viernes, 9 de agosto de 2024

ASESINAR A PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

Sin mayor aspaviento mediático, social y político se conoció de un plan para asesinar al presidente Gustavo Petro. Según el propio mandatario, detrás estaría el criminal alias Iván Mordisco, aliado con una red internacional de narcotraficantes. Más allá de la certeza o no del plan sicarial, lo cierto es que narcos, señores de la guerra, ex militares y "guerrillas" habría suficientes "razones" para "bajarse" al jefe del Estado.  De hecho, trascendió que habría un ex general detrás del macabro plan criminal. 

El gobierno actual enfiló baterías contra los más poderosos narcotraficantes, incluidos los dueños de las redes de contrabando. A lo que hay que sumar una purga nunca antes vista al interior de las fuerzas armadas permeadas de tiempo atrás por el narcotráfico, el negocio de las armas y municiones. 

En lo que deben ahondar la Embajada Americana y los organismos de inteligencia y contrainteligencia de Colombia y USA es en el develamiento de las posibles conexiones entre los líderes de la narcoguerrilla de Iván Mordisco, la red de traquetos y mafiosos, los señorones de la guerra y agentes políticos que se verían beneficiados con la salida de "circulación" del presidente Petro. 

En el portal la Silla Vacía se lee que "el presidente Petro fue informado sobre el plan del atentado por el cuerpo diplomático de Estados Unidos en Colombia. Iván Velásquez, ministro de Defensa, confirmó el pasado 8 de agosto que sí recibieron información sobre el posible atentado. Agregó que no es el único caso, pues en distintas ocasiones el equipo de inteligencia del Estado se ha enterado de planes para atentar contra el presidente y han actuado de manera oportuna". 

No tengo dudas de que hay sectores sociales, mediáticos y políticos que aplaudirían a rabiar la muerte de Gustavo Petro. De hecho, la poca visibilidad del plan hace pensar en que ese desenlace beneficiaría a más de un poderoso, así no estén conectados de manera directa con quienes están detrás de la planeación del atentado que iba a producirse el 20 de julio. Se habrían contratado francotiradores para asesinar al presidente de la República. 

La poca trascendencia del develado plan sicarial hace pensar en que el odio hacia Petro es de tal magnitud, que su crimen no sería asumido por la gran prensa y los círculos de poder político atados al establecimiento colombiano  como una tragedia nacional, sino como una simple consecuencia de una política anti drogas que por primera vez le apostó a sacar de la ecuación al campesinado y a romper las conexiones entre actores políticos, militares y económicos, con narcotraficantes, contrabandistas y "guerrillas". 

 Los anteriores gobiernos se limitaron a cumplir con las órdenes emanadas por el departamento de Estado de los Estados Unidos, consistentes en criminalizar campesinos, asperjar glifosato sobre el monocultivo de coca y por esa vía envenenar cultivos de pan coger y las aguas superficiales, incautar alijos de droga y pare de contar. Petro se la jugó por romper conexiones entre la institucionalidad oficial y los grupos de mafiosos, incluidos en estos a contrabandistas, de ahí la enorme molestia de sectores con poder económico para financiar el crimen del presidente. 

Esperemos que la Embajada Americana valore la nueva política anti drogas de Petro y ayude a los organismos de inteligencia no solo a evitar que otro plan sicarial se diseñe y ejecute, sino a entregar la información que poseen de las históricas  y naturalizadas relaciones entre ilegales y agentes legales afines al establecimiento colombiano.  


 


 Imagen tomada de Cuestión Pública


HOSPITAL MILITAR, FIRMANTES DE PAZ Y EL SARGENTO LENIS

 

Por Germán Ayala Osorio

El sargento (r) Luis Lenis, en nombre de los veteranos que son atendidos en el Hospital Militar, rechaza que en dicho centro asistencial se atiendan a excombatientes de las Farc-Ep, o firmantes de paz, hoy en proceso de reintegración social, económica y política, gracias al proceso de paz de La Habana. El sub oficial se opone con vehemencia e incluso amenaza con bloquear la entrada al centro asistencial. Argumenta el sargento que atender a quienes atentaron contra la vida de los soldados y los dejaron mutilados, constituye un daño moral que asegura un tratamiento indigno a la tropa. Asegura también que la directriz presidencial termina por revictimizar a los uniformados heridos en combate.

Ante varios medios, el combativo sargento señaló que "estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. Si tenemos que bloquear la entrada y salida del Hospital Militar para que estas personas no ingresen, lo haremos. No se puede negociar con la dignidad y seguridad de los usuarios".

Lo dicho por el exmilitar y su oposición a la medida merecen ser miradas con detenimiento. Vamos por partes, como diría Jack el destripador. Luis Lenis estaría dispuesto a violar la ley, con tal de hacer "respetar la dignidad" de los militares activos. El sargento parece sentirse aún parte de la fuerza, lo que le impide ponerse en el modo en el que está una parte del país y los comparecientes: de la transición de la guerra a la paz.

El exmilitar sigue atado a la doctrina del enemigo interno lo que no le permite ponerse en "modo reconciliación". El sargento Lenis se aferra ideológica y militarmente a un pasado en el que curiosamente lo que menos le importó a sucesivos gobiernos fue la dignidad, la seguridad y los derechos de los uniformados que combatieron a las Farc-Ep y a otras guerrillas.

No hay escenario más indigno que el de la propia guerra. Bajo esas circunstancias, los políticos y en particular los presidentes Uribe, Santos y Duque siempre miraron a los militares como meros instrumentos militares, usados para vender la mentirosa idea de que el Estado estaba ganando la guerra contra la subversión. Durante la aplicación de la Seguridad Democrática, si algo se mancilló fue el honor militar y la dignidad de los soldados. Los falsos positivos confirman que la cúpula de la época, esto es, oficiales de alta graduación convirtieron a soldados, suboficiales y oficiales subalternos en sicarios que, a cambio de cajas de arroz chino, bacanales, permisos, medallas y ascensos, asesinaron por lo menos a 6402 civiles. Y tenga en cuenta, mi estimado Sargento, que sus compañeros de armas que torturaron y asesinaron civiles también los atienden en el Hospital Militar Central que usted quiere bloquear para evitar que ingresen los firmantes de paz.

No, señor sargento Lenis, usted no está defendiendo la dignidad, la moral y el honor de los soldados heridos en combate. Lo que realmente está haciendo con su actitud y amenazas es oponerse a que por fin haya una reconciliación entre combatientes legales e ilegales. Soldados y guerrilleros son víctimas de un modelo económico, social y político y un sistema cultural que los obligó a matarse entre hermanos, justamente, por no haber sabido tramitar las diferencias.

Estimado Sargento, haga un verdadero uso de su retiro. Vaya depure su conciencia y olvídese de la doctrina del enemigo interno. Usted, como todos los reservistas, también son víctimas. Usted defendió a una Patria manejada por una élite que toda la vida subvaloró su existencia. No sea necio y atienda el sentido de la respuesta que le dio el presidente Petro: "todo hospital público está al servicio de su ciudadanía. Todo el oficio médico está al servicio de la vida. Lo público no puede ser instrumento del egoísmo social".




Imagen tomada de Hospital Militar.


jueves, 8 de agosto de 2024

PETRO, ESPEJO RETROVISOR Y LA RESPUESTA DE DUQUE

 

Por Germán Ayala Osorio

En su más reciente alocución, el presidente Petro dispuso del espejo retrovisor para señalar responsabilidades económicas y políticas que debería de asumir el expresidente Iván Duque Márquez. Petro criticó y calificó como "tonta" la decisión de Duque de endeudar al país con el FMI por 5.600 millones de dólares usados para subsidiar las nóminas de los empleados de empresas poderosas. Un costoso empréstito para pagar en dos años, deuda que por supuesto ya asumió el actual gobierno. 

El espejo retrovisor constituye una estrategia legítima siempre y cuando esta sirva para exponer públicamente los desaciertos cometidos por la administración anterior e incluso, para señalar políticas de Estado que hayan afectado negativamente la dinámica macroeconómica y la real capacidad de la administración que "denuncia", de manejar las variables económicas para el logro del equilibrio fiscal y el crecimiento económico.

La molestia de varios periodistas afectos al régimen uribista por el uso del espejo retrovisor por parte de Petro se explica porque se hizo costumbre que los presidentes de la derecha siempre les cuidaban la espalda a los salientes mandatarios para conservar las buenas relaciones, mantener los niveles de legitimidad y evitar que las decisiones económicas quedaran al desnudo. Los centros o tanques de pensamiento económico, como Fedesarrollo, jugaron siempre a taparles las maniobras financieras y económicas de sucesivos gobiernos y todo porque había que mantener las buenas relaciones con los poderosos agentes que hacen parte del régimen de poder o el establecimiento colombiano y un buen ambiente político al interior del país para no asustar a las calificadoras de riesgo y a los inversionistas.

Horas después de que el presidente Petro usara el cristal para señalar los desaciertos  o las "tontadas" en las que incurrió el fatuo, obsecuente e infantil del Iván Duque, el expresidente uribista le salió al paso con un discurso en el que prefirió no dar las razones por las que optó por un préstamo de 5,600 millones de dólares pagadero tan solo a dos años. Por el contrario, Duque se fue lanza a ristre  contra el actual gobierno. 

Duque descalificó por ejemplo la reforma pensional. Considera el expresidente y ex títere de Uribe Vélez que con esa reforma pensional lo que logró Petro es edificar un "corralito o en la caja menor o el cajero automático del gobierno para financiar muchas locuras como el tal puente elevado entre Barranquilla y Buenaventura". Duque olvida que lo ahorrado por millones de colombianos en los fondos privados durante las dos administraciones de su tutor y titiritero, se destinaron para financiar vías 4G y puentes que luego se cayeron. Y también para apalancar negocios privados como por ejemplo los centros comerciales que construyeron los hijos del expresidente y expresidiario, Álvaro Uribe Vélez. "Esta es una inversión que se apalanca con fondos de pensiones”, señaló Tomás Uribe en la inauguración del Centro Comercial Nuestro Cartago.

Y sobre el sistema de salud, espetó el lugar común que posicionaron los medios masivos: Petro nos regresaría al modelo del Seguro Social. Iván Duque calla y evita hacer referencia al robo continuado de los recursos de la salud de varias EPS, que terminaron por afectar la viabilidad del propio sistema de aseguramiento en salud y la atención oportuna y de calidad de los usuarios. 

Insisto en que el uso del espejo retrovisor siempre será una estrategia legítima, siempre y cuando no se pretenda ocultar la falta de ejecución e incluso la incapacidad de un presidente y de su administración para solucionar problemas que no necesariamente dependen o están atados a decisiones de política económica de gobiernos anteriores. 

Eso sí, Petro contribuye de manera directa a la consolidación de la narrativa que indica que Iván Duque Márquez cometió errores graves como el querer gravar artículos de la canasta familiar con la mal recordada reforma tributaria de su ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, responsable del estallido social y de los  problemas de cientos de acueductos y municipios por culpa de sus famosos "bonos de agua". 

Ya quedó grabado en la conciencia colectiva la idea de que el gobierno de Duque fue nefasto, violento y entregado a satisfacer la avaricia de los más ricos. Lo único que hizo Petro en su alocución fue asegurarle la legitimidad social y política suficiente por asumirse lo dicho por el presidente de la República como un "argumento de autoridad".  


Imagen tomada de EL ESPECTADOR.COM 



miércoles, 7 de agosto de 2024

ALOCUCIÓN PRESIDENCIAL CON SABOR A AREPA Y ESPEJO RETROVISOR

 

Por Germán Ayala Osorio

La alocución presidencial del 7 del agosto no solo sirvió para que Gustavo Petro hiciera un balance de sus dos años de mandato, sino para consolidar la narrativa que indica que el gobierno del uribista Iván Duque Márquez fue nefasto económica, política, ambiental y socialmente. 

En un lenguaje sencillo y desde una tienda de Ventaquemada, el presidente Petro volvió a usar el espejo retrovisor para señalar que la administración de Duque es responsable en gran medida del crecimiento de la pobreza en el país, durante el tiempo de la pandemia del covid19. Así mismo, Petro calificó de "tonta" la decisión tomada por Iván Duque de endeudarse con el FMI, para que fuese el siguiente gobierno el que asumiera el pago tan solo en dos años. Así se expresó el jefe del Estado: 

"No hemos logrado todo, pero sí hemos más, pero la situación fiscal que encontramos no fue la más favorable. Al país lo sobre endeudaron, al país lo esquilmaron innecesariamente. Los dineros recaudados con la reforma tributaria que se aprobó en mi primer año de gobierno y que no grabó a las personas naturales de escasos recursos, no le puso el impuesto a los pobres, no le puso impuesto a la sopa, se destinaron esos recursos para el pago de una deuda pública que adquirió el  expresidente Iván Duque de una manera que me pareció, en realidad, tonta. Un crédito por 5.600 millones de dólares al FMI pagadero en dos años, que estoy comenzando a pagar  y que se dedicó a subsidiar las nóminas de los empleados de las empresas más poderosas de Colombia". 

Más allá de los 15 logros que el presidente expuso en su alocución, hacer referencia a la nefasta administración de Duque y calificarlo de "tonto", constituye un hecho político con el que Petro, usando la imagen del fatuo e infantil de Iván Duque, le endilga a la derecha toda la responsabilidad de los graves problemas que su gobierno está intentando solucionar o por lo menos paliar sus efectos en particular sobre los colombianos más vulnerables. De cara a las elecciones de 2026, los candidatos progresistas podrían usar las palabras de Petro para erosionar la idea naturalizada y legitimada por los medios masivos de que la derecha sí sabe administrar el Estado. 

Ojalá los asesores políticos de los candidatos progresistas recojan lo dicho por Petro en esta alocución del 7 de agosto para acabar de consolidar la narrativa que hizo posible darle a Iván Duque el deshonroso lugar del "peor presidente de Colombia", en la historia reciente, superando con creces al también infantil y nefasto de Andrés Pastrana Arango. 

Ya sabemos que dentro del mismo uribismo se critican las acciones y las maneras como gobernó Duque. Baste con recordar lo expresado por María Fernanda Cabal cuando dijo que "Duque fue puesto- en el partido CD- por Fabio Correa porque Duque fue el muchacho inteligente y aplicado mandó para acompañar al vago de su hijo, que no sirve para un culo, que es Luigi Echeverry".

En un audio revelado por Cuestión Pública, Cabal termina descalificando a Duque, de esta manera: "Zapateiro es un desastre, todo el mundo lo sabe menos este gobierno, que usted sabe que este gobierno nos tiene ad portas de una catástrofe, con ese gordo marica viajando por el mundo con 150 personas de comitiva (…) todo vuelto mierda"

Es claro que el país, económicamente, va bien y que podría ir mejor si el gobierno de Duque no le hubiese entregado un país sobre endeudado y con niveles superlativos de pobreza y miseria. Y si la Junta del Banco de la República  no hubiese dilatado la baja de la tasa de interés, en un proceso a cuenta gotas que ha frenado la reactivación de la economía.  

Al actual gobierno le tocó "darse la pela" de acabar con el subsidio a la gasolina y pagar una billonaria cifra por cuenta de que el gobierno de Iván Duque no subió el precio, aunque era consciente del crecimiento del déficit del fondo de estabilización de los precios de los combustibles.



Imagen tomada de EL TIEMPO.COM




Vea la alocución en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=JeLTfSeZDF0




ELN: DE GRUPO SUBVERSIVO, A GRUPO ARMADO ORGANIZADO

 

Por Germán Ayala Osorio


La historia política dice y dirá en lo consecutivo, que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) es un grupo complejo en su estructura operativa y complicado a la hora de conversar de paz. Sus máximos voceros siempre se mostraron ante el país y la prensa arrogantes, caprichosos, sagaces, tercos y con una férrea convicción ideológica y política que hace posible pensar en que realmente, como organización, jamás les interesó dejar las armas. 

La metodología planteada para llevar a cabo las conversaciones de paz constituye un claro obstáculo si se piensa en la obligada transición hacia un partido político.  A no ser que estén pensando en que el Estado los reconozca como parte de las estructuras armadas legales, con presencia en los territorios en los que siempre han hecho operado y ganado algo de legitimidad social, sobre la base de la intimidación y el miedo. 

Eso de querer jugar como mediadores entre el Estado y las organizaciones de la sociedad civil para resolver problemas estructurales que están inexorablemente conectados con el vigente modelo económico y político, suena más a una estrategia dilatoria, que a una seria y viable para superar la pobreza y los problemas de infraestructura social y física en extensos territorios. Así las cosas, jugar a ser mediadores terminará por mostrar que no tienen una real voluntad de firmar un armisticio. De hecho, han dicho que no les interesan las curules  y mucho menos dedicarse a sembrar comida, como lo aceptaron los firmantes de las entonces Farc-Ep. ¿Entonces, qué será lo que quieren los señores del ELN?

Ahora están pegados del remoquete con el que la doctrina castrense los reconoce, a pesar de estar sentados en la mesa de diálogo con el gobierno: los GAO, Grupos Armados Organizados. Los voceros del ELN exigen que el gobierno expida un decreto en el que no solo se deje de llamar así al grupo al margen de la ley, sino que les den el estatus político que su historia político-militar les entrega de forma "natural". 

Que las FFMM, el enemigo natural del ELN los llame GAO, tiene la clara pretensión de eliminarles cualquier espíritu revolucionario y político que ponga en crisis la neutra identidad política del Ejército y el resto de las fuerzas. Y eso está dentro de la lógica militar del conflicto armado interno. ¿Por qué justamente ahora que el régimen venezolano afronta graves problemas de legitimidad social y electoral les indigna el uso de esa nomenclatura?

Realmente los voceros del ELN no están interesados en firmar ningún acuerdo de paz con el primer gobierno de izquierda que ha tenido Colombia. En la lectura maliciosa que hacen del mote con el que los militares los reconocen emerge un espíritu revolucionario que hace rato perdieron. Sesenta años levantados en armas borra de un plumazo cualquier lucha social, política y económica. Deberían más bien sentarse a pensar en que el uso del vocablo GAO realmente constituye una crítica no expresada por agentes políticos y una parte importante de la sociedad que hace rato los dejaron de ver como una guerrilla o un grupo subversivo, para verlos en su santa dimensión: como un Grupo Armado Organizado (GAO) como el Clan del Golfo y las disidencias de Iván Mordisco y la Segunda Marquetalia. Al final, y en la práctica, en eso se convirtió el ELN. Todos secuestran civiles, trafican con drogas, atacan objetivos civiles y violan los derechos humanos. 

La fractura interna que se expuso con la facción Comuneros del Sur confirma lo que hace rato se venía ventilando: el carácter federal de su operación terminaría en una disidencia. A lo mejor los comandantes del frente que hoy dialoga con el Gobierno entendieron que una lucha armada de 60 años poco o nada tiene de revolucionaria, pero si mucho de anacrónica. 

Imagino que los sempiternos voceros del ELN ya aceptaron que van a morir de viejos haciendo la guerra y hablando de paz, pues saben que allí siempre estarán los gobiernos y los medios para dar cuenta de los hechos bélicos y los que hacen posible pensar en pacificar el país a través del diálogo y la desmovilización de los grupos al margen de la ley. Señores García y Gabino, entre otros, tienen la oportunidad de pasar a la historia como unos verdaderos revolucionarios que entendieron que jamás pudieron tomarse el poder a tiros, si hacen dejación de las armas y se reincorporan a la sociedad. La sociedad colombiana les reconocerá siempre la dejación de las armas como un gesto gallardo, valiente y consecuente. Hacer lo contrario, hará que esa misma sociedad los mire como simples Grupos Armados Organizados, destinados a joderle la vida a los colombianos y colombianas, porque, simplemente, les dio la gana hacerlo. 



Imagen tomada de EL TIEMPO.COM


EL RÉGIMEN DE MADURO Y EL RÉGIMEN DE COLOMBIA

 

Por Germán Ayala Osorio


Llevan los medios masivos tradicionales de Colombia más de 10 días dedicados a hablar del "régimen de Nicolás Maduro". No niego la existencia de ese régimen oprobioso que consolidaron civiles y militares con el firme propósito de restringir libertades y derechos. Esta columna apunta a señalar el silencio que guardaron en el pasado esas mismas empresas mediáticas y sus periodistas-estafetas y por esa vía, no referirse a la existencia de un régimen en Colombia. 

Durante los gobiernos de Turbay Ayala, Álvaro Uribe Vélez y el de Iván Duque operó en el país un régimen tan criminal y oprobioso como el venezolano. Comparten los tres gobiernos acciones como la violación de los derechos humanos, la estigmatización y persecución  de los defensores de los derechos humanos y del ambiente y en general, toda suerte de restricciones de libertades y derechos. Al tratarse de gobiernos de derecha, la prensa afecta evitó a toda costa hablar del régimen de Turbay, el de Uribe y el del títere de este último, Iván Duque Márquez. Esos señalamientos los hacía la izquierda.

Con la llegada de Petro a la Casa de Nariño los agentes económicos, sociales y políticos que llevan años permitiendo la operación en esos tres gobiernos de un régimen neoliberal, violento y criminal, varios se replegaron y casi que se fueron a la "clandestinidad" para desde allí incomodar y evitar que el primer gobierno de izquierda lograra cumplir sus objetivos y metas de campaña. Claro, mediada esa toma de distancia de Petro por una lucha de clases alimentada tanto por Petro, como por esos poderosos agentes acostumbrados a poner en el solio de Bolívar a mandatarios obsecuentes y genuflexos con la pobre visión de país y los mezquinos intereses de unas cuantas familias que insisten en manejar a Colombia como una finca.   

Desde el 7 de agosto de 2022 hay una disputa política entre esos agentes económicos, políticos y sociales que hacen parte del "régimen colombiano" y el gobierno de Gustavo Petro. Razón tiene Petro cuando dijo que "había ganado la presidencia, pero no tenía el poder". Esa conclusión, por demás lapidaria, permite concluir que efectivamente en Colombia hay un régimen de poder que en la sombra, le viene haciendo contrapeso al actual gobierno progresista. 

Las diferencias entre los regímenes de Colombia y Venezuela radican en que para el caso nuestro, ese régimen de poder lograba matizar su imagen y su operación con los gobiernos que sus más poderosos agentes económicos lograban poner en la Casa de Nariño. Y claro, al ser dueños de las gran prensa, los colombianos en general no logran identificar la existencia de un "régimen".  No. Solo les alcanza para reconocer que hay un gobierno. Y la más evidente de esas diferencias está en que el régimen colombiano está atado a los intereses de los Estados Unidos y de la derecha internacional. Por el contrario, el régimen venezolano está ancorado a los que tienen Rusia y China en esta parte del hemisferio. En particular los intereses chinos asociados a las "nuevas rutas de la seda". 

Ese régimen oprobioso, calificado así por la prensa colombiana, le apostó a mantenerse en el poder reeligiendo primero a Chávez y luego a Maduro, a través de procesos electorales sobre los que recaen serios señalamientos de fraude. Llevan 30 jornadas electorales (a la Asamblea y presidenciales, entre otras), lo que hace pensar que se trata de una democracia que funciona a la perfección. Una democracia electoral y popular, muy propia de las apuestas socialistas. 

Para nuestro caso, el régimen colombiano, hasta el 7 de agosto de 2022, siempre puso en la Casa de Nariño a los genuflexos presidentes de la República que simplemente ejecutaron los proyectos de ley y las consignas económicas que favorecieran a la élite que los sostuvo en el poder. Hay que reconocer que algunos agentes económicos que hacen parte de ese régimen vienen trabajando de la mano del actual gobierno, pero hay otros que no ven la hora de volver a poner en el Palacio Presidencial a quien obedezca sin chistar sus deseos, propuestas y caprichos. 

Las elecciones de 2026 serán definitivas para aquellos agentes de poder económico, social y político que hacen posible identificar la operación ignominiosa de un régimen de poder en Colombia que logró hacer invisibles los hilos con los que hacen mover a sus financiadas y costosas marionetas llamadas presidentes de la República. 

Lo cierto es que los  regímenes de Colombia y Venezuela operan bajo un inocultable ethos mafioso, responsable en buena medida de la pobreza estructural y la concentración de la riqueza que comparten las dos naciones. 



 

Imagen tomada de El Cronista. 


lunes, 5 de agosto de 2024

FRANCISCO BARBOSA: ¿PRESIDENCIABLE?


Por Germán Ayala Osorio


Volvió a la palestra pública el nefasto exfiscal general de la Nación, Francisco Barbosa para anunciar que será candidato presidencial. Aunque lo negó al diario conservador El Heraldo, en reciente entrevista, todos sabemos que Barbosa tiene afán y ganas de dirigir al país. Como buen ególatra, dirá que solo le falta gobernar a Colombia para reiterar "que es el hombre más preparado del país". Y estoy seguro que hará lo que sea para intentar llegar a la Casa de Nariño. Lo que sea.

La verdad es que después de Iván Duque cualquier pelafustán se siente con el derecho a aspirar convertirse en jefe del Estado. Recordemos siendo aún fiscal general, en un evento organizado por Fenalco, fue aplaudido por empresarios que muy seguramente lo patrocinarán para que cumpla su sueño.  

En su reaparición, el narciso exfuncionario se fue lanza en ristre contra el gobierno de Gustavo Petro. Ese será, sin duda, su caballito de batalla electoral. La narrativa que intentará posicionar con el apoyo de Semana, RCN y Caracol y las revistas radiales de las dos últimas cadenas, señalará que "van a recuperar al país del desastre de la izquierda". Es más, lo dijo en la señalada entrevista. Barbosa sigue el guión que le entregaron en El Ubérrimo. 

De esa manera, Barbosa buscará conquistar las simpatías del viejo establecimiento colombiano, interesado en recuperar la Casa de Nari, único bastión que perdieron con la izquierda en las pasadas elecciones. Eso sí, mantuvieron el control de altas cortes como el Consejo de Estado y la Corte Constitucional, instancias de control que afectaron varias decisiones institucionales tomadas por el gobierno de Petro. Nombro solo dos: los contratos de asociación con las JAC para construir las placas huellas en las vías secundarias y terciarias y la declaración de inexequibilidad del decreto de emergencia para La Guajira.  

Dos objetivos comparten los agentes del vetusto régimen y Barbosa: el primero, echar para atrás los avances que en materia de reforma agraria logre consolidar el actual gobierno, bien a través de acciones institucionales, incluidas las judiciales, o por medio del terror que puedan infundir estructuras paramilitares que muy seguramente estarán dispuestas a torpedear los procesos comunitarios que Petro alentó y que dejará en un claro fortalecimiento. Y el segundo, volver a las prácticas clientelistas y al manejo discrecional de entidades como la UNGRD para aceitar las maquinarias en el Congreso. El sistema político colombiano está podrido, pero les funciona a los agentes del establecimiento colombiano, y eso es lo que cuenta. 

Barbosa como los demás candidatos que lo acompañarán en la nueva aventura electoral repetirán las mismas propuestas de soluciones presentadas por otros en el pasado inmediato, incluida la campaña Petro presidente. Al diario El Heraldo, periódico de derecha, dijo lo siguiente:  "Buscar acuerdos entre todos los sectores para recuperar el estado de Derecho, para lograr el equilibrio social que saque a la gente de la pobreza, de la informalidad que está por encima del 60 % y sin solución. El índice Gini demuestra una desigualdad real, pese a que tengamos algunos avances, producto de los recursos que llegan de fuera. En eso sí que nos empezamos a parecer a El Salvador o a Honduras. El año preelectoral que se avecina será muy particular porque se llegará a las urnas con temor, miedo, dolor y tristeza. Tenemos que votar por un proyecto que trate de unir a Colombia, en vez de fracturarla porque, insisto, no debemos elegir vengadores". 

"Unir al país y buscar consensos" son consignas vacías que solo sirven para engañar al electorado. Ni Barbosa tiene la capacidad y mucho menos el interés de cambiar nada en Colombia. Lo curioso es que en la entrevista dada a El Heraldo dijo que no tendría en cuenta a los petristas en un eventual acuerdo político. Barbosa sería el nuevo candidato presidencial que de llegar a la Casa de Nariño, liderará un nuevo cerramiento democrático contra la izquierda. En la nota periodística se lee lo siguiente: "asegura que las regiones serán definitivas para encauzar el rumbo del país de cara a las elecciones de 2026, pero reconoce que se hace imprescindible un acuerdo entre partidos con flexibilidad política, pero sin tener en cuenta a los sectores petristas". 

Barbosa, el "salvador", ya debe tener lista las soluciones para sacar adelante a Colombia. En la misma entrevista, este homúnculo con ínfulas de intelectual señaló que "El proyecto político que gobierna no puede volver a ser elegido ni siquiera mirado con simpatía por los colombianos. Tenemos que sacar al país adelante entre todos para que vuelva a crecer, a tener certidumbre, seguridad, y para que entienda que no se pueden repetir los errores del pasado. No solo los de este gobierno, sino los de todos los presidentes, no podemos volver a los gobiernos de Duque, Santos, Uribe, ni de ningún otro. Ni traer modelos ‘Bukeles’ ni ‘Mileis’, tampoco caer en la extrema derecha o extrema izquierda". 

Francisco Barbosa le apuesta a una "tercera vía" en un país en el que el centro político es medroso y espectral. Sin proclamarse aún como precandidato o candidato presidencial, Barbosa se adelanta para agitar la invisible bandera del centro. Usted es de derecha, señor Barbosa. No intente engañar al electorado. Usted es el candidato de Uribe. 



Imagen tomada de Semana.com





domingo, 4 de agosto de 2024

DOS AÑOS DE PETRO

 

Por Germán Ayala Osorio

Gobernar a Colombia es quizás una de las tareas más difíciles para aquellos que sueñan con ser presidentes de la República. Diría que este país es ingobernable, por varias razones: la pobreza estructural en la que sobreviven millones de compatriotas y los truncos procesos civilizatorios derivados de esa condición; la incapacidad de sus élites de consolidar un proyecto de Nación en el que quepamos todos, su insaciable avaricia, que terminó por impedir que el país alcanzara condiciones modernas en su desarrollo; el naturalizado ethos mafioso, practicado y aceptado por el grueso de la sociedad; y finalmente, el no tener idea alguna de qué hacer con una prodigiosa biodiversidad  y una diversidad cultural que en lugar de asumirla como algo positivo, se entendió siempre como un problema y como una vergüenza, fruto  del clasismo y el racismo de la élite "blanca".

Édgar Revéiz lo puso en estos términos: "Mediante ensayos de prueba y error, el Estado se connvirtió en el asegurador de amplios sectores que lograron la institucionalización de los riesgos, la socialización de las pérdidas y la privatización de las ganancias...la vieja tradición de concesiones y privilegios, rezago de la colonia, que en Colombia ha imperado hasta hoy, la ambigüedad entre el interés público y el privado, llevó a largo conflicto en la construcción del Estado: la democracia política y económica son formales, no hay reglas para la organización de la competencia política y económica. Se consolidó la ética de la cooptación y de la transacción, que se trasladó a la economía en forma milimétrica como modelo de competencia no económica". 

Bajo esas circunstancias, tardíamente llegó a la Casa de Nariño el primer presidente de izquierda a tratar de cambiar circunstancias y costumbres, lo que supuso, por supuesto, meterse con los intereses de unos cuantos "intocables" que se acostumbraron a poner presidentes para imponerles su racionalidad económica, fincada en el perverso espíritu del neoliberalismo. 

Inicio con los logros, esto es, con las acciones positivas del gobierno de Petro. Y luego expondré los desaciertos, muchos de estos compartidos con actores económicos, sociales y políticos a los que no les interesa cambiar al país. 

LOGROS

El más importante a nivel político y electoral es el de haber pulverizado el fantasma del "Castrochavismo" con el que la derecha construyó la narrativa que indicaba que nos "convertiríamos en Venezuela y que el Comunismo acabaría con el país". A dos años de terminar, Colombia sigue haciendo parte de la OEA, sigue las recomendaciones-recetas obligatorias- del FMI y del Banco Mundial (BM) y  mantiene relaciones comerciales, diplomáticas y políticas con los Estados Unidos, lo que supone estar instalados en las dinámicas propias del capitalismo salvaje. La economía va bien, aunque podría haber mejores indicadores si la Junta del Banco de la República no hubiese actuado con la exagerada y calculada cautela en el manejo de las tasas de interés.

Así las cosas, los candidatos del progresismo y la izquierda para el 2026 no tendrán que luchar contra ese miedo que la derecha inoculó en millones de colombianos desinformados e ingenuos que le siguen creyendo a empresas mediáticas como RCN y Caracol. Tan efectista fue la mentira, que aún hay gente que dice que a Colombia llegó el comunismo. 

En cuanto a la lucha contra el narcotráfico el logro más importante es haberle ganado el pulso a los Estados Unidos con el asunto de seguir criminalizando al campesinado que sobrevive de la siembra de la coca. Los gringos entendieron que era mejor golpear a los empresarios de la cocaína, y sacar de la ecuación a  los campesinos que se ven obligados a sembrar la mata de coca, por presiones de los grupos al margen de la ley, y en razón al sempiterno abandono del campo por parte de sucesivos gobiernos neoliberales a los que solo les interesó potrerizar las selvas y jugársela por los monocultivos de caña de azúcar y palma aceitera, para alimentar los vehículos con el jugoso negocio de la producción de alcohol carburante. Si algo hicieron Gaviria y sus sucesores fue atacar al campesinado y arruinar el campo y la soberanía alimentaria.

Otro logro importante del gobierno es haber puesto a hablar al país de reforma agraria, del regreso del tren y de haberle dado un giro político y de clase a la lucha contra el narcotráfico. Si bien no habrá logrado hacer la reforma agraria que tiene en su mente el presidente Petro, revivió el sueño del campesinado organizado, lo que supondrá que las reclamaciones y la lucha agraria continuarán. Las razones del "fracaso" agrario pasa por la avaricia y el carácter rentista de ganaderos, terratenientes y latifundistas que se oponen tanto a la industrialización del campo, a la posibilidad de hacer convivir el minifundio con el latifundio y a conservar los ecosistemas frágiles que hacen parte de la biodiversidad. 

Haber compartido la responsabilidad de mejorar las vías terciarias y secundarias con las JAC constituye un hecho positivo, a pesar de la equivocada intervención del Consejo de Estado que terminó anulando los contratos de asociación, por las demandas y presiones de las firmas privadas de contratistas. Si el asunto de fondo era técnico (en la construcción de las placas huellas), bien pudieron acercarse al gobierno y a las JAC para brindar asesoría. Al final, el mejoramiento de la red de vías secundarias y terciarias beneficia a todos los colombianos que viven en veredas y corregimientos. 

Otro acierto es el de haber puesto al país a hablar de transición energética, a pesar de las reticencias y de la no existencia de una institucionalidad suficiente para asumir con rigor y seriedad los procesos de transición derivados de esa apuesta medio ambiental. No será fácil lograrlo porque aún seguimos apegados a la idea de conseguir un desarrollo sostenible, cuando el camino que la actual crisis climática está determinando va en otro sentido. 

Sin duda alguna, haber llegado al poder de la mano de una mujer afro, como Francia Márquez, dispuso que el país empezara a revisar lo que social y étnicamente ha significado años y años de racismo estructural. La narrativa anti racismo logrará consolidarse gracias a este gobierno. Eso sí, la vicepresidenta tiene la responsabilidad de acelerar las acciones simbólicas y las institucionales que hagan posible que los propios pueblos afros e indígenas asuman el control de sus territorios desde el orgullo, evitando que al interior de estos florezcan "capataces negros e indígenas" que erosionen sus procesos comunitarios.   

Un acierto más político es haber desnudado a la prensa uribizada que le sirvió por años al "viejo" régimen de poder. La gran prensa bogotana fue confrontada por un presidente tuitero que desmintió a periodistas- estafetas, y pudo develizar las intenciones de la prensa de deslegitimar su mandato. 

DESACIERTOS

Haberse aliado con la clase política tradicional es quizás la mancha más grande con la que saldrá Petro de la Casa de Nariño. Al inicio buscó co-gobernar con los viejos agentes del Establecimiento colombiano, pero salió mal. Aún así, mantuvo relaciones con políticos como Armando Benedetti, cuestionado moral y éticamente y en particular, por sus comportamientos propios de un misógino. La corrupción que afloró deja un mal sabor en un candidato presidencial que juró combatirla y que siendo congresista, denunció los entramados criminales de más de un corrupto. 

En términos comunicacionales, Petro no sabe comunicar porque concentra, pero sobre todo amarra el manejo de las acciones de gobierno a su imagen, a su enorme ego. Se suma a lo anterior, que desconfía de los periodistas, incluso de aquellos cercanos a su causa. Tardíamente acudió a los medios alternativos, en medio de una muy bien organizada oposición mediática jamás vista en el país. Todos los grandes medios masivos se unieron para deslegitimarlo y el presidente de la República jamás entendió la importancia de tener un vocero de la Casa de Nariño para desmentir a la prensa afecta al viejo régimen. 

Su manejo de la red X, aunque efectista por momentos, al final termina siendo negativo porque no supo articular sus respuestas y la exposición de sus decisiones, con programas en radio, prensa y televisión y otros, que destacaran sus aciertos en política económica y social. 

No haber logrado consolidar consensos políticos es un desacierto que debe ser compartido con la clase política y empresarial del país. Las dos partes ideologizaron las relaciones, las diferencias y las apuestas institucionales privadas y las estatales. Petro los atacó en razón a su origen de clase y del lado de la élite tradicional, jamás le perdonaron el haberse levantado en armas contra el Estado, a pesar de haber sido indultado y de jugar con las reglas de la democracia, las mismas que lo llevaron a la presidencia de la República. Quizás a Petro y a los empresarios, banqueros y demás les faltó grandeza para entender que lo primero era trazar los caminos para transformar al país. Y ello implicaba ceder poder, bajarle a la avaricia y proscribir el ethos mafioso que los miembros de la clase social, política, militar y empresarial validaron desde siempre, en particular desde el 2002, con la llegada de Uribe al poder.    

Al final, el cambio prometido, no llegó porque Petro lo vendió desde un carácter maximalista. Y cualquiera otro candidato presidencial que lo prometa, caerá en un engaño porque al país nada lo podrá cambiar hasta tanto no haya una revolución cultural que nos haga cambiar ese perverso ethos mafioso que guía nuestras vidas. Y eso incluye, la avaricia  de una élite empresarial racista y clasista. Mientras  no superemos la tara cultural que encarna el uribismo, jamás avanzaremos como sociedad y Estado, hacia estadios modernos y civilizados. Estaremos condenados a la corrupción y a matarnos entre nosotros. 




Imagen tomada de Semana.com

viernes, 2 de agosto de 2024

BRASIL, MÉXICO Y COLOMBIA: LA PRUDENCIA FRENTE AL RÉGIMEN VENEZOLANO

 

Por Germán Ayala Osorio


El comunicado que suscribieron los gobiernos de Brasil, Colombia y México en relación con la crisis política desatada en Venezuela a raíz de lo acontecido en la jornada electoral del 28 de julio, debe ser examinado para entender sus alcances. 

Se trata de una postura que bien puede calificarse como "políticamente correcta", pero que de todas maneras deja grietas por las cuales se pueden colar dudas e incluso lecturas que pueden ir en contravía del sentido diplomático y bien intencionado del comunicado. 

Al iniciar felicitando al pueblo venezolano (Párrafo 1), los tres gobiernos reconocen la importancia del voto, de la participación política y en perspectiva histórica y política validan las más de 30 jornadas electorales ocurridas durante 25 años del chavismo y por supuesto, legitiman el proceder democrático del régimen de Maduro al permitir el desarrollo de la elección presidencial, a pesar de los obstáculos y las "jugaditas" que impidieron que María Corina Machado fuera la candidata presidencial de la Oposición y que los venezolanos en éxodo pudieran inscribir sus cédulas para poder sufragar. 

"Los gobiernos de Brasil, Colombia y México felicitamos y expresamos nuestra solidaridad con el pueblo venezolano que acudió masivamente a las urnas el 28 de julio para definir su propio futuro". (Párrafo 1).

En el segundo párrafo, con un tono mesurado, instan a las autoridades electorales de Venezuela para que publiquen los resultados. Sin decirlo directamente, los tres gobiernos vuelven a expresar su confianza en el talante democrático del régimen de Maduro; sin embargo, la solicitud de que los "datos sean desglosados por mesa" constituye un pedido que los representantes de México, Colombia y Brasil saben que no será atendida. 

"Seguimos con mucha atención el proceso de escrutinio de los votos y hacemos un llamado a las autoridades electorales de Venezuela para que avancen de forma expedita y den a conocer públicamente los datos desglosados por mesa de votación"(P2).

En el tercer párrafo el comunicado habla de controversias, pero se abstiene de hablar de fraude, aunque la sospecha de haberse dado está presente en el comunicado en lo que se conoce como Lo No Dicho. Exigir que se publiquen los datos desglosados supone que hay dudas razonables en los tres gobiernos que firman el comunicado, alrededor de la transparencia de los resultados y la proclamación como presidente electo (reelecto) a Nicolás Maduro Moros por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE).

En este mismo párrafo, se vuelve a legitimar la institucionalidad electoral venezolana, a pesar de la militancia del presidente del CNE, Elvis Amoroso, en el chavismo y su cercanía con el gobierno de Maduro. A renglón seguido aluden a la "soberanía popular" como un principio que debe ser respetado, evitando caer en la discusión que está presente en la división interna entre los venezolanos que apoyan al régimen de Maduro, obligados o no, y los otros que quieren un cambio en la dirección del país. Es decir, el comunicado habla de una sola soberanía popular, en un país electoral y políticamente dividido. Quizás en la práctica, lo que se evidencia es la existencia de dos "soberanías" de igual número de "pueblos". Un pueblo capturado por Maduro a través de subsidios y otro, cansado de 25 años de un régimen que jamás fue capaz de llevar a Venezuela a estadios superlativos de desarrollo social, económico y político. 

"Las controversias sobre el proceso electoral deben ser dirimidas por la vía institucional. El principio fundamental de la soberanía popular debe ser respetado mediante la verificación imparcial de los resultados" (P3).

En el cuarto párrafo, los tres gobiernos, reconocen a todos los actores involucrados, tanto a la Oposición, como al Gobierno, para poder conminarlos a que actúen de manera civilizada. De esa manera, los ponen en un mismo nivel y capacidad de negociación, lo que debilita la pretensión de ambas partes de deslegitimarse mutuamente. Mientras que el gobierno de Maduro los descalifica y los eleva a la condición de "enemigo interno" por el supuesto ataque informático ocurrido el día de las elecciones, la Oposición hace lo propio llamando ladrón al régimen y exigiendo de la "comunidad internacional" acciones contundentes, en las que bien pueden considerarse un derrocamiento, o el llamado a que las Fuerzas Armadas le quiten el respaldo a Maduro. O ahondar en las sanciones económicas que para lo único que han servido es para que el régimen de Maduro se atrinchere más y de esa manera consolidar su discurso "antiyanqui", aplaudido por China y Rusia.

"En ese contexto, hacemos un llamado a los actores políticos y sociales a ejercer la máxima cautela y contención en sus manifestaciones y eventos públicos con el fin de evitar una escalada de episodios violentos". (P4).

Estamos ante un comunicado "políticamente correcto" que al apelar a Lo No Dicho, permite pensar que las conversaciones entre Petro y Maduro efectivamente  pueden estar girando en torno a dos ideas: la primera, la búsqueda de una salida institucional a la crisis, lo que supondría un nuevo llamado a la elecciones con una mejor verificación internacional. O quizás, la posible retirada de Maduro del poder, brindándole garantías de que él y su cercano círculo de poder no serán procesados al interior del país y mucho menos por instancias internacionales. 

Del comunicado también se colige que hay una toma de distancia de la postura de los Estados Unidos. Qué México y Brasil lo hagan resulta importante geopolíticamente porque sus economías tienen un gran peso regional y mundial. El mensaje es claro: USA se equivocó con las sanciones impuestas y no resultan bienvenidas sus presiones y mucho menos el reconocimiento como presidente electo a Edmundo González Urrutia. Entre tanto, Colombia corre el riesgo de que con esa postura, EEUU no le permita comprar gas a Venezuela, asunto que hace parte de las consideraciones de Petro para darle un manejo prudente a la compleja situación del vecino país.  



Imagen toma de EL PAÍS

jueves, 1 de agosto de 2024

GOLPE DE ESTADO EN CUATRO MESAS

 

Por GERMÁN AYALA OSORIO


En un restaurante ubicado en un sector popular de Cali escuché el diálogo entre dos cocineras y el ayudante de mesas. Al comedero lo llamaré "Cuatro mesas". Todos en edades que oscilaban entre los 40 y los 65 años. El tema: Venezuela y un posible golpe de Estado para sacar a Maduro del poder. El ayudante les dijo a las señoras: "la única manera de bajarlo es con un golpe de Estado". Esta última parte de la frase obligó a las damas de la cocina a preguntar: ¿Qué es un golpe de Estado?

El ayudante les explicó así: "bajarlo a tiros". Las señoras guardaron silencio por un instante y luego sonrieron. La conversación terminó así. Como comensal ocasional, me pregunté: ¿Es "obligación saber qué es un golpe de Estado? ¿Por qué ninguno de los tres hizo referencia a los golpes de Estado en Chile. Bolivia y Argentina para nombrar solo tres ejemplos? Lo más probable es que ninguno de los tres se haya enterado o recuerde esos hechos políticos acaecidos en  nuestra América del Sur.

Esta disquisición apunta a que el bajo capital socio cultural en diversas capas de la sociedad colombiana abre la puerta para que los medios masivos y en particular los periodistas tendenciosos terminen por consolidar una opinión pública que puede sentirse informada con lo que le entregan a diario las empresas mediáticas, pero con un vacío conceptual que al final no les permite hacer lecturas propias, fundadas en un dominio mínimo de categorías de uso común en noticieros. Hablo de términos como legitimidad, golpe de Estado, comunidad internacional, política, relaciones internacionales y geopolítica, entre otras. 

Caracol Noticias viene posicionando la narrativa que señala que efectivamente hubo fraude electoral en Venezuela en las elecciones del 28 de julio. Y lo hace sin hacer el más mínimo esfuerzo pedagógico para explicarles a sus audiencias el significado de palabras, vocablos o términos como golpe de Estado, que desconocían los tres personajes de "Cuatro mesas". Y eso que Caracol Noticias tiene como reciente eslogan "primero la gente". Pero no les interesa la gente para formarla políticamente, sino para que repitan como "loras" las interpretaciones de sus comentaristas, analistas y periodistas. 

Los medios masivos tienen un componente y un compromiso educativo que, a juzgar por el diálogo en "Cuatro mesas", no estarían cumpliendo a cabalidad. Claro que no podemos achacarle toda la responsabilidad a los medios masivos. Cada ciudadano debería mostrarse mínimamente interesado en comprender lo que pasa dentro y fuera de su país. Eso sí, mantenerse al margen, esto es, ignorar lo que sucede en Venezuela y lo que pasa en Colombia también es una opción de vida que debemos respetar. Muy seguramente, esa forma de estar en el mundo les proporciona mayor tranquilidad porque sus preocupaciones están a otro nivel. A lo mejor  a los tres personajes de "Cuatro mesas" no les interese tener dominio conceptual sobre los vocablos aquí expuestos. Y lo más probable es que la "definición" que les dio el ayudante de mesa es suficiente para saber qué es eso de golpe de Estado: "bajar a tiros a un presidente".


Imagen tomada de Youtube.com

 

martes, 30 de julio de 2024

25 AÑOS DE CHAVISMO; 20, DE URIBISMO: PARECIDOS RAZONABLES

Por GERMÁN AYALA OSORIO 


Venezolanos y colombianos comparten, además de una historia común asociada al nombre del libertador Simón Bolívar, prácticas políticas y un ethos mafioso que permitió la consolidación de dos violentos regímenes que restringieron y debilitaron la democracia. Al final, ambos países terminaron violando los derechos humanos de diversas maneras y en coyunturas diferentes. 

Por estos días que Venezuela "está de moda" por lo sucedido en las elecciones del domingo 28 de julio, bien vale la pena buscar similitudes y diferencias entre el férreo régimen que dejó montado el entonces coronel Hugo Rafael Chávez Frías, el mismo que Nicolás Maduro Moros se encargó de naturalizar y el que consolidó Álvaro Uribe Vélez a partir del 7 de agosto de 2002. 

El chavismo-madurismo cumple ya 25 años en el poder, sin que haya lugar a una transición democrática que permita que Nicolás Maduro y Diosdado Cabello suelten las instituciones para que por fin regrese la separación de poderes, elemento sustancial para que opere la democracia. Es decir, que funcionen los pesos y contra pesos de la democracia que tanto Chávez como Maduro supieron pulverizar por cuenta de la imposición de un proyecto "revolucionario" fundado en un profundo adoctrinamiento ideológico que alejó cualquier posibilidad de dialogar en medio de las diferencias. 

El chavismo-madurismo como ningún otro régimen de poder manipuló y manoseó el sentido de la democracia. Con por lo menos 30 elecciones en 25 años, el régimen venezolano supo ocultar el carácter dictatorial y autocrático tanto de Chávez Frías como de Maduro Moros. 

Cuando irrumpió en la política nacional por allá en los finales de los años 90, Álvaro Uribe apenas si era reconocido en su natal Antioquia. Fue la coyuntura político-militar del Caguán lo que le permitió erigirse como el macho y líder capaz de acabar con la guerrilla. Bajo esa consigna, mentirosa como ninguna otra, supo llevar al país y a las instituciones, de la mano del empresariado, de los partidos políticos, las empresas mediáticas y de los grupos paramilitares, hacia un régimen violento que jamás nadie se atrevió a calificar como dictadura, a pesar del carácter belicoso de Uribe Vélez. Sin duda alguna, la vigencia de las guerrillas distrajo a la academia y a quienes podrían haberle dado ese calificativo a un régimen oprobioso en lo socio ambiental y político con el que logró legitimarse el ethos mafioso. 

Los 8 años de Uribe fueron tenebrosos, como en su momento lo fue el régimen que montó Chávez en Venezuela. Persecuciones, chuzadas a magistrados y 6402 jóvenes asesinados bajo la aplicación de su política de defensa y seguridad democrática. Y no olvidar que la reelección de Uribe fue fraudulenta. Mientras tanto, Chávez y sus colectivos hacían lo propio contra aquellos que de manera temprana quisieron tomar distancia del chavismo o simplemente, los que creyeron que era posible enfrentar y desafiar su poder. Presos políticos y jóvenes asesinados en protestas quedaron para la historia. 

Aunque Uribe quiso quedarse cuatro años más, para completar 12, fue la Corte Constitucional la que se lo impidió. Aquí operó la separación de poderes, aunque millones de colombianos hubiesen aprobado que se quedara los 12 y hasta más años. El embrujo autoritario, entonces, no logró extenderse como lo esperaba el uribismo. Vino entonces la elección de Juan Manuel Santos, quien a pesar de haberse hecho elegir bajo las banderas del uribismo y el Centro Democrático, la secta-partido de Uribe, de alguna manera fue un obstáculo para que el régimen uribista lograra los objetivos trazados. Mientras esto ocurría en Colombia, en Venezuela, Maduro hacía todo para honrar la memoria del fallecido Chávez Frías.

Luego vendría Iván Duque Márquez, el títere que Uribe logró poner en la Casa de Nari para dar continuidad a la doctrina uribista, caracterizada por violentar a los ecosistemas naturales, perseguir a los críticos, naturalizar la corrupción público-privada y capturar el Estado para beneficio de una élite criminal y mafiosa. Es decir, los colombianos sufrieron 20 años de uribismo. En esa veintena de años, casi tres millones de colombianos abandonaron sus tierras por cuenta del asedio de los paramilitares, grupos de ultra derecha que apoyaron política y económicamente las candidaturas de Uribe a la presidencia. 

Los venezolanos, entre tanto, llevan sufriendo 25 años de un régimen oprobioso que obligó a por lo menos 6 millones de venezolanos a dejar su país para deambular por calles y avenidas de varios países de América Latina, huyendo de la pobreza y la falta de oportunidades.  

Que en Colombia no se haya calificado "oficialmente" de dictadura el régimen uribista no significa que en 20 años no se hayan dado prácticas, discursos y acciones asociadas a dicho concepto. 

La tragedia para ambos países es que habrá chavismo-madurismo y uribismo para rato. Y todo porque en ambos países hay empresarios, militares, una élite codiciosa y periodistas que siguen a pie juntillas a estas dos sectas que tanto daño le han hecho a la democracia. 



Imagen tomada de Blu radio. 

PRIMERA LÍNEA, VENEZUELA Y LA DERECHA COLOMBIANA

 

Por Germán Ayala Osorio


Lo sucedido en Venezuela da para todo. Por ejemplo, para dejar ver la coherencia moral y política de la derecha colombiana, golpeada de manera directa por el "triunfo" de Maduro Moros. 

Ahora que la Oposición venezolana hace ingentes esfuerzos para sacar al pueblo a las calles para rechazar el fraude electoral, periodistas y políticos colombianos ven con buenos ojos que se organice la "Primera Línea" en las protestas callejeras en Caracas y otras ciudades del vecino país. A sus miembros los alientan desde perfumadas oficinas y climatizadas salas de redacción de magacines e informativos como Blu Radio y la FM: los llaman "héroes y patriotas" que sabrán cumplir con el objetivo de sacar de Miraflores a Nicolás Maduro Moros. 

Convertidos los hechos electorales acaecidos en Venezuela en un asunto interno de Colombia, periodistas, expresidentes y otros agentes sociales aplauden las movilizaciones en Venezuela. Eso sí, no se atreven a decir que lo hagan "juiciosos por los andenes para no afectar la movilidad y la economía". "Nada de bloquear avenidas y calles". Como tampoco se atreverán a decir que "si van a protestar, que por favor  lo hagan desde sus casas", como propuso la congresista de ultraderecha, María Fernanda Cabal en los tiempos de las movilizaciones sociales en Colombia. No. Lo que realmente esperan es que haya saqueos, muertos, desaparecidos y ojalá, que todo termine en una guerra civil. 

Recordarán las y los lectores de esta columna que con las anteriores consignas los periodistas y expresidentes, entre otros agentes de la derecha colombiana que hoy apoyan las movilizaciones en la patria bolivariana, intentaron quitarle legitimidad al estallido social en Colombia. A los miembros de la Primera Línea los calificaron de "terroristas, vándalos y hordas de salvajes". Muchos fueron judicializados bajo el delito de "terrorismo urbano" por la fiscalía de Francisco Barbosa. 

Y todo lo anterior se explica porque es muy fácil olvidar aquello del contexto y sus circunstancias cuando se hacen lecturas parcializadas e interesadas de esos hechos y de particulares coyunturas. En el fondo, quienes fustigaron las movilizaciones en Colombia en el marco del llamado estallido social lo hicieron desde la naturalizada legitimidad que le reconocen al Estado como forma de dominación. Poco les importó que ese mismo Estado haya asesinado a 6402 jóvenes pobres, arrastre fama de maltratador y sea también un agente desplazador. 

Eso sí, al tratarse del Estado venezolano, entonces ahí sí la legitimidad no viene dada de forma natural. No. Esa legitimidad hace rato la perdió el Estado bolivariano, a juicio de la derecha colombiana, por cuenta de la dictadura chavista que lleva 25 años y por lo menos 30 jornadas electorales. 

Dado lo anterior, las lecturas acomodaticias de los hechos acaecidos tanto en Colombia como en Venezuela suelen dejar ver y hacer caer a muchos en contradicciones conceptuales, morales y políticas. Insisto en que los contextos resultan definitivos al momento de querer ofrecer respaldos a causas sociales, políticas e ideológicas aparentemente cercanas.  

Por ahora, la Blu radio, la FM y Caracol estarán entretenidos con lo que vaya ocurriendo en Venezuela. Si nada extraordinario sucede, tendrán tema para debatir, opinar y alentar luchas intestinas en Venezuela, hasta enero de 2025, cuando finalmente asuma como presidente reelecto Nicolás Maduro Moros. Es poco probable, pero no imposible, ver a Edmundo González Urrutia asumir la jefatura del Estado, mientras tras bambalinas María Corina Machado se alistará a mover los hilos del poder. 


Adenda: el silencio de Petro ante los hechos acaecidos en el vecino país bien se pueden explicar desde la mesura y el interés de no afectar las economías, legales e ilegales, que se mueven en la extensa frontera entre Venezuela y Colombia. No creo que se trate de un silencio por  simpatías ideológicas y políticas. Es posible pensar también que Petro esté guardando prudencia por petición de Washington. Incluso, de tornarse aún más difícil la situación internacional y local para el régimen de Maduro, es probable que Petro juegue un papel clave en la salida del poder Maduro Moros e incluso, en la suerte que podrían correr una vez abandone Miraflores y territorio venezolano. Es probable que los diálogos de paz con el ELN estén detrás de la prudencia del gobierno frente al espinoso asunto. Mientras tanto, da risa el desespero que expresan los periodistas estafetas de la derecha colombiana, por el silencio del presidente Petro. La declaración del Canciller estuvo ajustada a los cánones de la diplomacia. 








lunes, 29 de julio de 2024

MADURO MOROS Y EL GUIÓN CHAVISTA

 

Por GERMÁN AYALA OSORIO 

El resultado electoral en Venezuela hace parte de un guión que el régimen lleva aplicando 25 años. Y les funcionó nuevamente. Bajo ese esquema, siempre dejaron ver un profundo desprecio por la democracia liberal, las relaciones internacionales y la diplomacia, la legitimidad, en particular por la exigida por USA a quien siguen viendo como el "imperio" y la legalidad cuando esta se convierte en un problema para la continuidad de la "revolución bolivariana". Resulta muy llamativo que Maduro, Cabello y el presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, siempre llevan en sus manos la constitución de Venezuela en versión bolsillo. ¿Será acaso porque es casi imposible leerla por la letra tan pequeña o quizás por lo fácil que resulta llevarla-manosearla- en las bolchacas rojas?

Maduro y Diosdado Cabello hablan de democracia popular, anclada a la idea de un pueblo sometido a las presiones de ese gran empleador que se llama Estado.  Desde ahí lograron construir una ciudadanía agradecida  y obediente que prefiere estar sometida a presiones y amenazas,  que darse la oportunidad de pensar y cuestionar lo que han hecho en 25 años de "revolución". Hay hechos tozudos que no permiten hacer una evaluación positiva, como los más de 6 millones de venezolanos que deambulan por toda América y que creyeron, con el concurso de los medios masivos de la derecha, que esta vez sí sacarían de Miraflores al fatuo del Nicolás Maduro Moros. 

En cuanto al modelo estatista que opera en Venezuela, al que llaman socialismo del siglo XXI, sigue al pie de la letra el viejo esquema de la antigua URSS: un solo partido, nula separación de poderes, control ideológico y educativo del Estado que termina en adoctrinamiento en escuelas y colegios y persecución a los críticos, a los que califican como traidores. Los colectivos chavistas son una especie de policía política popular de hombres pobres que persiguen a mujeres y hombres pobres.

Tomaron distancia de los yanquis, pero se acercan como corderos a China y a Rusia, potencias militares y económicas poco o nada interesadas en sacar adelante a Venezuela, convirtiéndola en un milagro económico. Lo que hizo Maduro, en particular, fue cambiar de "patrón". Cuando el petróleo se puso a 100 dólares el barril, en lugar de invertir para convertir a Venezuela en una potencia exportadora de bienes y servicios, "invirtieron" millones y millones de dólares en países como Cuba y Nicaragua: se malgastaron una fortuna en propaganda y en comprar simpatías políticas de repúblicas bananeras. 

Al contar con el respaldo de la China comunista (más bien se trata de un socialismo de mercado) y Rusia, cualquier exigencia de legitimidad y legalidad por parte de los Estados Unidos al proceso electoral vivido,  les parece a Maduro y su combo, un mal chiste. La reacción de retirar embajadores y romper relaciones con  varios países de América del sur hace parte del juego: declararse perseguidos por la derecha internacional. Y sí, hay mucho de eso, pero también hay responsabilidades internas que aunque no estén dispuestos a asumir, estarán ahí presentes para el juicio de la historia.  

La derecha venezolana deberá asumir la responsabilidad de haber permitido la irrupción de Hugo Rafael Chávez Frías. El entonces coronel es respuesta a la avaricia, a la torpeza y al ethos mafioso que esa élite "blanca" representada por Capriles, María Corina Machado, Juan Guaidó y Leopoldo López y su esposa, Lilian Tintori, instaló en la Venezuela de los años 80 y 90. La presidencia interina de Guaidó costó millones de dólares que bien pudieron invertir en trabajos comunitarios contra "revolucionarios". 

Van 25 años. De no ocurrir nada extraordinario, como un golpe militar o una incursión americana, el régimen seguirá consolidándose porque tienen petróleo y gas, factores con los que se dan el lujo de "burlarse" de los Estados Unidos con el tratado de Barbados. El juego de las sanciones y el retiro temporal de las mismas, continuará. Eso también hace parte del guión de una película en la que USA representa a los "malos" y Venezuela, es su víctima. Rusia y China seguirán con el papel de "enemigos" de los americanos. Estos últimos, tratando de jugar una renovada "guerra fría". 


Imagen tomada de Infobae.


sábado, 27 de julio de 2024

OLÍMPICOS DE PARÍS Y LOS PROCESOS CIVILIZATORIOS

 

Por Germán Ayala Osorio


La inauguración de los juegos Olímpicos de París fue estéticamente bien lograda y con una simbología que debería de suscitar reflexiones sobre la historia de la civilización y en particular, en torno a los miedos, vacíos, angustias, tensiones, vocaciones y perversidades de esa compleja condición humana. 

Francia se lució y aprovechó la oportunidad para mandar un mensaje de hermandad, como lo hicieron otros países en ediciones anteriores. Pero todos sabemos que ese mensaje de unión, igualdad, fraternidad y hermandad viene atado inexorablemente a esa condición humana de la que podemos esperar lo más bello y sublime, pero también lo más atroz. 

Los procesos civilizatorios, incluidos en estos las disciplinas deportivas, están fundados en la competencia, leal o desleal, en el sometimiento del adversario, competidor o enemigo; en las satisfacciones que generan las victorias y los dolores y la desazón que producen las derrotas.  Quizás la búsqueda del "super hombre" sea un elemento distintivo en deportes masivos como el ciclismo en el que la ciencia médica, laboratorios y farmacéuticas son las responsables de formar súper atletas, hombres invencibles. Igual sucede en el atletismo, con aquellos que desean ser los más veloces o los más resistentes. Todos esos esfuerzos  apuntan a vencer los límites de una condición humana naturalmente débil frente a extremas condiciones climáticas y las que imponen escenarios bélicos y los asociados a la explotación de comunidades agrarias o mineras en continentes previamente sometidos por potencias económicas y militares. Francia, no podemos olvidarlo, hace parte de esas naciones que han esquilmado países africanos, previamente convertidos en sus colonias. 

Insisto en que las olimpiadas son escenarios pensados para unir a las naciones por un largo mes y para distraer a la opinión pública planetaria de los horrores del genocidio que viene cometiendo Israel contra el pueblo palestino en la franja de Gaza. Están diseñadas estas justas deportivas para competir para saber quiénes son los mejores en las diversas disciplinas, los más aptos y con mejores capacidades mentales y físicas. 

"Tanto el terrorismo como el genocidio proceden de nuestra naturaleza tribal. Y es una conducta que problablemente llevemos inscrita en nuestro código genético, pues no se me ocurre otra razón para que, como masa,  hagamos cosas que sólo los peores sociópatas harían en solitario. El genocidio y el terrorismo no son sólo males de nuestros enemigos: todos somos capaces de ellos si se pulsa la tecla adecuada. La civilización sólo ha hecho un poco más asépticas esas horribles tendencias" (p.28).  

Los medallistas exhibirán con orgullo las preseas y se arroparán con sus respectivas banderas como símbolo de supremacía. Y los medios masivos cumplirán con la tarea de elevar a los atletas que romperán récords mundiales y olímpicos a esa condición de súper humanos, de súper dotados. Y como el mundo sigue siendo masculino, infortunadamente, los focos casi siempre se pondrán sobre los hombres, en particular en los atletas más veloces en los 100 metros en natación y atletismo. 

En las guerras también se compite por la supremacía étnica o aquella articulada a formas culturales asumidas como excelsas y con un sentido positivo en cuestiones civilizatorias que servirán aún más para diferenciar al Norte opulento, del Sur empobrecido.  

Los mundiales y los olímpicos son encuentros humanos y en estos siempre aparecerán las más bellas intenciones, pero también el afán o la necesidad de vencer, someter y reclamar un lugar privilegiado en el que así el deportista no lo quiera o poco le importe, su origen siempre servirá para representar formas o ejercicios de poder político y económico asociados a las banderas de sus países. 

Las olimpiadas de París son un bálsamo para quienes sufren las tragedias humanitarias o los embates de Gaia que, de acuerdo con James Lovelock, se estaría vengando de lo que le hemos hecho al deforestar, contaminar y degradar ecosistemas frágiles y al poblar de la manera como lo hemos hecho. Los Juegos Olímpicos bien pueden entenderse como el sueño de una humanidad convencida de que a través de las prácticas deportivas podemos abandonar aquellas pulsiones que nos han llevado por los caminos de la barbarie.  

Mientras cientos de miles de ciudadanos celebrarán con orgullo las medallas que consigan los atletas de cada nación, habrá otros tantos y quizás aquellos  mismos, aplaudiendo cada mujer, niña o niño asesinado por el ejército sionista de Israel. Y así como los deportistas ganarán medallas, los militares asesinos, también. 



Imagen tomada de La Razón

LOS CINCO PUNTOS DE UN ACUERDO NACIONAL QUE NECESITA DE UNA REVOLUCIÓN CULTURAL

  Por Germán Ayala Osorio   Con una parte del Establecimiento en contra, incluidas las empresas mediáticas, el gobierno Petro, después d...