Por Germán Ayala Osorio
Los ataques de Hamas y la vengativa
y brutal respuesta del ejército israelí confirman que el espíritu terrorista es
compartido por el grupo extremista palestino y por el Estado de Israel. Sin
ambages, hay que condenar ambas acciones.
Los apoyos mediáticos, políticos
y sociales a la reacción temeraria de Israel sirven también para pensar que cientos
de miles de miles colombianos, a pesar de los 50 años de conflicto armado
interno, no aprendieron la lección humanitaria que señala que antes de brindar
apoyo a los guerreros, lo que se debe hacer como pueblo civilizado es poner el
foco en las víctimas que producen los bandos enfrentados. La atención siempre
habrá que ponerla en quienes sufren, en particular en las mujeres y los niños,
porque al final de las guerras todos son perdedores, hasta aquellos que vitorean
una pírrica victoria militar, frente a la pérdida de humanidad. ¿De qué sirve una medalla manchada de sangre?
En las lecturas ideológicas y
políticas que de los hechos bélicos protagonizados por estas dos fuerzas se
vienen haciendo en Colombia, afloran actitudes de irrestricto respaldo a la
actitud vindicativa asumida por el Estado de Israel, legitimada por el “derecho
a defenderse” del ataque artero de Hamas; de otro lado, otros validan sin crítica
alguna, la incursión armada del grupo extremista palestino. Es decir, en esas dos
miradas no hay lugar para pensar en las víctimas civiles, en las mujeres y menores
secuestrados y en el fuego exterminador que movió a Hamas y a Israel al momento
de ejercer el “derecho de atacar” al otro, por motivaciones históricas que
comprometen la seriedad de la ONU y del Consejo de Seguridad y a la
inteligencia de los seres humanos, especie que hace rato convirtió al planeta
en un sideral matadero.
La imagen de la bandera israelí proyectada
en la fachada del Movistar Arena da cuenta de la lectura parcializada de la historia
y de los lamentables hechos que hoy ocupan la atención del mundo. Y no se trata de, en un pretendido equilibrio, de exigir que se haga lo mismo con la de Palestina, para saldar las diferencias. No. Ambos “trapos” simbolizan la
degradación moral y el envilecimiento por razones étnico-territoriales y religiosas.
Así Hamas no sea el “ejército oficial” de Palestina, sus líderes agitan esa bandera dando a entender que sus
acciones armadas devienen legitimadas por el sufrido pueblo palestino, cuando
no es así.
Desconozco quién dio la orden de proyectar
la bandera de Israel en la fachada del imponente recinto. Hubiera sido más
sensato e inteligente exponer un llamado a parar las hostilidades y ponerse del
lado de las víctimas que vienen dejando los guerreros de Hamas y del ejército israelí,
que solo saben cumplir órdenes, así estas los conviertan, al final de la
historia, en simples asesinos.
Pienso que la guerra es el
escenario perfecto para la estupidez humana. Por ello siempre estará presente
entre nosotros. Hamas y la tropa israelita lo vienen demostrando a través de su
larga disputa. De la misma manera, los militares, paramilitares y guerrilleros
colombianos, trenzados en una guerra fratricida que parece no tener fin, llevan
50 años probándonos que hacemos parte de la más aviesa especie que jamás se
posó en este planeta. Por todo lo anterior, no hay, ni habrá lugar seguro en el
mundo mientras exista el ser humano.
Insisto: los colombianos que
defienden a rabiar al grupo Hamas y otros que hacen lo propio con el Ejército
israelí, no aprendieron la lección humanitaria que de los más de 50 años de
guerra interna en nuestro país debemos sacar con el objetivo de convertirnos en
un pueblo, en una sociedad que valore la condición civil, por encima de los
guerreros y de quienes, desde perfumadas oficinas, dan las órdenes de atacar.
Estoy convencido, como civil que soy, que todo ser humano en armas, sin
importar la causa que defienda y de quién escriba la historia, es un potencial
asesino o uno ya consumado.
Por todo lo anterior, las sotanas,
crucifijos y la bota militar deben, y por seguridad, estar confinadas en
abadías y cuarteles, en un eterno invierno.
Se perdio todo lo q habia escrito.Q vaina.Muchos maldingos letreros de publicidad son la embarrada por aqui.
ResponderEliminarCómo así?
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