domingo, 18 de mayo de 2025

URIBE Y VARGAS LLERAS SE UNIRÍAN PARA RECUPERAR LA CASA DE NARIÑO

Por Germán Ayala Osorio

 

La posibilidad de que Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe Vélez unan esfuerzos para que la derecha recupere la Casa de Nariño en el 2026 da cuenta de las enormes preocupaciones que ese sector social y político tiene frente a la posibilidad de que el petrismo logre mantener el control de la casa de Gobierno. Ya el líder natural había enviado un mensaje a Uribe y a otros agentes del viejo establecimiento: “debemos llegar unidos”, espetó en ese momento el poco carismático y eterno candidato presidencial. En el pasado, Uribe había despreciado al hijo de la vieja oligarquía bogotana.

La prensa hegemónica dio cuenta de ese acercamiento entre los dos políticos, enfrentados en el pasado reciente por mutuos señalamientos de tener relaciones con grupos paramilitares. “Expresidente Uribe no descarta una posible alianza con Vargas Lleras para las elecciones en 2026” es uno de los titulares con el que la prensa derechizada registró las intenciones de Uribe y Vargas Lleras de llegar juntos a las elecciones para Congreso y presidenciales.

El pragmatismo en la derecha se asume como una “virtud” pues logran de esa forma superar “diferencias”. Eso sí, no se trata de diferencias conceptuales en materia de filosofía política. No. Al interior de la derecha suelen aparecer inconformidades en las maneras en las que el poder o la “torta” burocrática se reparte entre los jefes de los partidos que triunfaron en coalición. Esas discusiones conceptuales bizantinas son comunes entre la izquierda y el progresismo.

Ese pragmatismo que nuevamente dejan ver Uribe y Vargas Lleras sirve para darle vida a una frase cotidiano dentro de la política colombiana: “la política es dinámica”. Dicha sentencia es de uso común en políticos, politicastros y periodistas con la que ocultan lo que realmente sucede cuando se apela a esta para dar cuenta de una coyuntura o “jugadas” político-electorales. La política menuda y las prácticas asociadas a hacerse con el poder mantiene constantes los “valores y principios” sobre todo cuando ya hay un ethos malicioso naturalizado.

Para el caso colombiano, el ethos mafioso ya está tan entronizado en la sociedad y por supuesto entre la clase política y empresarial, que sus “valores y principios” los extienden en el tiempo los politicastros para transar y negociar todas las formas posibles de capturar el Estado para el beneficio privado de unas cuantas familias.

Falta poco para las elecciones presidenciales y la derecha no oculta sus preocupaciones porque no tienen un candidato presidencial fuerte y carismático capaz de recoger las banderas del uribismo, sector de poder que ya sufrió derrota en el 2022; y mucho menos esconde la pretensión de volver a conquistar la Casa de Nariño (de Nari) y así “recuperar el rumbo” que no es otra cosa que poner el Estado al servicio de la clase política tradicional, o en términos petristas, de la oligarquía. Lo anterior significa echar para atrás aquellas medidas, decisiones y acciones de políticas económica y diplomáticas adelantadas por el gobierno Petro que afectaron las correlaciones de fuerza, los intereses, apuestas y los viejos compromisos burocráticos.

El manejo que el actual gobierno le viene dando a la Sociedad de Activos Especiales (SAE) afecta los intereses y el mantenimiento de lealtades al interior del uribismo, situación que difícilmente podrán remediar, lo que no impide que lo vayan a intentar si vuelven al poder en el 2026. Si al final logran hacerse con la Casa de Nari, en adelante todos los bienes incautados a las mafias se usarán como en el pasado: para pagar favores políticos a su más cercanos financiadores y amigos. El desalojo del hacker responsable de manejar las bodegas uribistas, Carlos Escobar Marín del pent-house 1002 del Edificio Praderas (El Poblado, Medellín) es un buen ejemplo para entender la frase “vamos a recuperar a Colombia”.

Y de la mano del clan Vargas Lleras y Cambio Radical, su empresa electoral, la derecha buscará echar para atrás las medidas de control financiero que el gobierno Petro aplicó sobre las EPS y los cambios que decretó en el manejo de un sistema de salud permeado por el ethos mafioso que los colombianos entronizaron. Está claro que a millones de colombianos les importa muy poco que Uribe esté acusado de graves delitos y que junto a Vargas Lleras sean los líderes de los partidos con más congresistas investigados, procesados y condenados por actos de corrupción. 


vargas lleras dice que Uribe es paramilitar - Búsqueda Imágenes

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