Por Germán Ayala Osorio
“Sacar adelante a Colombia”
es una promesa de campaña usada y compartida por Paloma Valencia, María
Fernanda Cabal, Vicky Dávila de Gnecco y Claudia López, representantes de la ultraderecha.
Más allá del sentido electorero
de la frase, el tácito reconocimiento de que el país vive en un estado de
postración, abandono, atraso, dejadez y subdesarrollo debería de concitar en
cada una de las precandidatas presidenciales una revisión de los proyectos políticos
que han defendido a lo largo de sus carreras políticas; para el particular caso
de Vicky Dávila, de su ejercicio del periodismo durante más de 30 años en los
medios.
Miremos lo que han espetado las
precandidatas presidenciales. La exalcaldesa de Bogotá dijo en su momento que
"Nos vamos a inscribir, vamos a competir y a ganar, porque las mujeres y
las familias de este país queremos enderezar el cambio y sacar adelante a
Colombia." Y finalmente, la periodista-periodista, Vicky Dávila de Gnecco,
señaló que "con los colombianos valientes, berracos y trabajadores vamos a
sacar adelante a Colombia."
Paloma Valencia por ejemplo dijo "Si
gano, uniré a todos los que defienden nuestro país para sacar adelante a
Colombia. No se trata solo de ganar las elecciones, se trata de hacer un
buen gobierno." Su compañera María Fernanda Cabal usó la expresión en
respuesta a un tuitero: "Contar con amigos como tú en todo el país es
la clave para sacar adelante a Colombia."
Los casos de Valencia y Cabal
resultan emblemáticos porque han hecho parte de lo que se conoce como el uribismo,
una fuerza política y social retardataria, premoderna y violenta que le apuesta
a la concentración del poder económico en pocas manos, la privatización del
Estado y la aplicación a rajatabla de la receta neoliberal, extendida al campo
societal fomentando la insolidaridad y el individualismo. Por lo anterior, eso
de “sacar adelante a Colombia” resulta poco creíble y falaz por cuanto
desde sus curules hicieron ingentes esfuerzos para evitar que el país avanzara hacia estadios de modernidad.
En cuanto a Claudia López Hernández,
la exalcaldesa de Bogotá tiene una menor responsabilidad política frente a
Cabal y Valencia en la medida en que su llegada a la política es reciente. Eso
sí, llama la atención el sustancial cambio entre la López Hernández investigadora y académica y la López Hernández oficiando como política. Por
supuesto que se trata de una transformación negativa pues se volvió, de acuerdo con Carlos Carrillo, como el río Cauca: “unas veces tira a la izquierda y
otras a la derecha.”.
López cometió demasiados errores
durante su administración de la capital del país: insistir en el colapsado
sistema de transporte masivo (Transmilenio) y apostarle a un “métrico”, la puso
en el radar de los agentes económicos y políticos a los que jamás les importó aquello
de “sacar adelante a Bogotá y a Colombia” porque siempre estuvieron interesados en
extender sus intereses de clase. Por el contrario, mantener los estados de
cosas inconstitucionales y por ese camino las condiciones de abandono y
subdesarrollo de Bogotá ha sido su norte.
Y en lo que respecta a la
periodista Vicky Dávila de Gnecco, sus responsabilidades frente a las
realidades que se esconden detrás de la frase “sacar adelante a Colombia”
están atadas al propósito con el que hizo periodismo durante 30 años: servir de
caja de resonancia a los sectores de poder a los que les vienen sirviendo
Cabal, Valencia y López. Dávila de Gnecco siempre fue una ficha del
Establecimiento colombiano. Defendió y defiende aún al expresidente y
expresidiario Álvaro Uribe Vélez, uno de los más eficaces agentes de todas las formas
de atraso social, político, cultural y económico que han impedido que Colombia
salga adelante.
cabal, dávila, valencia y claudia lópez - Búsqueda Imágenes
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