domingo, 23 de julio de 2023

WILSON: A LA ESPERA DEL QUINTO MILAGRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El exitoso regreso de los cuatro menores indígenas permitió que la formación militar y el conocimiento ancestral se unieran, dejando atrás viejas rencillas, estigmatizaciones y persecuciones que la doctrina del enemigo interno generó entre uniformados y pueblos indígenas. Ahora que las tres niñas y el niño se recuperan en el Hospital Militar, los ojos del país se posan sobre la suerte de Wilson, el comando canino que tuvo contacto con las menores rescatadas y que coadyuvó a que la Operación Esperanza resultara exitosa.

Sea que regrese o no Wilson, es tiempo de revisar la necesidad de usar a estos animales no humanos en actividades riesgosas como el desminado o, para el caso, para la búsqueda de animales humanos desaparecidos en selvas. La discusión hay que darla. El desarrollo tecnológico debe llevar a las fuerzas militares y de policía a proscribir la inclusión de perros en ese tipo de actividades. Podrían servir como respaldo emocional de los comandos humanos que combaten a las guerrillas y no como instrumentos para obtener resultados operacionales. Esa misma discusión cobija a las empresas de seguridad que usan caninos para vigilar centros comerciales.

El habernos posado en lo más alto de la cadena trófica nos obliga, desde una ética ecológica, a cuidar las selvas del Yarí y otros ecosistemas similares. Pero también, a evitar que animales no humanos como Wilson y tantos otros que no alcanzaron el estatus de héroe que ya alcanzó este precioso pastor belga malinois de seis años de edad, resulten siendo víctimas de decisiones y acciones humanas.

Quizás el episodio del rescate de los niños indígenas nos esté haciendo un llamado a revisar las relaciones establecidas con la naturaleza. Y por supuesto que, con todo  y las manipulaciones genéticas propias del mundo de los perros, estos preciosos seres también hacen parte de esa naturaleza. Y por tanto, merecen respeto, consideración y cuidado.

Dirán que hay perros que, por sus características, pueden prestarnos esos servicios de vigilancia y rescate. Insisto en que el país puede dar el salto para remplazar a los comandos caninos por robots que puedan cumplir las funciones que hoy cumplen perros como Wilson.

Quienes compartimos la  vida con perrunos y al margen del entrenamiento de Wilson, imaginamos la angustia cuando se pierden o pasan mucho tiempo sin ver a sus cuidadores. Supongo, entonces, que nuestro querido Wilson está sufriendo en una selva inhóspita, plagada de peligros y amenazas para su supervivencia.

No sé si los Duendes que cuidaron a los cuatro menores indígenas estén en la capacidad y el interés de hacer lo mismo con Wilson. Como tampoco sé si los espíritus que reinan en la selva del Yarí alcancen a sentir el dolor que debe sentir el comando cuidador, es decir, el animal humano parcero de Wilson.

Si regresa Wilson, como cientos de miles de colombianos esperamos, estaríamos ante un 5to milagro. Si al final el comando Wilson es abandonado por sus comandos humanos y no es hallado, muerto o vivo, su pérdida debe impulsar la discusión que aquí propongo. Ojalá Wilson sea el último comando canino en cumplir con misiones riesgosas. Los perros no están para cumplir misiones, pero nosotros, como animales humanos si tenemos una muy clara: protegerlos y amarlos.



Imagen tomada de El Pais de Cali 

BALANCE DEL PRIMER AÑO DEL GOBIERNO DE PETRO: EL CAMBIO, UN PARTO DIFÍCIL

 

Por Germán Ayala Osorio

El 7 de agosto de 2022 inició el gobierno de Gustavo Petro Urrego. Cualquier análisis de los primeros 12 meses resultará impreciso e incluso injusto, por cuanto los ajustes institucionales y los cambios propuestos necesitarán de más tiempo para hacerse visibles. Es más, necesitarán de una real y completa recuperación del Estado y para ello, hay que insistir en arrebatárselo a los clanes y mafias tradicionales. Y eso, es casi imposible. Es más, es probable que, al terminar su periodo presidencial, específicas transformaciones y ajustes apenas se dejarán ver pasado el 7 de agosto de 2026, siempre y cuando el siguiente gobierno no diseñe políticas públicas con las que se intente echar para atrás políticas de Estado. Recordemos que Iván Duque, con su política de Paz con legalidad, torpedeó la aplicación de la política de paz que emergió de la firma del tratado de paz entre el Estado y las Farc-Ep.

Haber hecho campaña con la bandera del cambio llenó de expectativas a una sociedad que se acostumbró a que en Colombia todo cambia, pero todo sigue igual: se siguen produciendo masacres, continúa la violencia política asociada al accionar criminal de grupos al margen de la ley, como las disidencias de las Farc-Ep, el ELN y el Clan del Golfo, entre otras organizaciones armadas que en la jerga castrense se conocen como GAO (Grupos Armados Organizados).  Aunque viene bajando el desempleo, este continúa en dos dígitos, los indicadores de pobreza ceden un poco, pero sigue la pobreza monetaria y las co-relaciones de fuerza que sostienen al “viejo” régimen que sufrió derrota, se mantienen casi intactas. Es decir, sigue la presencia no homogénea del Estado, lo que significa que no copa todo el territorio.

Este balance se hace en medio del escándalo del polígrafo, que involucra al embajador Benedetti, la jefa del gabinete presidencial, Laura Sarabia y la ex empleada doméstica de ambos funcionarios, Marelbys Meza. Al sórdido episodio se sumó la denuncia que hizo el fiscal Francisco Barbosa, enemigo de Petro y del gobierno, en el sentido en que la señora Meza es víctima de “chuzadas” ilegales. También se produce este balance en el marco de un proyecto político desestabilizador orquestado desde sectores de la derecha y la ultraderecha que no aceptan el triunfo de Petro. Dicha iniciativa cuenta con la colaboración absoluta de los medios masivos tradicionales, que fungen cada vez más como actores políticos.

Petro está enfrentado a Barbosa y a la Procuradora Margarita Cabello Blanco, ficha política del Clan Char, con el que el presidente tomó distancia política. La entidad  que preside Cabello está empeñada en afectar las mayorías del Pacto Histórico en el Congreso. Cabello Blanco, desconociendo fallos internacionales, insiste en continuar disciplinando y sancionando funcionarios elegidos a través del voto, facultad que según la CIDH (la Corte y la Comisión) la procuradora ya no tiene. Es decir, el país va bien en asuntos macroeconómicos, pero la pugnacidad política se acrecienta por las reformas propuestas y por el férreo carácter del presidente Petro y su idea maximalista de convertir al país en una potencia mundial de la vida.

¿Cuáles son los logros en estos 12 meses de gobierno? Hablemos de cambios y logros simbólicos y de acciones políticas tendientes a modificar problemas estructurales como la concentración de la tierra en pocas manos, la precarización laboral, el sistema de salud y el problema pensional. Dentro de los hechos simbólicos hay que destacar el más importante: el desmonte del “coco” con el que la derecha intentó frustrar el triunfo de Gustavo Petro a la Casa de Nariño: la llegada del comunismo, del castrochavismo a Colombia. Ideas como “Petro es hambre” están siendo desvirtuadas a juzgar por los indicadores que el propio presidente Petro destacó: “frenamos la inflación general, empezaron a caer los precios de alimentos, hoy el salario mínimo ha crecido en 4 puntos reales, el desempleo ha descendido, somos uno de los países de la OCDE que más crece, pasamos de déficit fiscal a superávit primario, ha descendido la pobreza multidimensional”.

En su discurso de instalación del nuevo periodo legislativo, Petro insistió en que es a través de la producción de riqueza que el país puede enfrentar sus actuales desafíos sociales y los ambientales que se vienen con las próximas crisis climáticas.  José Antonio Ocampo, quien fuera ministro de Hacienda de Petro, el 25 de mayo celebró “el fuerte aumento de los recaudos tributarios en abril, y del 28,7% en los primeros cuatro meses del año. Y celebro también que en el primer trimestre las finanzas del gobierno nacional arrojaron un superávit primario vs. un déficit en 2022. ¡Vamos bien en el ajuste fiscal!”. Podemos decir que en términos macroeconómicos la gestión del gobierno es positiva, a lo que se suma el aumento de la inversión extranjera. Se puede decir que el “coco” del castrochavismo, murió. Quienes insistan en su exhumación es porque tienen a un público  cautivo que cree en fantasmas y que quizás sus miembros tienen algún problema cognitivo no detectado.

La lucha contra el flagelo del narcotráfico sufrió un cambio importante: se frenó el uso del glifosato como instrumento para atacar el crecimiento de los cultivos de uso ilícito y por esa vía, se detuvieron las graves afectaciones socio ambientales que genera el peligroso herbicida. Que el gobierno de Biden haya aceptado esa condición, a cambio de fortalecer la interdicción de los alijos de droga, la captura de por lo menos una docena de sumergibles, el desmonte de laboratorios de procesamiento y la caída de 420  toneladas de cocaína entre agosto de 2022 y marzo de 2023, constituye un triunfo político y ambiental del gobierno de Petro. A ese ritmo, muy seguramente la meta trazada por el gobierno de llegar a las 830 toneladas, se alcanzará al finalizar el presente año.

El viaje al continente africano, mirado desde el multilateralismo, resulta un total acierto del gobierno, en cabeza de la Vicepresidenta Francia Márquez Mina, quien está al frente de ese proceso de apertura de nuevos mercados y relaciones internacionales con miras a ahondar los trabajos en materia de justicia racial.

En cuanto a la Paz Total, cualquier evaluación debe partir del carácter maximalista de esa apuesta de pacificación que incluye a todas las estructuras armadas ilegales, sean estas GAO o guerrillas. En ese aspecto, Petro se equivocó. En el ámbito de la paz el gobierno deja ver improvisación  y una excesiva confianza en el comportamiento y la madurez política de los actores armados con los que se intenta dialogar  y concretar procesos de paz y acciones de sometimiento a la justicia. También hay que decir que al tener en contra a la Fiscalía General de la Nación en cabeza de Francisco Barbosa, cualquier esfuerzo de alcanzar la paz se hace más complejo. La pugnacidad entre Barbosa y Petro se explica porque el primero es ficha del régimen uribista que se opone a la pacificación total del país.

Cualquier evaluación de la obra de gobierno debe tener en cuenta o pasar por reconocer que en estos primeros 12 meses de gobierno aparecieron resistencias institucionales que podrían dar al traste con las intenciones de cambio. Frente al objetivo de la Paz Total, la Fiscalía aparece como el gran obstáculo. Vendrá el momento de proponer la terna para que sea la Corte Suprema de Justicia la que elija el remplazo del inefable Francisco Barbosa. Es posible que esa alta Corte termine por consolidar al ente investigador y acusador como el gran obstáculo para el logro de la paz.

Petro ha sido imprudente en el manejo de la mesa de diálogo con el ELN,  guerrilla anacrónica que insiste en una lucha revolucionaria que ya no tiene ningún sentido, si se advierte que por primera vez llega al poder la izquierda. Su primera imprudencia ocurrió cuando informó en su cuenta de Twitter que, para la navidad del 2022, se había pactado un cese bilateral al fuego con esa guerrilla, asunto que desmintieron sus líderes. Y la segunda impertinencia sale de un análisis político-militar que expuso ante el generalato, a propósito de los cambios que sufrió la violencia política en Colombia. Petro afirmó que el ELN estaba ya en la 3ra fase, reconocida por estar sujeta a la economía ilegal del narcotráfico. A pesar de tener razón el presidente, su discurso ante los generales y almirantes fue mal recibido por los miembros del ELN que están sentados en la mesa de conversación.

En lo que toca a las relaciones con las fuerzas armadas, Petro está enfrentando las resistencias que al interior del mundo castrense aún genera su pasado como subversivo. Y lo está haciendo de la mano del mejoramiento de las condiciones de bienestar de los uniformados. Los barridos de más de una veintena de oficiales se conectan con su lucha contra la corrupción y el propósito de desconectar la institucionalidad castrense con organizaciones criminales como el Clan del Golfo.

Los balconazos de Petro y sus constantes llamados a que el pueblo se levante para exigir que se hagan las reformas laboral, a la salud y al sistema pensional,  lo acercan a un tipo de populismo que es asumido por la derecha, medios de comunicación y específicos agentes económicos de la sociedad civil como una invitación a la violencia, al levantamiento popular. El populismo de Petro pretende reivindicar derechos, mientras que el populismo de Uribe Vélez pretende reducirlos y desmejorar condiciones salariales y laborales.

En lo que toca a las coaliciones políticas en el Congreso, estas le salieron mal al gobierno por una razón fundamental: la magnitud de las reformas toca intereses de sectores de poder político y económico que se oponen a cualquier cambio que implique el desmonte del proceso privatizador del Estado que los neoliberales iniciaron en 1990. La intención de asegurar gobernabilidad de la mano de los partidos tradicionales, responsables en buena medida de la corrupción público-privada que agobia al país y de la captura mafiosa del Estado, afectó la confianza de sus votantes y simpatizantes en aquello del cambio en las costumbres políticas.

El analista León Valencia propone la siguiente lectura: “una tormentosa transición.  La izquierda logró por fin su inclusión en el poder y puso en marcha un gobierno de reformas profundas,  las viejas élites no se resignaron al triunfo democrático y echando mano del congreso, el Fiscal, la Procuradora y la prensa hacen la vida imposible”.

En lo que corresponde a la reforma agraria integral, hay que reconocer que el gobierno, a través de la Agencia Nacional de Tierras (ANT), está trabajando duro en el objetivo de modificar el 0.84 (Gini) que representa el nivel de concentración de la tierra en Colombia. En materia de deforestación de zonas estratégicas el gobierno parece estarle ganando la partida a ganaderos y narcos que insisten en deforestar las selvas, en particular la de la Amazonía. En el asunto que toca a la transición energética falta claridad en la hoja de ruta y acciones pedagógicas que contrarresten los miedos y la “mala leche” con la que los medios vienen cubriendo los anuncios de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. Su salida, por tráfico de influencias, según lo que trascendió a los medios, es una advertencia para quienes ostentan hoy el poder, para que no traten de saltarse los conductos regulares y los procedimientos reglados.

Es posible que el país no cambie en la dimensión soñada del presidente Petro. Si el Pacto Histórico no logra triunfos importantes en las elecciones regionales de octubre, el proyecto político de la izquierda y el progresismo estará en riesgo. Ordenar el territorio alrededor del agua, como se sugiere en el Plan Nacional de Desarrollo, será una quimera si la derecha depredadora triunfa en las periferias en las que abunda el recurso hídrico. Igualmente, se necesita asegurar los triunfos en importantes ciudades capitales y en gobernaciones.

La resistencia al cambio obedece a que culturalmente existen taras en la cultura dominante. El ethos mafioso y las ventajas que les da a la élite tradicional vivir en una sociedad premoderna, de la mano de un Estado igualmente premoderno, son dos buenos ejemplos de los vicios o los defectos de los responsables de haber convertido a Colombia en un insufrible platanal con bandera. El carácter feudal y precapitalista es otra tara de la élite dominante. 



Imagen tomada de Portafolio

BARBOSA DESBORDADO

 

Por Germán Ayala Osorio

La desinstitucionalizante y peligrosa incitación a desobedecer las órdenes del presidente de la República que acaba de hacerles a los comandantes de la Policía y Dijin, el fiscal general de la Nación, amerita un llamado de atención de las altas cortes. De la misma manera como la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y el Consejo de Estado conminaron al presidente Petro a morigerar sus opiniones, estas dos corporaciones judiciales deben hacer lo mismo con Francisco Barbosa quien irrespeta al jefe del Estado y estimula a generales de la República a desobedecer las directrices de su comandante supremo. Esto es supremamente grave.

El silencio de las altas cortes ante el envalentonamiento de Barbosa aporta razones para que se consolide la narrativa presidencial que señala que se está cocinando un Golpe de Estado Blando. No es sano para el equilibrio  y las relaciones armónicas entre los tres poderes públicos que el fiscal general de la nación se niegue a  entregarle información que el presidente le ha solicitado sobre asuntos que son de total responsabilidad del jefe del Estado. Hablo en particular de los crímenes perpetrados por el Clan del Golfo, que entran el campo del orden público, asunto que es total responsabilidad del actual presidente y de su gobierno. Insisto en que ese silencio administrativo e institucional de Barbosa amerita un llamado de atención de los magistrados de las señaladas cortes. No pueden alinearse las altas cortes con el fiscal Barbosa, pues estarían tratando de someter al poder ejecutivo a los designios del sector justicia.

Así entonces, conforme pasa el tiempo se van consolidando narrativas negativas en torno a las funciones que estaría (in) cumpliendo el fiscal general, amparado en el tácito respaldo de la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y la Corte Constitucional.

La mejor forma de invalidar las versiones que indican que sectores de poder legal e ilegal estarían fraguando un golpe de Estado es que las altas Cortes conminen a Barbosa a que entregue lo solicitado por el presidente de la República y a que morigere las maneras como se refiere al jefe del Estado. Un Barbosa deslinderado y desbocado es la brasa que estaban esperando sectores de la sociedad civil que están incómodos con el gobierno de Petro.

Ciertas o no las versiones de una posible acción desestabilizadora del poder político en Colombia, a Barbosa hay que ponerle límites. No hacerlo, erosiona el poder presidencial, invita a la desobediencia y ampara a organizaciones criminales como el Clan del Golfo, que se pueden sentir legitimadas porque dentro del mismo poder judicial nadie exhorta a la Fiscalía a que entregue informes de las investigaciones de los crímenes ordenados desde esa organización narco paramilitar. ¿Quién se atreverá a ponerle el bozal al fiscal general de la Nación?

Hace unos años, el entonces presidente Álvaro Uribe intentó someter a las altas cortes, en particular a la Corte Suprema de Justicia. Y posteriormente, en la administración de Duque, esas mismas tres instancias judiciales hicieron un llamado a respetar a la justicia, por las decisiones que había adoptado la Sala de Instrucción de la CSJ respecto de las conductas punibles de Uribe. Bueno, es tiempo de que se unan para frenar al caballo desbocado que es hoy el fiscal Barbosa.

Y el llamado de atención también debe hacerse a la procuradora Cabello Blanco, quien funge hoy cada vez más, al igual que Barbosa, como opositora política del presidente Petro y de su proyecto de país. Barbosa y Cabello Blanco están jugando con candela señores magistrados de las altas cortes. O apagan el incendio ustedes, o se convierten en bomberos pirómanos.


Imagen tomada de Semana.com


sábado, 22 de julio de 2023

DE PERIODISTAS, A ESTAFETAS-ACTIVISTAS POLÍTICOS

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Bastó con la llegada del primer presidente de izquierda para que las empresas mediáticas privadas se graduaran con honores como actores políticos. Aunque siempre fungieron como tales, en esta coyuntura política no solo se consolidaron, sino que traspasaron los porosos límites existentes entre ser actores políticos y activistas políticos. Ese trascendental paso se dio en buena medida por estos tres factores: 1. Pérdida constante de credibilidad en las audiencias. 2. El crecimiento de una opinión pública crítica que se informa  a través de redes sociales y consume lo dicho por blogueros y medios alternativos y 3, el terror que les produce a sus mecenas la consolidación del proyecto político de Gustavo Petro. 

Como activistas políticos, las empresas mediáticas recurren a diario a la emocionalidad y al miedo de los colombianos, en particular, a los menos formados y capacitados para descifrar las intenciones en cada hecho noticioso expuesto masivamente.  Aunque la narrativa castrochavista pierde terreno ante el positivo manejo macroeconómico del gobierno de Petro, incluida su disciplina fiscal, insisten en posicionar ideas catastrofistas con el único propósito de generar negativas sensaciones en las audiencias que aún les consumen sus mentiras, verdades a medias y silencios ante hechos económicos positivos de los que no les conviene informar. Por eso vuelvo a insistir en la necesidad de que el Congreso discuta y apruebe la Cátedra Análisis y crítica de medios para que de colegios y universidades egresen ciudadanos capaces de confrontar los discursos hegemonizantes de los medios masivos.

Ante la decisión de fungir como activistas políticos, las empresas mediáticas se convirtieron en estructuras propagandísticas de los sectores de poder económico y político que a toda costa quieren tumbar al presidente de la República o, por lo menos, afectar su imagen hasta convertir en legítimo cualquier intento de golpe, sea blanco o no. Específicos periodistas vedettes actúan como influenciadores, activistas políticos, estafetas y férreos defensores del viejo establecimiento.  

El mejor ejemplo de periodista-activista-estafeta es el periodista Néstor Morales, quien todos los días emite juicios de valor haciéndolos pasar como parte de la narrativa informativa. Morales, cuñado del fatuo e infantil expresidente de la República, Iván Duque Márquez, convirtió a Blu radio en la plataforma ideológica y política del sector de la derecha que él mismo defiende, articulado moralmente con el pensamiento de Duque y demás familiares.

Otra muestra de la transformación de los medios en plataformas ideologizantes y de periodistas en activistas-estafetas es la revista Semana, otrora ejemplo de periodismo investigativo y análisis político. De esa revista ya no queda ni la sombra. Semana pasó de ser un actor político que hacía periodismo investigativo, a una plataforma digital que usa el periodismo como parapeto, para hacer propaganda política y difundir hechos novelados que sirven para escandalizar a una opinión pública fácil de impresionar y de engañar.

Asistimos, entonces, a la peor etapa o momento en el ejercicio periodístico. Curiosamente, quienes hoy están salvando al bello oficio son los medios alternativos, los blogueros y tuiteros que, sin haber estudiado periodismo, son acuciosos en la confrontación de los hechos.

Llama la atención el estruendoso silencio de las facultades de comunicación social y periodismo ante semejante debacle del ejercicio del oficio de informar. Ese mutismo lo único que confirma es que la posibilidad de convertirse en estafeta-activista político crece cuando los intereses económicos y políticos de los propietarios de las empresas mediáticas se ven “amenazados” por la irrupción de eticidad propia de quienes asumen que el Estado debe estar al servicio de todos y no de unos cuantos privilegiados.

 


Imagen tomada de Semana.com

PACTO HISTÓRICO PIDE MEDIDAS CAUTELARES POR PERSECUCIÓN POLÍTICA DE LA PROCURADURÍA

 

Por Germán Ayala Osorio

La solicitud de medidas cautelares a la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA) que elevará la bancada del Pacto Histórico, desnuda la persecución política que desde la Procuraduría General de la Nación se impulsa en contra de los intereses y el proyecto político del gobierno del presidente Petro. Debilitar la bancada congresional del Pacto Histórico constituye una jugada maestra del uribismo y de uno de sus socios, el Clan Char, cuyos haberes defiende la procuradora Margarita Cabello Blanco.

Como autoridad administrativa, dicho ente de control no puede comprometer los derechos políticos de los funcionarios elegidos a través del voto. En conocidas sentencias de la propia Comisión y de la Corte (CIDH) se conminó al Estado colombiano a ajustar la actuación de la Procuraduría General de la Nación. Lo cierto es que Cabello Blanco viene haciendo caso omiso a la decisión judicial internacional.

En el comunicado emitido por la bancada se insiste en que la Procuradora no tiene la competencia para procesar a quienes fueron elegidos a través del voto. “Siendo este un órgano netamente administrativo, la Procuraduría ha abierto investigaciones que pueden terminar con la suspensión (como ya ha sucedido), destitución e inhabilitación de congresistas, cuando dicha competencia reside exclusivamente en órganos judiciales”. En este momento al menos seis congresistas están en esa situación: Alex Flórez, Wilson Arias, María José Pizarro, David Racero, Alexander López y Susana Gómez. El primero fue suspendido por insultar a varios agentes de policía y el segundo podría ir a juicio disciplinario por presuntamente responsabilizar a uniformados de torturar a manifestantes. Adicionalmente, quien preside la Procuraduría, la exministra de Justicia del gobierno de Iván Duque, doctora Margarita Cabello, no brinda garantías al derecho de defensa de los congresistas de la bancada de Gobierno por actuar, más que como cabeza del Ministerio Público, como integrante de la oposición”.

Pero la procuradora no está operando sola. En su acción política la acompaña el Consejo de Estado. Parece haber una confabulación política entre la Procuraduría General de la Nación y el alto tribunal. La doble militancia de los congresistas afines al gobierno de Petro constituye el artificio jurídico y la razón política para sacar del camino a quienes desde el Congreso buscan aprobar las reformas a la salud, pensional y laboral; dichas propuestas legislativas generan enormes resistencias en los sectores de poder económico y político que moral, económica, política y éticamente están conectados con lo que se conoce como el uribismo. Los casos de los congresistas Roy Barreras y César Pachón constituirían dos ejemplos claros en los que el rasero de la doble militancia le sirve al Consejo de Estado y a la Procuraduría de Cabello Blanco para debilitar políticamente a la bancada oficialista en el Congreso.

Mientras se definen las medidas cautelares, las actuaciones de Cabello Blanco la gradúan como opositora política del gobierno, en la medida en que al seguir las instrucciones del uribismo, convirtió a la Procuraduría en un partido político.

Son varias acciones y hechos que confirman que efectivamente existe una acción política coordinada desde sectores de la derecha, para hacer “invivible la República”, desestabilizar al gobierno de Gustavo Petro, afectar su proyecto político y consolidar la narrativa tremendista de que el país va mal y que “nos vamos a convertir en Venezuela”.

Se estarían sumando a ese proceso de hacer “invivible la República” la Corte Suprema de Justicia, el  Consejo de Estado  y la Corte Constitucional. El silencio de las tres altas Cortes ante las acciones y discursos desinstitucionalizantes del fiscal general, Francisco Barbosa, aporta a ese objetivo de la derecha de evitar a toda costa que el proyecto político de la izquierda se consolide en el tiempo. Mientras tanto, la procuradora Cabello Blanco aporta su granito de arena al enfrentamiento con el Ejecutivo.

Bajo el esquema de “fuego amigo” también se estaría  afectando el proceso de apuntalamiento del proyecto progresista.  A través de congresistas que lograron colarse en la lista cerrada y que hoy actúan del lado del uribismo, se estaría cumpliendo con el objetivo de debilitar la bancada oficialista.  Ejemplo de ello es el congresista conocido como Jota P Hernández, quien se hizo elegir con las banderas del cambio, pero hoy defiende los intereses de la oposición, de la derecha que se opone a las reformas laboral, pensional y al sistema de salud.

 

Imagen tomada de Youtube.com

¿PETRO CONTRA LA PRENSA O LA PRENSA CONTRA PETRO?

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Las relaciones entre la prensa tradicional hegemónica y el presidente Petro son tensas y lo más probable es que sigan así. En los roces que a diario se presentan entre el presidente Petro y periodistas que trabajan para medios con agendas políticas visibles, los colegas periodistas asumieron las respuestas del mandatario como presiones indebidas a su derecho a la libertad de prensa. Los reclamos de los reporteros y presentadores devienen con una legitimidad atada a los límites que a esa libertad les imponen las circunstancias empresariales  y las dinámicas periodísticas que se describirán más adelante. Es decir, la libertad de prensa ni es un bien absoluto, aunque así se desee, ni las correcciones presidenciales pueden asumirse como ejercicios restrictivos al ejercicio de informar y opinar.

Lo que en el fondo sucede es que la Gran Prensa bogotana venía acostumbrada a tratar con presidentes de derecha cercanos a los conglomerados económicos a los que pertenece el grueso de los medios capitalinos. Esa circunstancia garantizaba altos niveles de certidumbre en las huestes de los mecenas. En lo que respecta a la operación mediática, esa misma realidad hacía que los periodistas pusieran el foco no en quién personifica al presidente de la República, sino en hechos cuya trascendencia política no implicaran la erosión total de la legitimidad del gobierno de turno, aunque se vieran los medios en la obligación de hacer referencia a los hechos noticiosos ya publicados o a otros cuya gravedad los obligaba a su registro. Hoy, por el contrario, la tarea visible de los periodistas es deslegitimar todos los días al primer gobierno de corte progresista.

Con la llegada a la Casa de Nariño del primer presidente de izquierda, las incertidumbres, resquemores y miedos de los empresarios-mecenas de los medios y periodistas que hoy chocan con Petro, se convirtieron, por arte de birlibirloque, en elementos fundantes de la libertad de prensa. Así las cosas, los periodistas no están realmente pidiendo respeto y garantías por el preciado derecho constitucional y democrático, sino que están operando como agentes políticos cuyas agendas, al no coincidir con las de los propietarios, los hace proclive a tergiversar o manipular los hechos noticiables e incluso, los que ya fueron elevados al estatus de noticia.

Petro no va soltar el Twitter porque él mismo desconfía de los periodistas que trabajan en la Casa de Nariño. En general, no aprecia el oficio; y porque su carácter contestatario lo hace proclive a defenderse cuando se siente atacado. Se suma a lo anterior, la fortaleza conceptual del presidente y su capacidad argumental. Hay que decir también que los colegas periodistas eligieron el camino de la queja y de su victimización, ante el desinterés de prepararse para debatir con el presidente de la República.

Todo lo anterior hace parte de un complejo contexto que paso a describir. Convertidas las empresas mediáticas en activos políticos de poderosos grupos empresariales, sus periodistas se transforman, casi de forma natural, en estafetas y defensores de los intereses de los propietarios. Eso sucede en Colombia desde siempre y en otras partes del mundo. Bajo esas circunstancias, la libertad de prensa cohabita con la libertad de empresa y con el derecho político de los propietarios a patrocinar, apoyar y elegir a los candidatos a cargos de elección popular que coincidan con el ideario empresarial y político de quienes al final, la sociedad y los periodistas los asumen como mecenas del periodismo.

En la operación cotidiana de los medios de comunicación, los editores y el editor general cumplen el rol de “porteros o filtros” de la información allegada por los periodistas. En ocasiones, esos coladores tienen sus propias agendas e intereses, muchas veces con la aprobación tácita de los propietarios del medio, bien porque estas no van en contravía de los intereses económicos y políticos de los dueños y mucho menos riñe con la ética y las presiones de los patrocinadores. O también se permiten esas agendas paralelas porque la o el periodista es ya una vedette que garantiza un rating alto.

La libertad de prensa es un bien supremo de la democracia y del periodismo, por supuesto, pero su calidad y límites no necesariamente los fija el ejercicio del periodismo. Por el contrario, los define la política editorial que cada medio define deontológicamente, sin olvidarse quién es el que garantiza la operación y la existencia del medio de comunicación.

En la distribución de tareas, al interior de las empresas mediáticas aparecen figuras con roles claramente definidos. Está el reportero que, con fuentes de alta credibilidad, garantiza golpes de opinión, siguiendo la lógica del “síndrome de la chiva”; nuevamente aparece el editor que sugiere o hace cambios en los hechos noticiosos reporteados, bien para matizar el lenguaje, ocultar un señalamiento, para evitar incomodar a algún poderoso, o por el contrario, con la firme intención de incomodar a quien ostenta poder. Ello va a depender de la aplicación correcta de las directrices empresariales. Incomodar es, en el ejercicio periodístico, un verbo de conjugación arbitraria, selectiva y acomodaticia.

Al final, quienes defienden los intereses de la prensa tradicional hegemónica, dirán que Petro ataca a sus periodistas; por el contrario, quienes siguen y respaldan al presidente, dirán que es la prensa de la derecha la que arremete contra el jefe del Estado.



Imagen tomada de Semana.com

LUEGO DEL CARRO BOMBA EN TAME, REAPARECE EL PADRE DE LA TEMIDA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Horas después de la explosión de un carro bomba en Tame (Arauca), el expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez apareció en las redes sociales con un mensaje que debe ser leído con cuidado. Presento aquí un ejercicio interpretativo de lo expresado por el temido y temerario político.

La violencia, carros bomba, asesinato de soldados y policías, secuestro, extorsión, anula los deseos de paz, incluso, de los más fervientes votantes del sí, en el plebiscito de 2016. La seguridad es factor determinante para la paz”.

En la referencia a la violencia y a las muertes de soldados y policías, Uribe vuelve al falso patriotismo con el que engañó a millones de pendejos y pendejas que creyeron que había llegado un Mesías a salvar a Colombia del terrorismo. Uribe fue y será un falso patriota.

Con esa idea de ser el defensor de los policías y militares conquistó a millones de colombianos y logró la simpatía de cientos de uniformados que lo veían como líder, un macho cabrío, un guerrero. Fue tal ese nivel de apego a las ideas de este liliputiense, que terminaron cometiendo crímenes de lesa humanidad mal llamados falsos positivos.

Uribe es un falso patriota porque a este inefable salgareño poco o nada le importa la vida de los uniformados. Para este sub judice ciudadano fueron y son simples fichas e instrumentos que usó para dar rienda suelta a su proyecto político, consistente en generar la mayor zozobra posible, para que cientos de miles de campesinos abandonaran sus tierras. Uribe, como latifundista, ganadero, caballista y consumado neoliberal, odia al campesinado. Por ello, se sirvió de la existencia del conflicto armado, para garantizar a todos sus amigos, el acceso a tierra fértil barata. Al final, la concentración de la tierra por desposesión fue uno de sus grandes logros en materia de contra reforma agraria.

Al referirse al plebiscito por la paz de 2016, intenta hacer creer a simpatizantes y detractores que él está con la salida pacífica al conflicto, cuando su talante real es el de un cruel pacificador, un guerrerista. Como lo fue el general Rito Alejo del Río, el “pacificador de Urabá” y su mano derecha cuando fungió como gobernador de Antioquia. Y de contera, Uribe les recuerda a sus cándidos simpatizantes lo vivido durante las campañas del Si y del No, y de todo el juego sucio que su partido hizo para engañar a los votantes. Con esa alusión a la paz, vuelve a la idea de que el país quedó en manos del “terrorismo”, narrativa que aún persiste hoy en las huestes de la derecha y la ultraderecha.

Y termina su “inocente” mensaje con la misma idea con la que engañó a millones de colombianos que se creyeron el cuento de la seguridad democrática. Hábilmente, este viejo homúnculo evita nombrar la palabra democrática, porque sabe que tiene mala recordación por los 6402 jóvenes que resultaron asesinados por militares que previamente monetizaron sus vidas. Es decir, las vidas de unos y de otros costaron un plato de arroz chino, un permiso, un ascenso o la participación en un “bacanal”.



Imagen tomada de la red Twitter.

EL VIEJO AMBIENTALISMO Y EL DISCURSO AMBIENTALISTA DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

En varios escenarios internacionales el presidente Petro ha hecho referencia a la imperiosa necesidad de descarbonizar las economías y emprender acciones de mitigación contra el cambio climático. De igual manera, le propuso al sistema financiero internacional cambiar deuda externa por acciones climáticas como proteger la selva amazónica. Sobre este último tema hay que sentarse a discutir asuntos como la soberanía y el control de los ecosistemas, en particular sobre los espejos de agua.

Sin duda, estamos ante un discurso ambientalista de nuevo cuño al que los viejos ambientalistas de los años 60 pareciera que no quisieran acompañar por la carga ideológica y política que supone sumarse a las propuestas del primer presidente de izquierda en Colombia.

El discurso ambientalista de Petro deviene con un enfoque sistémico que supera las visiones de los ambientalistas que criticaron en su tiempo el modelo de desarrollo económico, pero fueron aceptando la narrativa fantasiosa del desarrollo sostenible, hasta llegar a acompañar la entonada perspectiva de la sostenibilidad. Es decir, se quedaron en la defensa del “verde”, sin tener en cuenta procesos civilizatorios y las crisis humanas que acompañan hoy a lo que se conoce como el cambio climático.

Petro habla de la posibilidad de la extinción de la humanidad, pero guarda silencio en torno a un asunto que poco se aborda: el control de la natalidad. Creo que es tiempo que se toque el espinoso asunto, dejando de lado las valoraciones religiosas con las que se consolidó el machismo y la sumisión de la mujer; esto es, la idea masculinizante que le impuso a la mujer el único rol que debería cumplir por mandato divino: ser madre.

En su discurso de instalación del periodo legislativo, volvió el mandatario a tocar el tema del cambio climático y la urgente necesidad de hacer una reforma agraria que conduzca el país a estadios de seguridad y soberanía alimentarias, elementos estos que entrarán en crisis por cuenta, justamente, por las altas temperaturas o las temporadas de lluvia intensa que afectarán los ciclos de las cosechas. Habló, entonces, de dos pilares: justicia ambiental y justicia social, justamente los dos factores que más despreciaron quienes defienden el modelo de desarrollo económico agro extractivo y también los que se creyeron el cuento de que es posible lograr un desarrollo sostenible y hablar de sostenibilidad.

La congresista María Fernanda Cabal desestimó lo planteado por Petro en términos de una “sexta extinción que se avecina”. Cabal considera que se trata de un discurso tremendista y apocalíptico. La postura de la inefable política resulta explicable porque ella viene de dos sectores económicos que han aportado al deterioro socio ambiental de la vida en los territorios de su influencia: ganadería extensiva y el monocultivo de caña de azúcar.

La señora Cabal, que aspira a gobernar al país, es una negacionista del cambio climático que terminará conquistando los corazones de los ambientalistas que hoy, por miedo a darle la razón a Petro, guardan silencio ante las alertas que el presidente viene lanzando de tiempo atrás.

No puede ser que, por un miedo ideológico y político al rechazo de los sectores académicos, políticos y económicos tradicionales, el viejo ambientalismo termine acercándose a los negacionistas. No son tiempos para las medias tintas.



Imagen tomada de Razón Pública. 

jueves, 20 de julio de 2023

PETRO Y LAS RÉPLICAS DE LA OPOSICIÓN EN LA INSTALACIÓN DE LA NUEVA LEGISLATURA

 

Por Germán Ayala Osorio

El discurso que pronunció Gustavo Petro durante la instalación del nuevo periodo legislativo tuvo un talante académico, políticamente correcto, pero también le sirvió para hacer un balance de su gestión en este primer año gobierno.

Eso sí, solo la bancada gobiernista aplaudió su bien hilvanado discurso que por momentos no parecía dirigido a un Congreso, sino a una comunidad académica. En el marco del Estatuto de la Oposición sus detractores tuvieron la oportunidad de confrontar lo dicho por el mandatario en su larga pero interesante intervención. En representación de ese sector que se opone a las ideas y al gobierno del presidente, aparecieron los congresistas María Fernanda Cabal, Erika Sánchez y Marelen Castillo, ex fórmula vicepresidencial del entonces candidato presidencial Rodolfo Hernández, Daniel Carvalho y David Luna.

La señora Cabal, del Centro Democrático, en su intervención les habló a los militares, sector que en el pasado le sirvió a esa colectividad para consolidar la política de seguridad democrática, la misma de la que emergió la más terrible práctica criminal: los falsos positivos. Criticó, con razón, las masacres y los asesinatos de líderes sociales que aún se presentan en el país, asunto que Cabal y sus colegas del CD asocian con una equivocada idea de la paz que tendría el presidente, en el sentido en que es permisivo con los grupos criminales al margen de la ley con los que plantea sentarse a negociar. Volvió la señora Cabal sobre el tema del “odio de clase” que el presidente insiste, según ella, en consolidar entre los colombianos.

Sobre el mismo tema del orden público, David Luna le pidió al presidente Petro que le quite las amarras a la fuerza pública y que no desmoralice a la tropa. Luna también se refirió al tema de “estatizar la salud” y de unos supuestos riesgos económicos advertidos por economistas independientes y por la gerencia del Banco de la República. También, el político de Cambio Radical, partido de Vargas Lleras, le pidió al presidente Petro que no polarice más al país y que respete a los medios de comunicación y a la libertad de prensa. En este último punto, hay que decir que hay plenas garantías para el ejercicio periodístico, pero ante la evidente toma de partido por parte de periodistas y empresas mediáticas afectas al “viejo” régimen, lo que ha hecho el presidente es defenderse desde su cuenta de Twitter, desde donde los desmiente y confronta.

También intervinieron Erika Sánchez quien hizo referencia a la situación de abandono de la niñez, sin mayores cifras.  A su vez, Marelen Castillo, pidió transparencia y un manejo ético de lo público. Lo curioso es que Castillo fue fórmula vicepresidencial del ladino Rodolfo Hernández, sancionado por la Procuraduría, justamente, por actos de corrupción. Entre tanto, Daniel Carvalho dedicó los pocos minutos de su intervención, a hacer un balance de la gestión hecha por él y su compañero Humberto De la Calle Lombana.

Dichas intervenciones hay que entenderlas en el marco del Estatuto de la Oposición que les permite a los partidos que se hayan declarado en independencia o en oposición, a replicar los discursos del presidente, incluidas las alocuciones.

De los intervinientes, el único que agradeció al presidente Petro por haberse quedado en el recinto a escuchar a sus detractores fue David Luna. Lo que si compartieron todos los que hicieron uso de la réplica fue un rictus que indicaba molestia y hasta rabia por las ideas y el balance que de su gestión hizo el mandatario de los colombianos.

Al final, quedó claro que las réplicas de la Oposición y de los Independientes deben acercarse más al talante del discurso expresado por el presidente. Las 5 intervenciones de los detractores del gobierno y del presidente poco o nada confrontaron la esencia o el hilo conductor del discurso hilvanado que pronunció Petro. Haría bien la Oposición en consolidar una sola intervención, capaz de desmontar las ideas centrales del discurso presidencial. En eso, deben prepararse más y mejor.

Para destacar, que el presidente se quedó y escuchó los reclamos de sus detractores. De inmediato, los colombianos recordaron que el entonces presidente-títere, Iván Duque Márquez, una vez instaló el Congreso, salió corriendo del recinto para no escuchar a los congresistas que conformaban la entonces oposición. El país recuerda el insuceso como la última jugadita del nefasto, ignaro y pueril congresista del Centro Democrático, Ernesto Macías.

Lo que sí hay que lamentar es que no parece haber dentro de la Oposición un o una congresista con la capacidad oratoria y el dominio conceptual del presidente Gustavo Petro. Será por eso que, por momentos, pareció que Petro no le estaba hablando a unos congresistas, sino a jóvenes que poco o nada saben de cambio climático, de lo planteado por los economistas clásicos y neoclásicos y de descarbonizar la economía.



Imagen tomada de El Espectador. 

CADA 20 DE JULIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Cada 20 de Julio brotan el patriotismo y su correlato el patrioterismo, y las narrativas asociadas a una independencia más formal que real. También las añoranzas y los pesares por el tipo de Estado y sociedad que hemos construido en medio de guerras civiles, un largo conflicto armado cuyos actores se degradaron en grado máximo, odios de clase y un naturalizado ethos mafioso que nos convirtió en uno de los países más corruptos del mundo. Y no hablo de nación porque esa es una tarea pendiente. Al final, quizás tengamos que reconocer que nos quedó grande construirla porque pareciera probarse la tesis que dice que a los colombianos nada los une, ni siquiera el fútbol.

Cada 20 de julio marchan las fuerzas armadas a mostrar, con orgullo, el “poderío militar”, haciéndonos olvidar que con esas armas se bombardearon ecosistemas naturales y se quitaron vidas, y las que faltan aún por arrebatar en el inmediato futuro. Mientras duran los desfiles, olvidamos los 6402 jóvenes asesinados por agentes estatales, por militares que juraron defender la Patria y eso incluía, a los más desvalidos, a los pobres, a la juventud. Por un plato de arroz chino, un permiso, un ascenso o la asistencia a un “bacanal”, le pusieron precio a la vida de esos jóvenes para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate. Cuánta ignominia en ese oscuro periodo presidencial en el que un falso patriota, mandó -no gobernó- sobre vastos territorios apropiándose de baldíos e imponiendo su insostenible y peligrosa racionalidad económica y política. Lo conocen como El Innombrable. Entre 2002 y 2010, Colombia cayó a los más degradados sótanos. Estamos hablando de un continuado holocausto humanitario y civilizatorio.  Y para colmo, por ahí anduvo otro falso patriota gritando, como loco de pueblo, un temido ¡Ajúa!

Quizás los que monetizaron la vida de 6402 connacionales jamás leyeron la sentencia de Bolívar: ¡Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo! No hay nada más que agregar. Lo cierto es que cada 20 de Julio se conmemora una independencia que bien pudo ser el momento en el que la tara civilizatoria que padecemos, se empezó a hacerse evidente. 

Sacar la bandera constituye un ejercicio patriótico para aquellos que de verdad sienten orgullo por llevar el gentilicio de colombiano; otros, en un claro ejercicio patriotero, la sacan para ocultar lo que verdaderamente son: unos “vende patria” y enemigos de las mayorías. Los miembros de la secta uribista suelen gritar a voz en cuello que aman a la bandera y a que adoran a sus fuerzas armadas. Pero la verdad es que Uribe Vélez instrumentalizó al Ejército, lo privatizó. Jamás se preocupó por el bienestar de los soldados. 

Habla la historia del “grito de la Independencia”. Y seguimos en esas: gritándonos en lugar de dialogar y deponer egos e intereses de clase. Por ahí anda el inefable Vargas Lleras, hijo de la rancia oligarquía bogotana, presentándose como una opción de poder, cuando apenas le alcanza para seguir sumiendo a esta patria en las más peligrosas tierras movedizas de la corrupción. Y María Fernanda Cabal, una de las tigresas de Uribe.

Y pasará este 20 de Julio y vendrán más, y seguiremos igual. Hay errores históricos que parecen durar varias centurias. Sacar la bandera cuando lo que hemos hecho por más de 200 años de vida republicana es matarnos y robarnos a nosotros mismos, constituye un acto banal e hipócrita. Sacaré la bandera el día en que construyamos una verdadera República.



Imagen tomada de Youtube.com 

miércoles, 19 de julio de 2023

RUSIA Y USA, INVASORES, PERO PETRO NO LO PUEDE DECIR, SEGÚN BLU RADIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

Insisten los periodistas de Blu Radio en priorizar las formas, que el fondo. En particular, el inefable Néstor Morales, quien casi todos los días deja claro que sigue una agenda política de la mano de la línea editorial anti-gobierno de su programa radial.  

Parte de la mañana de hoy la dedicaron a criticar al presidente Petro por lo dicho en la “Cumbre de los Pueblos” en Bruselas, Bélgica. En ese escenario, Petro dijo lo siguiente: “En realidad, yo no sabría decirles si es preferible apoyar a Estados Unidos o a Rusia. Me parece que es lo mismo. Me parece que en el juego de la política mundial realmente no tenemos alternativas sociales”.

Se rasgaron las vestiduras los colegas de Blu Radio al tratar de hacer diferencias entre la invasión de Rusia a Ucrania con las perpetradas en otros momentos por los Estados Unidos a Panamá, Irak o Afganistán. Sus disquisiciones se movieron entre ubicar al presidente en el Movimiento de Los Alineados, recordando al entonces presidente Samper Pizano, pasando por alusiones a lo vivido en el marco de la Guerra Fría. Incluso, hablaron de un Petro “nostálgico” de las circunstancias de ese mundo bipolar. Por supuesto, también advirtieron de los efectos negativos que, según ellos, produciría lo expresado por el presidente, a las relaciones con los Estados Unidos.

Insisto en que varios de los periodistas de Blu Radio prefieren ver las formas y no el trasfondo de los asuntos. Petro no es que esté jugando a ser neutral y mucho menos a poner en riesgo las relaciones diplomáticas y comerciales con los Estados Unidos. Su discurso constituye un llamado a la defensa de las soberanías de los Estados, de la vida, el respeto de los derechos humanos y en general, a que la guerra dejó de ser un asunto estrictamente político, para convertirse en un negocio más del capital.

Lo que sucede es que los periodistas colombianos se acostumbraron a ver y escuchar a los presidentes colombianos con miedo de criticar las acciones bélicas de los Estados Unidos. Mandatarios sumisos como Pastrana, Uribe y el infantil de Iván Duque, supieron guardar silencio ante las acciones de guerra de los gringos, porque jamás quisieron asumir algún tipo de liderazgo internacional en torno a temas sensibles como las guerras e incluso, en asuntos calves hoy como las crisis climáticas.

En el fondo, lo que critica Petro es la hipocresía con la que varios países de Occidente, incluidos medios de comunicación como CNN y sus espejos colombianos, como RCN, Caracol y programas como Blu Radio, atacan lo que hacen China y Rusia, pero aplauden en silencio las invasiones de los Estados Unidos a Panamá, Granada, Irak y Afganistán.

Al final, lo que le debe quedar claro a los oyentes y lectores es que haga lo que haga Petro o diga lo que diga, siempre será medido por periodistas y analistas que priorizan las formas, para evitarse el ejercicio de comprender los complejos trasfondos de un sistema mundo capitalista que tiene en la guerra y en la producción de narcóticos a los negocios con los que el gran capital trata de ocultar la crisis ética y moral del capitalismo salvaje.



Imagen tomada de Infobae.

lunes, 17 de julio de 2023

FRANCISCO BARBOSA Y SU VOTO NEGATIVO A LA POLITÍCA NACIONAL DE DROGAS

 

Por Germán Ayala Osorio

La desaprobación o el rechazo que la Fiscalía acaba de hacer de la Política Nacional de Drogas (2022-2023) expresa el desinterés de Francisco Barbosa por las variables socio ambientales y ecológicas que axiológicamente el gobierno del presidente Petro conecta con la fracasada lucha contra el narcotráfico, de la que es amigo cercano el fiscal general de la nación.

Francisco Barbosa, en misiva enviada a la Consejo Nacional de Estupefacientes, no solo expone su voto negativo a dicha política gubernamental, sino que minimiza las intenciones de proteger la vida de los cultivadores, consumidores y al medio ambiente. Es apenas lógico que Barbosa defienda actividades como la aspersión con glifosato, peligroso defoliante potencialmente cancerígeno y la erradicación violenta de los sembrados de coca. Y es así, porque él sigue las instrucciones del uribismo, que son las mismas que promovió su amigo el entonces presidente-títere, Iván Duque Márquez (2018-2022).

Normalmente los caballistas, ganaderos, latifundistas y grandes cultivadores de aguacate Hass, caña de azúcar y palma africana, entre otros monocultivos, poco interés demuestran por el cuidado de cuencas hidrográficas, cuerpos de agua como humedales, el paisaje y en general por el cuidado, preservación y aprovechamiento racional de los ecosistemas naturales. Así, con el voto negativo expuesto públicamente, Barbosa se pone a favor de actividades que ecológica y socio ambientalmente resultan negativas para la vida de los ecosistemas naturales-históricos, sus servicios ecosistémicos y para la vida de los cultivadores, vistos estos últimos como criminales, cuando realmente son víctimas de los mini carteles y de los mafiosos que insisten con el lucrativo negocio.

El discurso ambiental no llegó aún a la Fiscalía, como tampoco el discurso con el que se busca defender a las mujeres de los acosadores y violadores. Mujeres y naturaleza, para muchas eco feministas, son dos caras de una misma moneda: la vida y su defensa. Al ver con malos ojos la defensa del ambiente, de los ecosistemas y de los cultivadores, Barbosa se pone del lado de esa visión del desarrollo a todas luces insostenible que a diario exponen los latifundistas, ganaderos y grandes cultivadores de monocultivos, que es la misma de los narcotraficantes: deforestar y sacar el mejor provecho de la tierra, vista esta como mero sustrato.

Al final de su misiva, el fiscal señala: “se desaprueba la política propuesta, en tanto el documento corresponde a un plan social y ambiental, pero que dista de ser un plan nacional…”. Queda claro que el fiscal Barbosa poco conoce del pensamiento sistémico o del enfoque de sistemas, con el que el gobierno de Petro está asumiendo los cambios en la lucha contra las drogas ilícitas. Y deja claro en el texto citado, su desprecio por la vida de las comunidades que cultivan coca porque no tienen otras alternativas de subsistencia o por miedo a las amenazas de los narco-paramilitares y las guerrillas; igualmente, expone su nula conexión con el cuidado de los ecosistemas naturales históricos, afectados ya por la presencia hegemónica del monocultivo ilegal de la coca en varias regiones del país.

Definitivamente el fiscal Barbosa poco está familiarizado con temas claves para las actuaciones de una Fiscalía moderna: poco sabe del tema penal, del eco feminismo, de feminismo y de cuidar la naturaleza, evitando, por ejemplo, el uso del glifosato, peligroso defoliante cuyo uso en los Estados Unidos está prohibido.


Adenda: olvida el fiscal general que el gobierno de los Estados Unidos apoya las acciones de interdicción y persecución de los capitales de los narcotraficantes, y hace menos énfasis en continuar envenenando los ecosistemas y enfermando a las poblaciones de animales humanos y no humanos con las aspersión  del famoso Roundup. 




Imagen tomada de Blu radio.

PROSCRIBIR EL URIBISMO: UN ENORME RETO CULTURAL

 

Por Germán Ayala Osorio

Hay una tarea pendiente en Colombia, por la salud mental y emocional de la nación: superar y proscribir lo que se conoce como uribismo, si se quiere como un reto cultural, por tratarse de un movimiento político soportado sobre un pérfido ethos mafioso que -como en los ‘mejores’ años del nacionalsocialismo alemán- condujo la vida política y económica de millones de colombianos trastornados u obnubilados por el carácter autoritario de quien enfrentó como su mayor némesis a las también dañinas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc.

Baste recordar las famosas ‘chuzadas’ o escuchas ilegales contra opositores, periodistas y magistrados valiéndose del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), al que el entonces presidente Álvaro Uribe convirtió en instrumento de persecución política. O lo sucedido con los subsidios de Agro Ingreso Seguro para los ricachones financistas de la campaña presidencial de Andrés Felipe Arias; o el genocidio encarnado en los más de 6.402 ‘falsos positivos’; o el multimillonario robo descarado de los dineros de la Paz; y de más reciente data, la confesión de Óscar Iván Zuluaga de haber recibido miles de millones de pesos de Odebrecht para su campaña presidencial.

Ese conjunto de antivalores y de prácticas corruptas está atado al proceder inmoral y delictivo de Álvaro Uribe Vélez, en hechos que se hicieron públicos y que se expresaron de manera patética en actos de habla con un enorme poder de legitimación de dichas prácticas mafiosas. Hablo de cuatro ocasiones en las que se expresó de este modo: (1) “Proceda, doctor Cadena”. (2) “Donde lo vea le doy en la cara, marica”. (3) “Los jóvenes desaparecidos de Soacha fueron dados de baja, no fueron a recoger café”. (4) “Más y mejores resultados operacionales”.

Estas cuatro frases comparten un mismo contexto propositivo: desconocer al otro, desvirtuarlo, minimizarlo o deshumanizarlo. En el primero se parte de la idea de que todo el mundo es sobornable, que todos tienen un precio. La acción de ofrecer dádivas para torcer testimonios está fundada en un profundo desprecio por quienes fueron receptores de esas “ayudas humanitarias”.

La segunda frase conlleva una poderosa y violenta carga homofóbica, acompañada de una inocultable superioridad por parte de un Macho que no solo está en la capacidad de golpear a quien considera inferior, sino que sabe que su vocabulario soez será aplaudido por millones de colombianos acostumbrados a resolver las diferencias y los conflictos como bestias. Esta expresión da cuenta, además, del premoderno universo simbólico en el que está instalado no solo su emisor sino buena parte de la población ‘masculina’ colombiana.

La tercera frase da cuenta de un evidente desprecio por la vida de quienes terminaron convertidos en víctimas de la política de seguridad democrática, como en su momento lo fueron los millones de judíos inmolados en el holocausto nazi. En el caso que nos ocupa, los comandantes militares de todas las brigadas del Ejército en marco institucional de la directiva ministerial 029 de 2005 se vieron obligados a acatar las órdenes de “dar más y mejores resultados operacionales”, lo que al final derivó en las exigencias del general Mario Montoya a sus subalternos de entregarles “litros no, ríos de sangre”.

Y la cuarta frase o acto de habla acto de habla comparte con las anteriores el desprecio por la vida. Producir muertos en el marco de un degradado conflicto armado interno no era precisamente un valor humanitario. Por el contrario, promovía la deshumanización de todos los actores armados.

Estamos entonces frente a un enorme reto cultural, que tiene en los “uribistas arrepentidos” a un eslabón importante para el proceso de cambio que de manera incipiente comenzó a andar en el país de la mano del derrumbamiento de la imagen que hoy acompaña al sub judice ciudadano y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.



Imagen tomada de Semana.com


domingo, 16 de julio de 2023

INCOHERENCIAS IDEOLÓGICAS

 

Por Germán Ayala Osorio

Los actores armados que participan de las dinámicas políticas y militares del conflicto armado interno colombiano intentan, con relativo éxito, posicionar las narrativas que les aseguren algo de coherencia entre el significado de las siglas con las que se identifican, sus objetivos políticos y las acciones bélicas desarrolladas.

Por ejemplo, el ELN se presenta como un Ejército liberador, lo que le da un carácter mesiánico. Es decir, una agrupación armada ilegal que llegó a “salvar a los colombianos del yugo del régimen”. Por eso se llaman Ejército de Liberación Nacional. Eso sí, debido a la degradación moral y misional de todos los actores armados que participan aún de las hostilidades, esa pretensión liberadora termina siendo un mal chiste o en el mejor de los casos, una quimera. Esa circunstancia objetivamente los hace ver ante una opinión pública crítica, como una organización incoherente entre lo que desea y propone, programáticamente, y lo que hace a diario en los territorios: desplazar, confinar, secuestrar y atentar contra la infraestructura económica y los ecosistemas naturales.

Pero quizás la organización armada ilegal que deviene con la mayor incoherencia y confusión ideológica es el Clan del Golfo o conocido también como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Llama la atención aquello de Gaitanistas. ¿Quieren recoger la memoria y las ideas de Jorge Eliécer Gaitán?

Esa denominación solo tiene la pretensión jurídico-política de ganarse un lugar en la Paz Total del gobierno de Petro, bajo la figura de actor político y no como banda criminal a la que solo le queda acogerse a la ley de sometimiento que se apruebe. Primero, fueron urabeños, luego Clan Úsuga, luego Clan del Golfo y paralelamente, AGC. Al portal Semana, su abogado Ricardo Giraldo dijo lo siguiente: “Ellos quieren estar en sus parcelas, son campesinos, la gente se los imagina andando en Audis y Ferraris y con modelos exuberantes, resulta que no. Las AGC, y eso lo hemos dicho hasta el cansancio, son actores políticos, más allá que se quieran reconocer como tal. Tienen control territorial, control social, control económico. Vayan a los territorios para que se den cuenta quién es el Estado allá, la comunidad le tiene más miedo ver a la Policía y al Ejército que a las mismas AGC”.

Nadie niega que tengan control territorial en varias zonas del país, pero ello no los convierte, por acto de birlibirloque, en representantes de las ideas de Jorge Eliécer Gaitán. Y mucho menos, pueden presentarse como campesinos a los que solo les interesa labrar la tierra.

Sin duda, estamos ante una metamorfosis verbalmente inducida que me hace recordar el texto clásico, de Franz Kafka, La Metamorfosis. Entonces, los urabeños, el Clan Úsuga o el Clan del Golfo, una mañana cualquiera amanecieron convertidos en seguidores de las ideas de Gaitán. ¿Sabrán los líderes de esa organización, los sicarios, narcotraficantes y paramilitares que la componen, quién fue el tribuno del pueblo? No creo que entiendan las ideas que tenía Gaitán sobre el Estado, la ciudadanía y el poder político.

Insisto en que la degradación moral y misional de todos los actores armados que participaron y participan aún de las hostilidades en el marco de lo que se conoce como el conflicto armado interno los llevó y está llevando a una incontrastable confusión ideológica. Tanto tiempo metidos en actividades ilegales y en la manigua, los aleja de la comprensión de los problemas del país, pero, sobre todo, de plantear soluciones reales y factibles.

Ni los del ELN nos van a liberar del yugo del régimen, ni los del Clan del Golfo podrán ser jamás defensores de las ideas del inmolado líder liberal. Más bien, con el paso de los años, fungen más como victimarios con el agravante de que deambulan confundidos ideológicamente. 

 

Imagen tomada de testimoniodenariño. 

“VAMOS A RECUPERAR EL PAÍS”

  Por Germán Ayala Osorio   En el ejercicio de la política suelen aparecer frases que bien pueden servir como eslogan de futuras campañ...