Por Germán Ayala Osorio
Los precandidatos presidenciales
Abelardo de la Espriella y Santiago Botero Jaramillo representan a la violenta
(ultra) derecha colombiana. En su afán de presentarse como machos cabríos más berracos
que el expresidente Uribe, terminan diciendo pendejadas, cometiendo errores o
simplemente dejando ver su supina ignorancia en temas ambientales y ecológicos:
el primero, admira a Bukele y propuso dar de baja a los malos y meterlos presos
en cárceles de verdad. Esto dijo: “Bandido que no se someta, tiene que
ser dado de baja, y si es dado de baja, tiene que ser encarcelado en una cárcel
de verdad…”. En medio de la risa que generó su particular lapsus,
hay que recordar que también planteó la necesidad de “destripar a la izquierda”.
Mientras tanto el segundo, Botero
Jaramillo, dice que va a romper con el sistema y al igual que el corroncho
cordobés, ofrece “balín”. Las “bellísimas ideas” de estos dos demócratas han
sido recogidas y apoyadas por tuiteros y hasta por la Señorita Antioquia.
Incluso, un "cuenta chistes" se preguntó en voz alta: “¿Y qué tiene de malo
destripar a la izquierda y que no existan más?”
En el afán por ganar simpatías en
los sectores más fachos de la sociedad colombiana, Botero Jaramillo estaría dispuesto
a afectar a valiosos y estratégicos ecosistemas naturales como el Páramo de
Santurbán. Esto dijo el ignaro empresario: "Si tenemos que acabar el
páramo de Santurbán para que 100 o 1000 familias vivan bien, que se traguen ese
páramo de Santurbán. A mí me importa un culo el páramo de Santurbán,
porque yo no puedo tener un páramo de Santurbán y la gente mía aguantando
hambre y muriendo de sed”.
En su procaz lenguaje y su
actitud chabacana, el empresario paisa y ahora político quizás esté pensando en
liderar actividades propias de la Colonización Antioqueña como la deforestación,
los cambios disruptivos en los paisajes, la expansión agrícola, las “mejoras” hechas
a zonas selváticas y la destrucción de ecosistemas naturales.
Esa forma de asumir el desarrollo
de Botero Jaramillo es la misma de hacendados, ganaderos, urbanizadoras,
constructoras, paramilitares y guerrillas metidas en el negocio de la minería y
agroindustriales (azucareros
y palmicultores), entre otros agentes más que asumieron la biodiversidad como un
obstáculo para desarrollar el país. El desprecio que dejó ver Botero por el
valioso y frágil ecosistema natural no es nuevo. Por el contrario, hace parte
de las lógicas y dinámicas del poder económico, social y político que viene
alentando un desarrollo económico a todas luces insostenible porque está
sostenido únicamente en las variables económica y política, esta última
sometida a los intereses de poderosos actores económicos y financieros a los
que siempre les importó un culo afectar ecosistemas estratégicos que hoy
resultan claves para minimizar los impactos negativos del cambio climático.
Menos mal Botero no llegará jamás
a la Casa de Nariño. En el catastrófico caso de resultar electo presidente, sería recomendable
que en la cartera de ambiente nombrara a Vicky Dávila,
otra indocta y enemiga de los ecosistemas naturales. El país recuerda que la
periodista-periodista propuso construir una mega cárcel en la Amazonia para
encerrar en esta a los corruptos. Por el contrario, si de llegar a la casa de gobierno Abelardo de la Espriella, quizás el próximo
ministro de Ambiente y Sostenibilidad sea Santiago Botero. El desprecio por
todas las formas de vida es propio de los agentes de la derecha, y eso incluye,
la vida de los gatos, perros, páramos, selvas y comunidades ancestrales. No podemos olvidar que De la Espriella asesinó a un gato en su adolescencia.
Si el cuenta chistes que en la red
social “bautizaron” como “Hitler Albeiro” lee la gran propuesta de Santiago
Botero, quizás pueda preguntarse: ¿Y qué tiene de malo acabar con el páramo
de Santurbán?, pues quienes suelen defender a la naturaleza están más cerca
de la izquierda y el progresismo, que de la ultraderecha en la que militan todos los aquí reseñados.
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