sentido continuar atándolas a esa realidad que acompañó por años al concepto de conflicto armado interno. En la carta, el Comisionado de Paz les recuerda que “la historia de la lucha por el cambio en Colombia es una lucha más amplia de la que predican ustedes. El mejor homenaje a Camilo debería ser una profunda reflexión sobre su legado. No reducirlo a ser el ícono de una organización, no ponerlo en el altar del martirologio, no culpar al Ejército Nacional…”

Patiño Hormaza parece olvidar los negativos efectos que dejan 60 años de una lucha con pírricas victorias militares, pero con evidentes derrotas políticas; después de seis décadas, ya se evidencian fracturas y posiblemente se dé una “implosión ideológica” propiciada por la militancia de jóvenes que jamás leerán y entenderán a Marx y a Engels, porque lo único que les interesa es “traquetiar” y ser los putos amos en los territorios en los que hacen presencia. El caso de los “Comuneros del Sur” es la prueba irrefutable de que el proceso de resquebrajamiento de la unidad política ya empezó.

En su epístola, Otty Patiño sugiere entre líneas que el haber llegado a la Casa de Nariño, Gustavo Petro, el exguerrillero del M-19, era suficiente razón y circunstancia para que el ELN diera el paso que dieron las entonces Farc-Ep: desmovilizarse y reincorporarse a la vida social, política y económica del país. O quizás fue Petro quien imaginó que su pasado revolucionario sería suficiente motivación para que los señores del Coce dieran la orden a sus frentes de acogerse a la negociación política planteada por el excompañero de luchas. Recordemos que el Petro candidato dijo que “a los tres meses de ser presidente se acaba el ELN en Colombia porque se hará la paz”.

De cualquier modo, a los vetustos comandantes del ELN solo les sirve el viejo modelo socialista de la antigua URSS. O el “modelo” venezolano, una mezcla entre el socialismo del siglo XXI, la lucha antiyanqui y la operación mafiosa de un régimen militarista. La “izquierda” que representa Petro no les sirve, pues siguen soñando con llegar a Bogotá, barbudos y sucios, cantando la versión elena de la canción Y en eso llegó Fidel. Se escucharía, muy seguramente, a ritmo de reguetón mezclado con corridos mexicanos.

En este 2025 vence el plazo para firmar la paz. Por supuesto que no firmarán ningún armisticio con el Estado colombiano porque Antonio García y Pablo Beltrán son un par de cuchos mesiánicos y anacrónicos que dedicaron su vida a una causa perdida: la guerra.  

 


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LAS CUCHAS Y LOS CUCHOS EN LA COLOMBIA MACHISTA

 

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La actitud negacionista, fascista y retardataria del alcalde de Medellín frente al mural “Las cuchas tenían razón” deviene atado al sistema cultural en el que se ancla el poder masculino.

El vocablo “cucha” está territorialmente amarrado a las comunas más pobres de Medellín y Cali para nombrar dos urbes que comparten el uso cotidiano de dicha palabra porque deviene atada a la vida de cientos de jóvenes que sueñan con tener la oportunidad de “comprarle una casita a la cucha”.

Por el contrario, las lecturas clasistas y feministas consideran que la palabra “cucha” es despectiva por cuanto deviene asociada al desprecio de las mujeres cuando envejecen. Ante la “dictadura de la juventud” impuesta por la moda, las firmas de maquillaje y en general la publicidad sexista, llegar a “cucha” resulta ser una situación indeseable y para muchos casi que un “crimen estético”.

Baste con recordar lo dicho por Margarita Rosa de Francisco para entender lo duro que puede resultar para las mujeres envejecer en un país machista como Colombia. “El espectáculo de mi propio envejecimiento es algo que no me quiero perder, no quiero ponerme más botox ni rellenos. Estoy curiosa de ver cómo es el proceso de mi envejecimiento. Antes, cuando tenía antes como 40 y pico, sí me alcanzó a dar esa crisis de vejez y me puse relleno en los labios y botox en todas partes".

El machismo hace posible pensar en que las únicas que se “arrugan” y se ponen “feas” son las mujeres. Baste con recordar la idea que hizo carrera en el país y quizás en el mundo occidental que señala que “los hombres canosos” se ven “interesantes”, mientras que una mujer con el cabello pintado de gris expresa “descuido” y un estado de “abandono” socialmente mal visto. De allí que en relación con los hombres “maduros o viejos”, la palabra “cucho” no tiene el poder de recordación y mucho menos produce los daños psicosociales que genera el uso despectivo del vocablo “cucha” en los estratos medios y altos.

Gracias a la polémica desatada en Medellín, el término “cucha” termina reivindicando a las madres que desde hace 30 años vienen diciendo y gritando que allá en La Escombrera pueden estar sus hijos enterrados. Lo llamativo es que los responsables de lo ocurrido en la Comuna 13 son hoy “cuchos” que exhiben “razones” institucionales soportadas y derivadas del Estado paramilitar que se consolidó entre 2002 y 2010. Así entonces, la razón que el mural les reconoce a las “cuchas” colisiona ética y moralmente con las “razones de Estado” que siempre izaron aquellos machitos que entraron a la Comuna 13 de Medellín echando bala a diestra y siniestra no tanto para recuperar el territorio, sino para consolidar el machismo como sistema cultural.

El alcalde Federico Gutiérrez es un claro exponente de ese sistema cultural fundado en el poder los machos violentos, aquellos capaces de “dar en la cara marica” y de desaparecer jóvenes cuyas vidas despreciaron porque eran pobres. En Colombia hay cientos de miles de “cuchas” que siempre tuvieron la razón y “cuchos” que tuvieron el poder suficiente para burlarse de ellas y hasta de tratarlas como “viejas” locas. Colombia siempre fue manejada por machos cabríos que siguen creyeron que tienen la razón en todo lo que hacen, piensan y deciden. Varios de los agentes del establecimiento colombiano hoy son “cuchos” violentos que no se cansan de defender la causa paramilitar, responsable de los falsos positivos y de las víctimas enterradas en La Escombrera.




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martes, 14 de enero de 2025

URIBE VÉLEZ VICEPRESIDENTE: LA DESESPERADA PROPUESTA DE LA DERECHA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Es tal el desespero de la derecha uribizada por recuperar la Casa de Nari que el abogado Abelardo de la Espriella propuso recientemente que el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez sea la fórmula vicepresidencial del candidato que el mismo exmandatario escoja como candidato presidencial. Es decir, se superaría la negativa y grotesca experiencia vivida con Iván Duque, quien fungió como el títere de Uribe. Al abandonar el rol de titiritero, el político antioqueño gobernaría de manera directa ostentando la inservible figura vicepresidencial.

La propuesta sale de la desesperación de la derecha colombiana ante los pobres perfiles de posibles candidatos presidenciales de cara a las elecciones de 2026. Los nombres de María Fernanda Cabal, Germán Vargas Lleras,  Elsa Noguera, Sergio Fajardo, Juan Daniel Oviedo, Claudia López, Vicky Dávila de Gnecco y Miguel Uribe no logran convencer a una fanaticada y mucho menos a los más poderosos miembros del “viejo” régimen que temen que el progresismo pueda volver a ganar la presidencia de la República.

En su cuenta de X el abogado uribista dijo que “la clave para ganar en 2026, si es que hay elecciones libres, o para no perder, como bien dice el presidente Uribe, es incluirlo como vicepresidente. Esa posibilidad es jurídicamente viable y, más importante aún, estratégica.

Es apenas evidente que la intención de una eventual vicepresidencia de Uribe es burlarse de la medida constitucional consagrada en el acto legislativo 02 de 2015 que prohíbe su regreso. Cualquier candidato o candidata a la presidencia que lleve como fórmula vicepresidencial al avezado político estaría sometido a su liderazgo y al carácter dominante e irrespetuoso del expresidente. Si María Fernanda Cabal es escogida por Uribe como la candidata presidencial del CD, su fórmula vicepresidencial no saldría de una elección libre de parte de la ungida. Por el contrario, se entendería como el segundo acto de sumisión a los designios de su mentor. Pasaría lo mismo si el elegido fuese Miguel Uribe Turbay y cualquier otro político que se preste para lo que sería la más grande burla a la institucionalidad presidencial.

Un eventual triunfo electoral en el 2026 de una fórmula Cabal-Uribe o Uribe Turbay-Uribe se asumiría internacionalmente como una broma jurídico-política de gran calado, lo que despertaría todo tipo de especulaciones y preocupaciones por los riesgos que representaría el regreso de la política de seguridad democrática y la mano dura aplicada por Uribe durante sus ocho aciagos años como presidente de la República. Los organismos internacionales y nacionales de derechos humanos levantarían sus voces para exponer los peligros que correrían defensores de los DDHH y del ambiente bajo un gobierno en el que mandaría el vicepresidente sin la necesidad de la ausencia del presidente constitucionalmente elegido.

Por lo anterior, la Corte Constitucional debería de ir preparando un borrador de fallo frente a lo que sin duda alguna constituiría una guaza jurídica y política a la prohibición constitucional que le impide a Uribe volver a ser presidente de la República. Hay elementos subjetivos que aportan a la construcción jurídica de lo que sería un nuevo fallo de la Corte Constitucional que frenaría la intención de Uribe Vélez de volver a gobernar y completar los tres periodos a los que aspiró después de haber comprado en el Congreso su reelección inmediata (Yidis política). La ponencia del entonces magistrado Humberto Sierra Porto le puso freno a esa pretensión de gobernar durante 12 años.

En caso de que la CC no prepare el borrador de fallo que aquí se sugiere y ante los efectos ético-políticos y los riesgos sociales que vienen atados a ese eventual escenario, solo queda que la jueza que lleva el caso en contra de Uribe por fraude procesal y manipulación de testigos lo declare culpable. De esa manera, se impediría el regreso del exmandatario a la Casa de Nari. En la Carta Política, artículo 197, se lee que “no podrá ser elegido Presidente de la República o Vicepresidente quien hubiere incurrido en alguna de las causales de inhabilidad consagradas en los numerales 1, 4 y 7 del artículo 179: 1. Quienes hayan sido condenados en cualquier época por sentencia judicial, a pena privativa de la libertad, excepto por delitos políticos o culposos. 4. Quienes hayan perdido la investidura de congresista”.



Imagen tomada de ABELARDO DE LA ESPRIELLA Y UIRIBE - Búsqueda Imágenes

lunes, 13 de enero de 2025

LAS CUCHAS TIENEN RAZÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Ahora que el mito de La Escombrera se desvanece ante la aparición de cinco cuerpos, empiezan los ejercicios de memoria histórica en manos de artistas urbanos que le gritan al país y en particular al uribismo paisa que “Las cuchas tienen razón”. Las “cuchas” son las madres que llevan por lo menos 20 años insistiendo en que bajo el gobierno de Uribe y con la Operación Orión, entre otras operaciones, cobró vida esa fosa común de la que gracias a la JEP ya se han inhumado cinco cadáveres. Aunque falta precisar si los restos óseos pertenecen a personas desaparecidas durante la ejecución de esa pérfida operación militar y paramilitar en La Comuna 13, lo cierto es que se trata de ejecuciones extrajudiciales.

El mural con la frase “Las cuchas tienen razón” duró apenas 12 horas en las paredes del puente del Mico, en la Medellín que le rinde tributo a la imagen de Pablo Escobar, el sanguinario criminal que goza de admiración local, nacional e internacional. El mural del narco asesino es la constatación de la doble moral que parece guiar la vida privada y pública de las autoridades locales y de cientos de paisas que se sienten orgullosos de vivir en la tierra que vio nacer al criminal de marras.

Borrar con pintura gris el grito de justicia de las madres de las víctimas que fueron enterradas en La Escombrera confirma que dentro de la alcaldía de Federico Gutiérrez hay metido ese espíritu fascista que se opone a las narrativas populares que se atreven a confrontar el poder hegemónico de una derecha que entre 2002 y 2010 se acostumbró a violar los DDHH, a despreciar la vida de los diferentes, a perseguir al pensamiento divergente; y a violentar a todos los que se opusieran al pensamiento único promovido bajo el relato del unanimismo ideológico que vino de la “mano firme” de la seguridad democrática. Aquello del “corazón grande” fue una gran mentira o quizás un mito.

Oponerse a ese tipo de expresiones artísticas y a los reclamos de justicia envilece la función pública y deslegitima a las autoridades que dieron y ejecutaron la orden de borrar el reclamo de las “cuchas”. A esos “defensores” del ornato que les molesta que con la complicidad de los muros se pongan en evidencia las aberraciones del régimen criminal que operó en el país durante los ocho aciagos años de Uribe, hay que educarlos para vivir en democracia.

Estoy seguro de que en ese mismo puente o en otro, la voz de las “cuchas” se volverá a escuchar en forma de grafitis o murales. Los ejercicios de memoria histórica no se podrán detener jamás. Podrán pintar de gris una y otra vez el dolor de las víctimas de un Estado criminal, pero jamás podrán dormir tranquilos aquellos agentes que desde frías oficinas dieron la orden de eliminar a los hijos de las “cuchas”.

Esos defensores de oficio y guardianes de las políticas de represión como la seguridad democrática jamás podrán conciliar el sueño en sus pulgosas cuchas (casa del perro, en Argentina). Su condición de "perros rabiosos" no asusta a esas madres que buscan a sus hijos y mucho menos a los artistas urbanos que optaron por recoger su dolor, rabia y desesperanza. 




Imagen  tomada de El Espectador. 

ELSA NOGUERA: CANDIDATA PRESIDENCIAL DE LOS CHAR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Poco a poco los clanes políticos tradicionales destapan sus cartas electorales. Hace pocas horas el Clan Char lanzó la candidatura presidencial de Elsa Noguera, ficha política y miembro de la poderosa familia barranquillera. Meses atrás los Clanes Gnecco y Gilinski presentaron a la “periodista” Victoria Eugenia Dávila de Gnecco como su ficha presidencial. Casada con un miembro de esa casta política, la exdirectora de la revista Semana comparte lealtades y compromisos entre las dos familias.

Del lado del alicaído uribismo no se reciben aún noticias de cuál será el o la ungida del expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez. Si el político antioqueño lee en clave feminista las candidaturas de los clanes arriba mencionados, estará obligado a darle el guiño a María Fernanda Cabal, la más brava de la camada de mujeres que buscan el aval del idolatrado patrón. Paloma Valencia y Paola Holguín no ofrecen mayor resistencia política a las aspiraciones de la señora Cabal. Valencia y Holguín solo le sirven a Uribe como animadoras de reuniones y convenciones. Con que griten “que viva el presidente Uribe” es suficiente.

Si por el contrario el Gran Capataz decide no entregarle la bandera del Centro Democrático a una mujer, entonces el más indicado para suceder a Iván Duque en su papel de títere sería Miguel Uribe Turbay. Al igual que el expresidente Duque, Uribe Turbay es joven, fatuo, obsecuente, de doble moral y vociferante. Es decir, tiene las cualidades que exige el expresidente, con un plus: odia a Petro, y a todo lo que huela a progresismo. Además, le encanta la política de seguridad democrática pues dicha política le hace recordar a su adorable abuelo y creador del Estatuto de Seguridad: Julio César Turbay Ayala.

De alguna manera las candidaturas de Dávila y Noguera le “meten” presión a Uribe, quien deberá tomar una decisión para poder entrar en el juego de intereses en el que de todas maneras entrarán esos sectores de la derecha para decidir quién será el candidato único que enfrentará al candidato o candidata del progresismo en el 2026.

A la expectativa está el inefable y eterno candidato presidencial, el simpático y cariñoso Germán Vargas Lleras, quien deberá decidir entre optar nuevamente o brindarle su apoyo a un candidato de Cambio Radical, su microempresa electoral. Quizás dé la sorpresa lanzando la candidatura de David Luna, su aventajado hijo político. Lo cierto es que el exvicepresidente no quiere quedar por fuera de la negociación a la que está abocada la derecha para llegar al 2026 unida como ya lo propuso el mismo Vargas Lleras.

Eso sí, las candidaturas de Noguera y Dávila arrancaron mal porque la primera arrastra una historia de inmoralidad que afecta su imagen como mujer y política capaz de gobernar al país; entre tanto, el perfil de periodista de Dávila de Gnecco es quizás su mayor talón de Aquiles en la medida en que durante su ejercicio periodístico defendió a Uribe Vélez y trató de limpiar la imagen negativa de varios de los miembros del clan al que pertenece. Además, dejó ver su carácter de mujer manipuladora y mentirosa.

Así las cosas, la segura candidatura presidencial de Claudia López Hernández puede terminar por seducir a los agentes de la derecha colombiana que ven en la exalcaldesa de Bogotá a la única mujer capaz, discursivamente hablando, de enfrentar bien sea a Carolina Corcho o al mismo Luis Gilberto Murillo. El uribismo y los Clanes arriba mencionados saben que López Hernández se acomoda a cualquier ideario político. Ella puede ser de derecha, centro, de izquierda y progresista. Para que ese escenario se dé se necesitará de la imposición de la siguiente narrativa: “Petro dejó dividido al país y auspició un peligroso enfrentamiento ideológico, de allí que se necesite de una figura política que una a los colombianos o que por lo menos calme los ánimos”. 

Eso sí, bajo esa narrativa las candidaturas de Juan Daniel Oviedo y Sergio Fajardo no se pueden descartar pues gustan mucho en lo que se conoce como la centroderecha, que al final termina actuando como una férrea derecha. Oviedo le lleva ventaja a Fajardo: es más joven y no tiene la imagen de tibio que arrastra el exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín en los tiempos de “DonBernabilidad”.

Ya es tiempo de que el presidente Petro y el Pacto Histórico decidan si van a llegar al 2026 con Carolina Corcho o van a jugar a dos bandas, esto es, dejar que Luis Gilberto Murillo juegue a convertirse en esa figura de “centro” que tanto desean en el país para superar la polarización política. Murillo se enfrentaría a Claudia López Hernández, una consagrada veleta ideológica, al tibio del Fajardo y al ladino del Oviedo. Eso sí, el haber estado en el gobierno de Petro podría ser su punto más débil, a lo que de todas maneras se sumaría su origen afro en un país que con Francia Márquez demostró que está lejos de superar el racismo estructural. Mientras que la exministra de Salud, Carolina Corcho entraría en el juego político y electoral para cumplir la tarea de desgastar las aspiraciones de Cabal, Dávila y Noguera.  




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domingo, 12 de enero de 2025

HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LOS SEGUIDORES DE URIBE VÉLEZ

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La más reciente presentación pública del expresidente Álvaro Uribe Vélez en Cúcuta, en la que pidió la intervención militar internacional contra Venezuela, resultó en un rotundo fracaso político a juzgar por la poca presencia de seguidores. Más bien había curiosos y unos cuantos migrantes venezolanos que apoyan cualquier medida con tal de sacar a Maduro del Palacio de Miraflores.

A pesar del deterioro de la imagen del político antioqueño, no se puede negar que aún existen colombianos que lo siguen, admiran y estarían dispuestos a volver a votar por quien les indique su admirado expresidiario. Por lo anterior, puede resultar interesante el ejercicio de caracterizar a quienes apoyan las ideas que promueve el “rufián de esquina” como lo llamó Juan Manuel Santos Calderón.

En un primer grupo de obsecuentes seguidores y admiradores del Gran Patrón habría que reconocer a los politicastros que siempre saben sacar provecho de un gobierno de derecha apoyado por Uribe a través de contratos, volteo de tierras y acciones conducentes a privatizar servicios estratégicos que deberían estar en manos del Estado. Bajos esas circunstancias, mientras viva el expresidente, siempre contará con el apoyo de aquellos políticos, congresistas, empresarios y candidatos presidenciales cuyas vidas están guiadas por el ethos mafioso, esto es, amigos de la corrupción, la politiquería, el clientelismo y las marrullas al interior del Congreso y en la operación de las entidades públicas. A ese primer grupo lo llamaré Agentes del Ethos Mafioso.

Luego aparece un grupo de ciudadanos del común que jamás revisaron las actuaciones de Uribe Vélez durante su paso por la alcaldía de Medellín y su abrupta salida.  En lo que toca a su paso por la alcaldía de la capital de Antioquia, en internet se lee que “…recientemente han circulado otras versiones que señalan que Uribe no renunció, sino que salió del cargo por orden del entonces presidente Belisario Betancur. Según esta versión, contenida en la biografía oficial del exgobernador Villegas, el presidente Betancur pidió su salida del gobierno porque tenía información confiable sobre vínculos de Uribe con el narcotráfico”. Y mucho menos les interesó saber de las decisiones que tomó cuando fue director de la Aerocivil y las adoptadas cuando fungió como gobernador de Antioquia. Se trata de colombianos que nunca se leyeron uno de los tantos libros e informes periodísticos que dan cuenta de las andanzas de Uribe Vélez. A ese grupo lo llamaré Ignorantes Funcionales.

Como líder conservador y promotor de ideas premodernas, Uribe es un referente para la Colombia goda, rezandera, pendenciera, pueblerina, poco leída y de doble moral. En lo que toca a sus ideas neoliberales que siempre conducen a la privatización del Estado, esa misma godarria apoya todas las decisiones que en materia económica adoptó entre 2002 y 2010, que son las mismas que promoverá en el 2026. A ese grupo lo llamo Agentes de la Doble Moral.

Y finalmente, aparece el grupo de compatriotas a los que les encantan los “machos” como Uribe. Esto es, aquellos capaces de irse a las manos, que gritan y vociferan, que son capaces de “dar en la cara marica” y todo lo quieren resolver a las malas; se trata de machitos con espíritu de matones que les gusta andar armados y admiran a los líderes de los carteles de la droga. Son domadores de bestias con excesos de testosterona que se quedaron atados a la masculinidad que promovía la Phillip Morris con su comercial el Hombre Marlboro. También caben en este selecto grupo aquellos que sienten una pasión desbordada por las armas, la guerra y una tendencia a violar los derechos humanos en nombre de la seguridad y la defensa de la Patria y la democracia. Por supuesto, odian a todo lo que huela a izquierda, a defensores de DDHH y de la naturaleza; desprecian la vida de mechudos, grafiteros y gente con tatuajes. A este grupo los llamo Paramachitos de Cajetilla.

Si usted admira a Uribe, lo sigue y cree aún en la mentira que construyeron los medios alrededor de que es o fue el Gran Colombiano, entonces revise muy bien a cuál de estos grupos pertenece para que siga haciendo parte de eso que se conoce como el uribismo.

Nota aclaratoria: puede sentirse incluido en varios grupos.

 



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sábado, 11 de enero de 2025

ÁLVARO URIBE VÉLEZ PROPONE SACAR A MADURO A BALAZOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El expresidente Álvaro Uribe Vélez pidió a gritos una “intervención militar internacional preferiblemente avalada por la ONU” para derrocar a Nicolás Maduro Moros. A pocos días de reiniciar su juicio por manipulación de testigos y fraude procesal, el expresidiario se fue hasta Cúcuta, acompañado por sus alfiles precandidatos presidenciales, a proponerle a la “comunidad internacional” que se conforme una fuerza armada que invada a Venezuela o que de la mano de las fuerzas armadas venezolanas derroquen “a los tiranos” en referencia a Maduro y Diosdado Cabello.  

El pronunciamiento de Uribe Vélez en una calle de Cúcuta hizo recordar al entonces presidente Juan Manuel Santos cuando lo calificó como un “rufián de esquina”. Y si, Uribe redujo las complejas relaciones y el interesado orden internacional al vulgar lenguaje de esos “matoncitos” que en comunas de Cali, Medellín o Bogotá fijan fronteras invisibles y ordenan el territorio en torno a esa idea básica de ser “macho”, esto es, el “que la tenga más grande” tiene el derecho a sobrevivir y a mandar.  De esa manera Uribe Vélez quiere realinear a Venezuela bajo la égida de una derecha  internacional tan corrupta como el remedo de “izquierda” que representan los más visibles agentes del régimen venezolano. Van tras el petróleo y el gas venezolano. No les interesa el bienestar de la gente.

Mientras que el gobierno se reunía con agentes económicos y sociales para examinar medidas conducentes a paliar los efectos del cierre unilateral de la frontera ordenado por Maduro Moros, el expresidente, conforme a su genuino desprecio por las vidas de las comunidades colombo-venezolanas que viven de la dinámica y porosa frontera, fue a ofrecer lo que más disfruta: bala, bala y bala. Su llamado a producir desolación y muerte se da pocas horas después de que la JEP inhumara dos cuerpos más en La Escombrera de la Comuna 13 de Medellín, espacio en el que los paramilitares ejecutaron y sepultaron a por lo menos 500 personas, de acuerdo con los relatos de numerosas fuentes. Esos crímenes se perpetraron en nombre de la Operación Orión, ejecutada bajo el mando de Uribe, en el marco de la política pública de defensa y seguridad democrática. Esa intervención militar la calificó  Uribe como legítima ocultando que entidades como el DAS, el Congreso de la República de la época y gran parte de las fuerzas armadas estaban cooptadas por los paramilitares.

El ladino político antioqueño sabía de antemano que un pronunciamiento de ese calibre de inmediato sería recogido por los medios masivos hegemónicos sin mayor análisis y sin crítica alguna. Noticias Caracol registró lo dicho por Uribe casi de manera celebrativa en contravía de su eslogan “primero o del lado de la gente” con el que venden la idea de que apelan a un periodismo “comunitario”. Otras empresas mediáticas hicieron lo propio, evitando confrontar la peligrosa invitación cuando hay actores con diversos intereses geopolíticos pendientes de lo que suceda con Venezuela. El Espectador también hizo el registro noticioso de la invitación del expresidente. Este diario fue el último medio que entró en la cofradía de empresas informativas que optaron por hacerle oposición política al gobierno de Gustavo Petro. Hace pocos días, en un duro editorial, El Espectador criticó la postura “tibia” asumida por el presidente de la República frente al régimen de Maduro que se juramentó por seis años más el 10 de enero.

El señalado editorial fue escrito en clave “Fajardista” tal y como se puede leer en el título: Nada justifica la tibieza ante el régimen venezolano. En el texto se lee lo siguiente: “La tibieza de la diplomacia colombiana es evidente. La estrategia colombiana ha fracasado rotundamente y ha dado paso a la complacencia con el autoritarismo. Paso a paso, Maduro se ha burlado de la buena voluntad del gobierno Petro y de su equipo diplomático”.

La invitación a invadir Venezuela ameritaría un editorial. ¿Se atreverá El Espectador a criticar al expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez por la temeraria invitación a que, con o sin el consentimiento de la ONU lleguen mercenarios a derrocar a Maduro?

Adenda: ya en el pasado, en su condición de presidente, Uribe Vélez propuso la conformación de “Cascos Azules a la colombiana” dizque para cuidar a los desplazados. Sin duda alguna, el expresidiario disfruta manosear y jugar con las instituciones internacionales.



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JAMES RODRÍGUEZ: EL “SEDANTE” QUE NO PUDIERON COMPRAR LOS CHAR

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Los Char querían llevar a James Rodríguez al Junior no tanto por lo que futbolísticamente le pudiera dar al equipo el 10 de la Selección, sino por la utilidad comercial y política que les hubiera asegurado el talentoso jugador. Más claro: les bastaba con tener a James en la banca porque lo necesitaban para mantener entretenida a la fiel hinchada y evitar que tomen conciencia de los graves problemas de inseguridad y pobreza de exhibe la capital del Atlántico, a lo que se suman los sempiternos arroyos que afectan a los menos favorecidos.

En Barranquilla parece darse un fenómeno interesante alrededor del fútbol como “sedante, paliativo o somnífero” social y político. Es decir, una especie de “paralizador” de intenciones políticas y sociales conducentes a levantarse en contra del poder hegemónico ejercido por los Char durante varias décadas.  Así las cosas, el equipo de fútbol opera como paliativo, analgésico y consolador. De esa manera, la poderosa familia controlaría las eventuales reacciones ante hechos de corrupción que la prensa asocia con el ejercicio del poder político por parte de miembros de ese clan. Algunos se atreven a decir que los Char son los dueños de Barranquilla: en la "Arenosa" no se mueve un lápiz sin que lo que sepa el viejo Fuad o cualquiera de sus vástagos.

Bajo esa premisa, el fútbol, como deporte de masas, sirve a los propósitos políticos de la “distinguida” familia: mantener “embobados” a los hinchas. Contratar futbolistas calidosos, pero sobre todo costosos, ayuda a ese objetivo circense. La furibunda hinchada agradece las millonarias inversiones en el equipo llenando el Metropolitano y gritando “Junior, tu papá”, estribillo que también repiten los periodistas deportivos y que sirve de somnífero para esa multitud ignorante que aguanta apagones y altos costos en las tarifas de la energía, atracos callejeros y arroyos porque lo más importante para sus vidas es que el Junior salga campeón o participe en torneos internacionales. En eso se les va la vida a los barranquilleros. Ah bueno, “mamando” ron también.

Poco importan las interpretaciones periodísticas con las que tratan de entender qué fue lo que pasó en la conversación entre el político y el jugador. Al final, lo único cierto es que James Rodríguez no jugará en el Junior. Los periodistas deportivos, sutiles instrumentos con los que se mantiene “embobada” a la afición publicaron sus propias conclusiones: unos dicen que James “usó y se burló” del viejo Fuad Char; que James aprovechó económicamente la oferta del Junior, para encarecer sus servicios, pues jamás estuvo interesado en jugar en Colombia; otros, que el jefe del clan “vendió humo” a la hinchada. Lo que realmente pasó fue que se quedaron con las ganas de usar a James Rodríguez como paliativo, consolador y sedante para mantener los altos niveles de “aguevamiento social” de los barranquilleros.

Adenda: curiosidades del lenguaje. Joder, Jumento, James, Jerarca, Jugador, Junior y Joda (no Jodaaa, eche) se escriben con J de Jaranda, la que ya tenían armada periodistas e hinchas que dieron por sentada la contratación del 10 de la Selección. Imagino la cantidad de pick up sonando a todo vapor. 





viernes, 10 de enero de 2025

EL RÉGIMEN VENEZOLANO SIGUE MADURANDO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Nicolás Maduro Moros (NMM) se juramentó, hoy 10 de enero, como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Espuria o no su posesión, esta extiende en el tiempo la disputa internacional por el control de sus reservas de petróleo y gas librada entre el bloque que conforman China y Rusia y el bloque que lidera los Estados Unidos. Veamos lo que se podría venir para Colombia en materia electoral a menos de dos años de las elecciones presidenciales.

La reelección de NMM le seguirá sirviendo a la derecha colombiana, en particular al uribismo para insistir en la narrativa que indica que Uribe Vélez es el “muro de contención del comunismo”, razón por la cual en el 2026 el país debe votar por el que indique el sub judice ciudadano para evitar la llegada del castrochavismo, una suerte de correlato o versión "moderna" del comunismo. Se trata de un fantasmita que supo crear y recrear el ladino político antioqueño en los tiempos del plebiscito por la paz porque “Santos le iba a entregar el país a lafar”.  La derecha que representa el expresidente y expresidiario vive y necesita de la existencia de “enemigos” internos y externos para poder sobrevivir política y electoralmente.

En las elecciones de 2022 asustaron a cientos de miles de ingenuos, ignorantes y pendejos que creyeron a pie juntillas que con el triunfo de Gustavo Petro el país se “convertiría en Venezuela”, es decir, que nos volveríamos comunistas. Dos años después de la llegada de Petro, el país sigue atendiendo las recetas del FMI, esto es, el modelo económico sigue operando bajo las lógicas del capitalismo. Aunque el fantasma del comunismo ya perdió la capacidad de espantar, la permanencia del régimen de Maduro y la negativa de Petro de romper relaciones con el vecino país, como se lo exigieron varios agentes políticos, serán usados como instrumentos ideológicos para insistir en la presencia fantasmal de algún enemigo interno que solo el uribismo puede derrotar.

Antes de terminar el 2024, el expresidente Uribe dio vida al “nuevo” fantasma. Lo llamó “petrosantismo”. La periodista Cecilia Orozco Tascón, en reciente columna, señaló que “el “petrosantismo” es otro término de estrategia electoral que inventa Uribe Vélez para manipular la opinión electoral. Pero ese remoquete despreciativo –como tantos suyos– alude a una alianza inexistente”.

Santos y Uribe estuvieron de acuerdo en exigirle a Petro “mano dura” contra el régimen de Maduro. A pesar de esa circunstancia, el nuevo y maléfico espectro creado por el Gran Manipulador hará su presencia en las elecciones de 2026. No es que el expresidente paisa sea un consagrado hechicero, lo que sucede es que aún hay millones de imbéciles en Colombia que le tienen miedo a un comunismo que como sistema social, político y económico jamás vieron ni siquiera por televisión; o al castrochavismo y ahora al “petrosantismo”. Eso sí, para poder que dicha figura cumpla con el propósito político de espantar al electorado, Uribe necesitará conectarlo con el régimen venezolano. Lo más probable es que recurra a la narrativa que señala que Venezuela protege al ELN y a las disidencias de las Farc, guerrilla a la que Santos Calderón “le entregó el país” hace ya ocho años. En cualquier caso, la derecha uribizada insistirá en posicionar la idea de que el presidente Petro apoya la dictadura de Maduro y  que es incoherente con su defensa de la democracia. Así las cosas, el candidato presidencial del Pacto Histórico y del progresismo para las elecciones venideras constituyen un peligro para el país porque ponen en riesgo las relaciones con los Estados Unidos al apoyar dictaduras de izquierda.

En su pretensión, la derecha colombiana sabrá ocultar su selectivo apoyo a la dictadura de Bukele, en El Salvador, convertido por el uribismo en una especie de héroe porque les permite revivir la fracasada y criminal política de seguridad democrática, la misma que dejó cientos de miles de desaparecidos, los 6402 jóvenes ejecutados por agentes estatales y los asesinatos selectivos de académicos, defensores de DDHH y de la naturaleza. Lo mismo harán con su defensa a ultranza del genocidio que viene cometiendo Israel, socio de USA, en Gaza. 

Veremos en las elecciones presidenciales de 2026 si el número de ingenuos y pendejos que le siguen creyendo a Uribe aumentó o disminuyó en Colombia. También sabremos si las ideas progresistas y el proyecto progresista logró calar en todos los sectores del electorado.

 




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jueves, 9 de enero de 2025

LA DERECHA COLOMBIANA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Hacer oposición política y ser alternativa de cambio son dos cosas totalmente diferentes. En Colombia, la derecha, el sector de poder que sufrió derrota en el 2022, a manos del progresismo, se vio obligada a hacer y ser oposición política. Sus más visibles agentes lo están haciendo de la peor manera: poniendo todas las trabas posibles para que Colombia supere el modelo de desarrollo económico de corte extractivista y precapitalista, que de la mano de un Estado privatizado sirvió de fuente de millonarios ingresos para unas cuantas familias ricas. Baste con señalar la privatización de las carreteras con las concesiones viales y sus peajes carísimos para entender que esos niveles de avaricia y de estupidez económica les niega de manera natural la posibilidad de ser una legítima alternativa de poder para el 2026. ¿A quién se le ocurre que se puede desarrollar un país con la frecuencia de peajes caros que deben pagar transportadores y turistas? Y lo que es peor: sin un sistema de trenes eficiente y ecológicamente sostenible. Es ahí en donde la avaricia y la estolidez económica se juntan.

Los expresidentes Uribe Vélez, Andrés Pastrana, Juan Manuel Santos, César Gaviria e Iván Duque Márquez son las figuras públicas que representan a ese derrotado sector de poder político. Estaban tan acostumbrados a mandar y a disponer a discreción de la operación selectiva del Estado, que las decisiones que en materia económica viene tomando el presidente Petro los llevó a usar a sus congresistas-lobistas para frenar las más importantes iniciativas legislativas presentadas por el gobierno en un intento por modernizar a Colombia. El modelo de aseguramiento en salud sirve de ejemplo para ilustrar que lo único que les interesa es mantener vigente el redondo negocio que les facilitó crear la ley 100 de 1993 con las famosas EPS, operadas por políticos inescrupulosos que desde las juntas directivas desviaron los billonarios recursos públicos. ¿Se acuerdan de Saludcoop?

A esos cinco agentes del neoliberalismo no les interesa presentarse como una alternativa política y electoral capaz de mejorar las políticas y decisiones adoptadas por Petro y de cambiar aquellas que consideren equivocadas. En eso se parecen mucho a la oposición venezolana que le hace oposición al régimen autoritario que lidera Nicolas Maduro Moros: solo les interesa recuperar el poder para seguir saqueando el erario y concentrando la riqueza en pocas manos. Hasta apelan a las mismas frases: "vamos a recuperar a Colombia"  y "vamos a recuperar a Venezuela". No les interesa realmente convertir a esos dos países en potencias económicas. Se contentan con que vuelvan a ser los feudos o las fincas que les aseguraron por años beneficios y privilegios. 

Así las cosas, quienes le hacen oposición a Petro y en particular aquellos que se oponen a las ideas progresistas podrían verse abocados a sufrir nueva derrota en el 2026 si el actual gobierno logra corregir los errores cometidos, sentar las bases sociales y políticas que mantengan la vigencia e importancia el progresismo, pero sobre todo, comunicar los avances en materia de transición energética, el regreso del tren como sistema de transporte y mejoramiento de las condiciones de vida de los millones de colombianos que durante años fueron víctimas de sucesivos gobiernos neoliberales.

Para enfrentar a la oposición política y mediática no es suficiente con el trabajo desempeñado por youtubers y el sistema de medios públicos de RTVC. No. Quedan dos años para corregir errores, pero sobre todo para comunicar como se debe los logros alcanzados.



PASTRANA, URIBE, SANTOS, GAVIRIA Y PASTRANA - Búsqueda Imágenes

miércoles, 8 de enero de 2025

NOTICIAS CARACOL Y EL CASO VENEZOLANO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Noticias Caracol lleva por lo menos cinco días consecutivos abriendo sus emisiones centrales con el caso venezolano. La importancia periodística y noticiosa de la posesión presidencial en el vecino país no se discute, lo que se cuestiona son los tratamientos amañados, sesgados y el evidente objetivo de crispar más los ánimos políticos en Colombia.

Antes de que el presidente Petro confirmara su inasistencia a la “transmisión” de mando, el mensaje junto al contador de días y minutos expuesto en la pantalla era Venezuela Sin Salida. El día 8 de enero el presidente de Colombia en su cuenta de X confirmó su negativa de asistir a la posesión presidencial y el noticiero, en su emisión de las siete de la noche cambió a Venezuela En Vilo. Sin duda alguna, este último titular-consigna es más preciso y mucho menos tendencioso que el anterior.

Todas las fuentes consultadas por el noticiero antes de lo expresado por Petro estuvieron alineadas a la narrativa que señala que el gobierno colombiano “estaba legitimando la dictadura de Nicolás Maduro Moros”. Las voces “autorizadas” consultadas por el noticiero privado convirtieron la discrecionalidad presidencial en el manejo de las relaciones internacionales en un instrumento de debate ideológico y político.

Se sumó a la anterior locución conceptos como ambigüedad y miedo expresados por exdiplomáticos como Guillermo Fernández de Soto y el expresidente Andrés Pastrana Arango. Este último dijo que “Petro está absolutamente asustado de ir a Venezuela, porque si le queda algo de demócrata, pues no puede enviar un representante personal suyo. El embajador es el representante personal del presidente de la República”.

Así las cosas, al pasar de la tendenciosa y amarillista frase de Venezuela Sin Salida a Venezuela En Vilo, pareciera que Noticias Caracol entendió, cinco días después de estar cubriendo el antes de la posesión presidencial en el vecino país, que estaba exagerando y haciéndole el juego político a la Oposición liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia. En una nota económica en su emisión del 8 de enero informó sobre la recuperación económica en la frontera después del restablecimiento de las relaciones comerciales, políticas y diplomáticas entre los dos países con la llegada de Petro a la Casa de Nariño.

Resulta curioso que el eslogan de Caracol Noticias, “Primero la gente”, pierda sentido y se torne insustancial al insistir en la idea, tácita en sus informes, de que lo mejor sería romper relaciones con Venezuela y cerrar la frontera porque en el vecino país se consolidó el régimen de Maduro Moros. Si se de diera esa situación, es apenas natural que los más afectados serían comerciantes formales e informales y en general la gente que vive y sobrevive en la porosa frontera. Incluso, hay una sobreentendida apuesta periodística porque este 10 de enero se impida el juramento del presidente venezolano. Ahora, si la idea de Caracol Noticias era “agotar” a las audiencias con el diario registro del caso venezolano, hay que decir que lo lograron con rotundo éxito. 




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