Por Germán Ayala Osorio
Lamentable que en el más reciente
bombardeo
a un campamento de las disidencias de Iván Mordisco hayan caído siete menores
de edad. ¿La inteligencia militar supo de la presencia de los adolescentes? ¿El
presidente de la República sabía? Las respuestas a estos interrogantes no les
devolverán la vida a los muchachos caídos en el ataque militar, pero servirán para
atizar la crispación ideológica en un ambiente electoral en el que todos los precandidatos
presidenciales tienen la solución para superar las dinámicas de las disímiles
violencias que confluyen en lo que se insiste en llamar conflicto armado
interno.
El saldo cruel de víctimas lo
están usando precandidatos presidenciales como Sergio Fajardo Valderrama, varios
periodistas uribizados y bodegueros de la ultraderecha para atacar la política
de paz del gobierno Petro y la propia orden de bombardear a esas estructuras
criminales.
Fajardo
habla de una Petro-contradicción al recordar que Petro en el 2021
calificó el asesinato de menores de edad en un bombardeo en el Guaviare como “crímenes
de guerra”. Petro le respondió que “es lamentable toda muerte de
personas y más de menores de edad. Pero si dejo avanzar los 150 hombres de Iván
Mordisco que iban por la selva emboscan a 20 soldados jóvenes que estaban al
frente a pocos kilómetros”.
Petro expone un complejo dilema
moral y militar: era preferible que cayeran los 7 menores de edad de cuyas
vidas muy seguramente ninguna institución estatal tenía información y no 20 soldados
sobre los que el Estado tiene, además de información precisa de su existencia,
los elevados costos económicos de haberlos formado para combatir a un degradado
enemigo interno.
Los menores que cayeron son
víctimas del reclutamiento forzoso, pero también del Estado, de la política y
de políticos en la medida en que ninguna institución fue capaz de protegerlos y brindarles una vida diferente
en territorios en los que justamente el Estado brilla por su ausencia o en el
mejor de los casos, por su debilidad institucional; de ahí la facilidad con la que son enganchados
por esas y otras estructuras narco criminales que les ofrecen lo que el modelo
económico, el régimen político y el sistema sociocultural les negó por el solo
hecho de haber nacido en departamentos y zonas que el centralismo bogotano
sigue viendo como los viejos “territorios nacionales”.
Y si vamos un poco más allá de las
lecturas moralizantes y oportunistas con las que hoy atacan al jefe del Estado,
esos niños y adolescentes ya estaban condenados a vivir en la ilegalidad y a
morir en cualquier momento porque tanto el sistema financiero internacional y
por supuesto el nacional se benefician de la producción de la cocaína que mantiene
la operación de esos ejércitos mafiosos que insisten en llamarse guerrillas y que les brindan una "oportunidad" a esos adolescentes de quizás enriquecerse con el negocio de la droga, el secuestro el sicariato y la extorsión.
Existe, entonces, una cadena de
actores responsables de la muerte de esos 7 menores de edad y de los que cayeron
en anteriores bombardeos ordenados por los gobiernos de Uribe, Santos y Duque. En
ese inmoral encadenamiento aparecen los militares y policías que hacen negocios
con las “guerrillas”.
Y por supuesto, los políticos corruptos que se roban los presupuestos de las
alcaldías y gobernaciones en cuyas jurisdicciones operan a sus anchas los
narco criminales del ELN y las disidencias de las disidencias.
Adenda: la muerte de estos
7 menores de edad puede servir de argumento en la discusión alrededor del tema
del envejecimiento de la sociedad colombiana en razón a que no “hay
suficientes mujeres para parir”; tema que recién tocó el precandidato de la
derecha, Juan Daniel Oviedo.
siete menores murieron en bombardeo ordenado por Petro - Búsqueda Imágenes
No hay comentarios:
Publicar un comentario