Por Germán Ayala Osorio
De la jornada electoral del 26 de
octubre, quedan varios hechos para destacar de cara a las elecciones presidenciales
de 2026. El primero y quizás el más significativo es que la consulta interna del
Pacto Histórico para definir el candidato presidencial y los aspirantes a llegar
a la Cámara de Representantes y al Senado constituye un verdadero
ejercicio democrático y un ejemplo para los otros partidos políticos
que acostumbraron a sus seguidores y militantes a que ese tipo de decisiones las
tomaban a puerta cerrada y bolígrafo en mano sus directores y los barones
electorales en un claro desprecio de la opinión de los sufragantes.
El segundo hecho es que la
votación supera los 2.742.000 votos que puede ser leída como positiva
si se tiene en cuenta que se dio en un momento electoral “frío” incomparable
con las jornadas electorales llamadas definitivas para el conjunto de la
Nación como lo son las presidenciales y las votaciones para el Congreso. Varios
agentes mediáticos y políticos de la derecha vaticinaron que la consulta no
superaría el millón de votos.
Y el tercer hecho es que los resultados
de la consulta del Pacto Histórico dejan a Iván Cepeda Castro como el
candidato presidencial único de la colectividad que enfrentará a los otros
candidatos que acuerden llegar a la consulta de lo que se conoce como el frente
amplio. Con una votación superior al millón quinientos mil votos (1.534.687),
Cepeda llegará pisando fuerte a la consulta interpartidista de marzo de 2026.
Al fungir desde ya como candidato
presidencial de la izquierda democrática, los sectores de la derecha, en
particular el uribismo, empiezan a vivir la angustia por definir un candidato
(no creo que sea una mujer) con la suficiente capacidad discursiva para enfrentar
en debates a Cepeda Castro.
En medio de la crisis diplomática
entre Estados Unidos y Colombia, la candidatura presidencial de Cepeda Castro despierta
desde ya preocupaciones en las huestes de Donald Trump por lo que sería la
continuidad del proyecto progresista, asumido por la derecha norteamericana
como un riesgo latente para sus intereses políticos y económicos, atados
profundamente al deseo al interior de las mesnadas “trumpistas” de que el
uribismo regrese a la Casa de Nariño. Desde la Casa Blanca podrían activarse amenazas
económicas contra el país si una vez surtida la etapa del frente amplio, la candidatura
presidencial de Cepeda Castro y el proyecto que representa siguen en pie.
Queda pendiente hacer el análisis
en torno al origen de los votos alcanzados en la consulta y los que definieron
el triunfo de Iván Cepeda y por supuesto los que le permitieron a Carolina
Corcho Mejía erigirse, con 676.738 votos en una interesante opción de poder,
pero sobre todo como figura política capaz de renovar la política en la Colombia
mafiosa, machista y misógina. El comportamiento electoral en ciudades capitales,
intermedias y en sectores rurales o semi rurales será clave para entender cuál es
la real fuerza política-electoral de Cepeda Castro.
Hay aún mucho camino por recorrer.
Por ahora, hay que leer con cuidado las propuestas de Cepeda. El candidato
presidencial habla de tres revoluciones: una Pacífica, soportada en la
no-violencia y el diálogo; otra Participativa, esto es, democrática y no el
resultado de imposiciones; y la tercera de carácter Profunda, es decir, que
transforme de verdad las estructuras y la mentalidad que por tantos años han
sumido al país en el atraso, la violencia, la pobreza y la desigualdad. Esas
tres revoluciones tendrán implicaciones éticas, económicas, sociales y políticas.
Adenda: para revisar los 247.307 votos no marcados que se pueden entender como una forma de protesta de quienes recibieron los tarjetones, pero decidieron no marcar ninguno de los candidatos. Igualmente, preocupante los 138.960 votos nulos que pueden entenderse como una forma de saboteo de los votantes o una supina ignorancia de cómo votar. Los 144.916 votos que obtuvo Daniel Quintero, candidato que renunció después de haberse impreso el tarjetón presidencial, pueden dar cuenta de altos niveles de desinformación de los sufragantes que no se dieron cuenta de la renuncia del exalcalde de Medellín o un decidido apoyo de aquellos que, a pesar de su retiro de la contienda, quisieron dejar claro su respaldo. Las cifras citadas las entregó la Registraduría en su avance número 59, escrutadas 19.808 mesas.
Imagen tomada de El Espectador. com
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