Por Germán Ayala Osorio
Las multitudinarias marchas en
contra del gobierno de Trump
exponen ante el resto del mundo la profunda crisis de legitimidad y viabilidad de
la democracia norteamericana, la misma que por siglos brilló con la luz propia
que la convirtió en un ejemplo a seguir y en una suerte de dispositivo ideológico
y político para “llevar” la democracia a aquellos lugares del mundo intervenidos
política y militarmente por los “gloriosos” Marines. Acostumbrados los soldados americanos a “instalar”
la democracia, hoy esos mismos militares, de la mano de los violentos agentes de
ICE, desconocen las garantías constitucionales y los derechos de nativos e
inmigrantes, legales o ilegales.
En manos de Donald Trump
esa idea de la democracia perfecta empieza a flaquear y a perder el sentido de
realidad por las decisiones y las políticas de un presidente convicto y pederasta.
Los millones de ciudadanos, latinos y gringos que salieron a las calles bajo el
lema “No Kings” ven al republicano como un monarca caprichoso, violento,
conservador y líder de las hordas supremacistas que validan la persecución
contra los migrantes latinos como una necesaria limpieza étnica.
Vista en el pasado como una
democracia ejemplar por las garantías constitucionales y legales de las que
incluso gozaron inmigrantes de todas partes del mundo que llegaron a la tierra
del Tío Sam en búsqueda del sueño americano, desde la Casa Blanca se apoyaron
dictaduras militares, se desmontaron otras y se calificaron de dictadores a
presidentes que intentaron zafarse de la injerencia gringa en los asuntos
internos. La política exterior de los Estados Unidos siempre se pensó y ejecutó
desde los sueños libertarios basados en el perfecto y protocolario
funcionamiento de las instituciones democráticas de la Unión
Americana.
Cuba desde 1959, y Venezuela recientemente
hacen parte de los regímenes dictatoriales sujetos de sanciones y bloqueos por
no ofrecer garantías democráticas a sus pueblos. Por supuesto que los Castro
Ruz en la isla y Maduro Moros violaron los derechos humanos de los miembros de
la Oposición, muchos de ellos convertidos en presos políticos; pero cuidado que
Trump
está haciendo lo mismo con la población migrante latina sometida a una cruel
persecución con visos supremacistas. Así las cosas, si Maduro es visto hoy por el
Departamento de Estado como un tirano, desde Miraflores y otras casas de
gobierno de América Latina bien podrían empezar a calificar a Trump
como un “reyezuelo, un autócrata y un presidente autoritario; una especie de
Bukele anaranjado y finalmente, como un dictador”. Ya es tiempo que desde
América del sur
se empiece a cuestionar al emperadorcito
de la Casa Blanca.
Las multitudinarias
movilizaciones (2.700 concentraciones) de hoy 18 de octubre en varias ciudades
y estados de los Estados Unidos se justificaron con sorprendentes mensajes que
dan cuenta de que algo muy grave está sucediendo en la tierra de la Estatua de
la Libertad. “Las protestas reúnen una amplia variedad de reivindicaciones,
desde la oposición a las redadas migratorias y los recortes en sanidad,
hasta el rechazo a la militarización de las ciudades o a las
modificaciones de los distritos electorales que buscan asegurar una victoria
republicana en las elecciones de medio mandato del próximo año”. “…Acusan
al presidente de comportarse “como un monarca”, de enviar fuerzas federales
a las ciudades, deportar familias migrantes y recortar servicios públicos
mientras favorece con beneficios fiscales a los grandes millonarios”.
Quizás lo dicho por John F.
Kennedy sirva de parámetro para entender el camino por el que Trump está llevando
al país del norte: “La democracia es un proceso difícil y exigente, pero
es el único método por el cual podemos asegurar que el gobierno sea
verdaderamente del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".
Personas participaron durante la protesta "No Kings" ("No queremos reyes") este sábado, en West Palm Beach, Florida (Estados Unidos). Foto: EFE •
Jodido todo el mundo si dejamos que dictador mono y estúpido confunda al hemisferio en una guerra por la verdad y la justicia difícil pero hay que derrotarlo!
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