lunes, 3 de marzo de 2025

URIBE EN MISA Y SU SAGRADA VICTIMIZACIÓN

 

Por Germán Ayala Osorio

 A los ya tendenciosos cubrimientos periodístico-noticiosos- en el marco de una evidente autocensura- que los medios hegemónicos están haciendo del juicio contra el expresidente antioqueño Álvaro Uribe Vélez se suma la teatralización religiosa que el Señor Acusado hizo recién de la realidad judicial en la que se encuentra.

Entrar a una iglesia, en la rezandera y camandulera Medellín, y pedir silencio a los seguidores-actores prestos al interior del recinto sagrado a ovacionarlo inaugura la etapa divina del juicio a la que llamaré la “sagrada victimización”. De resultar Uribe condenado por la jueza 44, Sandra Liliana Heredia, la derecha católica, apostólica y romana tendrá la oportunidad de elevar a su “presidente eterno” al estatus de Mesías condenado, circunstancia moralizante que serviría para calificar como impíos a cientos de miles de connacionales, incluidos en ese amplio grupo de irreligiosos a la juez, la fiscal del caso y a las víctimas acreditadas. Y una sociedad que es capaz de condenar a un “hombre bueno y probo como Uribe” debe, sí o sí, recibir el máximo castigo:  la ira divina.

Con esa escena, Uribe, como buen samaritano, pretende inspirar a quienes aún creen en su cuestionada inocencia a que programen procesiones a la Basílica de Nuestro Señor de los Milagros para pedirle al Señor que salve al Señor de Colombia, acusado de manera temeraria por hombres y mujeres injustos, cegados por la ignorancia y el odio.

Como se trata de un asunto de Fe, los argumentos jurídicos y el análisis del material probatorio pasan a un segundo plano. Acá no se trata, como lo ha pedido el senador Cepeda, dar una lucha jurídica de altura, sino llevar el juicio a los fangosos terrenos de la política electoral y a la moralizante y también cenagosa instancia de la religiosidad.

Uribe Vélez es creyente como millones de colombianos que saben explotar muy bien esa condición espiritual y religiosa para engañar incautos y dejar en manos de Dios sus culpas (no delitos). Quienes así operan, suelen sentir un desprecio enorme por la justicia terrenal, en particular cuando los procesos penales en los que están envueltos no les resultan favorables o porque sienten que se puede dar una inminente condena en su contra. Sentirse perdido y buscar a Dios es una práctica común en los creyentes.

El expresidente y expresidiario antioqueño sabe que cuenta con el respaldo mediático de todos los medios y periodistas de las empresas mediáticas cuyos propietarios hacen parte del Establecimiento que está obligado moral y políticamente a mantenerlo vigente política y electoralmente bajo el engañoso apelativo de Gran Colombiano, en el que confluyen valores que la ultraderecha siempre expone como parte de sus rasgos psicoafectivos: el amor por la Patria, el respeto por la institucionalidad y la ciega admiración por los hombres en armas (legales e ilegales).

Mientras surte efecto la escena de la sagrada victimización de Uribe, en las redes sociales y en particular en X los defensores del exmandatario hacen ingentes esfuerzos por encontrar vacíos y otros problemas en los argumentos de la Fiscalía que acusó al ladino político de los delitos de fraude procesal y manipulación de testigos. 

Entre tanto, la prensa hegemónica apela a todo tipo de estrategias informativas para negar la gravedad de los delitos que finalmente llevaron a juicio a Uribe. Poner el foco en detalles irrelevantes hace parte de las maniobras periodísticas con las que a toda costa buscan la salvación social del Señor Acusado. Y por supuesto, seguir siendo la caja de resonancia de todo lo que diga y haga el cuestionado exmandatario. Viralizada la escena de la sagrada victimización, la prensa bogotana y regional queda lista para amplificar la siguiente escena programada de la teatralización religiosa a la que el uribismo está llevando a la opinión pública.




domingo, 2 de marzo de 2025

EL FUTURO DEL CAMBIO

 

Por Germán Ayala Osorio

 

El futuro social, electoral y político de la idea maximalista del Cambio propuesta por el progresismo y la izquierda sería incierto en una sociedad bien informada, civilizada, leída y formada para la discusión privada y pública de asuntos públicos. Como estamos en Colombia, esa misma idea planteada de manera pomposa y alucinante por el Pacto Histórico podrá ser usada en el 2026 bien por la Oposición o por quienes prometieron que era posible cambiar las costumbres políticas y la operación paquidérmica y mafiosa del Estado colombiano en cuatro años. ¡Vaya sueño!

De hecho, el bloque político-mediático que le viene haciendo oposición al gobierno Petro y que la mantendrá hasta el 7 de agosto de 2026 ya usa la idea del Cambio en el sentido restringido que les conviene a sus principales agentes de poder: gritan con fervor religioso “vamos a recuperar el país, a reconstruir moral e institucionalmente a Colombia”, consignas que tienen como sustento la sempiterna idea de Cambio que los inspira: cambiar para que todo siga igual.

Tanto la idea maximalista del Cambio que supo vender el progresismo en el 2022, como la minimalista que viene usando la derecha desde los orígenes de la República Oligárquica dicen mucho de lo que somos como sociedad. El sentido maximalista resulta engañoso porque nace del sueño de quienes a sabiendas de la complejidad cultural que supone cambiar a una sociedad premoderna, conservadora, con visos fascistas; además de clasista, racista y violenta, decidieron usarla como estrategia electoral y política sin avizorar los efectos negativos en el electorado que creyó que era posible cambiar en cuatro años lo que ha funcionado eficientemente mal por más de doscientos.

Recordemos el eslogan de campaña del inefable Andrés Pastrana Arango (1998-2002): “El Cambio ¡Es Ahora!”. Para esa época quizás muy pocos ciudadanos asumieron esa idea desde un sentido maximalista, pero al estar anclada a los intereses de uno de los hijos del pérfido establecimiento colombiano de inmediato afloró su carácter minimalista. Al final, el país conoce lo que pasó: nada cambió en términos de las correlaciones de fuerza. Algunos dirán que trajo el Plan Colombia, esto es, una política estatal de guerra contra las narcoguerrillas con graves efectos socioambientales que terminó legitimando a los grupos paramilitares.

El futuro es de todos” fue el eslogan de la campaña Duque presidente. La noción de Cambio aparece implícitamente si se aceptan las penosas realidades sociales en las que vivían millones de colombianos como resultado de la privatización y captura mafiosa del Estado y la aplicación a rajatabla de la receta neoliberal. El fatal desempeño económico del títere de Uribe terminó aumentando la pobreza y la desigualdad en el país. Ya la campaña de Juan Manuel Santos había apelado años atrás a la misma engañosa idea de un cambio para todos. Tan universal como “El futuro es de todos”, vino la frase “Prosperidad para todos” con un Santos neoliberal y clasista que usó la apuesta por la paz con las Farc-Ep para ocultar sus reales intenciones. Para reelegirse, apeló a una frase “sincera y engañosa”: “Hemos hecho mucho, falta mucho por hacer”.

Antes de ser puesto Duque en la Casa de Nari como marioneta del Establecimiento, una parte importante de los colombianos soñaron y disfrutaron con todo lo que les decía la frase “Mano firme, corazón grande”, acompañada de la imagen de Álvaro Uribe mirando hacia el horizonte, vestido con una camisa roja que representaba ideas liberales, pero también la sangre que se derramaría entre 2002 y 2010. En la icónica, fantasiosa y temida frase aparece también una noción de Cambio que fue tan bien aceptada que permitió su inmediata reelección y con la posibilidad de un tercer mandato. Terminado el gobierno de la Mano Dura y el Corazón Indolente, el país cambió solo para aquellos que tenían finca y negocios mafiosos con el Estado; del resto se encargaron los medios masivos que hicieron de Uribe un Mesías o en boca de Jaime Garzón, “el dictador que este país necesita”.

En el 2026 volverá la noción del Cambio a aparecer implícita o explícitamente en frases que cautivan a un electorado que cada cuatro años asiste a las urnas con la esperanza de que el país pueda cambiar lo que ha estado mal desde los inicios de la República. Los expertos en marketing político harán lo que les corresponde, mientras que millones de colombianos irán a las urnas, unos engañados por la prensa afecta al Establecimiento, otros confundidos; otros volverán para mantener sus puestos, revalidar contratos u obtener nuevos de acuerdo con lo aportado a cualquiera de las campañas. No hay manera de cambiar nada en una sociedad a la que medios y políticos asustaron con el “coco” del “Castrochavismo”. Esa misma sociedad que cree que Uribe fue el mejor presidente de Colombia no ha entendido su propia historia. Una sociedad clasista, racista, misógina, homofóbica, violenta, incivilizada y poco leída no se cambia ni en cuatro ni en ocho años.



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sábado, 1 de marzo de 2025

LA GALLARDÍA DE LA JUEZA SANDRA HEREDIA

 

Por Germán Ayala Osorio

 

La juez Sandra Liliana Heredia Aranda, que lleva el juicio al que comparece Álvaro Uribe Vélez en calidad de acusado por graves delitos, es un símbolo de dignidad, aplomo, seriedad, legitimidad y firmeza por el carácter con el que viene enfrentando las dilaciones de la defensa del expresidente antioqueño y el tono altanero y desafiante del abogado Jaime Granados, defensor y admirador número uno del exmandatario al que llama “presidente” a pesar de no ostentar esa dignidad.

Las objeciones elevadas por la defensa de Uribe, rechazadas recientemente por la jueza Heredia, han provocado toda suerte de comentarios favorables hacia la operadora judicial en una sociedad machista y misógina como la colombiana, en la que los hombres, poderosos o no, están acostumbrados a subir la voz en especial cuando quien los controvierte es una mujer. Heredia no se ha amilanado ante el poderoso y temido expresidente y el desafiante abogado Jaime Granados.

Las decisiones tomadas en derecho y la actitud profesional de Heredia dejan muy mal parados a los otros operadores judiciales, en particular a fiscales que bajo la fiscalía de Barbosa optaron por ponerse del lado de Uribe, afectando en materia grave la dignidad de la justicia, la misma que la jueza Heredia está defendiendo al evitar que la defensa del procesado continúe presentando excusas o mociones de orden con evidentes intenciones dilatorias.

Heredia Aranda viene actuando “confirmesa” frente a dos hombres hijos de esta sociedad machista que aún ven con extrañeza y molestia que hoy haya jueces, médicas, ingenieras y abogadas capaces de tomar decisiones profesionales y legítimas en medio de presiones de toda índole y en la insistencia de desconocer sus capacidades, inteligencia y rigor.

La gallardía de Sandra Liliana Heredia debería de servir de ejemplo para todas aquellas mujeres que a diario deben enfrentarse a hombres que siguen atados a las viejas creencias que les instaló el machismo en relación con las mujeres.

En el portal Kienyke se lee que “Sandra Liliana Heredia Aranda es una figura que ha consolidado su carrera en el ámbito judicial. Según registros de la Rama Judicial, su trayectoria comenzó en el Tolima, donde, en 2006, fue admitida como aspirante al Concurso de Méritos para conformar el Registro Seccional de elegibles para los cargos de empleados de Carrera de Tribunales, Juzgados y Centros de Servicios del Distrito Judicial de Ibagué y el Tolima Administrativo. Este primer paso en su carrera marca el inicio de una ascendente trayectoria dentro del sistema judicial colombiano. A lo largo de los años, Heredia ha mostrado un compromiso con la justicia, destacándose por su rigor profesional y su dedicación al cumplimiento de la ley. Su nombre también ha sido reconocido en informes de gestión como parte del Comité Seccional de Género Bogotá y Cundinamarca, donde se destacó por su aporte en el ámbito de la perspectiva de género en el manejo de casos judiciales. En un informe de gestión, se mencionó su participación en sentencias que evidencian un importante aumento en la postulación de causas con enfoque de género, lo que subraya su compromiso con la equidad y la justicia social”.


JUEZA 44 SANDRA LILIANA HEREDIA - Búsqueda Imágenes

URIBE EN MISA Y SU SAGRADA VICTIMIZACIÓN

  Por Germán Ayala Osorio   A los ya tendenciosos cubrimientos periodístico-noticiosos- en el marco de una evidente autocensura- que los m...