viernes, 12 de septiembre de 2025

FRASES CÉLEBRES DE URIBE, SANTOS Y DUQUE

 

Por Germán Ayala Osorio 

Los presidentes de la República suelen ser recordados por sus obras de gobierno, discursos, errores, frases célebres y algunos por conductas tipificadas como delitos en el código penal colombiano e incluso en normas internacionales. Hay expresiones que dicen mucho del origen de clase, de la personalidad y del lugar que saben que ocupan los mandatarios dentro de lo que se conoce como el Establecimiento y en sus deseos de entrar en la historia del país y quizás en la historia de la humanidad.  

El país no olvida tres sentencias que en disímiles coyunturas lanzaron Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos Calderón e Iván Duque Márquez. Se trata de frases que se volvieron de uso cotidiano en conversaciones callejeras e incluso en reuniones de trabajo: "otra pregunta, amigo", "ese tal paro agrario no existe" y "de qué me hablas viejo". Con pequeñas variaciones de contexto, las tres expresiones generan hoy hilaridad y motivan la escritura de columnas de opinión. Esta en particular va dirigida a un grupo de trabajo que se resiste a morir. Desde esta tribuna, exhorto a las muchachas a que sigan adelante: el periodismo las (nos) necesita. 

La frase espetada por Uribe, "otra pregunta, amigo" da cuenta de su carácter recio y violento, así como de  su desprecio por los periodistas que se atrevieron a confrontar sus ideas y decisiones políticas. El hoy condenado expresidente no usó el vocablo "amigo" para reconocer una relación de amistad con su entrevistado. Ese uso particular del término amigo está íntimamente conectado con dos objetivos: uno personal y coyuntural, que fue enmascarar su evidente molestia por los cuestionamientos hechos por los  periodistas y el segundo, institucional y gubernamental, con el que le apostó a disfrazar, disimular, ocultar y embozar los reales objetivos de la seguridad democrática vendida por él como una política de protección y de respeto de los derechos humanos de todos los colombianos, cuando en la práctica sirvió para propósitos innobles y poco democráticos. Los 6402 falsos positivos confirman el carácter engañoso con el que fue pensada y aplicada dicha política pública. 

La frase de Santos Calderón, "ese tal paro agrario no existe" puso en evidencia el grado de desconexión de la realidad social y económica que rodeó al paro agrario que Santos no reconoció en su momento. Con el tiempo el  expresidente admitió que esa sentencia obedeció a un error pues quiso decir que dicho "paro no era nacional porque estaba concentrado en pocos departamentos y en unos productos terminados". Como hijo de la rancia élite bogotana, la expresión de Santos Calderón resulta  genuina y fiel a su talante clasista y aporofóbico. No reconocer a ese Otro que protesta y reclama sus derechos es propio de quienes desde el privilegio y el pedigrí  saben que  es imposible generar una relación empática y asertiva con los "diferentes". 

Lo espetado por Iván Duque Márquez, el arrogante y perfumado pernoctante de la Casa de Nariño sirvió para que el país se diera cuenta del carácter fatuo de un hombre suertudo, lila y necio que se topó con la presidencia de la República de la misma manera como un niño se encuentra un muñeco en una piñata o en el mejor de los casos en la "cajita feliz" de McDonald's. "De qué me hablas viejo" es una respuesta irrespetuosa y cínica muy propia de chafarotes. Y claramente, Iván Duque, al evitar referirse a los menores víctimas del bombardeo, demostró su desprecio por la vida de la niñez reclutada forzadamente por las "guerrillas". 

Las tres frases aquí citadas comparten un mismo lugar de enunciación ancorado a la condición de presidentes, pero especialmente al desprecio que los tres mandatarios siempre sintieron por aquellos que se atrevieran a protestar, a cuestionar y a exigir respuestas a quienes asumieron el control del aparato estatal y lo hicieron operar bajo el siempre discutible principio de la "violencia legítima del Estado". 

Por supuesto que no podemos dejar de referirnos a varias frases emitidas por el actual presidente de la República, de las que hay que decir que no se acercan en lo más mínimo al talante engañoso, petulante y displicente de las expresiones de Uribe, Santos y Duque. Eso sí, algunas devienen violentas, agrias e hirientes, propias de quien cree que el país no avanza por culpa de una élite clasista, racista y aporofóbica que extraña a Duque, a Uribe y al propio Santos, a pesar de haber sacado adelante el proceso de paz con las Farc-Ep. Otras, por el contrario, dan cuenta de un político sincero, hijo del pueblo y genuino, elementos que le han asegurado el reconocimiento y el cariño de millones de colombianos que sienten cercano, por primera vez, a un presidente de la República. Veamos algunas de las sentencias espetadas por Petro: 

"Yo no digo groserías, pero quise decir una... mucho hp”

"Maldito el parlamentario que a través de las leyes destruye la prosperidad de su propia tierra, de su propio pueblo”

“Nosotros perdonamos, nosotros no odiamos a quienes nos torturaron y la prueba es, amigas y amigos congresistas, que aquí no hay nadie que pueda decir que el presidente de la República diera una orden al DAS, que haga sus veces, para interceptar comunicaciones de los congresistas de la oposición, acá no hay nadie que pueda decir que ‘Petro mandó a interceptar’”.

Yo logré perseguir al mayor contrabandista de Colombia (Diego Marín), que tenía profundos nexos con políticos de país, incluido un político antioqueños muy famoso, que llenaban esto de contrabando”.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

PEDRO VIVEROS: DE ANALISTA POLÍTICO A "BODEGUERO URIBISTA"

  Por Germán Ayala Osorio Inicio esta columna con una imagen que empobrece el debate político al tiempo que crea falsos y moralizantes dilem...